domingo, 29 de diciembre de 2024

Cultura entretenida


 
1. Para empezar
 
   De niño, adolescente y durante mis primeros años de adultez (estos últimos de cuando estaba estudiando en la universidad), los jueves en la noche eran un momento "sagrado" para mí; un horario nocturno no de juergas, ni de excesos bohemios, no un "viernes chico" como le llaman los amantes del carrete eterno, sino de aprender más acerca del mundo que me rodeaba, utilizando la llamada "caja tonta" para algo más que evadirme de mis preocupaciones...
    Varios nombres se me vienen a la cabeza al respecto, de programas de televisión que adoraba, veía primero con mi familia en la tele que teníamos en el negocio de la casa (Bazar Three Roses se llamaba) y luego, años después, en mi propio cuarto, una vez que tuve mi aparato personal para ver pelis, series y producciones varias.  Recuerdo con cariño y adolescente títulos de factura nacional, que crecí viendo feliz como Mundo (sobre divulgación científica y al que cada año se le agregaba a su título las dos últimas cifras de la temporada, o sea, Mundo 84, por ejemplo) La Tierra en que Vivimos (acerca de naturaleza, flora, fauna y los ecosistemas, de Sergio Nuño; que luego cuando comenzaron a salir las revistas- gratis con el diario La Tercera- coleccionaba y leía feliz, si hasta un álbum de láminas creo que tuvo), Informe Especial (reportajes de carácter nacional e internacional, sobre temas de índole polémica y preocupación social como guerras, narcotráfico y otros), Contacto (el cual, a diferencia del resto, era emitido los miércoles, con reportajes varios de tipo cultural, anecdóticos y de denuncia, que gracias a este conocí a mi querida Isabel Allende), Cinevideo (acerca de uno de mis temas favoritos: el séptimo arte) y El Mirador (reportajes sobre actualidad, algunos de índole bastante polémica y otros más de perfil curioso y que el único que recuerdo, porque me gustó mucho y hasta se lo mostré a mis alumnos, fue uno sobre Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad y Macondo).
    Como ya estamos por terminar este 2024, un tiempo considerable ha pasado desde que emitían esos programas y los miraba ávido de aprender y de pasar el rato sanamente; tras terminar cada capítulo me sentía dichoso, con la certeza de ser menos ignorante.  Todo esto se lo debía a aquellos que estaban detrás de tales producciones, quienes les dieron su sello característico y sin cuya presencia tales programas no habrían sido esas joyitas, que hoy en día recordamos con tanta nostalgia; eran verdaderas personalidades, muy apreciadas por lo que hacían, y por eso mismo cuando los perdimos. el mundo se nos hizo más chiquitito.  El primero de ellos en irse fue Hernán Olguín, el periodista a cargo de Mundo, en el muy lejano 1987 (por donde vivo hay un colegio que lleva su nombre).  El año pasado se fueron Alipio Vera, uno de los periodistas más reconocidos de Informe Especial (quien hacía reportajes muy osados, muchos de ellos en medio de conflictos bélicos), Augusto Góngora (el encantador creador y conductor de Cinevideo, de quien ya hablé en su momento) y Patricio Bañados (responsable de El Mirador, quien como el anterior fue una figura primordial en la defensa de la democracia y los derechos civiles) ... Así que harto nos tocó lamentar todas esas partidas.


                                                               Intro de Cinevideo (1993)
 
2. Una deuda pendiente
 
    Aparte de todos los programas que mencioné arriba, el segundo que más me gustaba, después de Cinevideo (cuyo mayor plus era la belleza masculina de Augusto Góngora) era El Show de los Libros del escritor nacional Antonio Skármeta (quien fuera embajador en Alemania y Premio Nacional de Literatura, entre un montón más de distinciones).  Emitido entre 1992 y 2002, lo daban los jueves en la noche tipo 11:00 PM en TVN (Televisión Nacional de Chile, el canal perteneciente al gobierno), bien tarde para un adolescente como yo, que hacía un esfuerzo para no dormirse antes, que al otro día me tocaban clases.  Cabe mencionar que en la tele abierta nacional, esta producción es única, que no recuerdo o sé de ninguna otra dedicada a la literatura; sin embargo, pese a su cualidad tan distinta al resto de la programación criolla, duró bastante tiempo en pantalla y es que era muy popular, que-creo-logro interesar hasta a la gente que no leía.
    Muy ameno y para nada "intelectualoide", Antonio Skármeta siempre nos regalaba una sonrisa en sus intervenciones, como cuando entrevistaba a algún escritor o leía algún texto literario frente a las pantallas; era imposible no adorar a ese osito, que se había tomado la misión de acercar a la gente común, usando la "caja tonta", el ancho y bello mundo de las letras.
   De sus primeras temporadas me gustaba cuando un trío o cuarteto de escritores nacionales criticaban libros recién salidos, los que estaban sobre una mesa amontonados (si no me equivoco) y sacaban al azar.  Una vez le tocó ser comentado a mi querido Stephen King con su novela Dolores Claiborne; Faride Zerán minusvaloró al Tío Steve por ser bestseller y, en cambio, Darío Oses fue más justo y amplio de miras.
    La última temporada (supongo fue esa ¿No?) estuvo dedicada a los grandes libros de la literatura chilena, con episodios centrados en una obra en concreto.  Recuerdo el de Papelucho (serie de libros infantiles de Marcela Paz, que me inició en el amor por la narrativa), otro sobre Mala Onda (libro de Alberto Fuguet que lo di a leer varias veces en mis clases, así que este especial se los mostré a mis alumnos, que lo tenía grabado de la tele en VHS), Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada de Pablo Neruda y La Casa de los Espíritus (la querida novela de Isabel Allende que me releí el año pasado, ya que se la di como lectura domiciliaria a los chicos y como en YouTube encontré el episodio, se los proyecté en clases).


                    He aquí un capítulo entero, vean qué hermosa su segundo créditos de apertura
 
3. Algo que contarles de Antonio Skármeta
 
    Nacido el 7 de noviembre de 1940 en nuestras tierras, fue uno de los tantos artistas de Izquierda que debido a la dictadura de Pinochet estuvo en el exilio.  Allí en Portugal dirigió Ardiente Paciencia, estrenada en 1983, una preciosa obra que trata acerca de una ficticia amistad entre Pablo Neruda y un cartero casi analfabeto; en contra de lo que pensábamos mucho, primero fue su guión cinematográfico y solo en 1985 apareció la novela, que por mi parte me gusta mucho.  Como Skármeta era persona non grata para militares y "fachos", para cuando salió el mentado filme, solo al volver la democracia, en 1990, se estrenó en nuestro país.  Con posterioridad se hizo una versión para el teatro, escribiéndose el texto respectivo; que también ha salido en formato de libro, para quienes deseen leer esta bella historia en dicho formato.  En 1994, Michael Radford, un destacado director británico, realizó por encargo una preciosa versión italiana de Ardiente Paciencia que se llamó Il Postino (El Cartero), que fue todo un éxito y que recibió varios premios, siendo incluso nominada al Oscar a Mejor Película; ese mismo año o al siguiente El Show de los Libros tuvo una nueva presentación y/o créditos de apertura, inspirada en esta cinta, ocupando uno de los temas musicales suyos y con Skármeta haciendo de cartero.
   En 2002 Netflix hizo una nueva versión de Ardiente Paciencia, de coproducción chilena, pero no la he visto y solo la recuerdo ahora que escribo estas palabras.
    Skármeta ha estado en buena parte de mi vida como docente, ya que en numerosas ocasiones he dado a mis estudiantes como lectura Ardiente Paciencia, libro que ha sido bien popular entre ellos gracias a su lenguaje "chileno" (harto garabateo y expresiones populares, más uso de refrenas famosos, entre otros interesantes aspectos lingüísticos), su famosa escena de sexo (por eso solo lo hago leer a chicos de cursos mayores) y su historia de amor inolvidable; también les he mostrado la cinta de Redford (que es preciosa) y un documental genial que venía en la edición en DVD.
    A chicos más pequeños les di a leer su novela juvenil No Pasó Nada, que también me gusta demasiado, sobre un chico hijo de exiliados chilenos en Alemania (donde vivió como expatriado y luego regresó como diplomático); otro título suyo que ha sido un éxito entre mis estudiantes.
    Hace dos años no más me leí de él su cuento El Ciclista de San Cristóbal, al que le tenía muchas ganas desde mi juventud; sin embargo, me aburrió y decepcionó.   Mi encuentro con ese relato fue porque lo debía leer uno de los cursos que tenía a cargo, justamente mi jefatura de Tercero Medio y me vi forzado a preparar la evaluación sobre esa pieza.
   El mismo año del que les hablé recién, en Taller de Literatura, con un par de alumnos hicimos un montaje de Ardiente Paciencia, que fue un éxito.  Eso fue para la muestra teatral del colegio donde trabajaba. Solo presentamos la primera parte, que las alumnas que iban a salir en el resto de la obra faltaban mucho a los ensayos y para no volverme loco, pensando en que el resultado final sería un desastre, opté solo con mostrar lo que auguraba un buen resultado.  En todo caso, fue un lindo recuerdo de mi trabajo como profesor y los chiquillos se lucieron.
    Y que no se me olvide: También he visto con mis alumnos Ardiente Paciencia, interpretado por actores profesionales en vivo.  Eso sí, fue hace mucho tiempo ya, en un establecimiento que ya no existe.
 
4. Un sentido adiós
 
    El 15 de octubre de este año que está por finalizar, Antonio Skármeta nos dejó a los 83 años.  Cuando supe de su deceso, la nostalgia me embargó y ahora mismo que registro estas palabras, en un estado anímico más sensible que otras veces por temas personales, su pérdida se siente bastante.  Definitivamente, aunque no lo he leído tanto como otros escritores compatriotas (Hugo Correa, Hernán Rivera Letelier y Roberto Ampuero, entre los que puedo recordar ahora), es el autor chileno que más me ha influenciado.  Un tremendo divulgador que desde muy joven me tocó el corazón, me educó y me hizo darme cuenta, como pocos" que la literatura es algo hermoso que debe hacerse presente más allá de las élites; algo que trato de hacer a través de mi labor como maestro, algo que también intento realizar con este blog.


                                                             Un momento de antología

10 comentarios:

  1. De Skármeta no leí nada, aunque por supuesto lo conocía, es alguien muy importante. Muy bueno el recuerdo. Con respecto a los programa de TV , no conocìa ninguno, pero entiendo lo que significaron porque en Argentino hubo muchos programas autóctonos de factura similar: "La aventura del hombre" (documentales), "El deporte y el hombre" (semblanzas deportivas), "Contacto Visual" (cine) y los que durante años hizo (y sigue haciendo) Osvaldo Quiroga hablando de libros.

    Saludos,
    RICARDO

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    1. Qué grato saber que en nuestros países hermanos tenemos experiencias similares y mucho de lo que somos es debido a ello y a estos hombres. Gracias por compartir.

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  2. Curiosamente también lo único que le he leído es el ciclista, creo que dentro de una recopilación de cuentos latinoamericanos que pasara por mis manos. Después del mito de la película, al igual que ti me dejó con mis expectativas muy derrumbadas. Debo decir que solo por un cuento es injusto juzgar por lo que en algún momento intenté buscar otra cosa de él pero me llamó la atención no encontrar mucho en librerías, por no decir nada (con Coloane ocurre lo mismo, cosas de nuestro país, que si no es el obligatorio de la escuela, no lo encuentras porque las editoriales que tienen los derechos simplemente no los reimprimen).

    De la película, creo haber visto en los tempranos 90 la versión italiana. De esas películas raras que parecen sencillas pero que tienen una tremenda historia y muy bien contada. A pesar de ser un niño, aún recuerdo un par de imágenes. La de Netflix no está mal, tiene claramente mejor imagen y caras conocidas, con un estilo de cine chileno noventero que ahora es escaso, que es como coral con mucho elenco, con actuaciones cuidadas y en justa medida. Se centra más en el romance pero se disfruta bastante bien.

    Sobre el Show de los Libros, es un testimonio de que a pesar de imposiciones políticas contra creación cultural que dominan la televisión, personas y equipos logran hacer un trabajo contra marea para poder llevar algo hermoso a los hogares más humildes (hoy en día no hay cultura en televisión abierta en Chile).

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    1. Cuando tengas tu reencuentro con los libros de Skármeta espero sea tan grato como bien se merecen tú y el autor, que valdrá la pena. Me dieron ganas de volver a verme la peli original y la noventera, incluso la más actual.
      Respecto a lo que dices de la pobreza de la tele chilena hoy en día, hace más de una década que dejé de verla, pero te apoyo en lo que dices y peor ahora que volvieron los realitys.

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  3. "No hay cultura en televisión abierta" hoy.
    Qué verdad más grande. Le llaman cultura a programas de cuicos abajistas recorriendo buenas picadas para comer en distintas partes de Chile. Penoso. Disculpa lo resentido.

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    1. ¡Sabias palabras, querido amigo, que más encima son todos clones de sí mismo! (cero creatividad y compromiso cultural, así como valentía de ofrecer algo novedoso).

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  4. El Show de los Libros era pedazo de programa. No me lo perdía. Una lástima que la televisión de hoy sea solo basura; reality shows y programas de cahuines. Skarmeta logró lo que muy pocos, entusiasmar a jóvenes y familias con la buena literatura en un formato ameno y entretenido. Demostró que la cultura también puede ser entretenida. De él, sin embargo, sólo he leído un cuento infantil que se llama "La Composición" que me encantó. Gracias por recordarnos ese hermoso programa.

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    1. Fue el gran regalo que nos dejó a los chilenos Skármeta y por eso le estamos agradecidos por siempre. Me dieron ganas de volver a verme esos viejos y queridos capítulos.

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  5. Sí, sería una buena idea. Skármeta tenía ángel y carisma televisivo. Yo el otro programa que disfrutaba mucho era "Ojo con el arte" del genial Nemesio Antúnez. Me encantaba verlo.

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    1. ¡También veía ese y me gustaba mucho! Lo había olvidado, gracias por recordármelo.

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