1.
Novela de Mars Attacks.
Una de mis películas favoritas de Tim Burton es Mars Attacks, filme que vi solito allá en los noventa
en uno de esos cines que desapareció ya hace tiempo, tal como escribí al
comienzo de este mes. Les estoy hablando
de cuando el director estaba en pleno apogeo de su carrera y se le ocurrió
hacer esta graciosa cinta en homenaje a las láminas homónimas que coleccionaba
de chico y a todas esas cintas bizarras de ciencia ficción desechable que se
hacían más o menos en esa misma época o antes (cincuenta y sesenta del siglo
pasado).
La idea de los extraterrestres cabezones,
verdes y flacuchentos malosos "desde adentro", ya llevaba un largo
tiempo en la cultura popular gracias a esa paranoia transmitida por el
Hollywood de esos años; así que no era difícil sintonizar con esa comedia del
director, a la que además llenó de estrellas y de un humor corrosivo que hace
de las delicias del adulto sediento de parodia y sátira.
No recuerdo si fue a finales de los noventa
o a principios de este siglo (¡Qué rápido se pasa el tiempo!), pero a veces
cuando recorría los kioscos de libros y revistas que antes habían alrededor del
terminal de buses Alameda, varias veces me encontré con un bello tomo de
portada bien colorinche, tal como las estampitas a las que quiso homenajear
Burton con su filme. Se trataba claramente de una novela sobre esos
"adorables" hombrecitos verdes, que más encima salía barata y estaba
nueva (que en esos lugares vendían usados en su mayoría). El nombre del texto y el de su autor no los
recuerdo para nada y lo más probable es que en su momento nunca me fijé en
aquellos detalles, así que tendré que googlear para averiguar más (que seguro
hay más de un libro al respecto).
Tuve dicho volumen en mis manos más de una
vez y nunca me la llevé de puro tonto que soy.
Desde que le mostré la peli a mi sobrinito Amilcar, que le gustó harto
como muchas de las de Burton que ha visto (dentro de las que puede contemplar a
su edad), me arrepiento con más ganas de no haberla adquirido y es que tal vez
cuándo la leería; no obstante, al menos la tendría dentro de mis curiosidades
literarias ñoñas, tal como las novelas de Star Trek, de The X-Files, de Smalville, la novelización hecha por Chris Claremont de la tercera peli de los X-Men y las realizadas por Alan Dean Foster
de Star Trek: The Motion Picture y Star Wars.
2.
El Imperio del Sol de J. G. Ballard.
Ballard es uno de los escritores británicos
de ciencia ficción más amados y valorados entre la crítica y los lectores. Para mis amigos fanáticos de la ciencia
ficción si es que está entre sus favoritos, al menos se encuentra junto a los
que más respetan; lo último, quizás, debido a sus novelas sesudas y de fuerte
crítica social, que por mi parte no me interesa mucho leer (y ello marcado por
mi único acercamiento a su narrativa, cuando entusiasmado me conseguí un libro
de cuentos suyos cuando yo era aún un universitario y no pude terminar de
leerlo, debido al tedio que me provocó su pluma).
Sin embargo, la historia suya que sí
acapara por completo mi atención, viene a ser su autobiografía sobre sus años
de infancia en un campo de concentración japonés, durante la Segunda Guerra
Mundial.
Filmada con gran sensibilidad por parte de
Steven Spielberg durante los ochenta, la versión cinematográfica de El
Imperio del Sol la aprecié a muy temprana edad (en VHS, que ojalá
hubiese sido en el cine) y desde el primer instante me sobrecogió, sacándome un
montón de lágrimas, efecto que se ha repetido todas las otras veces en que la
he revisitado. Fue así, que al saber de
que se trataba de un libro y luego ya mayor me enteré que su autor era un
connotado escritor de fantasía científica, que me hice la idea de comprarme el
libro... Y entonces llegó un día durante la década pasada, en el que me
encontraba en mi tienda favorita del rubro, la Librería Chilena y de la que ya
les he contado harto en estas series de memorias (¡Como extraño ir para allá,
que supe que hace poco volvió a abrir, ahora que levantaron- para bien o para
mal- la cuarentena en el lugar donde están ubicadas sus dos sucursales!). Aquella vez les había llegado todo un
cargamento de títulos de la editorial especializada Minotauro, en tapa dura y
blanda, a precios muy económicos. Ese
día me llevé varios títulos y entre los que tomé para llevarme conmigo, estaba
la edición en tapa dura y con portada de la película más encima, de El
Imperio del Sol; fue entonces que me acordé de mi desastroso primer
encuentro con el Ballard literario y al final dejé en el mesón el ejemplar que
había agarrado. Cuando me arrepentí de
mi error, pocos días después, ya se había agotado dicho título.
3.
El Noveno Clon de Wes Craven.
El "papá" de Freddy Krueguer es
uno de los directores y guionistas de terror que más respeto y por quien más
cariño siento; lo anterior, puesto que viene a ser para mí uno de los
realizadores del género, que en mi adolescencia me concedió algunos de mis
mejores momentos contemplando filmes de miedo, tripas y monstruosidades varias.
En una época que no tengo clara con
precisión (si en los noventa o en el transcurso del presente siglo), ediciones
B publicó en español su novela El Noveno Clon, que solo gracias a
Google vengo a saber sacó otros libros.
A
estos lares llegó tanto en tapa dura y con sobrecubierta, como también en
bolsillo; muchas veces me la encontré en ambas versiones, siempre barata más
encima. Años ya han pasado desde que nos
dejó este artista y de vez en cuando pienso, como ahora, que sería genial (como
orgulloso admirador suyo) tener en mi colección dicho libro, pese a que no
tengo idea de qué trata.
4.
La Noche de los Trekkies Vivientes.
Desde niño que soy un trekker de corazón,
ello gracias en especial a la serie animada que me veía una y otra vez cada
ocasión que la pasaban en la tele. Así
que sigo con gusto todas las series y películas que salen de la franquicia y
además de adquirir de vez en cuando, una que otra cosita que puedo conseguir
dentro de todo el merchandising que hay por ahí.
El año pasado estaba haciendo mi visita de
rigor a la ya mencionada Librería Chilena, cuando me encontré en unos de sus
estantes-mostradores el curioso libro del cual les cuento ahora. Con un nombre como el suyo, más la portada
que mostraba a un Spock zombificado, era imposible que no me llamara la
atención...Por otro lado, ese tipo de productos no llega mucho por acá y en
especial traducidos a nuestra lengua, así que se trataba de la oportunidad
ideal para un trekkie amante de la lectura adquiriese (o trekker, que uso más
bien esa palabra).
La novela está coescrita por Kevin J.
Anderson, lo que llamo un novelista "mercenario", ya que trabaja
prácticamente por encargo y ello lo ha llevado a firmar novelas de Star Wars, de The X-Files y recientemente continuar la saga de
Dune de Frank Herbert, junto al hijo de este, Brian Herbert. La verdad es que tengo prejuicios con este
narrador, que ignoro qué tanto habrá escrito por su cuenta y sin tratarse de
solo hacer negocios con su talento; solo ahora en que investigaba para
referirme a esta novela, me he enterado de que ha ganado importantes premios.
He aquí la verdadera razón de por qué no compré esta parodia.
Durante estos meses de pandemia y
cuarentena, en los cuales solo el guasap y las videoconferencias me permiten
mantener contacto con mis amigos, uno de ellos y con los que formé parte en los
noventa de un fan club de Star Trek, habló estupendamente de
dicha obra; hasta la compartió con el grupo en PDF (por cierto, yo no leo en
digital) y así fue cómo me llegó el remordimiento por este pecado de omisión,
con la cual termino esta entrega de mis recuerdos al respecto. Quién sabe,
quizás la próxima vez que vaya a la Chilena (a estas alturas el 2021, que fe no
me falta), aún queden existencias y pueda redimirme al respecto.
Buenas,
ResponderEliminarMe encantan los "Pecados de Omisión", porque me entero de libros que no conocía, como el de Mars Attack o el de Wes Craven.
Eso sí... me dieron de ganar de buscar y leer el de Craven.
Saludos
RICARDO
¡Lo que te gusta es reírte de mis pecadillos! (je)
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