1. Para comenzar
Hace muchos años ya, casi tres
décadas de mi vida, cuando estaba estudiando en la universidad Pedagogía en
Castellano y Licenciatura en Educación (con mención en Castellano), me compré
con mi mesada la antología Los Mitos de Cthulhu. El responsable de este volumen era Rafael
Llopis, un estudioso del tema que realizó, quizás, la primera selección cuidada
en español de la narrativa de Lovecraft, en torno a su hoy en día famosa
mitología ficticia homónima. Editado por
la seria y prestigiosa Alianza Editorial, el volumen incluía un maravilloso
estudio al respecto de Llopis; el cual leí en mi adolescencia, alucinándome,
aunque estaba algo resumido (todo gracias a una selección de textos
misceláneos, que la incluía y que cuyo contenido integré en un trabajo de mi
último año escolar, transcribiéndolo todo en mi máquina de escribir electrónica
de entonces). El volumen divide los
textos en tres tipos: Los precursores y/o inspiradores de Lovecraft, los ya
propiamente relatos de los Mitos, que incluían a Lovecraft (por supuesto) y a
sus pares coetáneos y, por último, narraciones de autores posteriores al
llamado Círculo Lovecrafniano y/o que fueron escritos con posterioridad al
fallecimiento del llamado Profeta de Providence...
¿Y por qué les cuento todo eso? Bueno, porque entonces tenía solo 18 años, cuando disfruté ese libro como pocos en mi juventud (bueno, aparte de Las Crónicas de Narnia y los libros de Stephen King). Y entre sus cuentos, justamente uno de los pocos que recuerdo de sus páginas, se encuentra el célebre relato Los Perros de Tíndalos de Frank Belnap Long. En pocas palabras; es la historia de un hombre que osa traspasar los límites del conocimiento, rompiendo las barreras entre nuestro mundo y un universo de maldad; lo que provoca que las criaturas que le dan el nombre al texto lleguen a este plano de existencia y lo acosen. Quedé tan sorprendido con esta joyita, que poco tiempo después, solo un par de meses, junto a mi amigo Jorge Lorca hicimos un trabajo para Teoría de la Filosofía y tomando de base dicha obra; nos sacamos una excelente nota, pero ninguno de los dos conservamos nuestro escrito. Unos años después, otro amigo, Marcelo Muñoz y al cual lamentablemente le perdí el rastro, me regaló un librito mexicano de historias de espanto para niños y en él venía una versión suavizada de dicha pieza (incluso estaba ilustrada). Nunca más volví a leer ese cuento, no obstante, siempre lo recordé con cariño (a grandes rasgos, claro, que mi memoria es pésima para los detalles).
En cuanto a Frank Belknap Long, solo me lo habré encontrado en un par de antologías, que en español no ha sido muy considerado, menos en lo que se refiere a sus novelas. Solo una vez he tenido en mis manos un libro por completo suyo: El Día del Robot. Fue allá por el tercer año en la universidad, cuando ya me había cambiado de carrera, de Filosofía a Castellano; aquella vez mi amigo Miguel Acevedo, se había instalado con un puestito al lado de la biblioteca de la UMCE (donde ambos nos conocimos y estudiábamos) a vender algunas cosillas y entre ellas se encontraba dicho tomo. No dudé en adquirirlo, a un muy buen precio, y lo guardé en mi biblioteca (cambiándolo de lugar varias veces a lo largo de los años, entre distintos arreglos de mi colección), diciéndome en más de una ocasión "ya lo leeré". Solo ahora, a pocos meses de cumplir el medio siglo de vida, me dispuse a hacerlo por fin... ¡Y vaya que lo disfruté!
Más o menos desde 2019, que me he impuesto autoretos de lectura (aunque, mucho antes, lo hago con mis cómics) y esta vez para el primer semestre del año en curso me propuse dedicarme a todas mis novelitas de la Editorial Novaro ¿Por qué se me ocurrió esto? Pues resulta que por décadas, durante el siglo XX (en el que viví mi infancia y primeros años de juventud) la Editorial Novaro fue un verdadero gigante de la industria, dedicada a la edición de revistas, cómics, libros y otros relacionados. Su "imperio" se extendió por casi toda Latinoamérica hispanoparlante y a Chilito llegaban sus diversas historietas, que no eran en muy buen papel en todo caso, tanto de Marvel como DC y, a menos que me equivoque, muchas mexicanísimas (con personajes suyos famosos como El Santo). Yo veía de pequeño sus portadas y alucinaba, creo solo tuve de chico sus revistas para público infantil como Walt Disney.
Ille tempore estaba la costumbre de ir a ciertos locales para, pagando una pequeña diferencia en dinero, intercambiar números de publicaciones varias (creo que solo de títulos ya usados); en una casa contigua a la mía, había un billar y allí mismo se realizaba la práctica recién mencionada. Muchos años después, yo ya adulto en el presente siglo, un amigo me contó que de chico iba al lado de mi casa a realizar tales trueques.
¿Y por qué les cuento todo esto? Pues resulta que entre todo lo que sacó en su momento Novaro; en sus décadas de existencia, se encontraba una serie de librito en formato de bolsillo y vaya que eran de este formato, pues se trataba de novelas más o menos breves, incluso novellettes, que bien podían llevarse cargadas en el pantalón, chaqueta o similar; además, de ser de poco peso, así como con hojas y tapas delgadas. Más encima, el listado, que al menos yo manejo y/o me interesa, corresponde a obras de ciencia ficción. Les estoy hablando de varios títulos de autores destacados, de la primera mitad del siglo XX, muchos de la llamada Edad de Oro de la Ciencia Ficción y de la época pulp del género (cuando aparecían sus textos en revistas sobre estos temas, de forma serializada, en papel de baja calidad y portadas de colores chillones), entre los que se encuentran gente de la talla de Edgar Rice Burroughs (el mismo creador de Tarzán), Jack Williamson, E.E. "Doc" Smith y Frederick Phol. Justamente pude comprar libros de todos ellos, muy baratos y la mayoría cuando se suponía no quedaban ya a mano dichos trabajos.
La novelita que hoy nos reúne, cuya autoría corresponde a Frank Belknap Long, corresponde a una de esas publicaciones, que tengo el gusto de poseer y haber leído recientemente. El Dia del Robot (1963) se lee rápido y te engancha desde el principio; más encima, valió la pena tan larga espera, que ahora tengo más datos interesantes en los que fijarme y de los cuales disfrutar (quizás de joven no me habría fijado en todo ello). Pero mejor, vayamos de lleno a meternos dentro de este título y dejemos por ahora los viejos recuerdos...
¿Y por qué les cuento todo eso? Bueno, porque entonces tenía solo 18 años, cuando disfruté ese libro como pocos en mi juventud (bueno, aparte de Las Crónicas de Narnia y los libros de Stephen King). Y entre sus cuentos, justamente uno de los pocos que recuerdo de sus páginas, se encuentra el célebre relato Los Perros de Tíndalos de Frank Belnap Long. En pocas palabras; es la historia de un hombre que osa traspasar los límites del conocimiento, rompiendo las barreras entre nuestro mundo y un universo de maldad; lo que provoca que las criaturas que le dan el nombre al texto lleguen a este plano de existencia y lo acosen. Quedé tan sorprendido con esta joyita, que poco tiempo después, solo un par de meses, junto a mi amigo Jorge Lorca hicimos un trabajo para Teoría de la Filosofía y tomando de base dicha obra; nos sacamos una excelente nota, pero ninguno de los dos conservamos nuestro escrito. Unos años después, otro amigo, Marcelo Muñoz y al cual lamentablemente le perdí el rastro, me regaló un librito mexicano de historias de espanto para niños y en él venía una versión suavizada de dicha pieza (incluso estaba ilustrada). Nunca más volví a leer ese cuento, no obstante, siempre lo recordé con cariño (a grandes rasgos, claro, que mi memoria es pésima para los detalles).
En cuanto a Frank Belknap Long, solo me lo habré encontrado en un par de antologías, que en español no ha sido muy considerado, menos en lo que se refiere a sus novelas. Solo una vez he tenido en mis manos un libro por completo suyo: El Día del Robot. Fue allá por el tercer año en la universidad, cuando ya me había cambiado de carrera, de Filosofía a Castellano; aquella vez mi amigo Miguel Acevedo, se había instalado con un puestito al lado de la biblioteca de la UMCE (donde ambos nos conocimos y estudiábamos) a vender algunas cosillas y entre ellas se encontraba dicho tomo. No dudé en adquirirlo, a un muy buen precio, y lo guardé en mi biblioteca (cambiándolo de lugar varias veces a lo largo de los años, entre distintos arreglos de mi colección), diciéndome en más de una ocasión "ya lo leeré". Solo ahora, a pocos meses de cumplir el medio siglo de vida, me dispuse a hacerlo por fin... ¡Y vaya que lo disfruté!
Más o menos desde 2019, que me he impuesto autoretos de lectura (aunque, mucho antes, lo hago con mis cómics) y esta vez para el primer semestre del año en curso me propuse dedicarme a todas mis novelitas de la Editorial Novaro ¿Por qué se me ocurrió esto? Pues resulta que por décadas, durante el siglo XX (en el que viví mi infancia y primeros años de juventud) la Editorial Novaro fue un verdadero gigante de la industria, dedicada a la edición de revistas, cómics, libros y otros relacionados. Su "imperio" se extendió por casi toda Latinoamérica hispanoparlante y a Chilito llegaban sus diversas historietas, que no eran en muy buen papel en todo caso, tanto de Marvel como DC y, a menos que me equivoque, muchas mexicanísimas (con personajes suyos famosos como El Santo). Yo veía de pequeño sus portadas y alucinaba, creo solo tuve de chico sus revistas para público infantil como Walt Disney.
Ille tempore estaba la costumbre de ir a ciertos locales para, pagando una pequeña diferencia en dinero, intercambiar números de publicaciones varias (creo que solo de títulos ya usados); en una casa contigua a la mía, había un billar y allí mismo se realizaba la práctica recién mencionada. Muchos años después, yo ya adulto en el presente siglo, un amigo me contó que de chico iba al lado de mi casa a realizar tales trueques.
¿Y por qué les cuento todo esto? Pues resulta que entre todo lo que sacó en su momento Novaro; en sus décadas de existencia, se encontraba una serie de librito en formato de bolsillo y vaya que eran de este formato, pues se trataba de novelas más o menos breves, incluso novellettes, que bien podían llevarse cargadas en el pantalón, chaqueta o similar; además, de ser de poco peso, así como con hojas y tapas delgadas. Más encima, el listado, que al menos yo manejo y/o me interesa, corresponde a obras de ciencia ficción. Les estoy hablando de varios títulos de autores destacados, de la primera mitad del siglo XX, muchos de la llamada Edad de Oro de la Ciencia Ficción y de la época pulp del género (cuando aparecían sus textos en revistas sobre estos temas, de forma serializada, en papel de baja calidad y portadas de colores chillones), entre los que se encuentran gente de la talla de Edgar Rice Burroughs (el mismo creador de Tarzán), Jack Williamson, E.E. "Doc" Smith y Frederick Phol. Justamente pude comprar libros de todos ellos, muy baratos y la mayoría cuando se suponía no quedaban ya a mano dichos trabajos.
La novelita que hoy nos reúne, cuya autoría corresponde a Frank Belknap Long, corresponde a una de esas publicaciones, que tengo el gusto de poseer y haber leído recientemente. El Dia del Robot (1963) se lee rápido y te engancha desde el principio; más encima, valió la pena tan larga espera, que ahora tengo más datos interesantes en los que fijarme y de los cuales disfrutar (quizás de joven no me habría fijado en todo ello). Pero mejor, vayamos de lleno a meternos dentro de este título y dejemos por ahora los viejos recuerdos...
Cabe mencionar que nunca llegamos a saber cómo fue el proceso, de que el mundo haya llegado a convertirse en una sociedad antiutópica. En cambio, solo unos pocos datos se nos dan, casi verdaderas pistas, de modo que como lectores vamos descubriendo este mundo con sorpresa y a medida que va avanzando la trama; pero pareciera que no ha pasado mucho tiempo, como para que se llegase a tal desastre.
La historia se sucede muy rápida, de tan entretenida que es; llegando a poseer momentos memorables, como cuando el protagonista está en el estadio y comienza a "oír" a varios de quienes están a su alrededor. Y es que el protagonista posee una habilidad extraordinaria, que fue muy popular en la ciencia ficción del siglo XX: La telepatía (les suena, por ejemplo, unos tal X-Men). De hecho, todo lo relacionado con esta parte del libro, que nos muestra una versión moderna del circo romano y/o los torneos medievales, viene a ser el punto más álgido de la trama.
Asimismo, la narración hace su propia interpretación de otros tópicos, caros al género de su época, como la exploración de otros planetas del sistema solar (en este caso Venus, que luego de aparecer en obras como esta, hace rato que quedó demostrado que en la práctica resulta imposible colonizarlo) y la existencia de androides.
Respecto a lo último, resulta muy interesante el elemento erótico "suavizado"; puesto que el uso de mujeres mecánicas bien tiene en gran parte motivos sexuales. Claro que, en esta ocasión, la fémina artificial que se consigue el protagonista, pese a su gran belleza, posee rasgos de la "mujer ángel" del Romanticismo; pues es pura e inocente, a la que hay que proteger; una niña despampanante que contrasta con la "mujer demonio", de talante más salvaje e impredecible (también salida de los estereotipos románticos), que aparece como su contrapartida en este libro.
En torno a la presencia de las dos mujeres ya mencionadas, quienes serán relevantes para la trama, nos encontraremos con un aspecto muy interesante del libro: La sociedad heteronormada y los roles de género. Es así que el narrador llega a ser hasta majadero, al referirse en repetidas ocasiones a la necesidad de un hombre por una mujer para sentirse completo; por lo mismo, lamenta la condición de a quienes se les niega la posibilidad de tener pareja y concebir hijos (las relaciones de pareja, solo tendrían esa razón en este futuro distópico, así que imposible pensar en otras opciones, algo que también forma parte del pensamiento del protagonista heteroformado); por lo mismo, no puede haber-supuestamente- vida más solitaria que la de aquellos hombres que se encuentran en Venus y sobreviven allá sin una compañera. Asimismo, nos muestra a los varones que deciden vivir en las "ruinas", lejos del control gubernamental, como verdaderos energúmenos que tratan a las mujeres como posesión y pelean a muerte por ellas entre sus congéneres; a su vez, allá las mujeres buscan la protección de los machos alfas, su única manera de sobrevivir en medio de ese desastre A los ojos actuales y de una mente sin prejuicios, resulta inaudito que considerando el vanguardismo de la ciencia ficción y la ambientación de este texto, no se considere la homosexualidad y el lesbianismo, también la bisexualidad, como alternativas para conseguir compañía, placer y felicidad (más considerando las duras condiciones de la gente en esta ficción); respecto a esto último, tenemos el discurso prejuicioso de considerar a una lesbiana como poco femenina y en contraste con la idea acerca de la sensualidad de los hombres, que viven en comunidad en Venus (¿Un mensaje velado al homoerotismo o simple malinterpretación de la traducción al español?). Sin embargo, hacia el impactante final de esta obra, el autor nos sorprende mostrándonos a un grupo de revolucionarios, luchando por un mundo mejor, con igualdad de condiciones entre hombres y mujeres y entre los que destacan féminas empoderadas (no obstante, seguimos con la idea de que la única opción es la heteronormalización).
El nombre del libro, que en inglés es It was the day of the robot (Era el Día del Robot, bien parecido al de la versión mexicana) se justifica solo en las últimas páginas. Por último, respecto a la portada pulp del volumen, resulta ser un bello engaño para enganchar con los eventuales lectores.
Yo recién leí esa novela hace un par de años y me encantó. Sencilla, pero efectiva. Pulp y distópica.
ResponderEliminarBonito recuerdo, mi amigo. PD: Mi ejemplar actual me lo compré en "Libros de Ocasión."
Has leído demasiadas cosas. No sé cómo te acuerdas de tantos detalles.
ResponderEliminarLo que más me gusta son tus recuerdos del pasado. Los lugares, las.antiguas costumbres. Como hacer trueque de libros o revistas o cualquier cosa.
Me parece súper interesante, la trama de uno de los cuentos, el deseo de lograr el conocimiento máximo, llegando a límites peligrosos.
Jimena Duque
No conocía esa novela, muy interesante, más conociendo al autor, un grande. Hermosa la edición, la portada... al menos por lo que se ve. Dan ganas de tener ese libro!!!!
ResponderEliminarSaludos,
RICARDO