miércoles, 1 de enero de 2020

Cómo fue el 2019 para el Cubil del Cíclope.


     Bueno, fue un año bastante productivo y es que llegué a la respetable cantidad de 92 post, si bien un poquito lejos de sobrepasar mi record de 2016 cuando obtuve 101 en total, pero al menos tuve 3 más que el año antepasado, je.  En todo caso, dicen que la calidad debe ir por sobre la cantidad, por lo que debo sentirme feliz, pues cada uno de los textos que escribí y subí aquí lo hice con mucha dedicación (que a cada uno de ellos le dediqué bastante tiempo, claro, a unos más que otros según fuese la complejidad de armarlos).  Podrían haber sido más los trabajos míos subidos el 2019, pero como debía ser especial la entrada N° 700, dejé para más adelante otros dos que ya estaban listos.
    Quiero revisar con quien le interese (que a veces no dejo de pensar que pocas personas en realidad se dignan a pasar por acá, que los comentarios escasean, si bien sé por blogger que harto me visitan), de qué fueron en general los posteos de este año recién terminado.  



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    En materia de Literatura, uno de los temas que más me apasiona, me leí en total 18 libros.  La verdad es que aun cuando parezca una suma considerable (en especial para quienes con suerte se leen el diario), la mayoría de ellos no eran muy extensos, que salvo uno no superaban las 500 páginas, así que por esa razón pude pasar de inmediato de un título a otro; además en general eran muy divertidos (que el arte no tiene que ser fome ¿No? y ello independiente de su calidad literaria), que me los devoraba rápido, ya sea por los viajes largos en que aprovechaba meterme en sus páginas, como que el tiempo me sobraba o bien lo administraba de tal manera que podía dedicarme a ellos.  Por cierto, a cada uno le dediqué su respectivo post y los dos últimos aún tienen pendientes terminar por publicar mis revisiones personales, puesto que tenía que decir harto de ellos al ser colecciones de historias; así que dentro de las primeras semanas de enero se vienen sus respectivas entradas.   
    Empecé el año terminando la llamada Trilogía del recuerdo del pasado de la Tierra del autor chino Cixin Liu, novelas de ciencia ficción que me fascinaron al punto de que en la práctica desesperadamente me dispuse a comprarme el último número: El Fin de la Muerte.  Luego de ello, me prometí a mí mismo comprarme más obras de este tremendo autor y leerlo de nuevo en un futuro cercano.
    Luego comencé con el primer autoreto literario del año y que era leerme todas las novelas de Artemis Fowl que tenía desde hace rato ya (incluso de antes de que naciera mi sobrinito Amilcar, que ahora tiene 10 años), aprovechando que se avecinaba la película y que quería verla ya habiendo tenido mi cercanía a los textos originales.  Fue de ese modo que me aventuré a encontrarme con los primeros 7 títulos de la saga.  Mucho me gustaron y me quedé con las ganas de gozar el tomo 8, que se supone me lo iba a regalar una amiga para mi cumple y aquí estoy aún esperándolo.  Estuve hasta principios de julio (¿o fue en finales de junio?) dedicado a estas novelas juveniles, que en verdad recomiendo de corazón.
    Me encontraba ad portas de las esperadas vacaciones de invierno (que esta vez fueron hermosas), cuando me dispuse al segundo autoreto literario del año: leer solo a autores nacionales, considerando que el año pasado solo leí a uno, Roberto Bolaño.  De ese modo comencé con alguien muy importante para mí, Isabel Allende y su novela Más Allá del Invierno, ideal para esas fechas.  Después de ella le di oportunidad a otros dos autores que me gustan mucho, Hernán Rivera Letelier con El Arte de la Resurrección y Roberto Ampuero a través de Los Amantes de Estocolmo.  El de Rivero me encantó y el de Ampuero fue el que menos me gustó de los tres primeros textos con los que comencé esta etapa.
     Era hora de volver a la ciencia ficción, así que saqué de mi colección Lluscuma de Jorge Baradit, uno de los últimos libros que escribió antes de sus best sellers de pseudohistoria chilena y copuchas esotéricas sobre el acontecer nacional.  El libro resultó ser demasiado “barroco” para este servidor.
     Era imperioso para mí darle tiempo a otras autoras chilenas aparte de mi predilecta, así que retomé luego de más de una década a Marcela Serrano, releyéndome su primera novela: Nosotras que nos queremos tanto…y esta vez no me gustó tanto, je, aunque tampoco la voy a descalificar (y ha sido una de mis entradas que más lecturas y comentarios ha tenido de las hechas el año recién pasado).
    Si me leí otra vez a Baradit (o Baladí como le gusta llamarle de manera ofensiva a mi amigo Miguel Acevedo que lo desprecia con todo su ser…), era hora de pasarme por los indiscutidos precursores de la fantasía científica criolla.  De ese modo comencé con el verdadero maestro del género en estos lares, Hugo Correa, al cual le hice un par de post y vaya qué gocé de mi reencuentro con su ópera prima Los Altísimos.  Luego aproveché de ahondar en las páginas de Acá del Tiempo de Antoine Montagne, lejos el volumen que más me pareció aburrido este año, aunque una que otra virtud tiene por ahí.  Terminé esta subetapa con la Elena Aldunate y el volumen La Dama de la Ciencia Ficción; cabe decir que esta artista fue la tercera y última fémina compatriota que repasé el 2019.
     El mencionado libro dedicado a la bella Aldunate fue la primera colección de cuentos que tuve en mis manos el recién acabado ciclo (¡Y nadie me ha dejado siquiera unas palabritas en su entrada y eso que tiene a la fecha 41 visitas, desde que lo subí el 8 de diciembre!), que luego me dispuse a saborear la antología El Cuento Chileno de Terror y que tantas satisfacciones me dio; la segunda parte del post dedicada a esos relatos espero publicarle de una vez de aquí a este domingo que viene, que hace tiempo que la escribí.  
    Por último, me di el gusto de leerme por fin Narrativa Reunida de Luis Rivano, una colección de sus novelas y cuentos que para mí ha sido de lo mejor de este 2019.  Tan solo ayer acabé con este tomo y por el momento solo he subido un primer post al respecto; se vienen dos más pendientes.
    ¡Me estaba olvidando que me leí y en digital el cuento En la Hierba Alta de Stephen King y Joe Hill, siendo lo único de mi autor favorito que me leí este 2019.  Mucho me gustó esa historia, que me leí de un tirón horas antes de Halloween, pues quería hacerme mi propia opinión previamente a la película que hizo Netflix sobre ella.  La verdad es que lejos me quedo con el texto.   Harto le dediqué a Stephen King o mejor dicho a las adaptaciones de sus obras el año pasado, aunque de ello escribí en el post anterior a este.

Junto a mis mayores musos: mis sobrinos Amílcar & Brunito.

    Aún en lo que concierne a los libros y mi amor por ellos, retomé mi serie de posts llamados Pecados de Omisión sobre aquellos títulos que por una u otra razón no compré, por lo cual luego me arrepentí.  Escribí 4 nuevas entregas al respecto, llegando a la octava parte de estos recuerdos tan valiosos para mí.
     De igual manera, comencé una nueva serie de posts y llamada Así era en mis tiempos, sobre las tecnología antiguas que llegué a ocupar y ahora están obsoletas en general.  Muchas bellas remembranzas reúno en esos escritos tan queridos para mí.  
    También terminé mi revisión de la edición en blu-ray que me compré de Star Trek: La Nueva Generación, reencuentro con tan gran serie que me dio un montón de satisfacciones.  Aún debo repasar las películas y espero hacerlo estas vacaciones.  Siguiendo con Star Trek, también aproveché de verme Discovery, por lo cual escribí harto también.
    Aprovechando el inminente estreno de Glass, el cierre de la trilogía homenaje de M. Nigth Shyamalan a los cómics de superhéroes, me volví a ver El Protegido y Fragmentado.  Fue un enorme gusto hacer esto y vaya qué me sobrecogió la última película con la que acabó tan bien este tributo a las historias que por igual amo.
    Y en materia de esos personajes que tanto me fascinan, por supuesto que cubrí todas las películas del género que se estrenaron este año, partiendo por la mencionada Glass, si bien la primera de ellas fue Capitana Marvel que la detesté, hasta terminar con Guasón, que si bien es la reinterpretación realista sobre el origen del famoso villano de los cómics, está dentro de este tipo de historias.  ¿Cuál fue la que más me gustó de todas? Obviamente que Avengers: Endgame.  Se me estaba olvidando, no alcancé a ver la nueva versión de Hellboy y si bien me gustó harto (aunque no al nivel de las hechas por Guillermo del Toro), nunca me di el tiempo  para escribir sobre ella.  Mención aparte merece Brightburn, un especial giro a la historia de Superman, que pasó sin pena ni gloria en los cines acá y que tras verla al descargarla de internet, la amé.  Las otras cintas de este estilo que pude apreciar son Spider-Man: Un Nuevo Universo (que la vi atrasada y me encantó), ¡Shazam! (que me la repetí, tal como la de los Vengadores, pues me dejó muy contento), Spider-Man: Lejos de Casa (mucho mejor que su primera parte) y X-Men: Dark Fenix (la menos buena de la saga sobre mutantes, aunque igual la aprecio).
     Me reencontré con varias de las series que veo y gozo desde hace años, entre ellas Gotham, El Cuento de la Criada, El Hombre en el Castillo, Juego de Tronos, La Casa de Papel, The OA y Stranger Things.  Mención aparte merecen las producciones Netflix sobre superhéroes de Marvel, lejos entre mis preferidas y que lamento mucho las hayan cancelado: El Castigador y Jessica Jones.  
    Conocí el gran homenaje a Star Trek hecho por el virtuoso Seth MacFarlane, The Orville, cuyas dos primeras temporadas me las devoré todo goloso, así que espero con muchas ganas su segunda temporada.
    Por tercera vez consecutiva, conté sobre mis vivencias en la Comic-Con, a la cual lamentablemente este año no pude ir con Amilcar, pues se enfermó mi niño.  
    Cumplí 8 años de blog, algo para celebrar por todo lo que ello significa para mí y más considerando todas las páginas que he visto morir durante este periodo, entre ellas las de varios amigos y otros blogueros que seguía con devoción.  También hice una entrada especial para la número 666, a la que quise darle una especial temática.  
    En materia de las remembranzas más preciadas, dediqué dos textos a mi abuelito Daniel, alguien tan importante para mí durante mi infancia y adolescencia.  Los familiares que leyeron al respecto, se emocionaron bastante.  Tengo pendiente escribir sobre la abuelita Ercilia, esta la madre de mi papá, que el abuelito es por parte de mi mamá.
    Hartos cómics leí este año, pero de ninguno escribí salvo acerca de la actualización de la Mujer Maravilla que hicieron para los llamados Nuevos 52, si bien estuve tentado para ello.  No obstante le dediqué mi tiempo y su respectivo post a una joyita sobre el tema: La Era Marvel de los Cómics del maestro Roy Thomas.  Si son marvelitas más encima, muy satisfactorio será para ustedes tenerlo y leerlo.
    Si bien se fueron varios artistas este año, le rendí mi homenaje solo a cuatro de ellos: Larry Cohen, Rutger Hauer, Aron Eisenberg y Rene Auberjonois; los dos últimos de ellos, artistas de Star Trek, lo que fue doloroso para la comunidad trekker.  Y en cuanto a Viaje a las Estrellas, también nos dejó la valiosa guionista y escritora D.C. Fontana, una de las responsables de definir ese universo con la Serie Original, junto a Gene Rodenberry y varios autores de renombre; no llegué a escribirle algo en su momento, de modo que ahora le rindo los honores respectivos.  Y en materia de gente valiosa que se fue, no pude dejar de recordar a mi amigo Cidroq, que en agosto de 2019 cumplió un año desde que falleció: Para ti estas últimas palabras, cuate, que siempre escribo teniéndote presente a la hora de escribir con el corazón, como tú mismo lo hacías.
    Hay varios posts más a los que no he mencionado, pero los obviaré por ahora, que descúbranlo por ustedes mismos, si están interesado en verdad acerca de lo que hago.  Gracias por pasarse por acá y feliz 2020.

2 comentarios:

  1. Buen resumen del año 2019 sobre tus actividades dentro y fuera del blog. Bueno, más que todo dentro. Debió ser todo un "dolor" poner todos esos links a los post, pero es excelente que lo hayas hecho para que podamos encontrar más fácilmente los artículos que nos mencionas. Sigue con el buen trabajo, Elwin.

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    1. Gracias por ser el primero en dedicarle tiempo a algún post mío del año. Y en cuanto a lo de poner los links...¡Sí, en verdad es harto engorroso poner los hipervínculos! A ver si este verano logro poner...¡Unos 20 posts! (¿No estaré exagerando?).

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