3.1. El miedo
otra vez.
La tercera “novela corta” que comprende la
colección de historias Cuatro Después de Medianoche de
Stephen King, recibe el curioso nombre de El Policía de la Biblioteca. Su título puede parecer poco atractivo e
incluso ridículo por tratarse, supuestamente, de una idea infantil…Pero
justamente con eso tiene que ver, en buena parte, esta en verdad impactante
historia: sobre los terrores infantiles, que incluso no nos dejan aun cuando
somos adultos. Es así, que le
corresponde “marcar” nada menos que las
tres después de la medianoche, hora considerada por la tradición como la
verdadera hora de las brujas (puesto
que al haber muerto en la Cruz Jesús a las tres de la tarde, según se afirma,
el Diablo al querer invertir todo lo sagrado, estableció esa otra hora como
ofensa a Dios). Y es que si bien puede
ser la menos conocida de las narraciones, que comprenden el tomo que todavía
nos reúne, puesto que las dos primeras tienen sus propias adaptaciones
audiovisuales y en cuanto a aquella que le sigue a esta otra, posee cierta fama
por méritos propios, El Policía de la Biblioteca es un
texto desgarrador en muchos sentidos y que sobresale por ello, entre el resto
de las piezas que comprenden el libro.
La trama gira en torno a Sam Peebles, un
vendedor de seguros que vive en una de esas pequeñas ciudades tan habituales en
la bibliografía kingniana y que por hechos fortuitos se ve obligado a dar un
discurso al Club de Rotarios al que pertenece.
Impulsado por una secretaria a la que conoce, acude a la biblioteca del
lugar para pedir prestados algunos libros, que le puedan ayudar para hacer más
atractivo su parlamento. Cuando llega a
su destino, de inmediato el ambiente dentro de él parece anormal (con detalles
impactantes descritos por nuestro autor, que le dan un aire pesadillesco y que
en verdad se hacen sentir para el lector)
y todo se vuelve aún más tenebroso, cuando hace su aparición la
bibliotecaria, una mujer que no puede dejar de provocar incomodidad. Sam se lleva consigo un par de textos de
apoyo, con la clara advertencia de devolverlos en la fecha correspondiente; con
posterioridad su intervención en el club resulta ser un éxito abrumador,
gracias a la inspiración dada por los textos, pero cuando viene a ser la fecha
de cumplir con su obligación de entregar lo prestado, se da cuenta de que los
ha perdido y entonces comienza un verdadero calvario, que irá en crescendo
hasta límites insospechados.
El ominoso personaje que da nombre a esta
novela, supuestamente corresponde a una leyenda urbana o a una figura del
folclor infantil. Tal como dice su
propio calificativo, corresponde a una entidad que va detrás de los
“infractores” con libros pendientes que entregar, sin dejarlos tranquilos hasta
que lleguen a ponerse al día; sin embargo, no se trata de un trabajador
asalariado de la institución, de una persona como cualquier otra, si no que de
una criatura sobrenatural y monstruosa, que más encima está ligada a la misma
mujer que atendió al protagonista, cuando solicitó los servicios de la
biblioteca.
3.2. La esencia
del mal.
Una historia como la que viene a ser El
Policía de la Biblioteca, sin dudas que aborda el tema del mal, sus
distintas manifestaciones e impacto en la vida de los seres humanos. Por lo tanto, en esta obra encontramos a nada
menos que dos criaturas (o tal vez solo una, con la capacidad de cambiar de
forma), que vienen a ser monstruos malignos, tal como es habitual en las
narraciones de horror fantástico. Se
trata de entidades depredadoras, una de ellas que claramente se alimenta del
miedo de sus víctimas, carentes de toda humanidad y que solo tienen dentro de
sí lo peor que podemos hayar entre las personas.
Una de estas viene a ser el citado Policía
de la Biblioteca, que a lo largo de todo el texto se encuentra en la práctica
como una sombra latente, pues se le menciona en repetidas ocasiones, pero que
solo aparece un par de veces; no obstante, cuando lo hace, uno no puede dejar
de leer, maravillado (y horrorizado) ante lo que está sucediendo. El miedo a la autoridad castigadora y por
completo alejada del resto de los comunes mortales, que se encuentran bajo su
yugo, viene a ser parte del simbolismo detrás de esta figura, que nos recuerda
a todos aquellos abusadores de su poder por sobre los más débiles. Hay un pavor irracional detrás de algo así,
que a lo largo de la narración, son los pequeños quienes aceptan sin vacilaciones
la existencia de algo con una naturaleza tan anormal; de este modo, una idea
tan “ridícula” como este particular policía, solo puede apesadumbrar a quienes
dan cabida en sus vidas a posibilidades como esta, sin ponerlo en duda…Luego
solo un adulto que aún mantiene vivas fobias como estas, puede llegar a ser
vulnerable a su dominio.
Si la monstruosidad de más arriba puede
provocarnos rechazo, un sujeto como Ardelia Lortz, la bibliotecaria, viene a
ser la mayor representación del mal como algo puro y de dimensiones
sobrenaturales. Su imagen femenina,
propia de los llamados súcubos de la
demonología (demonios hembra que someten a los hombres por medios sexuales), es
propia de aquellos sujetos o criaturas, que se valen del engaño para atrapar a
sus víctimas; más encima se trata de alguien o algo, que se vale de la imagen
supuestamente maternal para aprovecharse de los pequeños, sus principales
víctimas. Más encima, esta arpía es la
responsable de todas las vicisitudes de los protagonistas, razón por la cual le
corresponde el papel de la villana por antonomasia dentro de esta historia.
Como estamos frente a un mal con las
características arriba señaladas, que no hay que olvidar tiene ribetes mágicos,
no deja de estar presente su capacidad para contaminar aquello que lo rodea y a
las personas que tienen la mala suerte de cruzarse en su camino. Ahora bien, en el mundo real esto sucede con
aquellos que han abrazado el mal como una forma de vivir (dictadores,
criminales de sangre, torturadores, etc.), no obstante, cuando estamos hablando
de algo “espiritual”, que solo es mal en estado puro, es habitual mostrarlo en
la literatura de terror como algo que termina pudriendo su entorno y en especial
todo lo bello, bueno e inocente que haya a su paso. Es así que la mencionada biblioteca, un
sitio que debería ser por completo acogedor y más a la hora de recibir a los
niños (tal y como le tocaba hacer a Ardelia), aparece cuando la visita el
protagonista, en al menos como tres ocasiones, como un lugar siniestro,
pesadillesco; los numerosos detalles con los que King describe este edificio,
manchado por la purulencia de su encargada, son sinceramente magníficos:
“Sam miró a la izquierda; la leve sonrisa
de su boca se congeló y, después, desapareció. Había una lámina que mostraba un
coche grande y oscuro alejándose a toda velocidad de lo que se suponía era una
escuela. Un niño miraba por la ventanilla del lado del acompañante. Tenía las
manos apoyadas en el cristal y su boca estaba abierta en un grito. Al fondo, un
hombre —sólo una sombra vaga y ominosa— se echaba sobre el volante, conduciendo
a toda pastilla. Las palabras que había debajo eran:
¡NUNCA SUBAS AL
COCHE DE UN EXTRAÑO!
Sam reconocía que esta lámina y la de
Caperucita que había en la puerta producían las mismas emociones primitivas de
terror, pero ésta le parecía mucho más inquietante. Naturalmente, los niños no
debían aceptar subir a los coches de los extraños y, naturalmente, había que
enseñarles a no hacerlo, pero ¿era ésta la manera adecuada de señalarlo?
«¿Cuántos niños habrán tenido pesadillas
durante una semana por culpa de este pequeño anuncio del servicio público?», se
preguntó.
Y había otra lámina, colocada frente al
escritorio de salida, que provocó un helado estremecimiento a Sam. Mostraba a
un niño y a una niña de unos ocho años, asustados, que retrocedían ante un
hombre con gabardina y sombrero gris. El hombre parecía gigantesco, y su sombra
se proyectaba sobre los rostros levantados de los niños. El ala de su fedora
estilo años cuarenta proyectaba su propia sombra, y en sus negras profundidades
resplandecían los ojos del hombre de la gabardina. Parecían trocitos de hielo
que observaban a los niños, paralizándolos con la mirada torva de la Autoridad.
Mostraba una placa con una estrella..., una estrella rara, de por lo menos
nueve puntas. Tal vez de hasta una docena. El mensaje decía:
¡EVITA AL POLICÍA DE LA BIBLIOTECA! ¡LOS NIÑOS BUENOS DEVUELVEN SUS LIBROS A
TIEMPO!
Volvía a sentir aquel sabor en la boca,
aquel sabor dulce y desagradable. Y se le ocurrió una idea extravagante y aterradora:
«Yo he visto antes a ese hombre.» Por supuesto, eso era ridículo, ¿no? Sam
pensó en lo que le debía de haber intimidado esa lámina cuando era niño, en
cuánto placer simple y puro debía de haber eliminado del seguro refugio de la
Biblioteca, y sintió indignación. Dio un paso adelante para examinar más de
cerca la extraña estrella, sacando al mismo tiempo su paquete de caramelos del
bolsillo.”
Pero también está presente una maldad
mucho más realista, por no decir verdadera: la del ser humano. De tal modo, al estar frente a una historia
de terror sobrenatural como esta, que se sostiene en la idea de que existe una
especie de esencia del mal, de la que supuestamente provienen los actos
deplorables de los mortales, cuando nos encontramos con el episodio que aquí se
describe…Imposible que el lector no se impacte.
Porque por mucho que en estas páginas encontremos horrores, que bajo la
maestría de King no pueden ser más espantosos y nos recuerden nuestros propios temores
irracionales e infantiles, la existencia de la monstruosidad humana (bajo la
figura de un pedófilo más encima), tiene lejos mayor impacto dentro de la mente
de un lector cuerdo: una persona enferma, un psicópata o simplemente alguien
que guste dañando a su prójimo, por sí solos pueden causar lejos más daño que
un montón de monstruos de ficción.
3.3. Conexión
con “It”.
La criatura que es Ardelia se alimenta
de miedo, el que extrae de una forma bastante truculenta de sus víctimas; más
encima sus presas son niños pequeños, a los que llega por medio de su aparente
imagen enternecedora. El ser puede
cambiar de forma, a veces bajo la figura de los miedos de cada persona y otra
tomando un aspecto más “humano”, a manera de su imagen pública; su verdadero
aspecto, la verdad, que nunca lo llegamos a conocer y su mismo origen también
se vuelve todo un misterio dentro de la narración (pues en la vida real… ¿Cuándo
llegamos a saber por completo la razón de por qué suceden las cosas?). La maldad puede llegar a nuestra existencia
cuando menos lo esperamos, de formas insospechadas y así es como bien sucede en
este tipo de historias.
No es primera vez que nuestro autor
aborda estos temas, que por algo es llamado “El Rey del Terror” y al respecto
leyendo, como disfrutando esta obra, el llamado “Lector Constante” suyo no
puede dejar de acordarse de lo descrito en It.
En su famosa novela conocemos al monstruo llamado como Eso (en español) y también como Pennywise, cuando este asume la
identidad de un payaso de lo más aterrador.
Ahora bien, este último libro de más de mil páginas es anterior a El
Policía de la Biblioteca y paralelismo entre un texto y otro, en cuanto
a la naturaleza de la amenaza a la que se enfrentan los protagonistas, son
claras; de hecho, sus modos operandi para atacar a sus víctimas son parecidos.
Para ser justos, puede ser que a algunos
les parezca que el escritor se autoplagió en cierto sentido; no obstante,
mirando todo esto con ojos más críticos, cabe mencionar que la idea de seres
que se alimentan del miedo y pueden cambiar de forma, así como que sus víctimas
preferidas son niños pequeños, gozando de mancillar la inocencia de estos
mismos, abundan en la narrativa oral y escrita (acuérdense no más del Hombre
de Arena de las leyendas europeas y que E.T A. Hoffman inmortalizó en
el siglo XIX en su famoso cuento del mismo nombre).
Sin embargo, no se puede olvidar que
Ardelia es una especie de arpía que además usa la sexualidad para dominar a los
adultos (bueno, en la novela lo hace solo con una persona, aunque claramente
ello podría haberlo hecho antes con otra gente y volver a realizarlo a futuro),
algo que para nada sucede con Eso/Pennywise, que carece de este aspecto más
sensual. Por lo tanto, al respecto la
“bibliotecaria” se emparenta además con los vampiros y con las lamias, estas
últimas monstruosidades femeninas que poseen una sexualidad desbordante.
3.4. Nunca es
tarde para nadie.
Como en otros títulos de Stephen King,
acá nos encontramos con personajes con pasados que los atormentan…La verdad es
que todo se centra en un muy particular trío, compuesto por el protagonista, la
misma mujer que le recomendó ir a la biblioteca (el viaje que ocasionó toda
esta historia) y un vagabundo. Cada uno
de estos, tal como nos tiene acostumbrados el “Tío Steve”, se encuentra
caracterizado de una manera única y entrañable, llegando a crearse una
inesperada armonía entre estos tres, tan grande, que buena parte del argumento
se sostiene en base a dicha relación; de tal manera, además, el tema de la
amistad (tan recurrente en la ficción kingniana), no deja de manifestarse en
esta pieza literaria.
Sam fue protagonista de un terrible suceso
de su infancia, algo tan trágico que llegó a bloquearlo de su memoria, si bien
rastros de ello quedan y de alguna manera llegan a conectarse con sus
experiencias con Ardelia, la biblioteca y su muy aterrador policía. Solo cuando logra traer a la conciencia ese
episodio, recién le es posible encontrar la manera de cómo enfrentar a la
maldad que anida en su pueblo.
Dave “El Sucio” Duncan es un mendigo que
vive reciclando los viejos diarios y revistas, de los residentes del
lugar. Con un alcoholismo que a duras
puede controlar, en un principio aparece como un personaje de menor relevancia
para la trama; no obstante, luego nos enteramos de que en su juventud conoció a
Ardelia cuando esta llegó al pueblo y que fue su estrecha relación con ella, lo
que lo llevó a perderse en la vida. Una
vez que se da cuenta de que su pesadilla ha regresado, logra superar las taras
que lo condenaron por tantos años y se une a la cruzada de Sam y Naomi para
derrotar al enemigo. Sin dudas, viene a
ser el mayor héroe de la historia (¿O la palabra correcta para designarlo sería
antihéroe?), puesto que se gana el
corazón de los lectores con facilidad, en especial cuando nos cuenta su propio
drama con Ardelia; por otro lado, sus problemas con la bebida lo acercan mucho
al mismo Stephen King, quien por los años en que escribió esta narración pasaba
su calvario personal con este vicio y otras dependencias que estaban dañándolo,
tanto a él como a su misma familia (de modo que Dave es, como no, una clara
proyección del mismo King).
Naomi, sin dudas, corresponde a la más
centrada de los tres que conforman el trío protagónico, si bien para llegar a
conseguir la armonía que la caracteriza, tuvo que pasar por su propio camino de
tribulaciones, algo que nunca llegamos a conocerlo de forma integral (debido al
carácter reservado de esta admirable mujer).
Además, debido a sus actividades ayuda a ser el nexo entre los dos
hombres que componen el equipo, que se enfrentará a Ardelia y al Policía de la
Biblioteca; por lo tanto, se le puede tildar de alguien angelical, puesto que
es la responsable de que gente como Sam y Dave, puedan lograr la redención,
apoyándolos de manera incondicional. Por
otro lado, en ella encontramos a una representante de quienes han conseguido
superar sus errores del pasado, ganando cierta sabiduría y estabilidad, que los
convierte en mejores personas de lo que alguna vez fueron.
3.5. La
literatura siempre.
Como profesor de literatura y escritor,
pero además como gran amante de esta expresión artística, Stephen no deja de
sorprendernos con su inmenso conocimiento del tema, entre clásicos y títulos
más modernos, por no mencionar su admiración hacia sus colegas de antaño y
contemporáneos. De esta manera en
repetidas ocasiones hace mención directa e indirecta a todo ello, a través de
diversas de sus narraciones (por no decir todas), que en ocasiones sus trabajos
son claros homenajes a las grandes obras maestras que lo han inspirado (de ese
modo, Cementerio de Animales es su tributo al famoso cuento La
Pata del Mono de W. W. Jacobs, Salem´s Lot su reinterpretación de Drácula
de Bram Stoker y El Resplandor viene a ser su
revisión personal de La Maldición de Hill House de
Shirley Jackson…Por mencionar solo algunas de sus obras).
No debemos olvidar que El
Policía de la Biblioteca tiene estrecha relación con el arte de las
historias, desde el importante detalle de que buena parte de su trama
transcurre en una biblioteca (tal como dice su nombre), hasta por el hecho de
que en cierto sentido se trata de una proyección adulta y en tono de terror de
los viejos cuentos infantiles de hadas (no olvidemos las deformaciones de estos
clásicos que contaba Ardelia a los pequeños durante sus lecturas y la espantosa
caricatura de Caperucita Roja que hay en la versión de la biblioteca del
pueblo, regentada por la mencionada bibliotecaria).
Por otro lado, a lo largo de esta novela
(me niego a llamar derechamente a los 3 textos que comprenden Cuatro
después de la Medianoche como novelettes
o novelas cortas, debido a su extensión, lejos mucho mayor que varios
libros que encontramos por ahí), el autor nombra nada menos que a Robert McCammon (escritor con el cual se le ha comparado más de una vez, ya sea para
bien o para mal) cuando se refiere nada menos que a su libro El
Canto del Cisne; asimismo, incluso se menciona a sí mismo, llevando a
la metaficción su propio nombre y narraciones (algo que ya hizo con La
Zona Muerta y con posterioridad desarrollaría de manera más compleja en
el sexto tomo de La Torre Oscura, La Canción de Susannah, al
convertirse en un personaje secundario dentro de esta entrega).
Especial papel dentro de la trama viene a
tener la novela histórica La Flecha Negra de Robert Louise
Stevenson, título que se mencionará cuando llegamos a conocer (con mucha impresión
de parte de varios lectores, entre ellos su servidor) el gran trauma que Sam
pasó en su infancia, marcándolo para el resto de su vida. Debe saberse que poco después de haber
escrito esta obra, King volvió a darle cierta relevancia a Stevenson en uno de
sus títulos, siendo esta vez La Isla del Tesoro, el
texto que en La Tienda de los Deseos Malignos le corresponde ser
homenajeado.
3.6. El final.
Tras el poderoso clímax de esta obra (a
mi parecer el mejor de las 4 historias que comprenden esta colección), viene el
verdadero final. Esta vez no hay
epílogo, a diferencia de otros trabajos de King, tal como sucede con Ventana Secreta, Secreto Jardín; no obstante, valioso viene a ser que la
confrontación final de los protagonistas con Ardelia ocurre en un plano
distinto.
Si el clímax se dio “a lo grande”, con mucha
acción y la espectacularidad a la que nos tiene acostumbrados “El Tío Steve”,
el tema termina por resolverse de una manera mucho más intimista y, sin dudas,
de forma poética. Al respecto, cabe
mencionar que esta vez no son la valentía, ni el autosacrificio los valores que
consiguen derrotar al mal, sino que son la fe, la esperanza y, en especial el
amor, aquello que consigue eliminar a una criatura como Ardelia, alguien
incapaz de cobijar en su negro corazón estos sentimientos.
Espantosa ilustración que muestra a Ardelia, alimentándose del miedo de un niño. |
Elwin:
ResponderEliminarSe nota que te gustó esta novela corta, por la extensión del artículo. No es uno de los relatos más populares de King, pero injustamente casi nunca es destacado. Creo que tu artículo hace justicia, porque es una gran, pero una gran historia. Muy atrapante, muy original y muy terrorífica también.
Felicitaciones por el brillante análisis!!!
Saludos,
RICARDO
Viniendo de ti, un verdadero experto en King, tus palabras son muy bien recibidas. En verdad creo que esta historia debe hacerse conocida ¿Por qué no la han adaptado?...¡Lo exijo rotundamente!
EliminarAhora quedé con la curiosidad para leer este relato. Voy a ver si lo ubico y lo comienzo en Enero, pues por estas fechas suelo leer otros temas. Las menciones al trabajo de Stevenson, en particular lo que cuentas de La Flecha Negra, me han llamado mucho la atención. No se si recuerdas, pero hace un par de años te conté que estaba leyéndola y que notaba mucho la influencia de ese libro en Game of Thrones. Tu me preguntaste si era un libro sobre indios y te contesté que no, que era sobre la Guerra Civil en inglaterra en el siglo XV. Un saludo, Elwin.
ResponderEliminarEfectivamente me acordé de ese detalle cuando me leí esta obra y me di cuenta de que "La Flecha Negra" es un "pecado de omisión" mío...Así que ya escribiré al respecto.
EliminarYa es bien sabido el estilo de Stephen KING de escribir en doble sentido, ejm la flecha negra de R l Stevenson, que es con la que atraviesan al pequeño Sam, lo mismo que Ardelia alimentándose de los miedos infantiles por medio de una protuberancia que le sale de la cara, una forma sutil de decir que los estaba v10l4nd0 sin decir que lo hacía
ResponderEliminar¡Interesantes ejemplos los que mencionas! Gracias, que se me escaparon
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