lunes, 31 de octubre de 2016

La Mujer Maravilla de George Pérez (tercera parte)



    El número 15 de la ya no tan nueva colección de la Mujer Maravilla (pues ya lleva más de dos años desde su reinicio) introduce a una muy especial rival para nuestra amazona favorita: Cisne Blanco.  De aspecto angelical y con un grito mortal que destruye todo con las ondas de choque que produce, al punto de que puede derribar a la mismísima Diana, en realidad no se trata de una villana, sino que de una mujer sometida a los deseos egoístas de su supuesto amante.  Con un pasado trágico que apenas llega a perfilarse en este primer encuentro y la presencia del amor salvador de una amiga de infancia, que gran importancia tendrá en su posterior redención (lo que ocurrirá muchos números después de su debut), Cisne Blanco antes de encontrar su verdadero lugar en el mundo, se convierte en la nueva contrincante de peso para la superheroína.  Al respecto, cabe mencionar la naturaleza de esta hermosa y poderosa mujer, la primera de quienes se enfrentan a la protagonista en su propia revista, que no proviene del mundo sobrenatural; de este modo nos encontramos con la ya clásica idea del uso despiadado de la ciencia, algo habitual en las historias enmarcadas dentro de la ciencia ficción y a la que pertenece la alada damisela.
      Luego de los desastrosos eventos de Leyendas, que puso por primera vez a los superhéroes de DC en la mira del maligno Darkseid dentro de esta continuidad Post Crisis, Wonder Woman tuvo una aventura junto a Superman en una de las revistas de este, en la cual el dictador de Apokolips causó grandes estragos nada menos que en el Olimpo.  Este trabajo en conjunto entre ambos importantes miembros del Multiverso deceísta, puso en el tapete más que nunca el romance que casi hubo entre ambos seres poderosos; por otro lado, mientras la batalla contra el Nuevo Dios se realizó, los olímpicos se dieron cuenta de que el tirano tenía supremacía sobre ellos, quien destruyó su hogar.  Es entonces que volviendo a la revista de la amazona, una vez derrotado el invasor, llegamos a enterarnos de una importante y drástica decisión por parte de las deidades: abandonar lo que fuera su hogar por eras, para buscar otro, el que más encima estaría en otro plano de la existencia (algo así como una dimensión distinta).  Pues esta emigración por supuesto que provoca una crisis entre las amazonas, los únicos creyentes que les quedan, puesto que mientras no se reestablezcan por completo sus dioses en su nuevo destino, como nunca antes en su vida estarán alejadas de su presencia.
      Es entonces cuando aparece la verdadera gran villana de Wondy, en lo que viene a ser su versión de George Pérez: la maléfica bruja Circe, otro personaje sacado de la mitología griega y que data de las primeras aventuras de la guerrera, pero que a través de la mirada de Pérez cobró una relevancia primordial como el mayor poder maléfico al que se ha enfrentaría una y otra vez Diana.  El primer enfrentamiento entre ambas es memorable, demostrándose que lejos la hechicera, quien acostumbra a tener consigo una serie de monstruos mitad animales y mitad seres humanos, al menos en este duelo inicial tiene todas las de ganar… Esta entretenidísima saga nos permite además conocer más acerca  los antecedentes familiares de la cordial Julia Kapatelis; pues todo esto ocurre nada  menos que en tierras griegas, cuna de la profesora amiga de la princesa, lo que acentúa el tono mitológico de la reaparición de Circe.   Como la bruja es especialista en crear bestias, una vez más el artista se da el gusto de diseñar algunas formidables criaturas, tal como ya lo hizo en la anterior miniserie El Desafío de los Dioses.
     Tras apenas salir viva, dejando claro que a esta Mujer Maravilla todavía es una “principiante” en esta carrera suya como paladín de la justicia, viene un único número (el 20) y que en solo 24 páginas cuenta una de las historias más emotivas de toda esta etapa del personaje.  Pues uno de los secundarios ha muerto en circunstancias sospechosas y le queda a un agente de policía hacer la investigación de rigor, en la que por supuesto se encuentra involucrada la princesa de Themyscira.  Es así como este episodio se encuentra contado desde el punto de vista del detective, lo que permite además identificar el impacto que tiene para los seres humanos comunes y corrientes, la presencia de alguien como Diana.  Uno de los detalles más hermosos de parte de George Pérez y que surgen a partir de esta muerte, es que la figura del personaje fallecido continua presente largo tiempo después dentro de las viñetas de la amazona, demostrándonos que los seres queridos nunca nos dejan por completo.
     Volviendo al tema de la migración de los dioses olímpicos hacia otro lugar, las amazonas toman al respecto un papel decisivo para que estos puedan conseguir su objetivo.  Con ello podemos darnos cuenta de lo importante que es la fe religiosa dentro de las revistas de Wonder Woman, puesto que sí las deidades le piden ayuda a seres supuestamente inferiores que ellos, es porque solo si existen creyentes, es que una religión permanece y se refuerza (¿Cuántos dioses olvidados y religiones muertas podemos contar a lo largo de la historia de la humanidad?).   Interesante resulta ser que tanto dioses como creyentes se necesitan para darle un sentido a sus vidas, algo que al menos Pérez trabaja en varios aspectos de su trabajo dentro de esta serie.
      Tras ayudar a sus divinidades, las amazonas se encuentran como pueblo frente a otra gran prueba y que tiene que ver con el impacto que ha tenido en sus largas vidas, el contacto con el mundo patriarcal; de este modo comienza a gestionarse la apertura de las fronteras de su isla, para entrar en comunicación con el resto del mundo, siguiendo el ejemplo de su princesa.  Pues el autor poco a poco, con miniseries entre medio, va desarrollando este puente que se realiza entre ambas sociedades y lo que da al lector varios momentos gloriosos.  El primer de ellos corresponde al Anual Nº 1, el que cuenta con varias pequeñas historias que se entregan cuando es realizada la primera visita “oficial” de dos extranjeros a Themyscira.  Pues quienes visitan tan paradisiaco lugar, son dos mujeres y vienen a ser nada menos que las dos mejores amigas mortales de Diana, Julia y su hija Vanessa.  No obstante el Anual se aleja de los típicos cómics que corresponden a estos especiales, por lo general con historias llenas de acción y donde el protagonista de la revista se enfrenta a un poderoso enemigo…Pues esto no es así en la presente ocasión, ya que está articulado en base en pequeños episodios autoconclusivos de corte intimista y a través de los cuales llegamos a conocer más sobre el pasado de Diana y su gente, con lo cual es posible humanizar aún más a estos adorables personajes; al respecto destaca el capítulo sobre el verdadero motivo de la estrecha relación de Julia con las amazonas.  Este Anual fue dibujado por varias estrellas consagradas, tales como Brian Bolland (quien luego se dedicaría a realizar algunas de las mejores portadas para los cómics de Wondy), Arthur Adams y Curt Swan.


      Desde el comienzo del reinicio ochentero de Wonder Woman, el dios Hermes ha tenido un papel destacado en la vida de la amazona, siendo además uno de los responsables en la creación de su raza (el único varón entre el grupo de diosas que hizo esto posible).   Pues mientras el resto de los olímpicos ha ido en busca de otro lugar donde vivir, el dios de los mensajeros, de la medicina (y también de los ladrones), decide quedarse en la Tierra, lo que trae sus buena consecuencia (tanto positivas como negativas) para Diana, las demás amazonas y los mortales amigos de nuestra superheroína.  Luego, como es típico de la historieta y de las distintas líneas argumentales que va desarrollando George Pérez, esta mayor participación de Hermes en la colección se va extendiendo a través de varios números, dándonos muy divertidos momentos.  Con posterioridad tras hacer pasar unas cuantas rabias a Julia Kapetelis, el buen dios que en ningún momento ha tenido malas intenciones, sino que al contrario, sin quererlo propicia uno de los mayores desastres a lo que le toca intervenir a Diana: cuando dos entidades mitológicas griegas malignas, aprovechándose del inexperto Hermes en su conocimiento de la raza humana, lo engañan y despiertan a un gigantesco monstruo de su letargo.  El desenlace del enfrentamiento contra la criatura, no escapa a la emotividad que ya nos ha entregado su autor, con unas cuantas reflexiones al respecto acerca de la responsabilidad que tenemos sobre el alcance de nuestros actos.
       Siguiendo con el acercamiento de la “nación” de Themyscira al resto del mundo, los siguientes mortales que son invitados a dicho lugar resultan ser Steve Trevor y su novia Etta, también gran amiga de Diana.  El destino de Trevor está ligado a las amazonas, tal como el de Julia y aquí se vuelve a trabajar al respecto con la idea de un destino que todos debemos cumplir, idea sacada de la vieja visión helénica y que estos cómics toman como punto de partida para muchos de sus extensos arcos argumentales.  Mientras se desarrolla la visita mencionada, en el mundo de los hombres comienza a orquestarse un nuevo plan de nada menos que de Cheetah, para hacerse con el lazo mágico de Wonder Woman y el que desde el primer encuentro entre ambas deseaba obtener.   En esta ocasión es posible conocer por fin los “orígenes secretos” de la villana, los que son contados con espectacularidad y dejando en evidencia la violencia innata de la mujer felina (lo que contrasta bastante con otra mujer de DC que viste como gata y que sí posee un código ético del que carece esta otra criminal: Gatúbela).   Pérez se vuelve a esmerar en contarnos una saga épica llena de aventuras, intriga y acción, en la que tanto Wondy como los secundarios brillan ante el lector.  Quizás el único pero de todo esto, viene a ser que a partir de estos números (el 27), el maestro da paso a John Marrinan como dibujante, quien muchas veces no logra hacerle honor y la belleza de las ilustraciones se recienten; no obstante la calidad argumental de lo hecho por George Pérez es tan soberbia, que al resto no le quita valor.   Esta vez la trama acerca de la lucha de Wondy contra Cheetah, se extiende por varios números de la colección. 
     En lo que va de esta etapa de la Mujer Maravilla, su responsable nos ha regalado increíbles episodios que han servido para dejar constancia, de que el reinicio de esta superheroína es sin duda unas de las mejores apuestas del universo DC Post Crisis, algo a la altura de lo hecho en aquellos años con Superman, Batman y Flash (de hecho, Wondy por años fue el único personaje femenino que tenía su colección propia).  Pues teniendo en cuenta lo aquí mencionado, es que me detengo en la siguiente saga, el cual va gestionándose mientras el segundo combate con Chetaah todavía se encuentra dando y que termina mucho después marcando el destino de ambas contrincantes.  Todo comienza mientras  Diana sigue a la criminal asesina, hasta llegar a las tierras de Egipto y debido a una magia desconocida, ambas se encuentran en medio de una ciudad oculta, que resulta estar habitada nada menos que por una rama degenerada de las amazonas.  El lugar se llama Bana-Migdall y sus habitantes resultan ser por completo belicosas, comercian con armas sofisticadas que ellas mismas construyen, además de ser esclavistas y por completo misántropas; de este modo ahora la guerrera no solo debe vérselas con una de sus peores enemigas, si no que debe luchar contra toda una tribu de sus semejantes.  Si la misma Cheetah y Circe han sido tratadas en estas páginas como sujetos despreciables y mortales, imagínense cientos o tal vez miles de féminas poco amistosas y tan duchas en las artes de la guerra como la protagonista.  Luego cuando parece que por fin Diana se ha ganado el respeto de sus descarriadas “hermanas”, todo se complica cuando una de estas se niega a aceptar la decisión de las demás, poniendo en un nuevo aprieto a la justiciera.  Tras el final de este conflicto, Wondy consigue volver a su tierra natal con un preciado tesoro para su gente, algo que conecta por completo con el origen de las amazonas y con su historia como pueblo, detalles que bien conocimos en la miniserie original que comenzó Pérez.  Teniendo en cuenta todo lo que ocurre en esta saga, que se entrelaza muy bien con la anterior y la forma de cómo está contada, para un servidor viene a ser sin dudas lo mejor de todo lo leído de la Mujer Maravilla de George Pérez (y sin menosprecio de lo que viene después, que aún queda mucho por disfrutar de esta etapa).

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