viernes, 22 de abril de 2016

Cristianismo, paganismo y voluntad.


       A un Dios Desconocido es una novela del destacado escritor estadounidense John Steinbeck, premios Pulitzer y Nobel, publicada en 1933.  El libro lleno de simbolismos religiosos aborda varios temas, siendo como el resto de sus obras de ficción un texto tanto profundo, como agradable de leer y que se termina con rapidez; por otro lado, no está exento de la crítica social encontrada en el resto de sus trabajos de ficción, así como de una honda espiritualidad, a la par de varios momentos de gran emotividad y el uso de un lenguaje lleno de lirismo que conmueve.
      La narración comienza con la descripción de la relación familiar entre el protagonista, Joseph Wayne y su padre, bastante estrecha pese al formalismo con el que se tratan padre e hijo (algo que en todo caso resulta propio de las maneras y usadas por las gentes que aquí aparecen), la cual se constituye en el punto de partida de lo que más adelante se detallará, a medida que los acontecimientos se desarrollan.  Puesto que Joseph si bien no es el único vástago de su progenitor, sí es el más amado y el único que recibe su significativa bendición.  Tras las palabras de su padre, quien actúa como los patriarcas del Antiguo Testamento, Joseph decide colonizar las tierras de la frontera que el gobierno está entregando a quienes desean hacer patria en ellas.  De este modo puede comenzar una nueva vida y así convertirse en la figura central de la propia familia que desea tener.  No obstante el peso que llega a tener en este otro lugar llega a ser tan grande, que también se transforma en la figura central de la comunidad que se edifica a su alrededor.  Posteriormente los tres hermanos varones del protagonista, cada uno con una personalidad por completo distinta, terminan por seguir su mismo camino y luego de un tiempo se van a levantar sus hogares junto a quien ahora los lidera.  Las diferentes visiones de mundo entre los Wayne, provocan los acostumbrados roces entre familiares, dando pie además a uno que otro conflicto que tendrá su propia repercusión para los planes sagrados del personaje principal.
      Si bien Steinbeck escribía obras de carácter realista, que denunciaban las miserias de su época y dejaban claros loa abusos de los poderosos con los desamparados y pobres (puesto que además realizó varias de estas obras en plena Depresión Económica de su país), por mucho que este título no deja de presentar tales rasgos, se constituye en una novela compleja que puede ser leída en otros niveles de interpretación; es así como se encuentra redactada en un tono que recuerda demasiado a la Biblia,  como además a ratos pareciera que se tratara de un libro propio de la fantasía (de hecho en más de una ocasión mantiene cierta ambigüedad, con respecto a la descripción de varios de sus episodios, que despiertan la duda sobre su supuesta condición sobrenatural). 

     “Habían llegado a un claro abierto, casi circular y plano como un estanque. Estaba rodeado de árboles oscuros, rectos como pilares y celosamente juntos. En el centro del claro se erguía una roca, misteriosa y enorme, tan grande como una casa. Parecía haber sido modelada, astuta y sabiamente, pero no se encontraba forma en la memoria a la que asociarla. Un musgo corto y denso vestía de verde la roca. El edificio se parecía a un altar fundido y derretido sobre sí mismo. En uno de los lados de la roca se abría una cueva ribeteada de helechos. Un arroyuelo brotaba silenciosamente de la cueva, atravesaba el claro y desaparecía bajo la maraña de arbustos que cercaban el claro. Un enorme toro negro descansaba junto a la corriente; sus patas delanteras estaban dobladas bajo su cuerpo, un toro sin cuernos con dos bucles brillantes y oscuros en la frente. Cuando los tres hombres entraron en el claro, el toro se hallaba rumiando contemplando la roca verdosa. Giró la cabeza y miró a los hombres con ojos perfilados de rojo. Resopló, se puso en pie, bajó la cabeza ante ellos y luego, dándose la vuelta, se lanzó a la maleza, abriéndose camino. Los hombres vieron su cola azotando el aire un instante y el escroto negro que llegaba casi hasta las rodillas oscilando y después desapareció y oyeron cómo se hundía en el follaje.
     Todo transcurrió en un segundo.
     (…)
     —Espera un momento, Tom —dijo lánguidamente—. Aquí hay algo. A ti te asusta, pero a mí me resulta familiar. En algún sitio, quizá en un sueño he visto este lugar, o quizá he sentido este lugar.
     Dejó caer las manos a los lados y habló en un susurro, saboreando cada palabra.
     —Este sitio es sagrado y antiguo. Es antiguo y sagrado.
     El claro estaba en silencio. Un águila surcó el cielo circular, rozando casi las copas de los árboles.
     Joseph se volvió despacio.
     —Juanito, tú conocías este lugar. Has estado aquí antes.
     Los ojos azul claro de Juanito estaban llenos de lágrimas.
     —Mi madre me trajo aquí, señor. Mi madre era india. Yo era un niño y mi madre esperaba un hijo. Vino aquí y se sentó junto a la roca. Estuvo sentada mucho tiempo y después nos marchamos. Era india, señor. Creo que los ancianos siguen viniendo aquí a veces.
    ¿Los ancianos? —inquirió Joseph con viveza—. ¿Qué ancianos?
     —Los indios viejos, señor. Siento haberlos traído aquí, señor, pero al estar tan cerca, mi sangre india me hizo venir, señor”.

    
     Por otro lado el nombre del protagonista, Joseph (José en español), corresponde al mismo de varios personajes famosos del libro sagrado judeocristiano.  Es así como Joseph se vuelve sin duda el visionario de un mundo más puro y mejor, así como en un profeta y el líder natural de sus propias creencias religiosas, que le traerán tanto satisfacciones como sufrimientos.  Joseph con su enorme energía y personalidad magnética, si bien nunca avasallante, doblega la naturaleza que se entrega a él como una mujer; de igual modo logra conquistar el corazón de la mayoría que lo conoce, quienes hacen lo posible por serles gratos.  No obstante este hombre pese a que actúa de manera amable con los demás, resulta un extraño para estos mismos, quienes nunca lo llegan a conocer por completo, puesto que sus designios llegan a ser misteriosos.  De este modo esta alternancia entre su aspecto más sociable y su dimensión única y hermética, recalca sus características que lo convierten en un sujeto de connotaciones mesiánicas. 
       Debido a las especiales características de Joseph, surgen los problemas con su hermano más ortodoxo en materia religiosa y también  las diferencias con el sacerdote católico, con quien se encuentra dos veces a lo largo del libro.  Lo anterior debido a la misma fuerza de sus convicciones, la que asusta a estos dos hombres (al primero debido a su intolerancia, propia de su mente estrecha y al segundo cuando termina reconociendo la potencia detrás de sus palabras).
      Llama la atención la fuerza que posee el personaje de Joseph, un sujeto que mezcla en sí mismo una voluntad, un determinismo y una seguridad que hace que los demás se sientan naturalmente atraídos hacia su persona.  Por lo tanto la figura de Joseph como protagonista, cuyo único “antagonista” verdadero viene a ser su ya mencionado hermano, viene a ser el motor de todo lo que ocurre en esta novela. 
       Asimismo volviendo a la vieja confrontación entre hermanos, es que los lectores nos encontramos con un tópico tan antiguo como la humanidad misma y que bien  lo podemos encontrar en las figuras bíblicas de Caín y Abel del Génesis, como en José y sus hermanos, quienes lo abandonaron producto de los celos que sentían por él (habiendo muchos otros antiguos ejemplos que podría mencionar).  Es entonces que el significado de esta oposición entre hermanos, que en todo caso se aman, no puede tener un carácter más religioso.

     “Quiero hablar contigo, Joseph. Quiero prevenirte.
      —No es el momento —le dijo Joseph con hosquedad—. Hablaremos mañana. He salido para ver a los caballos.
      Burton no se movió.
      —Estás mintiendo, Joseph. Crees que no te ha visto nadie, pero yo te he visto. Te he visto haciendo ofrendas al árbol. He visto cómo ha ido creciendo en tu interior esta creencia pagana y vengo para prevenirte.
      Burton se había exaltado y respiraba agitadamente.
      —Esta tarde viste la cólera de Dios avisando a los idólatras. No era más que un aviso,  Joseph. Me hizo recordar las palabras de Isaías: «Habéis abandonado a Dios y su cólera se volverá contra vosotros».
      Se detuvo para recuperar el aliento tras ese torrente de emoción y se le pasó la ira. — Joseph —suplicó—, ven al granero y reza conmigo. Cristo te abrirá sus brazos otra vez. Cortemos el árbol.
      Joseph se apartó bruscamente de él y se sacudió la mano extendida para contenerlo.
      —Sálvate a ti mismo, Burton.
      Soltó una risa breve.
      —Estás demasiado serio, Burton. Vete a la cama. No te entrometas en mis juegos. Ocúpate de tus cosas”.

      Siguiendo la línea relacionada con el tema religioso, que en esta obra da pie a un montón de ideas para comentarse, se puede observar la separación que existe entre la religiosidad presentada por el protagonismo y otros como él (los indígenas, la gente sencilla del campo y el anciano solitario que conoce hacia el final del libro), en contraste con la opción teológica representada por su hermano y el cura ya mencionados.  Los primeros se rigen bajo una doctrina matriarcal, a través de una teología de tipo panteísta.  Es así que la divinidad se encuentra para todos ellos presente en la naturaleza misma, a través de figuras tales como la madre tierra, los elementos y, en especial en esta novela, los árboles.  A raíz de esto Joseph llega a creer firmemente que el espíritu de su padre,  se haya dentro del roble bajo cuya frondosidad ha erigido su hogar; luego tal cual los antiguos druidas, se dedica a rendirle tributo por medio de numerosas ofrendas.  La fe del hombre no queda velada a los ojos de los demás, quienes o bien aceptan su opción o en el menor de los casos, se lo censuran.  Este paganismo del protagonista se presenta en todo caso como algo benigno y conecta a los seres humanos con la tierra misma, quienes como campesinos se encuentran mayormente conectados con ella.   Luego la propia desgracia en la que caen Joseph y los suyos, se encuentra directamente relacionada con las fuerzas de la naturaleza, de modo que la única manera de que todo vuelva a su cauce, resulta ser por medio del seguimiento de los ritos ancestrales.

       Por otro lado, nos encontramos con la posición cristiana, la cual según el rigor de la época y de los corazones de sus representantes, no puede convivir pacíficamente con otras teologías. Es así que para sus seguidores todo aquello distinto, resulta ser nada menos que una aberración.  Las disputas entre cristianos e “idólatras” demuestran la existencia de la intolerancia religiosa, siendo que solo los primeros son quedan declarados como intransigentes y cerrados al diálogo.  En cambio los panteístas se ven mucho más libres y felices con su ideología, que aquellos (o más bien quien) abraza las doctrinas de Cristo al pie de la letra.  No obstante hay que ser justos y separar las aguas cuando se trata de referirse al carácter evangélico de Burton y el del padre Angelo, ya que ambos tienen posiciones distintas respecto a cómo llevar en sus vidas la idea del cristianismo.  Puesto que el primera resulta ser un claro ejemplo del protestantismo gringo, el llamado puritanismo,  que no queda bien posesionado si se toma como ejemplo la actitud prejuiciosa de su devoto.  En cambio el sacerdote católico resulta ser un hombre mucho más cariñoso y sabio, teniendo una actitud humilde y hasta paternal con quien cree que está errado en sus concepciones. 
     Es aquí cuando llegamos al nombre de esta novela, el cual atiende no solo al texto lírico que da pie a su desarrollo, sino que se refiere a esa idea de un dios omnipresente, pero no a través de una liturgia lejana a sus creyentes, sino que vivo por medio de cada una de las manifestaciones naturales que nos rodean (de modo que no tiene nombre, puesto que su magnitud es tan inconmensurable, como para que no tenga valor nominarlo o querer minimizarlo de alguna otra forma).  No obstante también hace referencia al misterio mismo del sentido de la vida y el papel del ser humano en el mundo, por lo que aparece la interrogante de a qué dios seguimos… ¿A uno lejano a nosotros e incapaz de conocer sus designios? ¿O a otro que nos ama y es más cercano como aquel que sigue el padre Angelo? ¿O tal vez somos nuestros propios dioses y/o profetas tal cual sucede con el propio Joseph? Y no hay que olvidar que es la naturaleza, supuestamente lo más cercano que puede llegar a estar el hombre y la mujer de la idea de un dios (des) conocido.
     La búsqueda de la felicidad viene a tomar también un papel fundamental en el texto, razón por la cual el mismo Joseph realiza su viaje en busca de nuevas fronteras y luego le siguen los demás Wayne.  Su enlace amoroso y su amistad con Juanito, la actitud festiva de los pobladores humildes, como también la descripción idílica de la vida familiar en las tierras de esta familia, son otras manifestaciones de este hondo sentido que tiene para el ser humano el deseo de pertenencia y trascendencia; todo ello a través de la identificación con la tierra en que se vive, la convivencia con otros y la lucha por concretizar los ideales de uno mismo.  De este modo Joseph y la mayoría de los personajes que le secundan, se muestran en esta obra como sujetos movidos por el deseo de lograr dicha plenitud.   Es cuando aparece la idea de la Tierra Prometida, otro concepto bíblico, visto en las páginas de esta novela a través del hogar de los Wayne.
     En el párrafo anterior se nombra de manera indirecta el elemento costumbrista de esta obra, siendo que un detalle que lo evidencia bastante y que además nos da luces acerca de cómo era el diario vivir en los tiempos y la sociedad en la que transcurre, viene a ser todo lo relacionado a la pareja de Joseph.  Pues esta entra en escena primero como una muchachita, o más bien ya como una mujer, que con solo diecisiete años de edad es alguien autónomo (algo casi impensable para la mayoría de nosotros).  La profesión a la que se dedica para vivir es la de profesora, única actividad que en aquellos años era aceptada para las féminas como algo digno (casi una proyección del rol maternal, tal como era visto en ese entonces).  Posteriormente se casa y su nuevo destino es el de ser otra dueña de casa y nada más.  El resto de las esposas que aparecen en el libro, en especial el de la potente figura de la cuñada Rama, vienen a ser iguales modelos de lo que se esperaba de las mujeres en este mundo de antaño.


      Existe cierto erotismo que llama la atención en el libro, el cual permite evidenciar mejor la poderosa carga emocional de los personajes, aunque siempre todo ello referido a la presencia de Joseph.  Esta dimensión de la novela por increíble que parezca, no se contradice con su sentido religioso, puesto que al contrario apoya la idea de Joseph como una potente figura.  Las siguientes citas pueden explicar mejor que mi escasa capacidad lo antedicho

      “—Es mía —dijo exultante—. Todo lo que hay debajo es mío, hasta el centro de la tierra.
       Dio unas patadas sobre la tierra blanda. Después el júbilo dio paso a una punzada de deseo que recorrió su cuerpo como una corriente caliente. Se tiró cuerpo a tierra sobre la hierba y apretó la cara contra los tallos húmedos. Sus dedos agarraban la hierba mojada y la arrancaban y volvían a hacerlo. Sus muslos golpearon pesadamente la tierra.
       La furia pasó al fin y sintió frío y se sintió perplejo y asustado de sí mismo. Se incorporó y se limpió el barro de los labios y la barba.
    ¿Qué ha sido esto? —se preguntó
       —. ¿Qué me ha pasado?, ¿acaso puedo tener una necesidad tan grande?
      Trató de recordar con exactitud lo ocurrido. Por un instante, la tierra había sido su esposa”.

      “Oyó la puerta de entrada abrirse lentamente. Llegó un ruido de faldas desde el cuarto de estar. Joseph se quedó quieto, escuchando, preguntándose distraídamente quién andaría ahí, pero no llamó. Al poco, se abrió la puerta de su dormitorio y volvió la cabeza para ver quién era. Rama estaba desnuda en el umbral de la puerta. La luz de la lámpara caía sobre ella. Joseph vio sus abultados pechos, terminados en duros pezones oscuros y la tripa ancha y redonda y sus piernas poderosas y el triángulo de vello negro rizado. Rama jadeaba, como si hubiera estado corriendo.
       —Es una necesidad —susurró con voz ronca.
      Joseph sintió una opresión en la garganta y en el pecho, como gravilla ardiente que le bajara por el cuerpo.
      Rama apagó de un soplo la luz y se lanzó sobre la cama. Sus cuerpos se unieron furiosamente, sus muslos pegando y golpeando y las piernas musculosas de Rama agarradas a él. La respiración se cortaba en sus gargantas. Joseph sentía los pezones duros contra su pecho; Rama se quejó con voz ronca y sus anchas caderas tamborilearon contra él y su cuerpo se estremeció hasta que la presión de los brazos tensos de Rama aplastó la respiración en el pecho de Joseph y sus miembros hambrientos extrajeron sin resistencia posible la semilla agonizante del cuerpo de Joseph. Rama se relajó, respirando pesadamente. Los músculos tensos se volvieron suaves; se quedaron juntos, exhaustos.
      —Tú lo necesitabas —le dijo en un susurro—. En mí era deseo, pero en ti era necesidad. El río caudaloso de tu pena se ha desviado y ha pasado a mí. El dolor es como un placer triste y cálido y se quita en un momento. ¿No crees tú lo mismo, Joseph?
     —Sí —respondió Joseph—. Tenía necesidad.


       A un Dios Desconocido quizás no sea la novela más emblemática de su autor y/o la más conocida, tal vez dicho honor sea compartido por De Hombre y Ratoncitos, Al Este del Paraíso, Las Uvas de Ira y La Perla (y ello gracias a sus alabadas adaptaciones cinematográficas), no obstante resulta ser un libro más que recomendable por su enorme peso literario, gracias a los temas abordados en él (que de seguro son muchos más de los identificados por un servidor) y a la belleza con la que está escrito.  Sin duda leer a este escritor resulta más que grato para uno…Es así como se la puede mencionar como otra historia, de esas que uno agradece haber gozado con todo su corazón.

2 comentarios:

  1. Se ve que es un libro un poco pesado para leer ya que tiene artas cosas en las que fijarse , lo que se ve interesante es como explica al personaje principal y como es tratado la religión , igual no habia escuchado a este escritor John Steinbeck decia que hay obras de el que tienen películas ¿ cuales son ?
    Saludos

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    Respuestas
    1. La verdad que no es pesado para leer tal cual lo expuse en el post, solo que no es el típico libro que acapara mi atención generalmente y sobre el que aquí escribo. Por otro lado ,sí es cierto también que es una novela para un público adulto y culto, por todas las temáticas presentes en él. En cuanto a las adaptaciones para el cine de su obra, que yo sepa solo tiene las mencionadas en el último párrafo aquí presente (solo he he visto "De Hombres y Ratoncitos" que me gustó mucho, eso si, la versión de los sesenta).

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