domingo, 31 de octubre de 2021

Pecados de Omisión XIV: EDICIÓN HALLOWEEN


 1. El Sirviente de los Huesos.
 
   Cuando era estudiante, escolar y luego universitario, en Alameda a la altura de la estación del metro  República (quizás la más grande en aquella época pretérita, que solo después este siglo y con la aparición de las otras líneas de dicho servicio de tren subterráneo, aparecieron otras, incluso mucho más gigantescas) se ponía sobre el pavimento un "caserito" de esos que encima de una lona o mantel, distribuyen su mercancía para ser exhibida ante los curiosos y voraces ojos de los potenciales clientes.  Este señor (o señora, que mucho tiempo ha pasado y ya no recuerdo su identidad) se dedicaba al fino comercio de libros, entre textos originales nuevos, usados y piratas.  Siempre que pasaba por ahí, en especial cuando iba en dirección al preuniversitario donde me preparaba para dar la extinta P.A.A. (Prueba de Aptitud Académica), para postular luego a una carrera universitaria (Año del Señor de 1993 y entonces no eran tan fácil cursar estudios superiores), me encontraba con las maravillas que vendía esta persona, lamentando no contar con el dinero suficiente para adquirir algo; solo una vez desembolsé plata de mis escuetos ahorros y me di un gusto gracias a dicho puesto: Los Cuentos de Eva Luna de Isabel Allende, que luego supe era una copia pirata, la única que he comprado en mi vida (pues no me gustan esas feas versiones) y que años después perdí (mucho tiempo después, gracias a una económica colección que salió en los kioscos, pude comprar ese valioso libro en tapa dura y con sobrecubierta).
    Disculpen, que harto me he extendido y todavía no llego al punto que nos reúne primero... Resulta que entre esos libros que se exponían en plena Alameda y a la intemperie (aunque muchos de ellos forrados), el único título que recuerdo con detalle viene a ser El Sirviente de los Huesos de Anne Rice.  Una de las pocas novelas de la autora independientes, que no pertenece a sus sagas de las Crónicas Vampíricas, ni a la de Las Brujas de Mayfair o a cualquier otro de sus ciclos que luego creó; solo sé que trata sobre un espíritu vengador, creo que de las antiguas Babilonia o Mesopotamia, que presencia un asesinato en la actualidad y decide ajusticiar al homicida a su manera.  Les hablo de la era antes de Internet y, por extensión, de Wikipedia, así que solo gracias a este "puestecito" supe de la existencia de tal obra.  Me gustó de inmediato su título y su portada, pero vez que tenía efectivo conmigo lo gastaba en otro texto.  Ignoro en qué momento desapareció este vendedor de tal lugar, ojalá se haya ido a otro para deleitar con sus joyitas.
   Cabe mencionar que esta novela hoy en día está discontinuada en español o al menos no la pillo desde hace años.  A ver si algún día la incorporo a mi biblioteca (y me la leo, claro).


2. Caricias de Horror.
 
    Los ochenta y los noventa son décadas prodigiosas en lo que se refiere a la aparición de antologías de terror; tengo el gusto de poseer varias de ellas y me las devoré hace rato (pregúntenme si me acuerdo de más de 5 relatos contenidos en sus páginas); algunas de ellas son verdaderas perlas que están entre lo más valioso del formato y se consideran títulos relevantes a la hora de estudiar/leer con seriedad narrativa corta del género.
    De entre los susodichos libros, se encuentra Caricias de Horror 1 y 2, dos selecciones que tuve en mis manos cuando cursaba en la universidad, puesto que llegaron muy baratos de la mano de la extinta editorial argentina Emecé, que trajo la Librería Chilena, la empresa con dos locales en Santiago de la que ya les he contado bastante.
     Creo que es el primer tomo el que trae un famoso cuento de Ray Bradbury, otro muy destacado de Clive Barker (Jacqueline Ess: Su voluntad y su testamento) y uno de Stephen King, del cual solo he leído su versión incorporada a la novela Los Tommykcnockers (La Pasión de Becka Paulson).  El tema es que nunca me compré ninguno de los dos, aunque sí adquirí un ejemplar del primer volumen, para regalárselos en Navidad a un par de hermanos que tenía de amigos en aquel tiempo.  Recuerdo que se los dediqué (era mi costumbre escribir un mensaje, a quien le obsequiaba un libro en aquellos años) y en algún momento, estando en su casa, me leí la introducción que era bien buena.
    De puro tonto no me agencié estos tomos.


 
3.  Lori.
 
    Un autor al que reverencio desde antes de leerlo, o sea, desde que era un adolescente y ya conocía algo de escritores de terror, viene a ser el maestro Robert Bloch.  Supe de su existencia cuando vi por esa época por primera vez Psicosis, basada en su novela Psycho, que claramente me gustó mucho.  Luego me leí el maravilloso ensayo de Rafael Llopis sobre Los Mitos de Cthulhu, que durante mi primer año en la universidad disfruté ahora completo, en la magnífica antología sobre estos relatos que sacó Alianza Editorial, puesto que se trataba de nada menos que su Introducción; de esta manera supe más del escritor y tuve el placer de gozar un par de cuentos suyos.
   Una vez llegó a la mentada Librería Chilena su novela Lori, con una muy fea portada de Plaza y Janés.  Cabe mencionar que difícilmente llegan acá títulos de este narrador, de quien es más fácil pillar cuentos suyos en antologías varias.  Varias veces estuve tentado de comprar esta obra, que solo puedo traer a la memoria sobre su argumento de que es de terror sobrenatural; sin embargo, nunca lo hice y solo ahora sé que perdí una oportunidad de oro, porque tal como dije antes, con suerte es traducido en la actualidad al español y eso que su bibliografía es extensa.
    Yo no era socio de ninguna biblioteca, salvo del Instituto Chileno-Alemán y si bien en la universidad tenía acceso a una inmensa biblioteca, nunca indagué para ver si tenía algo de mis temas de interés; así que todo lo que me leía o era bien lo que lograba conseguir para mi naciente colección o se trataba de lo que me prestaban los amigos, que comencé a hacer a partir de entonces.  Fue cuando una profesora del colegio donde estudié y con la que comencé a hablar recién ya salido yo de enseñanza media (pues era profe de Básica y nunca me hizo clases), ya que de pura nostalgia visitaba este centro educacional, que comencé a prestarme libros con su hijo; de edad similar a mí y alguien que tenía los mismos intereses literarios que su servidor, no contaba con alguien para compartir sus gustos.  Internet era algo de ciencia ficción, así que nos escribimos unas cuantas cartitas cortas, que intercambiábamos gracias a su madre y luego comenzamos a hablar por teléfono.  Fue así que uno de los libros que me mandó con la "Tía Yanira", fue Lori, el que leí feliz, aunque como ya dije, no tengo memoria de qué va. Por otro lado, solo una vez me junté con Manuel, pues fui invitado a su casa y harto bien que la pasé (llevé en VHS Army of Darkness de Sam Raimi, para que la viéramos juntos); tristemente esa protoamistad no fructiferó, porque el mismo Manuel no demostró mayor interés y yo me quedé con las ganas de compartir más juntos.
 
4. La Serpiente y el Arcoiris.
 
    De los ochenta data una de las mejores cintas de Wes Craven (o al menos una de mis más queridas de este realizador): The Serpent and the Rainbow.  Llegada a estos lares con el comercial nombre de La Maldición de los Muertos Vivientes, es la única peli de zombies "mágicos" moderna y seria de la que tengo conocimiento.  Cuando se estrenó en nuestras salas, correspondió a una de las tantas pelis que deseé ver en pantalla grande y que solo en VHS pude hacerlo, ya en los noventa; antes de eso, fue uno de los tantos filmes que me contó mi hermana Mabel cuando éramos chicos y que ella vio en el colegio, en esas sesiones de cuando se daban "funciones de video" para juntar fondos (otro título de estos que me relató fue Poltergeist).  Así fue que habiéndome visto por fin esta obra de adolescente, me llamó la atención el detalle de que estaba basada en un libro; luego supe de que no era una novela, sino que una especie de ensayo, del mismo tipo que aparece como protagonista en dicha obra (creo que era un antropólogo, al menos el de la vida real).
   Nunca pensé en encontrar un texto como ese por acá, no obstante gracias a la gente de la Librería Chilena ello fue posible.  La verdad es que solo supe de que estaba a la venta, porque un amigo me había pasado el dato, que no había reconocido esta obra con su nombre en español: La Serpiente y el Arcoíris.   En ese tiempo era joven y mucho más ignorante que ahora, así que dejé pasar una oportunidad de oro para poseer y leer un documento como ese.  Supongo también está descatalogado ¿Se lo habrá comprado Guillermo?

4 comentarios:

  1. ¡Qué bueno que vuelva este post! ¡Y qué memoria para recordar esos libros cuando ha pasado tanto tiempo! El de Wade Davis y el de Robert Bloch jamás lo vi en librería alguna acá en Argentina. Pero los otros los tengo... y en mismas ediciones!! Caricias de horror tiene una segunda parte que también conseguí de saldo hace algunos años.

    Saludos,

    RICARDO

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    Respuestas
    1. Me quedan como para dos entregas más de esta serie, que tengo hace rato una lista con los títulos que nunca compré. Supongo tu colección también debe ser maravillosa, de seguro mucho más grande que la mía.
      De Bloch al memos tengo completa su trilogía de Psicosis, pero solo he leído la primera y eso fue hace años; de la Rice tengo mucho comprado de ella pendiente.

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  2. Como siempre... muy interesante leerte!

    Cada relato me evoca magia, lugares y tiempos, inclusive sin yo conocerlos...

    Por tanto, ademas, un gran aporte cultural!
    Me encanta


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    Respuestas
    1. Gracias, linda, por compartir conmigo estos valiosos recuerdos, autores y libros que son importantes en el paisaje de mi memoria

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