domingo, 22 de noviembre de 2020

Encuentros y Reencuentros, parte 3: MOSPEADA (I)

 

1. Genesis Climber MOSPEADA.
 
    Se trata de un animé de ciencia ficción emitido entre finales de 1983 y principios de 1984 en Japón, compuesto por 25 episodios y que quienes cuando fuimos niños entre la década de los ochenta y los noventa, conocimos como la saga final de Robotech, en lo que vendría a ser La Nueva Generación, también llamado como La Tercera Guerra Robotech o de manera más informal bajo el nombre de La Saga Invid…Para ser sinceros, uno que otro detalle no más diferencia la versión original de la americanizada por Carl Macek (incluyendo los desnudos que aparecen por ahí), entre los que cambian unos cuantos nombres propios, títulos de las locaciones y fechas para hacer calzar todo dentro de la versión americanizada.
    A mediados del siglo XXI invade a la Tierra una extraña raza alienígena conocida como los Inbit (Invid en la adaptación gringa), quienes causan tal devastación con su poderío, que al menos el continente americano (donde transcurre esta historia), pasa por una crisis demográfica y desperdigándose a raíz de ello los pocos sobrevivientes humanos; todo ocurre a través de un paisaje bastante cambiado en algunos casos y formándose nuevas zonas urbanas en las ruinas de otrora ciudades poderosas o en pequeños pueblos, donde la tecnología ahora es un bien escaso.  En su mayoría estamos frente a un escenario que nos recuerda mucho el del llamado Far West, donde la vida no es fácil, las comunidades son diminutas y casi dedicadas por entero a la agricultura o a la minería (al menos dentro de lo que pudimos ver).  Entre medio de todo esto, se encuentran los miembros de la resistencia a los extranjeros, que ya llevan décadas dominando nuestro mundo, desde que comienza la aventura de los protagonistas, entre terrestres civiles y militares sobrevivientes de una primera expedición venida desde Marte a recuperar el planeta madre (confrontación que perdieron, claro).  La serie gira en torno a un grupo liderado por el único hombre en pie de la segunda oleada liberadora marciana, al que se unen varios sujetos muy singulares y queribles, la verdad mucho mejores personajes que su propia cabecilla; es así que este anime trata sobre el largo viaje desde América del Sur (al parecer Brasil) hasta Estados Unidos para eliminar de una vez al enemigo, ya sea por ellos mismos (¡Vaya que se tienen fe!...y  no lo digo de manera irónica, sino porque en verdad uno llega a encariñarse con los protagonistas, lejos mucho más que los de Southern Cross y en mi caso incluso más que con los de Macross) o uniéndose a otros guerreros.  Entre medio de esta odisea, vamos conociendo el pasado de casi todos ellos, quienes se van encontrando con varios individuos, que en un puro episodio como coprotagonistas logran impactarnos; asimismo, también tienen un papel especial los propios Inbit y es que estos seres, resultan ser mucho más complejos que los enemigos de las otras series que formaron Robotech, puesto que su conducta y agenda secreta para invadirnos, es por completo distinta, dándole a la trama conflictos y trasfondos no apreciados en los otros títulos mencionados.



2. Por qué amo a esta historia.
 
    De las 3 partes que componen Robotech, como ya he dicho antes, esta es lejos mi favorita; razones tengo de sobra y ahora que la volví a ver luego de más de quince años y en su versión original, reafirmo mis palabras; puesto que esta vez la miré con un espíritu más crítico y pensando en qué había en ella como para amarla tanto.  A ver, vamos por parte.
    En primer lugar, algo que es por completo exclusivo de este programa (o saga, si se le considera como parte del show occidentalizado), viene a ser el grupo en el que se centra la historia.  Y es que en esta ocasión la trama posee un carácter coral, que ahora más que nunca los acontecimientos giran en torno a varios personajes, en la práctica todos ellos con el mismo nivel de importancia y que en su individualidad aportan bastante con sus propias habilidades y formas de ser, hasta formar una verdadera familia; se trata de una comunidad que se necesita, respeta y quiere mutuamente, cuyos destinos se unieron por el azar y las circunstancias, llegando a convertirse en más que amigos.  Hay dos romances entre sus componentes, diferentes en la forma en la que se desarrollan entre sí, pero sumados a la relación estrecha que ha nacido entre todos ellos, resulta emotivo ver la dinámica que han conseguido (como cuando llegan a una ciudad bien conservada debajo de una capa de hielo, celebran el cumpleaños sorpresa de una de sus compañeras o sufren cuando esta misma ha decidido dejar el grupo momentáneamente).  Para que todo lo anterior ocurra, por supuesto que debemos tener personajes entrañables, un equipo heterogéneo que se apoye en figuras con las cuales podamos simpatizar y hasta sentirnos reflejados, algo que incluso ni en Macross se consigue tanto como en este título; ninguno de ellos está caracterizado de manera débil, ni te desagrada (incluso la niña del grupo, que pese a sus berrinches, aporta humor a los momentos más dramáticos y luego sabemos que podemos confiarles también nuestra vida, contar con ella…).  Cuando hemos terminado de ver Mospeada, se echan de menos estos personajes, que quisiéramos más historias suyas, puesto que se han encarnado en nuestros corazones y si los conocimos siendo aún niños o en los primeros años de nuestra adolescencia, es entendible la añoranza que nos provocan; porque estuvieron ahí para “hablarnos” y “contarnos”, acerca de temas que ya nos interesaban en aquel entonces y con un realismo bastante estremecedor, pese al ambiente de ciencia ficción en el que transcurre todo esto: la soledad, el compañerismo y la lealtad.
     Desde los orígenes del manga (cómic japonés), cuando comenzó a desarrollarse esta rancia tradición artística, con autores de la talla de Osamu Tesuka, estas obras tratan una historia de connotaciones épicas y que se extiende de manera continua a lo largo de sus varios episodios; un ejemplo de ello, viene a ser nada menos que La Princesa Caballero, editada por primera vez en la década de los cincuenta del siglo pasado, del mismo “Dios del Manga”, la cual en cada capítulo va abordando la trama de manera cronológica.  Luego, el mismo animé posee este carácter y tanto en el papel, como en las producciones audiovisuales, en su mayoría apreciamos este elemento.  Respecto a todo lo afirmado en las anteriores líneas, Mospeada es un caso especial, puesto que si bien trata acerca de la lucha en contra de los Inbit, lo que motiva las acciones de sus personajes hasta su espectacular final, en su mayoría los episodios poseen un estilo autoconclusivo; y eso es algo que particularmente me gusta mucho, puesto que considerando que ahora mismo las producciones gringas televisivas han optado por esa tendencia, se echan de menos los títulos en los cuales nos encontramos con una excelente aventura de un solo capítulo, donde nos consiguen sorprender y emocionar, algo que con el caso presente sucede con creces.  Más de dos decenas de potentes historias, tenemos para disfrute nuestro en la obra que hoy nos reúne, donde los protagonistas se enfrentarán a aventuras de todo tipo, igual ellas ligadas a los invasores; sin embargo, todas estas nos contarán casos de enorme heroísmo, aunque también acerca de los vicios y debilidades del ser humano, para luego volver a enaltecer lo mejor que puede haber entre nosotros; ya que nuestros protagonistas son tanto ejemplo de lo recién mencionado, como son testigos de lo uno y de lo otro, gracias a los personajes variopintos con los que se cruzan en el camino.  En este sentido, emocionantes son los episodios que nos cuentan sobre el héroe de guerra “caído” y con el que se encuentran casi al principio de la serie, la visita a un pueblo donde no quieren confrontación contra los inbit y donde uno de los protagonistas va a dejar un libro a un viejo amigo, el encuentro con los veteranos de guerra que han perdido la fe en sí mismos, el drama del soldado ciborg y el de la periodista que conocen poco antes de finalizar el animé (entre otros, claro).
     Uno de los grandes temas de las narraciones desde la época de la oralidad (mitos y leyendas) es el del viaje, ejemplos que encontramos tanto entre aquellas que son tanto clásicos, como la semilla de muchas otras que hoy reverenciamos como La Odisea, los relatos bíblicos de Noé y de Moisés, el Poema del Mío Cid y La Divina Comedia, por solo mencionar algunos.  Al respecto, los artistas no han dejado de inspirarse en ellas, puesto que la vida misma es un largo viaje que solo termina con la muerte (y para los creyentes, este es solo el paso a otro viaje más maravilloso) y en este sentido el manganime no puede quedar exento de dicho tópico.  Si comparamos a la luz de este asunto Mospeada, con los dos títulos ya revisados en El Cubil, encontramos que Macross sí aborda esta temática en su primera parte, cuando el SDF-1 es transportado accidentalmente al espacio y luego debe regresar a la Tierra; Southern Cross trata del descubrimiento del “Otro” debido a la guerra, sin embargo pese a que Jeanne Fránçaix/Dana Sterling y su gente, visitan las naves-mundo de los Zor/Maestros de la Robotecnia, el viaje en sí no es determinante para el desarrollo de la historia… En cambio con el presente anime que ahora nos reúne, el viaje es esencial dentro de la motivación de sus protagonistas y es lo que ayuda a conocerlos mejor, así como al mundo que los rodea tan distinto al nuestro y aún así tan cercano a este mismo como al de otros grandes relatos.  Muchas aventuras pasan entre medio, cada una con sus puertos, pruebas y personajes invitados, que mientras dure su misión nunca se quedarán mucho tiempo en ese mismo lugar y es justamente todo esto lo que al menos a mí me hace tan atractiva esta saga; que la vida es un constante descubrimiento y eso es lo que vemos a medida que se va desarrollando un argumento como este.
    Desde pequeño, cuando veía westerns con mi papá, que amo este subgénero y en ese sentido ahora ya adulto y luego de un montón de obras correspondiente a tal temática, me he dado cuenta ahora de que Mospeada tiene mucho de esto.  Y es que al estar casi toda ella ambientada en tierra, las diversas historias y ambientación que conforman el argumento central, la convierten en un western de ciencia ficción.  Las confrontaciones no solo con los Inbit, sino que con otros humanos, villanos, es al más puro estilo de las disputas entre vaqueros; de hecho, muchos personajes y pueblos con los que nos encontramos acá poseen las características de estas obras, donde hombres y mujeres deben conquistar con su propio valor y manos un suelo agreste, donde impera la ley del más fuerte, hay señores que ostentan el poder para bien o para mal como líderes de estas comunidades, aparecen forajidos y bandoleros, caballos varios, cantinas, etc.   Hay una apariencia retro en buena parte del show, que no dejo de disfrutar en medio de la tecnología futurista y la presencia de las criaturas extraterrestres.



3. Otras apreciaciones.
 
    Los 3 casos que se convirtieron en la materia prima de Robotech poseen robots, mechas y  naves (entre humanas y alienígenas) por doquier…Cada uno con sus propios diseños, que para quienes vimos este programa en los albores de nuestra existencia, no dejaron de maravillarnos… Sin embargo, en el caso de Mospeada o La Nueva Generación, dichos vehículos y armaduras me resultan más llamativas que nunca y ello debido a su apariencia orgánica; es así, que en lo que a los Inbit se refiere, nos recuerdan varias de ellas a gigantes crustáceos, cada modelo precioso en su configuración, lo que las hace verse amenazantes, extrañas y exóticas; las mismas naves transportadoras de soldados extraterrestres, parecen colosales conchas y respecto a todo esto, la configuración de los recintos del enemigo son muy llamativos (Me pregunto si alguna vez en mis anteriores revisiones de la serie, me había dado cuenta de la clara connotación fálica de sus edificios). Y en lo que respecta a la tecnología humana, los Mospeada (Ciclones en la versión gringa), se ganaron el corazón de muchos, que estas motos transformables en verdad son preciosas y dan ganas de tener una real o al menos a escala.
    Cabe mencionar que cuando llegó a estos lares Robotech, otra época, cuando muchos de nosotros éramos “blancas palomitas” y pensábamos diferente, que nos quedaba aún mucho por vivir, el personaje de Yellow Belmont/Yellow Dancer fue el primer personaje cercano a la comunidad LGTB que conocimos; transformista más bien (que debemos tener claro que no es travesti, ya que este se hace pasar por mujer no por un tema de orientación sexual, sino porque su trabajo como artista y, además, para despistar al enemigo, lo ha llevado a interpretar a una fémina), quizás a más de alguien, entre menores y adultos, causó impacto y luego aceptado sin mayores contratiempo por esa audiencia tan inexperta en tales temas; no obstante se convirtió con rapidez en uno de los protagonistas más icónicos de la serie y que haya pasado esto concretamente entre los chilenos, que aún vivíamos en la dictadura militar de Pinochet, es algo para tener en cuenta a la hora de hablar de las virtudes de esta serie y lo que hacen los japoneses con sus fantasías: que detrás de todas estas fantasías, la humanidad de sus personajes y los temas planteados en medio de tales historias, son reflejo de la realidad de una manera tal, que los gringos no se atrevían a hacer en sus producciones animadas incluso hoy en día, porque pensaban que el formato debía ser de carácter familiar y/o infantil (salvo honrosas excepciones y entre ellas el propio Carl Macek que tuvo la valentía de traernos estas historias).  En tiempos en los cuales palabras y valores tales como diversidad, inclusión, tolerancia y minorías sexuales no formaban parte de nuestro lenguaje cotidiano, una obra como Mospeada marcó precedentes.

 


Opening (para mí lejos lo mejor su animación, que la canción no es de mi gusto).

2 comentarios:

  1. Hola, Elwin. Como sabes, nunca vi nada de esto. Sin embargo, me sorprende, para bien, lo que cuentas al final, sobre ese personaje que era muy cercano a lo que hoy en día sería una representación LGTB. Quizás en su tiempo pudo haber "levantado ampollas" como supuestamente pasó con la frase "pechos fuera" de la robot Afrodita en Mazinger Z.

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    1. Si te animas a ver series clásicas del animé, ojalá comiences con Robotech o al menos con las versiones originales de Macross y Mospeada; en verdad son maravillosas. En cuanto a Yelow, no recuerdo que en su tiempo escandalizara a nadie.

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