Hoy es Navidad y si bien ya no conservo el
espíritu navideño de antaño (que no he perdido la fe en todo caso), sí recuerdo
las Navidades Pasadas con afecto y
nostalgia. Es así que teniendo en cuenta
todo esto, les vuelvo a compartir otra serie de libros que en su momento tuve
la oportunidad de comprar y no lo hice de puro tonto, textos que hoy en día
están descatalogados por no haber sacado nuevas ediciones en nuestra lengua y
que cuando vuelven a mi memoria, lamento haberlos pasado por alto porque si
bien en algunos casos no tenía la plata de ahora y con la cual me puedo comprar
lo que quiera, al menos tenía a mano algo de dinero pues salían baratos.
1. Fantasmas de Navidad (antología de cuentos recopilada por Richard Dalby).
Tanto que me gusta la clásica historia de Charles Dickens Canción de Navidad y nunca la he leído. Desde niño me he visto con mucho gozo varias adaptaciones audiovisuales de esta obra, siendo la primera de ellas aquella en la que actúa el gran George C. Scott, la que a muy temprana edad me abrió las puertas a esta obra seminal, que me repetía con enorme gozo en todas las temporadas navideñas de cada año. Sé que es solo cosa de comprarme cualquiera de sus ediciones cuando quiera, pues está a la vuelta de la esquina y a ver si lo hago de una vez por todas este 2021 que se avecina, pero debe ser una bella publicación que un relato como este hay que tenerlo en una que valga la pena. No considero realmente este título dentro de mis Pecados de Omisión, sino que más bien uno de mis pendientes, como muchos otros que incluso tengo hace rato en mi colección, algunos décadas desde que llegaron a mí y que están “en la cola”, que muchas veces por otro tomo que me compro o me regalan y acapara mi atención inmediata, los dejo más atrás de lo que estaban en dicha lista.
Las palabras de arriba, son a manera de introducción del volumen que lamento tanto no haberlo conseguido cuando estaba prácticamente “botado” en la vía pública. Fantasmas de Navidad es, tal como dice su nombre, un recopilatorio de historias fantásticas sobre espectros navideños, que sacó a nuestra lengua la editorial mexicana Diana y que creo ahora se dedica más bien a los libros de autoayuda (tema que para nada me interesa). Esta antología la tuve muchas veces casi en mi poder cuando aún era un adolescente y ya estaba barata en aquel entonces (creo que a “luca” como decimos los chilenos); la imagen más viva que tengo de ello, es de una preciosa plazoleta en el Centro de Santiago en la que se encontraban unos puestos callejeros, de esos donde el vendedor se pone con una lona sobre el pavimento y encima de ella encuentas los artículos que ofrece. La portada me llamaba mucho la atención, además de su sugerente nombre y el hecho de que se veía grandote, así que tenía harto para leer. La versión mexicana data de 1990, así que les estoy hablando de hace casi 30 años atrás en mi vida. Solo gracias a la magia de Internet puedo saber que este tomo posee cuentos del propio Dickens y otros de autores ligados profundamente al género de terror como Sheridan Le Fanu, Algernon Blackwood, Rampsey Campbell y mi querido Robert Louise Stevenson, entre otros.
1. Fantasmas de Navidad (antología de cuentos recopilada por Richard Dalby).
Tanto que me gusta la clásica historia de Charles Dickens Canción de Navidad y nunca la he leído. Desde niño me he visto con mucho gozo varias adaptaciones audiovisuales de esta obra, siendo la primera de ellas aquella en la que actúa el gran George C. Scott, la que a muy temprana edad me abrió las puertas a esta obra seminal, que me repetía con enorme gozo en todas las temporadas navideñas de cada año. Sé que es solo cosa de comprarme cualquiera de sus ediciones cuando quiera, pues está a la vuelta de la esquina y a ver si lo hago de una vez por todas este 2021 que se avecina, pero debe ser una bella publicación que un relato como este hay que tenerlo en una que valga la pena. No considero realmente este título dentro de mis Pecados de Omisión, sino que más bien uno de mis pendientes, como muchos otros que incluso tengo hace rato en mi colección, algunos décadas desde que llegaron a mí y que están “en la cola”, que muchas veces por otro tomo que me compro o me regalan y acapara mi atención inmediata, los dejo más atrás de lo que estaban en dicha lista.
Las palabras de arriba, son a manera de introducción del volumen que lamento tanto no haberlo conseguido cuando estaba prácticamente “botado” en la vía pública. Fantasmas de Navidad es, tal como dice su nombre, un recopilatorio de historias fantásticas sobre espectros navideños, que sacó a nuestra lengua la editorial mexicana Diana y que creo ahora se dedica más bien a los libros de autoayuda (tema que para nada me interesa). Esta antología la tuve muchas veces casi en mi poder cuando aún era un adolescente y ya estaba barata en aquel entonces (creo que a “luca” como decimos los chilenos); la imagen más viva que tengo de ello, es de una preciosa plazoleta en el Centro de Santiago en la que se encontraban unos puestos callejeros, de esos donde el vendedor se pone con una lona sobre el pavimento y encima de ella encuentas los artículos que ofrece. La portada me llamaba mucho la atención, además de su sugerente nombre y el hecho de que se veía grandote, así que tenía harto para leer. La versión mexicana data de 1990, así que les estoy hablando de hace casi 30 años atrás en mi vida. Solo gracias a la magia de Internet puedo saber que este tomo posee cuentos del propio Dickens y otros de autores ligados profundamente al género de terror como Sheridan Le Fanu, Algernon Blackwood, Rampsey Campbell y mi querido Robert Louise Stevenson, entre otros.
2. A Ciegas y Cementerio para Lunáticos (Ray Bradbury).
Entre los autores hacia los cuales siento una devoción especial, porque llegaron a mi vida a muy temprana edad y ello gracias a las adaptaciones que hicieron para la televisión y el cine sobre su narrativa, sin dudas que Ray Bradbury ocupa un sitio en el que se hayan muy pocos (Robert Howard, Stephen King y Arthur Conan Doyle serían los otros) y es que era bien niño cuando me maravillé con la versión para la tele de Las Crónicas Marcianas, que de seguro no tenía ni 10 años cuando me encontré con ella en esas sesiones nocturnas dominicales, que durante esos años daban en dos partes en la tele nacional. Por otro lado, desde hace rato que el querido Bradbury ha estado relacionado para mí con la Navidad, en especial por todos esos cuentos suyos llenos de preciosos mensajes que uno tiende a transmitir en esta temporada, además de la ambientación maravillosa de muchos de ellos… Pero también se encuentra el importante detalle de que en dos Navidades consecutivas, recibí de regalo sendos libros suyos, ambos durante mi adolescencia y estos por parte de compañeras de colegio y amigas, siendo que más encima se llaman Marta. Primero Marta González, la primera fraternidad femenina que hice en mi vida y cuando estaba nada menos que en Kinder, me dio la sorpresa de obsequiarme justamente Las Crónicas Marcianas; al año siguiente, Marta Andrade (a la que le perdí el rastro desde el siglo pasado y eso fue por pura culpa mía), me dio El Vino del Estío; así que razones de sobra tengo para que Ray Bradbury me sea tan “pascual”.
3. La Isla del Dragón (Jack Williamson).
Otra vez mis lecturas de adolescente me traen al recuerdo. Gracias a las “populares” versiones de la añorada Biblioteca de Oro de Ciencia Ficción por Ediciones Orbis, pude disfrutar en aquellos años una genial antología de Isaac Asimov titulada La de Oro de la Ciencia Ficción y de la que creo salieron 4 tomos en esa edición más barata; así fue cómo conocí a Jack Williamson, de quien leí al menos su novela corta La Era de la Luna, que me impresionó bastante como para que cuando vi un libro suyo quisiera tenerlo para mí…
No conozco ninguno de los títulos que nos mencionas acá. Nunca he leído algo de Ray Bradbury. Los que nombraste de ese autor, junto con la antología de Fantasmas de Navidad me llamaría la atención leerlos.
ResponderEliminar¡Eso de no haber leído nunca a Bradbury sí que es un pecado!
EliminarElwin: Muy bueno que haya vuelto esta serie de posts. Me encanta esta nostalgia literaria, siempre recordan esa época que teníamos en mente comprarnos toda la librería. También la época que comprar libros usados era una búsqueda intensa. De esta lista, no he leído ni tengo ninguno de esos títulos, aunque esos dos de Bradbury los he visto infinidad de veces.
ResponderEliminarSaludos y feliz año para todos!
RICARDO
¡Y ya tengo una lista para al menos dos entregas más! En cuanto a esos libros de Ray Bradbury, en en esa edición, ni en otra los he vuelto a ver.
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