Justo cuando estábamos aceptando el deceso de
Christopher Lee y nos atrevíamos a acepar su partida, a los amantes del cine
nos acaba de golpear la repentina muerte de otra destacada figura del séptimo
arte. Me estoy refiriendo al compositor
James Horner, quien desde mi adolescencia acompañó mis días con sus bellas
melodías para tantas películas admiradas por mí y que al escucharlas
independientemente de la imagen, no solo me hacía recordarlas, sino que también
transportarme a otra realidad y soñar (como también inspirarme).
A diferencia
de otros a los que en el Cubil se les ha hecho un homenaje póstumo, Horner no
murió tras sufrir una larga enfermedad o ya en plena vejez, si bien tuvo una
vida plena consistente en su gran carrera como músico, sino que su deceso fue
inesperado: murió tras caer su avioneta que el mismo piloteaba por gusto, este
recién pasado 23 de junio. Tenía solo 61
años de edad cuando pasó esto, de modo que bien uno podría pensar que de no
haber pasado tan pesaroso suceso, nos habría seguido regalando por muchos años
más de sus preciosas composiciones.
Tal
como genios de la talla de Ennio Morricone, Jerry Goldsmith, Danny Elfman, Kenji
Kawai, Alan Silvestri, Mark Isham y Hans Zimmer (de seguro se me escapa algún
otro), realizó más de 100 trabajos para el cine, incluyendo muchas películas de
éxito comercial y artístico. Esto mismo
convirtió su nombre en marca registrada a la hora de contar con más que una buena
banda sonora, por lo que por lo general cualquier amante de la cinematografía y
de sus soundtracks, de seguro tendrá en su colección al menos un par de sus
discos. Filmes que han contado con su
labor son, por mencionar algunos, El Sorprendente Hombre-Araña, Apocalypto,
Avatar,
Cocoon,
Krull,
El Niño con Pijama a Rayas, Aliens el Regreso, Willow
y tantos más que la lista ocuparía buena parte de este texto. Hizo partituras tanto para largometrajes de
época, como de ciencia ficción, acción, terror y otros géneros, lo que demostró
su enorme capacidad para crear ambientes musicales que no solo acompañaran a la
imagen y a la historia, sino que lograran dar con la clave perfecta para
convertir a sonido su trama. Esta
discografía suya le significó el reconocimiento de sus pares y de la crítica
especializada en más de una ocasión, otorgándole varios premios y un montón de
nominaciones.
Tal
como escribí al principio de este escrito, mi historia personal con James
Horner data desde mi adolescencia, época en la cual comencé a despertar al
aprecio por la música de películas.
Tenía cerca de 16 años cuando no recuerdo bien cómo, descubrí que
existía un programa llamado Música en 35 Milimetros en la Radio
Futuro (cuyo lema me fascinaba: La radio de la gran minoría). Era otra época, otro siglo e Internet era
solo algo de ciencia ficción; también no contaba en aquel entonces con el poder
adquisitivo como para comprarme todos los casetes con las bandas sonoras que me
gustaban… ¡Uy, “se me cayó el carnet”! (hoy en día las generaciones más
actuales ignoran lo que era poseer una de esas cintas de audio) y en cuanto a
los discos…Pasarían unos cuantos años como para que tuviera un equipo que
reprodujera este tipo de soporte. Mis
papás tenían un pequeño negocio, del cual sacaba una que otra vez un casete
para grabar en él lo que se me antojara; en otras ocasiones guardaba algo de mi
dinero para comprarlos, cuando el stock en casa se había acabado y la ocasión
ameritaba el gasto. Recuerdo con mucho cariño esas noches en la
soledad de mi cuarto, escuchando y grabando mi música. El programa empezaba a las 23:00 horas, lo
que en esos años me significaba trasnochar, algo a lo que no estaba
acostumbrado, pero que bien valía la pena el sacrificio. Fue así como, por ejemplo, pude escuchar por
primera vez y tener mi primera copia de una de sus colaboraciones más famosas y
una de mis favoritas: Corazón Valiente. Por largo tiempo pasaba escuchándola, pese a
que no alcancé a grabar todos los temas, pues el casete que tenía solo daba
para una hora de música y ese álbum duraba mucho más. Ya en la universidad y cuando ahora podía
darme el lujo de tener mis propios cds,
para una Navidad pedí de regalo a mis papás ese disco; pues me dieron el
dinero, lo compré y se los pasé para que me lo entregaran en la fecha adecuada
ya envuelto en papel navideño. También de
esta etapa grabando a cinta todo lo de Horner que llegara a mis manos, gracias a
la Radio Futuro, recuerdo Peligro Inminente.
Mientras estuve estudiando mi carrera universitaria, pude acceder a
varios discos originales suyos, entre ellos La Máscara del Zorro, Impacto
Profundo, La Tormenta Perfecta, El Hombre del Bicentenario, El
Informe Pelícano y en especial Titanic (que tantas horas de
ensoñación me dio en aquel entonces). Eran algunas de las joyitas que atesoraba
con todo mi corazón. Luego hice amigos
que compartían conmigo el amor por la música de este estilo y en su dadivosidad
me prestaran los títulos de su colección que me interesaban, los que no dudaba
en copiar al ya obsoleto, aunque recordado casete. Así fue cómo me reencontré con su
contribución para Star Trek II: La Ira de Khan y Star Trek: La Búsqueda de Spock. Luego vino la maravilla del copiador de
discos… ¡Y me volví loco! Pirateé cada uno de los scores a los que pude
acceder, primero con la bendición de mis amigos que ya contaban con esa tecnología
y después tras comprarme mi primer computador (el que me regalaron mis
progenitores en los ochenta, un Atari 800 XL, solo lo usaba para jugar videojuegos,
los que cargaba… ¡Gracias a los mismos casetes y que se demoraban un montón en
hacerlo!); de modo que como poseso, me puse a clonar incluso aquellas bandas
sonoras que tenía de antes en el viejo formato.
Y fue
cuando llegó Internet a nuestro mundo (y en especial al mío) y gracias a esas
generosas personas que suben archivos gratis a la Red, fue toda una orgía “intelectual”
descargar música, por lo que pude obtener algunos de sus trabajos más antiguos
y los más recientes. Ello me permitió
ahorrar un montón de dinero y espacio, debido a la magia del MP3.
Por
lo tanto… ¿Quién es para mí James Horner? Pues otra persona importante en mi
existencia, quien me ha acompañado gran parte de ella y que ahora en que no
está, se quedará conmigo entre aquellos ídolos a los que les debo la magia del
arte.
Evidente tu relación con James Horner. Se están llendo muy seguido, como si estuvieran haciendo fila. Qué triste. Se ha perdido un gran aporte al cine, y esta vez no es palabrería: el tipo podía seguir componiendo. Una lástima.
ResponderEliminarYendo*
ResponderEliminarMuchas gracias, Mauro, por acompañarme en el sentimiento.
EliminarExtrañamente, hay una especie de "maldición" por así decirlo, cuando se muere alguien del mundo del espectáculo, literario o de entretenimniento, no se va solo, al menos 1 o 2 más mueren en fechas muy cercanas
ResponderEliminarSí, es increíble la cantidad de artistas de renombre que han fallecido en lo que va del año. Gracias una vez más por pasarte por acá.
EliminarNo tenía idea de quién era Horner, como tú sabes, soy poco aficionada a los datos del cine,pero me llamó la atención tu sentimiento sobre esta pérdida. Besos
ResponderEliminarVale
¡Qué gusto volver a tenerte por acá, Vale! Ojalá los otros tuviesen la misma deferencia conmigo, que tú sí que compartes lo que para mí es importante. Te debo una invitación a tomar 11 estas vacaciones de invierno. Besitos, Nota: Ojalá leas estas palabras.
EliminarElwin, el cariño se demuestra de diferentes maneras, no soy la más sociable del grupo , pero me gustan tus análisis literarios y de cine, por eso y por que es una manera de compartir algo contigo siempre doy una vuelta por esta página. Pero no estoy de acuerdo en que te separes de viejos amigos por ese motivo, aunque sea importante para ti. te quiero mucho y extraño,
EliminarVale
En el mundo cultural se están yendo tantos y tan rápido, que hasta miedo me da, de ser el siguiente...
ResponderEliminarPero bromas aparte. Sin ser uno de mis Top Five, diríamos, sí le tenía un respeto enorme a James Horner. Digan lo que quieran de que Titanic es una película ñoña, pero para mí es ver la magnífica primera aparición del Titanic mismo con el majestuoso tema de James Horner, y ya me tienen ahí viendo todo el resto de la película.
Y por supuesto, no puedo dejar de lado el colosal soundtrack que compuso para La ira de Khan; cómo acompaña la preparación para la batalla con Enterprise Clears Moorings, o cómo le parten la crisma a Khan bajo los acordes de Battle in the Mutara Nebula, o el contraste entre el triunfo final del Enterprise versus la despedida de Kirk y Spock con Genesis Countdown de fondo, y lo bien que expresa el concepto del nacimiento de un mundo nuevo y una vida nueva en Epilogue / End Titles. La ira de Khan es una soberbia película por muchas razones distintas, pero no hubiera sido lo mismo sin Horner. Pensar que James Horner terminó musicalizando las dos películas más taquilleras de la Historia, años después de que lo contrataron para La ira de Khan porque era un desconocido, y por lo tanto cobraba menos que Jerry Goldsmith...
Bella manera tuya de recordar a este señor de la música, que en mi caso su bso para "La Ira de Khan" es soberbia y está entre mis favoritas (en las ediciones en DVD y blu-ray cuenta su proceso para hacerla).
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