En el transcurso del año pasado HBO nos
regaló otra de sus magníficas series originales: Lovecraft Country.
Basada en la novela homónima de Matt Ruff (traducida a nuestra lengua como Territorio
Lovecraft) fue llevada a la pequeña pantalla por la guionista Misha
Green, quien además se encargó de escribir buena parte de los 10 episodios que
comprenden su primera temporada. El show
cuenta con la producción de gente tan “poderosa” en el medio como J. J. Abrams
y del oscarizado director, guionista y actor Jordan Peele, un artista
afroamericano que con solo dos películas de su creación propia, ha llevado el
género de terror a nuevos niveles, al otorgarle una crítica social quizás no
vista antes en el cine gringo; y es que en dichas cintas trató con ingenio
temas relacionados al racismo y las desigualdades entre la comunidades blancas
y negras de dicho país. Es así, que esta
producción posee una fuerte amalgama de aristas a la hora de disfrutarla y
analizarla, puesto que su manera de abordar el horror va más allá del
espectáculo visual que nos acostumbra dar HBO, sino que se trata de un fuerte
recordatorio sobre una mancha en la historia gringa que no se puede olvidar: Su
honda xenofobia y que hasta nuestros días perdura, pese al discurso
revisionista y políticamente correcto de muchos títulos usacas y en especial
provenientes de Disney.
Bellamente ambientada en los años cincuenta, nos cuenta de una familia afrodescendiente ligada por generaciones a una estirpe de brujos de origen caucásico, que de la noche a la mañana se ve involucrada en espantosos actos de magia y donde el orden de las cosas está a punto de ser cambiado de la peor manera; es así que cada uno de estos héroes y antihéroes se enfrentarán a las fuerzas del mal, aunque no solo sobrenaturales, sino que, además, como miembros de una comunidad considerada entonces por buena parte de los caucásicos como ciudadanos de la segunda clase, al espantoso racismo de un pueblo supuestamente democrático y librepensador.
Violenta y en el tono “más adulto” que hemos podido apreciar en las producciones de la empresa, la trama nos expone sin tapujos a los horrores del ser humano común y corriente, donde los victimarios se creen superiores a los otros y a quienes ni siquiera consideran sus semejantes; en este sentido, los villanos siempre serán los blancos (al menos hasta donde hemos podido atestiguar). Y he aquí lo que, a mi humilde parecer, resulta ser lo más espantoso de esta serie, puesto que se trata de algo real, que no solo corresponde al pasado de todo un pueblo orgulloso y, sin embargo, con muchas vergüenzas que ocultar; sino que tal como lo hemos podido contemplar en las noticias actuales, sigue tiñendo de sangre sus calles. Respecto a todo esto, el programa hace un impactante retrato de la sociedad de aquella época, cuando en muchos lugares del Sur de Estados Unidos los negros vivían obligatoriamente apartados de la mayoría blanca y si pisaban el territorio de estos, estaban expuestos a todo tipo de vejámenes (¡Y eso que hace rato se había abolido la esclavitud en el país!); justamente uno de los momentos más impactantes de esta primera tanda de episodios, que en todo caso todos se encuentran llenos de escenas que no nos dejan incólumes (por no mencionar los geniales diálogos y las grandes actuaciones de los actores detrás de ello), viene a ser cuando tres de los coprotagonistas son transportados al pasado y justo cuando ocurre el más atroz desastre de racismo en territorio yankee (¿Quién niega que podemos aprender historia de verdad con estos espectáculos?)… Sin dudas llega a dar rabia tanto odio e intolerancia al respecto, pero agradezco que los responsables de este título no le hagan la vista gorda al tema y quieran restregarles en la cara a sus “bienintencionados” o desmemoriados compatriotas, las bestialidades de su herencia; no olvidemos que quien no aprende de su pasado, está obligado a repetirlo.
Luego tenemos, como era de suponer, el elemento fantástico y que le da el nombre a este programa. Es así, que se nos da el gusto con toda la parafernalia argumental y visual que esperamos de este tipo de producciones: encantamientos increíbles, fantasmas, brujos de la peor calaña, casas hechizadas, libros malditos y hasta monstruos… ¡Si aparecen hasta los famosos shoggots de los textos lovecrafnianos! (y en verdad su diseño es para aplaudir). No obstante, quien espere mucho del llamado “Soñador de Providence” y de sus discípulos trasladados a la serie, al menos en su primera temporada, de seguro se defraudarán (como un muy querido amigo al que prefiero no invocar); sin embargo, tengo la esperanza de que a futuro habrán más apariciones propias de los Mitos de Cthulhu. Mientras tanto, se menciona de manera muy directa a varios autores ligados al terror clásico, aparte del propio Lovecraft, como a Bram Stoker y su inolvidable Drácula… ¡Y otros más que ya me olvidé, je! En todo caso, buena parte de la trama transcurre en la ficticia ciudad de Ardham, en clara alusión a Arkham, sitio tan célebre dentro de los escritos lovecrafnianos.
Solo un detalle no me gusta de este show y es que en contra de lo que habría esperado de una obra como esta, tan bien realizada en su conjunto… ¡No tiene créditos de apertura! Si bien un simulacro de algo parecido tiene, al aparecer alrededor del título un hermoso dibujo distinto para cada capítulo, relacionado con su historia central (la verdad es que no entiendo a HBO, puesto que nos ha dado preciosas secuencias al respecto, para sus ofertas programáticas, como bien son los casos de Juego de Tronos y Westworld, los que más encima cambiaban cada año para hacerlos más atractivos; mientras que en otros casos como este y El Visitante o Watchmen ni se “tomaron la molestia”).
En cuanto a los protagonistas, cada uno al menos tiene un episodio donde logra destacar y ganarse el corazón de los espectadores; cabe mencionar que en un principio aparecen como secundarios, hasta que luego nos sorprenden gratamente con sus propias aventuras, en el episodio donde se les otorga su protagonismo. La verdad es que están tan bien caracterizados, que imposible uno no opte por tener al menos un favorito.
Bellamente ambientada en los años cincuenta, nos cuenta de una familia afrodescendiente ligada por generaciones a una estirpe de brujos de origen caucásico, que de la noche a la mañana se ve involucrada en espantosos actos de magia y donde el orden de las cosas está a punto de ser cambiado de la peor manera; es así que cada uno de estos héroes y antihéroes se enfrentarán a las fuerzas del mal, aunque no solo sobrenaturales, sino que, además, como miembros de una comunidad considerada entonces por buena parte de los caucásicos como ciudadanos de la segunda clase, al espantoso racismo de un pueblo supuestamente democrático y librepensador.
Violenta y en el tono “más adulto” que hemos podido apreciar en las producciones de la empresa, la trama nos expone sin tapujos a los horrores del ser humano común y corriente, donde los victimarios se creen superiores a los otros y a quienes ni siquiera consideran sus semejantes; en este sentido, los villanos siempre serán los blancos (al menos hasta donde hemos podido atestiguar). Y he aquí lo que, a mi humilde parecer, resulta ser lo más espantoso de esta serie, puesto que se trata de algo real, que no solo corresponde al pasado de todo un pueblo orgulloso y, sin embargo, con muchas vergüenzas que ocultar; sino que tal como lo hemos podido contemplar en las noticias actuales, sigue tiñendo de sangre sus calles. Respecto a todo esto, el programa hace un impactante retrato de la sociedad de aquella época, cuando en muchos lugares del Sur de Estados Unidos los negros vivían obligatoriamente apartados de la mayoría blanca y si pisaban el territorio de estos, estaban expuestos a todo tipo de vejámenes (¡Y eso que hace rato se había abolido la esclavitud en el país!); justamente uno de los momentos más impactantes de esta primera tanda de episodios, que en todo caso todos se encuentran llenos de escenas que no nos dejan incólumes (por no mencionar los geniales diálogos y las grandes actuaciones de los actores detrás de ello), viene a ser cuando tres de los coprotagonistas son transportados al pasado y justo cuando ocurre el más atroz desastre de racismo en territorio yankee (¿Quién niega que podemos aprender historia de verdad con estos espectáculos?)… Sin dudas llega a dar rabia tanto odio e intolerancia al respecto, pero agradezco que los responsables de este título no le hagan la vista gorda al tema y quieran restregarles en la cara a sus “bienintencionados” o desmemoriados compatriotas, las bestialidades de su herencia; no olvidemos que quien no aprende de su pasado, está obligado a repetirlo.
Luego tenemos, como era de suponer, el elemento fantástico y que le da el nombre a este programa. Es así, que se nos da el gusto con toda la parafernalia argumental y visual que esperamos de este tipo de producciones: encantamientos increíbles, fantasmas, brujos de la peor calaña, casas hechizadas, libros malditos y hasta monstruos… ¡Si aparecen hasta los famosos shoggots de los textos lovecrafnianos! (y en verdad su diseño es para aplaudir). No obstante, quien espere mucho del llamado “Soñador de Providence” y de sus discípulos trasladados a la serie, al menos en su primera temporada, de seguro se defraudarán (como un muy querido amigo al que prefiero no invocar); sin embargo, tengo la esperanza de que a futuro habrán más apariciones propias de los Mitos de Cthulhu. Mientras tanto, se menciona de manera muy directa a varios autores ligados al terror clásico, aparte del propio Lovecraft, como a Bram Stoker y su inolvidable Drácula… ¡Y otros más que ya me olvidé, je! En todo caso, buena parte de la trama transcurre en la ficticia ciudad de Ardham, en clara alusión a Arkham, sitio tan célebre dentro de los escritos lovecrafnianos.
Solo un detalle no me gusta de este show y es que en contra de lo que habría esperado de una obra como esta, tan bien realizada en su conjunto… ¡No tiene créditos de apertura! Si bien un simulacro de algo parecido tiene, al aparecer alrededor del título un hermoso dibujo distinto para cada capítulo, relacionado con su historia central (la verdad es que no entiendo a HBO, puesto que nos ha dado preciosas secuencias al respecto, para sus ofertas programáticas, como bien son los casos de Juego de Tronos y Westworld, los que más encima cambiaban cada año para hacerlos más atractivos; mientras que en otros casos como este y El Visitante o Watchmen ni se “tomaron la molestia”).
En cuanto a los protagonistas, cada uno al menos tiene un episodio donde logra destacar y ganarse el corazón de los espectadores; cabe mencionar que en un principio aparecen como secundarios, hasta que luego nos sorprenden gratamente con sus propias aventuras, en el episodio donde se les otorga su protagonismo. La verdad es que están tan bien caracterizados, que imposible uno no opte por tener al menos un favorito.
Dramatis personae.
Atticus Freeman: Con quien parte la historia. Es un ex soldado que estuvo en la Guerra de Corea, trayendo sus propias cicatrices espirituales, pero que regresa obligado a su hogar debido a la desaparición de su padre, con quien no se lleva bien. El morenazo descubre que tiene sangre mestiza y es el único descendiente de un poderoso brujo; de este modo es vital para los planes de los seguidores de dicho antepasado, debido a lo cual no solo él corre peligro. Si embargo, inteligente y culto como gran parte de su familia, consigue usar las mismas triquiñuelas del enemigo y no solo para sobrevivir y proteger a los suyos.
Letitia Lewis: La hermosa pareja del anterior, es una mujer de armas de tomar como el resto de su familia consanguínea y política. Toda su vida anduvo “arrancando” y ahora le toca enfrentarse no solo a aquello que la alejó por tantos años, si no que a la magia negra, que quiere utilizar a su gente de la manera más cruel y egoísta.
Hyppolita Freeman: Mi personaje favorito. Una mujer madura y todavía muy activa, como atractiva. Interesada en la astronomía, está preocupada por el negocio particular de su marido, un buen hombre que viaja seguido para completar su libro, que pueda ayudar a la comunidad negra para salir de casa y de ese modo llegar a lugares donde no corran el peligro de ser linchados por los racistas; no obstante, las cosas no resultan como uno se las espera y de ese modo le toca hacer un periplo aún mucho más extraordinario por si sola, el cual la cambiará para siempre.
Ruby Baptiste: Media hermana de Letitia, es una mujer poseedora de una voz bellísima, dedicándose al canto. De aspecto voluptuoso, tiene su propio encanto físico y hermosura. La relación con su pariente es complicada, si bien se quieren. Por otro lado, se involucra sentimentalmente con gente de la familia que anda detrás de Atticus, participando de un hechizo atroz que usa ella misma para sus deseos más secretos.
Montrose Freeman: El masculino padre de Atticus (¡Qué da gusto y envidia lo bien que se conserva a sus años!) es un hombre con varios esqueletos en el armario y debido a todo ello, es que el trato con su unigénito ha sido tan accidentado. Resentido hasta donde se puede ver, solo cuando los personajes viajan al pasado, logramos verlo como alguien por quien podemos sentir algo de simpatía. No es un mal tipo, sin embargo, hay mucha violencia dentro de él, lo que contrasta con el carácter dulce de su hermano, el querible Tío George.
Diana Freeman: La única hija de Hippolyta y de George, es la artista de la familia. Una adorable adolescente que dibuja de maravillas y gusta de los cómics. Se convierte en víctima de un espantoso maleficio que como al resto la marca considerablemente.
Ji-Ah: La primera enamorada de Atticus, a quien conoció en Corea. Estudiante de enfermería, guarda para sí una espantosa naturaleza, sin ser una persona malvada por gusto propio. Cuando por fin la conocemos, uno puede llegar a preguntarse si acaso su episodio, en verdad el mejor de todos entre tanto capítulo de gran nivel (¿Cuál piensan, ustedes, es el mejor de la temporada?).
Christina Braithwhite: Nació siendo mujer en una familia que despreciaba a su sexo, puesto que su padre, líder del culto del cual Atticus es nada menos que el último descendiente directo de tan poderosos magos, por razones obvias no la quiso iniciar en los misterios de su hermandad; sin embargo, la rubia fémina que contrasta tanto con los héroes y antihéroes de la serie, se acerca a estos para ver cómo sacar el mejor provecho de la situación.
Que progre de serie paso de verka
ResponderEliminarTay mal!
EliminarEste verano tuve la oportunidad de verla y me gustó mucho, es entretenida y está bien realizada como dices, en cuanto a los personajes, mis favorita es Hypolita y Ruby.
ResponderEliminarBuen gusto tienes!!!
EliminarNo me termina de llamar la atención. He leído y escuchado desde que salió que de "Lovecraft" sólo tiene el nombre, a pesar de algunos poquísimos monstruos y criaturas. Lo otro que quería comentar es que, en mi opinión, el racismo DE AMBAS PARTES es dañino y algo muy negativo. Si, mayormente este se originó de los blancos hacia los negros, pero también existe de forma inversa: de negros hacia blancos. Por este motivo no le tengo demasiado aprecio a Jordan Peele, a pesar de que me gustó mucho la su película Get Out. El tipo se ha mostrado en entrevistas como totalmente racista hacia la gente blanca, no sólo al punto que siempre son los villanos en sus películas.
ResponderEliminarFíjate que para nada encuentro a Peele como racista; de hecho en su segunda película, "Us" y que me gusta mucho más que la anterior, hay una familia blanca amiga de los protagonistas negros. Por otro lado. Por otro lado, los protagonistas de "Lovecraft Country" no desprecian a los blancos per se... ¡Dale su oportunidad, amigo!
EliminarEl tipo lo ha admitido en varias entrevistas, como te he contado. Por ejemplo: https://www.tomatazos.com/noticias/366216/Jordan-Peele-no-hare-peliculas-con-tipos-blancos-como-protagonistas
EliminarPor cierto, de US no me gustó el final. Todo iba bien hasta ese final. Lo vi venir a una milla.
EliminarLe encuentro toda la razón sobre quiénes contratar, ya que está en su derecho y lo hace sin ánimo de discriminación, solo como reivindicación.
EliminarCreo que "discriminación" es lo mismo en el sentido que se haga y con el justificativo o motivo que se haga. Si Peele hubiera dicho: "No voy a contratar más MUJERES en roles protagónicos porque esto ya se ha hecho" entonces si sería CRUCIFICADO como EXCLUSOR, machista, discriminador, etc. La diferencia es que dijo "hombres blancos". Es decir: ¿Está bien "discriminar", excluir a aquellos que históricamente han sido discriminadores? Desde mi punto de vista, eso es un círculo vicioso: Parte del problema y no de la solución. Sobre "contratar", dices, Elwin: Supongamos una organización, fuera del cine: Si el dueño de la empresa afirma "No contrataré hombres blancos por XXYYY motivo" entonces ¿es bien visto? Y si ese mismo dijera: "No contrataré hombres negros" y da el mismo motivo entonces ¿no será acusado de racismo? Mi punto es que la discriminación, exclusión o RACISMO funciona en ambos sentidos y en ninguno está bien. No está bien hacerlo porque "históricamente se ha hecho así". Y tampoco está bien hacerlo "en respuesta" a la discriminación sufrida por un grupo o colectivo en el pasado y llamarlo "reivindicación".
EliminarAcoto algo: A un conocido mío, que vive en Colombia, supuestamente no lo contrataron en una empresa por ser "UN POQUITO GORDO". ¿Está la empresa en su derecho por aquello que dices que ellos deciden a quien contratar? Si hubiera el caso inverso, asumamos que este conocido mío forma su propia empresa. Y van personas delgadas o personas con un físico "fitness": Él les dice: "No estamos contratando gente con esa apariencia física" ¿Sería algo bueno? Yo lo veo como mera repetición de lo mismo, una y otra vez, sólo que ahora de forma inversa.
EliminarPor el motivo que sea, es equivocado discriminar. No es lo mismo decir: "Se solicita cargador para trabajar en un depósito. Trabajo con intensa actividad física. Se requiere fuerza y resistencia". Si va alguien que no cumple con esos requisitos, el contratante puede decírselo así. Pero no decirle: "No puedes trabajar con nosotros por tu XXYYZZ" donde esto puede ser "físico", "color de piel", "peso" y medidas corporales", "género u orientación sexual". Ni en un sentido (discriminador -> Discriminado) ni en el otro (Discriminado -> Discriminador) por "respuesta" y/o "reivindicación"
EliminarPienso que son casos muy diferentes. Peele no discrimina por razón de xenofobia o prejuicios, él lo hace por razones artísticas, puesto que sus historias tratan sobre su comunidad y por ello mismo no corresponde que un blanco sea el protagonista; por ejemplo el tipo de "Get Out" debe ser negro, porque es a esa gente que los villanos usan para sus trasplantes y la familia de "Us" claramente debe ser negra porque solo de ese modo se entienden los paralelismos entre las diferencias sociales reales y la gente de arriba y la gente del suelo... Como decimos en Chile: Mezclas peras con manzanas, amigo.
EliminarDiscriminación es discriminación en el sentido que sea. Y es un error.
EliminarMi estimado, tengo una visión muy crítica de este producto de la factoría de HBO. Si me permites, aquí pongo el enlace a mi crítica fundamentada. (Ah, y sin hacer comparaciones trasnochadas y descaminadas entre el racismo y las reivindicaciones de los negros, en Lovecraft Country claramente los blancos son los "malos de la película".)
ResponderEliminarhttps://eldescansoenlaescalera.blogspot.com/search?q=lovecraft+country
Bien lo sé y respeto tu inteligente opinión, que no te basas en prejuicios como otros.
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