Registrado como invento en 1985,
corresponde a un disco compacto utilizable para registrar en él, por medio de
un láser, información digital de todo tipo como textos, fotos, vídeos, música y programas. Como muchos artefactos de este tipo, ligados
al mundo de la computación, su capacidad fue aumentando con el paso del tiempo
y eso lo convirtió en un aparato muy cotizado tanto por la gente que usaba para
su trabajo los llamados "ordenadores", como por estudiantes y
coleccionistas. Rápidamente destronó a
los diskettes gracias a su mayor capacidad de almacenamiento y durabilidad,
además de que a diferencia de los anteriores no se infectaban por virus (ni
tampoco contagiar los equipos que los utilizaban ¿O si?).
Se podría decir que la época de mayor esplendor de esta tecnología, que en la práctica ha caído en desuso debido al surgimiento de los pendrives, tarjetas de memoria y discos duros externos, corresponde a la década pasada; en aquellos años fue tanto su auge, que se vendían "torres" de discos vírgenes incluso en multitiendas o los discos por unidad en negocios de barrio. El precio se fue abaratando rápidamente y es que si no había un grabador de discos en casa, al menos un amigo o un pariente tenía uno a mano o en la "pega" o un cibercafé encontrabas dónde hacer tus grabaciones. No voy a olvidar que antes un obsequio ideal para mí eran estas llamadas torres, que en cumpleaños recibía más de 100 discos de regalo y era feliz (bueno, entre otras atenciones que me llegaban por parte de los invitados a la fiesta).
Con la venta masiva de computadores personales y notebooks, salieron los reproductores de estos discos para uso casero y luego los grabadores que ya venían como parte del "pack" en la compra personal de tales aparatos. Por mi parte, llegué a usar discos con capacidad de hasta 800 MB, lo que era mucho en ese tiempo, cuando tuve mi primer notebook con grabador. Uno podía clonar discos de música o convertir justamente dichos discos en CD-ROM para meter mp3 (aún recuerdo los compilatorios con música de animé, que me hice para un viaje por una semana a Puerto Montt en vacaciones de invierno junto a mi mamá), algunos episodios de series que pesaran poco, uno que otro video porno (que de esos me hice hartos, je, y aún los conservo y funcionan como todos los compilatorios de música) y archivos de imágenes; también llegué a grabarles libros digitalizados a mis alumnos para las lecturas domiciliarias, en Word o PDF.
Se podría decir que la época de mayor esplendor de esta tecnología, que en la práctica ha caído en desuso debido al surgimiento de los pendrives, tarjetas de memoria y discos duros externos, corresponde a la década pasada; en aquellos años fue tanto su auge, que se vendían "torres" de discos vírgenes incluso en multitiendas o los discos por unidad en negocios de barrio. El precio se fue abaratando rápidamente y es que si no había un grabador de discos en casa, al menos un amigo o un pariente tenía uno a mano o en la "pega" o un cibercafé encontrabas dónde hacer tus grabaciones. No voy a olvidar que antes un obsequio ideal para mí eran estas llamadas torres, que en cumpleaños recibía más de 100 discos de regalo y era feliz (bueno, entre otras atenciones que me llegaban por parte de los invitados a la fiesta).
Con la venta masiva de computadores personales y notebooks, salieron los reproductores de estos discos para uso casero y luego los grabadores que ya venían como parte del "pack" en la compra personal de tales aparatos. Por mi parte, llegué a usar discos con capacidad de hasta 800 MB, lo que era mucho en ese tiempo, cuando tuve mi primer notebook con grabador. Uno podía clonar discos de música o convertir justamente dichos discos en CD-ROM para meter mp3 (aún recuerdo los compilatorios con música de animé, que me hice para un viaje por una semana a Puerto Montt en vacaciones de invierno junto a mi mamá), algunos episodios de series que pesaran poco, uno que otro video porno (que de esos me hice hartos, je, y aún los conservo y funcionan como todos los compilatorios de música) y archivos de imágenes; también llegué a grabarles libros digitalizados a mis alumnos para las lecturas domiciliarias, en Word o PDF.
Depende del disco que se compraba y de la
capacidad del reproductor/grabador, los discos se podían grabar a distintas
velocidades y ello igual eran en solo unos cuantos minutos, lo que ya era un
tremendo avance si se recuerda la época de las cintas analógicas (Betamax y VHS), que solo servían para almacenar material audiovisual y el traspaso de
información era en tiempo real.
En la feria cerca de mi casa y el dichoso Persa Bío-Bío, compré discografías parciales y antologías de música para mi disfrute, siempre a buen precio. También acostumbraba convertir tales MP3 a audio "normal" y les imprimía la carátula; a veces regalaba sets con discos de este último tipo y quedaba como rey ante el o la afortunad@.
Uno compraba lápices especiales, permanentes, para escribir en la parte superior de los discos lo que estaba grabado; eran por lo general de color negro y habían de punta fina y de punta gruesa. Asimismo, aparecieron unos discos regrabables, sobre los cuales podían borrar la información del soporte mismo para luego poner otros datos (lo que se hacía usando el programa de grabación para borrar y luego grabar en una nueva sesión).
En los años de mayor gloria de la tecnología, cuando uno compraba algún tipo de aparato como un scanner o impresora, venían con CD-ROM de instalación. Por igual, comenzaron a salir revistas al mercado con estos discos de regalo, destacando dentro de mis recuerdos la mismísima Fangoria (segunda época), que traía dentro de dichos bonus cortometrajes y demases, así como en especial un montón de publicaciones dedicadas al mundo del manganime (con puro "filete" de material). Además, los CD-ROM tenían preciosas presentaciones y menús cuando eran reproducidas, haciendo muy amigable la incursión al separar además por tipo de archivo su contenido (música, trailers, fotos, etc.).
Igual había que cuidar este material, que por ser liviano y delgado se rompe no con mucha presión (¿Quién no se habrá sentado por accidente arriba de uno de estos adminículos?). Por igual, había que velar para que no se rayaran en su superficie donde se almacenaban los datos, puesto que si pasaba esto, podía ser que el lector no leyera los datos y/o estos en su totalidad tampoco pudiesen ser reproducidos o pasados a la memoria interna del computador, notebook, diskette u otro aparato para ser copiados.
Al poco tiempo comenzaron a venderse DVD vírgenes y si no se usaban para clonar pelis o series en dicho formato, era obvio que uno los usara a manera de CD-ROM, más porque ahora tenían 4GB y medio para respaldar todo lo que quisieras como desenfrenado; claro que para ello necesitabas otro tipo de grabador y así fue que el segundo note que me compré venía con este artefacto más sofisticado, que igual permitía leer y grabar discos de menor capacidad.
Durante esta década que se acaba ya, los grabadores y discos compactos como los mencionados han ido siendo discontinuados y de ese modo cuando te compras un nuevo computador ya no viene con el lector/grabador, puesto que hoy en día en la práctica todo se descarga desde Internet (ya sea gratis o pagando) y sin olvidar los otros soportes digitales ya mencionados que resultan más prácticos.
En la feria cerca de mi casa y el dichoso Persa Bío-Bío, compré discografías parciales y antologías de música para mi disfrute, siempre a buen precio. También acostumbraba convertir tales MP3 a audio "normal" y les imprimía la carátula; a veces regalaba sets con discos de este último tipo y quedaba como rey ante el o la afortunad@.
Uno compraba lápices especiales, permanentes, para escribir en la parte superior de los discos lo que estaba grabado; eran por lo general de color negro y habían de punta fina y de punta gruesa. Asimismo, aparecieron unos discos regrabables, sobre los cuales podían borrar la información del soporte mismo para luego poner otros datos (lo que se hacía usando el programa de grabación para borrar y luego grabar en una nueva sesión).
En los años de mayor gloria de la tecnología, cuando uno compraba algún tipo de aparato como un scanner o impresora, venían con CD-ROM de instalación. Por igual, comenzaron a salir revistas al mercado con estos discos de regalo, destacando dentro de mis recuerdos la mismísima Fangoria (segunda época), que traía dentro de dichos bonus cortometrajes y demases, así como en especial un montón de publicaciones dedicadas al mundo del manganime (con puro "filete" de material). Además, los CD-ROM tenían preciosas presentaciones y menús cuando eran reproducidas, haciendo muy amigable la incursión al separar además por tipo de archivo su contenido (música, trailers, fotos, etc.).
Igual había que cuidar este material, que por ser liviano y delgado se rompe no con mucha presión (¿Quién no se habrá sentado por accidente arriba de uno de estos adminículos?). Por igual, había que velar para que no se rayaran en su superficie donde se almacenaban los datos, puesto que si pasaba esto, podía ser que el lector no leyera los datos y/o estos en su totalidad tampoco pudiesen ser reproducidos o pasados a la memoria interna del computador, notebook, diskette u otro aparato para ser copiados.
Al poco tiempo comenzaron a venderse DVD vírgenes y si no se usaban para clonar pelis o series en dicho formato, era obvio que uno los usara a manera de CD-ROM, más porque ahora tenían 4GB y medio para respaldar todo lo que quisieras como desenfrenado; claro que para ello necesitabas otro tipo de grabador y así fue que el segundo note que me compré venía con este artefacto más sofisticado, que igual permitía leer y grabar discos de menor capacidad.
Durante esta década que se acaba ya, los grabadores y discos compactos como los mencionados han ido siendo discontinuados y de ese modo cuando te compras un nuevo computador ya no viene con el lector/grabador, puesto que hoy en día en la práctica todo se descarga desde Internet (ya sea gratis o pagando) y sin olvidar los otros soportes digitales ya mencionados que resultan más prácticos.
Juegos para PC en formato CD-ROM. |
Hola, Elwin. Respecto a la duda que planteas en el primer párrafo, sobre si un CD-ROM podía infectarse con un virus, si que podía. Si copiabas archivos infectados, estos permanecían allí infectados. No podían reproducirse, pero si bajabas esos archivos a la PC, allí se podía desatar el caos.
ResponderEliminarUna de sus mayores aportaciones, al menos en cuanto a juegos fue que por su mayor capacidad de almacenamiento y posibilidades de digitalización, ahora los juegos podían incluir VOCES y escenas en FMV (full motion video). En los 90 se popularizó mucho hacer aventuras gráficas o sus secuelas utilizando esta técnica, que te hacía pensar que estabas viendo una película interactiva. También funcionaba muy bien para gráficos al estilo de dibujos animados y además permitían incluir música de mucha más alta calidad en dichos juegos. Algunos de ellos incluso eran HIBRIDOS: Podías jugar con ellos en la PC y si los metías en un equipo de sonido podías escuchar las pistas que conformaban la banda sonora del juego. Fue un salto enorme de los diskettes a este formato en todo sentido. La primera vez que vi una PC con CD-Rom fue en el 95 y yo pude tener la mía con eso en el 97. Pero era sólo lector, no podía grabar.
La opinión de un experto como tú en el tema es bienvenida con reverencias y más a la luz de los tan interesantes datos que nos compartes. Lo que cuentas sobre los videojuegos me sorprende, que no pensé llegaran a ese nivel de sofistificación por medio de esta tecnología. Por otro lado, no deja de maravillarme cómo todos estos inventos se hacen tan populares, tienen tanto impacto y luego son rápidamente desechados por otros...¡Quizás qué irá a venir a futuro! (nota: ya estoy pensando en las dos próximas entregas de esta serie de posts del recuerdo).
EliminarHace tiempo q nadie compra DCs estan en vias de extinción como los VHS. Le pasará lo mismo con los DVD y Blue Ray o incluso los cines. El Streaming vino para quedarse.
ResponderEliminarTe me pones muy negativo con el tema amigo y más con los cines...¡Ellos volverán pronto y feliz acudiré a sus salas!
Eliminar¡Qué lindos recuerdos! Aun me acuerdo que mi primera lectora CD era una Creativa, venía en un kit con la placa de sonido AWE-32 y me había costado... 1000 dólares! ¡Un locura! También recuerdo como compraba todas las revistas de informátic que traían CDs de regalo con cientos de programas. Y, comono no, cuando empezábamoa a copiar películas. ¡Larga vida al CD!
ResponderEliminarSaludos,
RICARDO
Me alegra que te haya gustado este texto que escribí desde la nostalgia y con mucho cariño para compartir. Como tú, creo que los CD difícilmente se irán, no producidos y usados como antes, pero al menos en música aún les veo mucho tiempo por delante (si bien creo que el último me lo habré comprado hace más de una década y no recuerdo cuál).
Eliminar¡Cuántos recuerdos compartimos, Elwin! De esas "torres" o "tarrinas" compré un montón, y llenaba carpetas y carpetas con CDs primero, y DVDs después, que contenían películas y series, que pirateábamos sin conciencia alguna con los derechos de autor.
ResponderEliminarMi primera grabadora de CDs me costara 17000 pesetas (unos 100 euros), y después compré como seis o siete más, que ya grababan DVD. Ahora tengo una en el ordenador que no uso desde hace años.
¿Sabes una cosa muy curiosa de España? La SGAE, la Sociedad General de Autores y Editores de España, lograra que el gobierno le aprobase un canon que se aplicaba a los CDs grabables, pendrives, discos duros... incluso querían que gravase las conexiones a internet, que según ellos se usaban solo para piratear. Pues nosotros¡comprábamos los CDs/DVDs grabables en Portugal, a través de Internet! Qué tiempos.
Por cierto, y haciendo spam, comencé un nuevo blog, para hablar exclusivamente de cine: tomasrivera.net
No tengo comentarios, igual que en KindleGarten, porque me cansa supervisar comentarios basura.
Un abrazo, Elwin.
¡Hola! Me alegra mucho volver a saber de ti luego de tanto tiempo y también que este post que escribí tan arraigado en la memoria y los sentimientos te haya sido grato. Lo que me cuentas es muy interesante y me recuerda las políticas tan "especiales" de la Madre Patria como que todas las pelis y series emitidas en TV y el cine debían ser dobladas al español de España (supongo eso ya no se hace de manera obligatoria ¿O sí?)
EliminarCon gusto le echaré un ojo a tu nuevo blog, pero no dejo de lamentar tu decisión de no permitir dejar comentario (es una linda manera de mantener contacto). Podríamos charlar por el chat de Gmail, ya que tienes mi correo ¿Te parece?
Sí, tengo tu correo, gracias a Gmail que lo guarda todo.
EliminarCuriosa esa ley de doblaje que teneis, Elwin. Aquí en España el doblaje no es obligatorio. Sí lo fue durante la dictadura franquista, que prohibía también que los negocios y empresas tuviesen nombres en otros idiomas. Con el doblaje podían censurar lo que quisieran.
Aquí actualmente hay incluso una cierta corriente de rechazo al doblaje, sobre todo en la gente más joven. Tiene algo de superioridad moral, de fardar de saber inglés y despreciar a quien no lo sabe. Pero bueno, también hay españoles que desprecian el gallego, catalán y euskera y se niegan a que sus hijos los aprendan y usen, y a cambio ellos les hablan en inglés. Muy español todo.
Hola de nuevo. No me entendiste, en Chile no hay una ley como esa...¡Yo me refería a tu país! (pero me doy cuenta de estaba equivocado y me alegro sea así). Triste ese espantoso racismo que mencionas...o nacionalismo, cuando se trata de lenguas y culturas tan hermosas. Mi correo de Gmail es elwivenking@gmail.com Espero saber de ti. Un abrazo.
EliminarYo todavía los tengo, pero mis DVD (queda alguno que otro CD perdido por ahí...). Tengo un computador de escritorio con grabador, pero que tiene que estar con un disco siempre instalado, porque si está vacío cuesta un mundo que se abra (y a lo mejor ya no se abre), y un notebook todavía funcional - y desde el cual escribo estas líneas - que tiene el grabador funcionando, y en el cual me estoy haciendo el ánimo de ver las películas que grabé y nunca miré...
ResponderEliminarPero es cierto, cayó por lo mismo que le hizo al diskette: mayor capacidad y facilidad de manejo, no pudo hacer el mismo salto que los pendrive (mi primer pendrive tenía 128 megas de capacidad, y el último que me regalaron tiene 128 gigas... Así no se puede).
¡Computadores de escritorios...Hace años que no tengo el mío y que recuerdo me salió bien caro! El note de anterior al precursor de este todavía me sirve y tiene su grabador de DVD, pero no sé si funciona, que al menos sí me lee datos...Ahora prefiero tener todo en discos duros, sin contar el material original que poseo.
EliminarLo de los pendrives es en realidad sorprendente, que más encima apenas usan espacio físico.
Yo todavía uso CD para guardar material, especialmente películas. Cuando tenga un pendrive con muchos gigas renunciaré a ellos, pero todavía no.
ResponderEliminarSoy más práctico y he optado por almacenar todo en archivos digitales, que es increíble la de espacio que ahorras... ¡El año pasado me deshice de carpetas y/o estuches con miles de cd copiados!
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