domingo, 2 de octubre de 2011

A Sangre Fría.




    Truman Capote publica en 1965 la que es considerada su obra más importante, A Sangre Fría, tras años de difícil gestación. La novela a la que llama una obra de no-ficción es un texto híbrido entre el reportaje (género periodístico), la novela psicológica y realista. La obra trata el horrendo crimen donde murió una familia integrada por padre, madre y dos hijos adolescentes, sucedido en 1959 en medio del la zona rural de Kansas, Estados Unidos y todo lo relacionado al suceso.
     Esto es: los momentos previos al asesinato para conocer bien a la malograda familia Clutter, la gente que los conoció, las investigaciones policiales para descubrir a los criminales…y el periplo de los propios asesinos, de quienes se cuenta su vida abarcando desde sus antecedentes familiares, hasta que finalmente mueren ahorcados tras años de proceso.
    La novela A Sangre Fría inspiró a posteriores obras que tal como ésta, se basaron algunas de ellas en hechos verídicos, muchos de sangre, por cuanto entregaron bajo el formato de crónica periodística novelada, estas historias de la vida real. Con el desarrollo de la televisión y todo un mercado al respecto, programas como Historias de la Vida Real y Misterios Sin Resolver, seguirían sus pasos, pero dramatizándolos con gran impacto para el público. Pero aparte de la innovación que significa este matrimonio entre periodismo y literatura, Capote también abordó, concientemente o no, en su libro el tema de la violencia, más bien introdujo el tema de la descripción explícita del asesinato en las letras contemporáneas. Libros sobre crímenes ya existían desde hace siglos, basta recordar tan solo el clásico de Dostoiewski de Crimen y Castigo. Sin embargo la narración como si fuese una fotografía de la portada de un periódico, comenzó con Truman Capote. Luego un sinnúmero de autores, no le harían asco a la descripción explícita de asesinatos, violaciones, baleos, enfrentamientos armados, torturas y otros hechos de sangre y violencia que sobrepasarían a las sangrientas descripciones clásicas del Cantar del Mío Cid y Las Mil y Una Noches.
    En este artículo pretendo mostrar este mismo impacto en las letras actuales por parte de la novela de Capote, presentando las citas literarias de A Sangre Fría que ejemplifiquen lo anterior y luego mostrando fragmentos de otras obras contemporáneas que indiquen ser sus claras herederas. Cada cita va acompañada con los comentarios personales de rigor. Cada uno de los autores escogidos para complementar este trabajo, lo ha sido por las siguientes razones:

1) Como en sus obras abarcan el tema de la violencia criminal y el asesinato, cuando la narración trata de ello, demuestran como Capote que sin la debida narración, el texto completo carece de uniformidad; esto porque el drama está producido por las repercusiones mismas del crimen y así como un cuento de hadas necesariamente debe tener personajes sobrenaturales, una novela policial o de suspenso (un thriller, o más específicamente un psycho thriller) no puede carecer de la descripción correspondiente.

2) A su vez son autores destacados en el género, conocedores de la técnica periodística- literaria comenzada por Truman Capote, mostrando cada uno de ellos en cuanto a su orden cronológico de producción, el desarrollo que ha tenido con los años la literatura sobre asesinos.

3) También cada uno de estos autores es un ejemplo en sí mismo de la forma de cómo aborda un diferente artista la misma situación del asesinato. Por un lado está el lenguaje más depurado y sucinto de Robert Bloch, y por otro el más bien gráfico de Stephen King, a la par de la terminología científica de Harris.



Con la sangre en las letras.

    He aquí dos fragmentos correspondientes a la famosa novela de Truman Capote. La narración está desde el punto de vista de uno de los testigos del escenario del crimen, horas después de los asesinatos. Los dos fragmentos hacen mención a la disposición de los cuerpos encontrados, llegando al patetismo cuando se trata de describir la forma de cómo se encuentran los cadáveres, una escena que pese a lo dramático de la situación, no pierde la sensibilidad para tratar el tema de la muerte.

    “Bueno, era una cosa horrenda. Aquella maravillosa jovencita… Me hubiera sido imposible reconocerla. Le habían disparado en la nuca, con el arma a pocos centímetros. Yacía sobre un costado, cara a la pared y la pared estaba cubierta de sangre. La ropa de la cama la cubría hasta los hombros. El sheriff Robinson la destapó y vimos que llevaba puesto un albornoz, el pijama, calcetines y zapatillas, como si en el momento del hecho, no se hubiese acostado aún. Tenía las manos atadas a la espalda y los tobillos atados con una cuerda de las que se usan en las persianas venecianas”.

    “(…) al abrir la última puerta encontramos, allí en su lecho, a la señora Clutter. La habían atado, también. Pero de otra manera, con las manos por delante, de modo que parecía estar rezando y en una mano tenía, agarraba, un pañuelo. ¿O era un kleenex? La cuerda que le rodeaba las muñecas le bajaba hasta los tobillos que tenía atados uno contra otro y de allí iba al pie de la cama, en una cuyas patas había sido atada: un trabajo complicado y hábil. (…) Le habían tapado la boca con cinta adhesiva pero como le dispararon a quemarropa a un lado de la cabeza, la explosión, el impacto, había desprendido violentamente la cinta adhesiva. Tenía los ojos abiertos. De par en par. Como si todavía estuviera mirando al asesino. Porque no pudo dejar de verlo mientras apuntaba”.

   A continuación parte de la confesión de uno de los dos asesinos. El lenguaje utilizado no demuestra ningún rencor por parte de éste, podría decirse que casi cuenta lo suyo con tranquilidad, si bien a lo largo del libro queda claro que Perry, uno de los dos responsables de la muerte de los Clutter, tiene conciencia del crimen que cometió. Resulta interesante ver cómo el narrador acá introduce al lector en la mente no del todo sana, anómala, del asesino, un verdadero sociópata; con esto Capote trata lo más objetivamente de mostrar la forma de cómo funciona una psiquis en este estado, especialmente durante actos de este tipo. Con posterioridad los autores de novelas sobre hechos de sangre o aquellos que no cejan en describir hechos de gran violencia, usarán esta técnica para adentrarse dentro de la mente criminal. Sin embargo, pese a lo reprochable de la acción de Perry y Dick, su socio criminal, se les presenta en el libro no como a seres demonizados, si no que más bien se les otorga una inmensa carga dramática que los enviste de un tremendo aire de fatalidad.

    “Me arrodillé junto al señor Clutter (…). Pero no me di cuenta de lo que había hecho hasta que oí aquel sonido. Como de alguien que se ahoga. Que grita bajo el agua. Le di la navaja a Dick y le dije: 'Acaba con él. Te sentirás mejor'. Dick probó o fingió que lo hacía. Pero el hombre aquel probó que tenía la fuerza de diez hombres, se había soltado y tenía las manos libres. A Dick le entró pánico. Quería largarse de allí. Pero yo no lo dejé. El hombre iba a morir de todos modos, ya lo sé, pero no podía dejarlo así. Le dije a Dick que cogiera la linterna y lo enfocara. Cogí la escopeta y apunté. La habitación explotó. Se puso azul. Se incendió... Jesús, nunca comprenderé cómo no oyeron el ruido a treinta kilómetros a la redonda”.

    La cita que viene, corresponde a la narración en tercera persona de otro crimen, esta vez cometida por uno de los compañeros de cárcel de Dick y Perry, un joven que también está esperando la muerte en la horca. Acá el narrador se permite ser mucho más duro a la hora de presentar la situación, utilizando un lenguaje tanto poético, como dramático. Todo va sucediendo en un crescendo que le da una atmósfera de horror ante la falta de humanidad del asesino, su actuar demasiado, digamos, frío.

    “Se colocó el revólver en una pistolera, se echó el fusil al hombro y recorrió el corredor que los separaba de la sala, sólo iluminada por la pantalla del aparato del televisor. Encendió la luz, apuntó con el rifle y disparó a su hermana entre los ojos, matándola instantáneamente.
    Le disparó tres veces a su madre y dos a su padre. La madre, con los ojos dilatados, se tambaleó hacia él, tratando de hablar, abrió y cerró la boca, pero Lowell Lee le dijo:
-Cállate.
    Y para asegurarse que le obedecía, le disparó tres tiros más. El señor Andrews, sin embargo, seguía con vida: gimiendo, se arrastró por el suelo hacia la cocina; pero al llegar al umbral, el hijo desenfundó el revólver y le disparó todas las balas. A continuación volvió a cargar el arma y a vaciarla otra vez. En total, el padre recibió diecisiete balazos”.


    Y ahora fragmentos de obras relacionadas o posteriores al libro de Capote y que por su temática tienen relación a éste.
    El primer texto corresponde a la novela Psycho de Robert Bloch, la obra que inspiró a Alfred Hitchcock para su famosa Psicosis de 1961. Bloch escribió la novela en 1959, el mismo año de los crímenes narrados en A Sangre Fría, quien a su vez se inspiró en las andanzas reales de Ed Gein, el caníbal de Wisconsin, para escribir su libro. El extracto que viene a continuación, corresponde al de la célebre escena de la ducha en la versión de Hitchcock. Si bien no resulta tan truculenta como en los textos que citaré más adelante, cabe destacar en estas líneas la forma de cómo se cuenta con pocas palabras un asesinato ficticio tan conocido por gran parte de los cinéfilos, y que forma parte hoy en día de la cultura popular.

   “El cuarto comenzó a llenarse de vapor. El ruido de la ducha no le permitió oír cómo se abría la puerta de la habitación, ni los pasos que se acercaban. Y cuando las cortinas de la ducha se abrieron, el vapor oscureció el rostro que se asomó, colgando del aire como una máscara. El cabello aparecía cubierto por un pañuelo y unos vidriosos ojos la miraron inhumanamente (…).
    Mary gritó histéricamente. Entonces la abertura de las cortinas se ensanchó y apareció una mano, armada con un cuchillo carnicero, Un cuchillo que cortó su grito.
    Y su cuello”.


    En 1987, otro destacado autor de novelas de terror como Bloch, el estadounidense Stephen King publica Misery. La novela de la cual también se hizo una versión fílmica bastante aclamada por la crítica, aborda la historia de un escritor de novelas rosa que es secuestrado por una enfermiza mujer, quien lo tortura psicológica y físicamente. Como gran parte de la obra de King, los momentos de violencia son bastante explícitos. Stephen King no duda en impactar al lector con una escena sanguinolenta y efectiva, sin los eufemismos o reservas de los cuales otrora los autores tenían que usar. La novela de King, al igual que la de Bloch, muestra a Annie Wilkes como a un personaje esquizofrénico, cuyos actos de violencia carecen de un sentido de moral normal, puesto que a diferencia de los asesinos de los Clutter, justifican sus actos para mantener sus estilos de vida fantasiosos. Por cierto, esta escena no sale en la película que filmó Rob Reiner en 1990.

    “Con un grito agudo, Annie hundió la cruz de Bossie en la espalda del policía.
    -¡Ag!- dijo el policía, y dio unos pasos vacilantes, con la espalda agujereada y el pecho protuberante. Su rostro era el de un hombre que está sufriendo un cólico renal (…).
     Él se volvió a medias, bajando la mano en busca de su pistola de servicio, y Annie le aplicó con fuerza la cruz, de punta en el vientre.
    -¡Og!-dijo el policía esta vez, y cayó de rodillas, aferrándose el estómago. Cuando se inclinó, Paul pudo ver el agujero en la camisa del uniforme, donde había entrado el primer golpe.
    Annie volvió a levantar la cruz; su punta afilada se había roto, dejando un muñón astillado; y la clavó en la espalda del hombre, entre los omóplatos. Parecía una mujer tratando de matar a un vampiro. Los primeros dos golpes quizás no habían entrado lo suficiente como para hacer verdadero daño, pero esta vez el poste de la cruz entró por lo menos diez centímetros en la espalda del policía arrodillado, y lo hizo caer de bruces”.

    Y para terminar, un fragmento de la novela Hannibal de Thomas Harris, tercera entrega de una tetralogía sobre las atrocidades del intelectual y sofisticado psicópata caníbal Hannibal Lecter. Este segmento corresponde a su vez al de otra escena famosa por su truculencia dentro de la historia del cine, que fue filmada por Ridley Scott en 2001. Acá el narrador a la hora de contar el hecho delictivo usa un lenguaje científico, casi como el de un perito policial.

    “-Todo lo que pedimos es que mantenga la mente abierta.
    Con cuidado, empleando ambas manos, el doctor Lecter levantó la tapa de los sesos de Krendler, la dejó sobre la bandeja y trasladó ésta al bufete. Apenas cayó una gota de sangre de la limpia incisión, pues previamente el doctor había soldado los vasos principales y sellado escrupulosamente los otros utilizando anestesia local. Había serrado el cráneo en la cocina media hora antes de la cena.
    (…) La cúpula gris y rosa del cerebro de Krendler sobresalía del cráneo truncado.
    De pie al lado de Krendler con un instrumento que parecía una cuchara para las amígdalas, el doctor Lecter cortó una tras otra cuatro rebanadas del lóbulo prefrontal (…).
    Una segunda ración consumió casi por entero el lóbulo frontal y se aproximó por la parte posterior hasta el córtex promotor (…)”.



Conclusiones.

    A la luz de la lectura de A Sangre Fría de Truman Capote y de otros textos relacionados con crímenes, se hace evidente el influjo de la obra del autor de Desayuno Con Diamantes a la hora de abordar este tipo de temas. Por un lado está la descripción del hecho delictivo, de forma periodística, pero sin perder el gusto literario del uso de un lenguaje más bien artístico. La narración realista y descriptiva de los asesinatos y luego de la disposición de los cuerpos; por otra, también se encuentra la interiorización del narrado hacia la psiquis del criminal, al que según sea su patología, se le muestra ora como a una víctima más de las circunstancias, ora como a una bestia humana sin conciencia.
    El tema de la violencia en sí, de los acontecimientos que la rodean y sus repercusiones, ha dado cabida con el siglo pasado a una literatura explícita y feroz en su narración, muchas veces para responder a un interés morboso por parte de los lectores. A su vez, tal como lo demuestran los textos anteriormente citados, es una literatura imbuida de recursos sacados del informe policial, médico, psicológico y, también, periodístico.

9 comentarios:

  1. Muy bueno muy interesante.
    Iba a comentar que, tal vez, "Operación Masacre" de Rodolfo Walsh podría entrar en esta lista, pero luego me di cuanta que Walsh no se pudo haber inspirado en "A sangre Fria" dado que, Operación Masacre salio 9 años antes.
    Igual creo que esta en la linea del genero

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  2. Hola, amigo: Gracias por escribir. No conocía el libro al que te refieres, pero ne llamó la atención y buscaré información al respecto.

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  3. Mi querido amigo... como puedes poner a king junto a Truman Capote!!! un poco de objetividad, please...

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  4. Micky: Mi intención a la hora de "poner a King junto a Capote" no ha sido la de compararlos, puesto que ambos son autores más que diferentes y por respeto a los dos debería hacerlos con sus pares en cuanto al tipo de literatura que escriben. Por otro lado, la inclusión de King a este trabajo sólo tuvo como motivo el de la tendencia de la literatura gringa a abordar con toques realistas crímenes violentos ¿Cachai, longi? (si no te echo a la vieja brígida de la micro).

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  5. Me gustaria algun dia leer missery, este tipo de obras me emocionan, por el tema de como piensa un asesino antes, en el momento y despues del asesinato,ademas nos damos cuenta de que hay todo tipo de asesinos, asi como tipos de asesinatos, al final es un tema bastante extenso en donde si nos ponemos a discutir terminariamos tomando 11 jajajaja.

    Me sirven estos tema ya que a la hora de que llegue a hacer un guion para luego pasarlo a un comic tendria que basarme en todos los tipos de asesinos y seleccionar el indicado para cada suceso de la historia, como aca se ve, que los asesinos estan habituados al contexto y/o lo crean, al menos esa es mi opiion generalmente con respecto a la literatura al momento de centrarnos en asesinos.

    Otro punto es ver como se encuentra la rmonia detro de una trama tan tensa gracias a las tecnicas literarias aplicadas en la narracion, que nos hace ver el perfil de los personajes a medida que transcurre la historia.

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  6. Espero que no sea demasiado tarde para comentar en este artículo, pero es que me ha resultado muy interesante la idea de "A sangre fría" como punto de inflexión en la literatura a la hora de abordar la violencia explícita y los detalles truculentos en las descripciones. Ubicándonos además en la mentalidad y en la sociedad de su época, debió ser una obra impactante en aquel entonces.
    Es interesante también verla como obra seminal, como inauguradora de un género. Recuerdo que en el instituto tuve que leer "Crónica de una muerte anunciada", pero entonces no me explicaron, y yo no sabía, que sin "A sangre fría", Gabo nunca habría escrito su libro, y como él tantos otros. Saludos desde España amigo Elwin.

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  7. No había visto el nexo entre "Crónica de una muerte anunciada" y "A Sangre Fría", así que gracias, amigo, por darme tan interesante dato. Por cierto, nunca es tarde comentar textos antiguos, al contrario, yo feliz con que lo hagas. Nos estamos leyendo como siempre

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