La
pandemia del Covid-19 llegó a buena parte del mundo y sus efectos se hicieron
notar en Chile a mediados de marzo, cuando se decretó cuarentena y se tuvo que
implementar el sistema de clases online y/o a distancia, que cada centro
educativo implementó desde su propia autonomía; eso me significó haber estado
tan solo una semana y medía en la modalidad presencial y terminar por conocer
mi nueva pega, entre alumnos, apoderados, colegas y jefes por medio del sistema
del teletrabajo. Pese a todo, me sentí
muy realizado como profesional, ante la buena respuesta de los estudiantes a mi labor y al apoyo de los líderes de mi colegio, como de compañeros; de ese
modo, además, rápidamente olvidé mi destino anterior, de donde me fuí
dolido por mi despido tras 4 años laborando allá, decepcionado de quiénes pensé
eran mis amigos y manteniendo solo el lazo con 5 de quienes conocí allá. Al final terminé agradeciendo mi despido, que
me fuí con harta plata y llegué a un lugar mejor, lo más importante a un
establecimiento educacional donde he podido enseñar lo que amo sin oposiciones
y entre muchos jóvenes que aprecian lo que hago. Y, por cierto, sigo este 2021
en mi actual casa de trabajo, entusiasmado y esperando con ansias pronto
compartir en pleno con mi gente del Balmaceda.
Por razones obvias, tuve más tiempo que en años anteriores y eso significó no solo que podía dormir más, sino que logré escribir con mayor libertad para este blog, llegando a la cantidad de 101 posts, cifra que solo conseguí en 2016. Cabe mencionar que la entrada que correspondió a la número 800, más encima viene a ser la número 100 del año recién pasado, siendo esta la tercera vez en la historia de mi blog en que llegué a tal cifra (antes, el mencionado 2016 y el año siguiente, 2017).
Me di el gusto de escribir de hartas cosas que me entusiasman, temas habituales en el Cubil desde que este existe en sus casi década de existencia. No faltaron mis impresiones sobre las lecturas que realicé durante el 2020, si bien el año pasado no leí tanto como en otras ocasiones y solo logré completar 11 libros, 10 de ellos novelas y una colección de cuentos. Como casi no salí durante la mayor parte del tiempo, que en los meses más duros de la pandemia lo hacía cerca de una vez al mes solo por unas horas, al quedarme en casa ya no estaba eso de la lectura de los viajes y el tiempo libre lo ocupaba más bien en otras cosas (entre ellas escribir con mucho entusiasmo).
Hasta marzo más o menos mis lecturas literarias estuvieron dedicadas a la llamada trilogía de Bill Hodges, la estupenda saga de Stephen King que disfruté mucho más de lo esperado y me acompañó a las varias entrevistas de trabajo que tuve durante esos dos meses de vacaciones.
Luego me leí una novelita suya coescrita con otro autor, La Caja de Botones de Gwendy, puesto que una de mis nuevas alumnas había escogido ese texto para hacer su informe sobre el libro de elección personal, así que yo no quería me hiciera spoilers; meses después no me aguanté y entre todos los libros y cómics que compré por Buscalibre, ese periodo aprovechando las ofertas y la cuarentena, gocé aún más El Visitante, para mí una de las mejores obras de su autor.
Tras mi incursión en el policial kingniano, me dio por dedicarme a la fantasía británica y para eso lo hice leyendo por fin La Hija del Rey del País de los Elfos de Lord Dunsany, preciosa obra que hace más de 10 años me trajo de regalo mi amigo Miguel Acevedo, tras un viaje suyo a Argentina. Luego volví a disfrutar de una entrega de Mundodisco de Terry Pratchett, esta vez con la divertidísima Carpe Jugulum. Posteriormente me devoré la colección de cuentos Material Sensible de Neil Gaiman, uno de mis autores favoritos.
Hasta que me dispuse a adentrarme en las páginas de Un Verano Tenebroso, otro artista que me gusta mucho y al que por casi una década no visitaba.
Terminé cumpliendo una promesa y me leí la novela postapocalíptica de ciencia ficción rusa Metro 2033, que superó por completo mis expectativas; incluso no me aguanté las ganas y al par de días de acabármelo, me compré por Internet la secuela, que estaba barata. Espero lo más pronto posible poder conseguirme la tercera y última parte de esta trilogía de Dimitri Glukhovsky (asimismo, la semana que viene me toca escribir sobre Metro 2034).
Por razones obvias, tuve más tiempo que en años anteriores y eso significó no solo que podía dormir más, sino que logré escribir con mayor libertad para este blog, llegando a la cantidad de 101 posts, cifra que solo conseguí en 2016. Cabe mencionar que la entrada que correspondió a la número 800, más encima viene a ser la número 100 del año recién pasado, siendo esta la tercera vez en la historia de mi blog en que llegué a tal cifra (antes, el mencionado 2016 y el año siguiente, 2017).
Me di el gusto de escribir de hartas cosas que me entusiasman, temas habituales en el Cubil desde que este existe en sus casi década de existencia. No faltaron mis impresiones sobre las lecturas que realicé durante el 2020, si bien el año pasado no leí tanto como en otras ocasiones y solo logré completar 11 libros, 10 de ellos novelas y una colección de cuentos. Como casi no salí durante la mayor parte del tiempo, que en los meses más duros de la pandemia lo hacía cerca de una vez al mes solo por unas horas, al quedarme en casa ya no estaba eso de la lectura de los viajes y el tiempo libre lo ocupaba más bien en otras cosas (entre ellas escribir con mucho entusiasmo).
Hasta marzo más o menos mis lecturas literarias estuvieron dedicadas a la llamada trilogía de Bill Hodges, la estupenda saga de Stephen King que disfruté mucho más de lo esperado y me acompañó a las varias entrevistas de trabajo que tuve durante esos dos meses de vacaciones.
Luego me leí una novelita suya coescrita con otro autor, La Caja de Botones de Gwendy, puesto que una de mis nuevas alumnas había escogido ese texto para hacer su informe sobre el libro de elección personal, así que yo no quería me hiciera spoilers; meses después no me aguanté y entre todos los libros y cómics que compré por Buscalibre, ese periodo aprovechando las ofertas y la cuarentena, gocé aún más El Visitante, para mí una de las mejores obras de su autor.
Tras mi incursión en el policial kingniano, me dio por dedicarme a la fantasía británica y para eso lo hice leyendo por fin La Hija del Rey del País de los Elfos de Lord Dunsany, preciosa obra que hace más de 10 años me trajo de regalo mi amigo Miguel Acevedo, tras un viaje suyo a Argentina. Luego volví a disfrutar de una entrega de Mundodisco de Terry Pratchett, esta vez con la divertidísima Carpe Jugulum. Posteriormente me devoré la colección de cuentos Material Sensible de Neil Gaiman, uno de mis autores favoritos.
Hasta que me dispuse a adentrarme en las páginas de Un Verano Tenebroso, otro artista que me gusta mucho y al que por casi una década no visitaba.
Terminé cumpliendo una promesa y me leí la novela postapocalíptica de ciencia ficción rusa Metro 2033, que superó por completo mis expectativas; incluso no me aguanté las ganas y al par de días de acabármelo, me compré por Internet la secuela, que estaba barata. Espero lo más pronto posible poder conseguirme la tercera y última parte de esta trilogía de Dimitri Glukhovsky (asimismo, la semana que viene me toca escribir sobre Metro 2034).
La vida por ahora. Del último día del 2020 junto a mi mamá en la feria. |
Si se dan cuenta, a diferencia del 2019 no leí a ningún compatriota u otros de habla hispana. A ver cómo estarán mis lecturas este 2021.
Como bien saben, también leo mucho cómic y entre ellos me dediqué a varios integrales. Comencé con el tomo 3 de Conan el Bárbaro en historieta, que solo tiempo después pude adquirir los volúmenes 1 y 2, así como completar los 10 tomos que comprenden la colección, más los 4 de Conan Rey. Cabe mencionar que mi post sobre este integral, es hoy en día uno de los más leídos de mi blog, teniendo en la actualidad nada menos que 3318 visitas; una lástima que la gente sea floja para dejar comentarios. No de todas las novelas gráficas que leí el 2020 hice escrito alguno, pero sí pueden encontrar por acá mis revisiones sobre La Princesa Caballero de Osamu Tesuka y acerca de un espectacular volumen de la etapa de Roger Stern de Doctor Extraño.
El 2020 fue mi año más kingniano que nunca y no lo digo solo por el tema de la peste que tantas tragedias provocó, como si se tratara de una versión más de su libro The Stand; y es que me vi las 3 temporadas de la adaptación de la trilogía de Bill Hodges, Mr. Mercedes, siendo la última la que más me gustó. De igual manera no me perdí las dos que hay de Castle Rock y no me resistí a ver El Visitante.
Una de las cosas que más hice debido a
todo el tiempo que tuve por la cuarentena, fue descargar películas, serie de
imagen real, animadas y animés como loco, muchos de estos del recuerdo. Fue así cómo por fin me pude ver Kolchak,
que me gustó demasiado y gocé junto a Amilcar, que pese a sus 10 años en aquel entonces
ya podía apreciar este show de terror setentero; de igual manera disfruté mucho
Galería Nocturna, salvo 3 episodios que estaban en inglés sin
subtítulos y de puro tonto no quise ver.
De igual manera me reencontré con La Dimensión Desconocida de los ochenta. Asimismo, logré cumplir
uno de mis sueños: contemplar las series originales que tomó Carl Macek para crear Robotech, luego le dediqué a cada uno de los 3 animés que dieron paso a ello sus
propios escritos. De igual manera le di su oportunidad a la serie animada de
los noventa de Iron Man, que si bien hace rato tengo en DVD clonada, me es mucho
más práctico acceder a ella en digital.
Por otro lado, retomé una vieja serie de post, la de mis películas de fantasmas favoritas, si bien solo hice solamente dos nuevas entregas: Ecos Mortales y Al Final de la Escalera. También seguí con Pecados de Omisión, con 3 entradas y siendo la última de ellas a la fecha, nada menos que la una Edición Navideña, realizada durante el mismo día de Navidad. En cambio Así era en mis Tiempos contó con más presencia, al haber 5 posts nuevos respectivamente: Teléfonos, Televisión, Cine, CD-Rom y Cartas. Creo que de esta última serie solo me quedaría una última entrega, a menos que se me ocurre otra cosa.
Por otro lado, retomé una vieja serie de post, la de mis películas de fantasmas favoritas, si bien solo hice solamente dos nuevas entregas: Ecos Mortales y Al Final de la Escalera. También seguí con Pecados de Omisión, con 3 entradas y siendo la última de ellas a la fecha, nada menos que la una Edición Navideña, realizada durante el mismo día de Navidad. En cambio Así era en mis Tiempos contó con más presencia, al haber 5 posts nuevos respectivamente: Teléfonos, Televisión, Cine, CD-Rom y Cartas. Creo que de esta última serie solo me quedaría una última entrega, a menos que se me ocurre otra cosa.
Algo que retomé sin esperarlo, fueron las
entrevistas. Primero luego de años volví
a lo de Mis Blogueros Favoritos, primero con mi amigo Roger Senra
de Materia Oscura de la Mente (Venezuela) y luego con José María Montes de Cine
y Televisión de Ayer y La Picadura de Spider-Man (España); eso fue durante el
primer semestre. A finales de año,
regresé con las entrevistas a aristas, primero al pintor José Méndez (España) y
luego a mi compatriota Roberto Alfaro.
Ya está más que claro el nombre de mi post y es que además perdimos tanto por el Covid-19, como por otras razones, a un montón de gente valiosa y querida. Muchos artistas que son valiosos para mí se fueron, unas despedidas más dolorosas que otras. En total les hice mis sentidos homenajes a 10 artistas, comenzando en marzo con Max von Sydow y terminando la semana pasada no más con Richard Corben. Muchas de estas pérdidas, tal como en el caso del último, ligados de manera estrecha al noveno arte (desde Juan Giménez en adelante, que luego otro argentino internacional se nos fue, Quino). Stuart Gordon cruzó el umbral también en marzo y al tratarse de uno de mis directores favoritos, escribiendo de ese modo varias entradas sobre los distintos géneros y medios en los que incursionó; me queda una última revisión al respecto y esa la haré en el transcurso de este mes.
En el pasado he dedicado textos a seres queridos que partieron hace rato, como mi propio padre y mi abuelito Daniel; esta vez quise hacer algo por la memoria de mi amiga Alicia Urbina, a quien siempre recuerdo mucho. Solo lamento que mis amigos “reales” no se interesen en lo que hago y una vez más no hayan leído algo que escribí con sentimiento; como en otras ocasiones, quienes sí se dieron el tiempo para compartir conmigo y dejaron unas cuantas palabras, son amistades a los que solo conozco por estas vías.
Para el 2020 se esperaban varias pelis a estrenar en los cines, algunas de ellas alcanzaron a estrenarse antes de la pandemia y otras lo hicieron de manera regulada tomando todas las medidas del caso y no faltaron las que solo pudieron debutar gracias al streaming; no faltaron las que postergaron su debut para este 2021 que recién comienza. Entre aquellos títulos que si vieron la luz el recién pasado ciclo, estuvo la que sería sin dudas la peor cinta basada en cómics de superhéroes, Birds of Prey, una mugre por donde se le mire y que llegó a las salas en febrero, cuando lo del Covid-19 era problema de otros. Otro filme sobre cómics de justicieros que sí pudo verse, aunque en un tono muy diferente, fue New Mutants, título que desde 2018 estaba relejado y salió directamente en blu-ray… ¡Lejos mucho mejor que la nueva aventura en imagen real de Harley Queen! A final de año Wonder Woman 1984 vio la luz, la que gracias al “hackeo” pude ver, pero de la cual solo escribiré en los próximos días. Por otro lado, Disney estrenó por fin en su propia plataforma online la tan esperada Artemis Fowl, una verdadera mierda que me alegro no haber ido a ver al cine.
A lo largo de la vida de mi página, he presenciado con pesar la desaparición de varios blogs de gran calidad que seguía, siendo que mantenía contacto con sus seguidores. El 2020 me tocó ver la desaparición de la Guillermocracia, un proyecto muy apreciado y salido de otro chileno; ninguno de sus seguidores sabe qué pasó con su creador, Guillermo Ríos y por qué razón su blog ya no se encuentra en la Red. En más de una ocasión pensé en entrevistarlo, que era lejos más productivo que yo y bien quisiera poseer la labia y la inteligencia de su autor. Es de esperar no pase este 2021 lo mismo con otros colegas que tengo en alta estima y, obvio, conmigo mismo.
Toda una sorpresa para mí fue encontrarme que un breve texto que escribí para mi anterior pega, el Discurso de Despedida del Año Escolar 2017, esté en el puesto número 6 de las entradas más leídas del Cubil. Supongo lo usarán como modelo para otros discursos de tal tipo. En estos momentos tiene 3034 visitas y tal como pasa con el caso del mencionado post sobre los cómics de Conan, me habría gustado que la gente hubiese dejado un comentario al respecto.
Ya está más que claro el nombre de mi post y es que además perdimos tanto por el Covid-19, como por otras razones, a un montón de gente valiosa y querida. Muchos artistas que son valiosos para mí se fueron, unas despedidas más dolorosas que otras. En total les hice mis sentidos homenajes a 10 artistas, comenzando en marzo con Max von Sydow y terminando la semana pasada no más con Richard Corben. Muchas de estas pérdidas, tal como en el caso del último, ligados de manera estrecha al noveno arte (desde Juan Giménez en adelante, que luego otro argentino internacional se nos fue, Quino). Stuart Gordon cruzó el umbral también en marzo y al tratarse de uno de mis directores favoritos, escribiendo de ese modo varias entradas sobre los distintos géneros y medios en los que incursionó; me queda una última revisión al respecto y esa la haré en el transcurso de este mes.
En el pasado he dedicado textos a seres queridos que partieron hace rato, como mi propio padre y mi abuelito Daniel; esta vez quise hacer algo por la memoria de mi amiga Alicia Urbina, a quien siempre recuerdo mucho. Solo lamento que mis amigos “reales” no se interesen en lo que hago y una vez más no hayan leído algo que escribí con sentimiento; como en otras ocasiones, quienes sí se dieron el tiempo para compartir conmigo y dejaron unas cuantas palabras, son amistades a los que solo conozco por estas vías.
Para el 2020 se esperaban varias pelis a estrenar en los cines, algunas de ellas alcanzaron a estrenarse antes de la pandemia y otras lo hicieron de manera regulada tomando todas las medidas del caso y no faltaron las que solo pudieron debutar gracias al streaming; no faltaron las que postergaron su debut para este 2021 que recién comienza. Entre aquellos títulos que si vieron la luz el recién pasado ciclo, estuvo la que sería sin dudas la peor cinta basada en cómics de superhéroes, Birds of Prey, una mugre por donde se le mire y que llegó a las salas en febrero, cuando lo del Covid-19 era problema de otros. Otro filme sobre cómics de justicieros que sí pudo verse, aunque en un tono muy diferente, fue New Mutants, título que desde 2018 estaba relejado y salió directamente en blu-ray… ¡Lejos mucho mejor que la nueva aventura en imagen real de Harley Queen! A final de año Wonder Woman 1984 vio la luz, la que gracias al “hackeo” pude ver, pero de la cual solo escribiré en los próximos días. Por otro lado, Disney estrenó por fin en su propia plataforma online la tan esperada Artemis Fowl, una verdadera mierda que me alegro no haber ido a ver al cine.
A lo largo de la vida de mi página, he presenciado con pesar la desaparición de varios blogs de gran calidad que seguía, siendo que mantenía contacto con sus seguidores. El 2020 me tocó ver la desaparición de la Guillermocracia, un proyecto muy apreciado y salido de otro chileno; ninguno de sus seguidores sabe qué pasó con su creador, Guillermo Ríos y por qué razón su blog ya no se encuentra en la Red. En más de una ocasión pensé en entrevistarlo, que era lejos más productivo que yo y bien quisiera poseer la labia y la inteligencia de su autor. Es de esperar no pase este 2021 lo mismo con otros colegas que tengo en alta estima y, obvio, conmigo mismo.
Toda una sorpresa para mí fue encontrarme que un breve texto que escribí para mi anterior pega, el Discurso de Despedida del Año Escolar 2017, esté en el puesto número 6 de las entradas más leídas del Cubil. Supongo lo usarán como modelo para otros discursos de tal tipo. En estos momentos tiene 3034 visitas y tal como pasa con el caso del mencionado post sobre los cómics de Conan, me habría gustado que la gente hubiese dejado un comentario al respecto.
Bueno, hasta acá mi revisión de lo que fue
el 2020, en materia de lo que hice en el Cubil del Cíclope y a ver cómo se nos
viene este Año Nuevo que todos esperamos sea lejos mucho mejor. Gracias por pasarse por acá.
¡Felicitaciones Elwin por un año con tanta actividad en el blog! Que se repita para este 2021, asi tus lectores seguiremos atentos y anotando en nuestras respectivas listas de pendientes tantos títulos recomendandos. ¡Feliz año!
ResponderEliminarSaludos,
RICARDO
Gracias, amigo, por ser un verdadero LECTOR CONSTANTE de este blog.
EliminarGran resumen del año en el cubil. Muchas gracias por la mención, Elwin. Definitivamente, muchas cosas ha cambiado y quizás siga cambiando la pandemia en varios sentido. Hay cuestiones que no volverán a ser como antes. Mis amigos conocedores de cine pronostican el fin de las salas de cine como tal, sustituidas por los servicios de stream. Ya veremos si se da eso o no. Por lo pronto, feliz año nuevo y como decía un amigo: "Nos vemos en línea"
ResponderEliminarGracias a ti por ser parte del Cubil no solo el año recién pasado, sino que desde que nuestros destinos se cruzaron.
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