Estuvimos, a menos que me equivoque, poco más de una década y media sin
tener alguna nueva serie para la televisión de Star Trek. Solo gracias al éxito del reboot
cinematográfico de J.J. Abrams de 2009, fue posible crear el interés suficiente
de resucitar la franquicia para la tele y esta vez tomaron el relevo de los
anteriores productores y guionistas de la recordada (y querida) "Era
Berkman", otros genios del medio, muchos de ellos nombres importantes hace
rato como Alex Kurtzman y Bryan Fuller, por mencionar el primero que se me
viene a la cabeza.
Así fue cómo nació Star Trek: Discovery, la segunda precuela a la Serie Original de esta longeva saga, luego de la llorada Star Trek: Enterprise. En este caso la historia transcurre más o menos una década antes de que Kirk y compañía comenzaran sus viajes juntos.
No faltaron quienes pusieron sus gritos en el cielo con este nuevo show, que igual daba para las polémicas el programa (para qué voy a mentirles), con el nuevo y tan alienígena aspecto que le dieron a los klingons y su juego con la llamada retrocontinuidad, que nos trajeron nuevas versiones de Sarek y Spock (a este último con barba más encima, si bien ya lo habíamos visto con una, en el maravilloso episodio clásico Mirror, Mirror, que introdujo el fascinante concepto del Universo Espejo), dos de los personajes más emblemáticos trekkers.
Pese a todo este título fue un éxito y logró contentar a los viejos seguidores de Star Trek, así como interesar a las más jóvenes generaciones, al punto de que nos concedió la oportunidad de crear cuatro series más, siendo Picard la más emotiva de todas, al ser continuación directa del último programa creado por Gene Rodenberry; devolviéndonos a Jean-Luc y al resto de la tripulación del Enterprise-D (y E), interpretados por sus mismos actores originales, muchos de quienes no sabíamos desde al menos un par de décadas como mínimo.
Pero volviendo al espectáculo que hoy nos reúne y despedimos, también, Discovery siguió sus propios pasos y sembró bastante, en especial cuando en la tercera temporada transportó a sus protagonistas al futuro, hasta nada menos que al siglo XXXII y allí los hizo quedarse para siempre.
El intermedio entre una temporada y otra fue irregular y pasaron más de siete años entre el debut de esta serie y su finalización (epidemia de Covid entre medio); más encima, a partir de Discovery la cantidad de capítulos por tanda se redujo considerablemente, argumentando lo mismo que hoy en día enarbolan muchos productores: El actual alto costo de estos, que ya no hay "relleno" como antes (pues ahora está la tendencia de contarnos una sola historia por temporada y casi no hay tramas autoconclusivas), entre otras razones que nunca me han convencido; así fue cómo la quinta y última temporada de Discovery, solo llegó a tener diez episodios, lo que a más de alguno nos dejó con gusto a poco y con la sensación de que todo fue demasiado rápido (solo en total 65 capítulos y eso que Enterprise, que duró apenas contó con cuatro temporadas, tuvo casi el centenar de ellos).
¿Y de qué fue esta última temporada? Bueno, a la capitana Michael Burnham y a su tripulación les dan una misión tan secreta e importante, que se supone todo lo anterior que hicieron no es nada comparado con esto: La Federación, más bien sus altos mandos, se ha enterado de que un antiquísimo objeto se ha descubierto, el cual pertenece a una avanzadísima civilización hace eras extinguida, la cual creó a buena parte de las razas que hay en la galaxia. Pero no solo los "buenos" de la historia están interesados en obtener esta primicia, sino que también andan detrás de ella una pareja de mercenarios y un imperio xenófobo atroz; así que la mayor preocupación de parte de los federacionistas, es que un poder tan inconmensurable caiga en manos de inescrupulosos.
Esta última temporada tendrá de todo, desde un muy divertido capítulo de viajes en el tiempo (en el cual nos reencontraremos con un personaje al que no veíamos desde hace rato), hasta el peor y/o más aburrido de todo el programa (el encuentro con la típica especie alienígena idéntica a la humana, un recurso propio del Star Trek más clásico). No hay episodios autoconclusivos, pero se van desarrollando varias líneas argumentales secundarias paralelas, entre las que destaca la madurez de la relación amorosa interracial de Saru y su pareja vulcana (una de las mujeres de esta raza más simpáticas que hayamos conocido hasta ahora). También destaca que por fin profundizan en la cultura de los Brin, villanos a los que solo se les había abordado en la llamada Guerra del Dominio, durante las últimas temporadas de Star Trek: Deep Space Nine, aunque solo recién ahora pudimos conocer su verdadero aspecto, así como su cultura.
De igual manera, se unió a la tripulación de la Discovery un nuevo Número Uno, tras la partida de Saru, un interesante personaje que, lamentablemente al ser tan corta la temporada (y la última más encima), no tuvo la oportunidad de ser desarrollado como se merecía.
Hay bastante aventura, acción, intriga y hasta romance en esta despedida; asimismo, la relación de la trama central con un recordado capítulo de Star Trek: The Next Generation es significativa, así como cuando nos enteramos de la verdadera identidad de uno de los personajes recurrentes, en atención a Star Trek: Enterprise (gran serie que apenas ha sido tomada en cuenta en los títulos que le sucedieron).
Por último, como fue inesperada la noticia de que esta iba a ser la última temporada de Discovery y no pudieron desarrollar de manera más completa la idea que tenían pensada originalmente, para preparar los hechos que propiciarían fuese posible el bello cortometraje Calypso, tuvieron que ingeniárselas como pudieron para hacerlo todo a la rápida. Por todo esto, el último capítulo posee un extenso y emotivo epílogo, dentro de lo mejor de esta despedida, así que atención a ello.
En resumen, no me parece que esta fuese la mejor temporada, pero cumplió. Voy a echar de menos esta serie, aunque creo que se fue diluyendo en parte, por eso perdió tantos seguidores. No obstante, la recordaré con cariño y le estoy agradecido por permitirnos que Star Trek volviera en gloria y majestad a la pantalla chica. Para mí su mejor temporada fue la tercera y si la comparo con otros shows trekkers, es el menos logrado de todos (por decirlo de una manera bonita).
Así fue cómo nació Star Trek: Discovery, la segunda precuela a la Serie Original de esta longeva saga, luego de la llorada Star Trek: Enterprise. En este caso la historia transcurre más o menos una década antes de que Kirk y compañía comenzaran sus viajes juntos.
No faltaron quienes pusieron sus gritos en el cielo con este nuevo show, que igual daba para las polémicas el programa (para qué voy a mentirles), con el nuevo y tan alienígena aspecto que le dieron a los klingons y su juego con la llamada retrocontinuidad, que nos trajeron nuevas versiones de Sarek y Spock (a este último con barba más encima, si bien ya lo habíamos visto con una, en el maravilloso episodio clásico Mirror, Mirror, que introdujo el fascinante concepto del Universo Espejo), dos de los personajes más emblemáticos trekkers.
Pese a todo este título fue un éxito y logró contentar a los viejos seguidores de Star Trek, así como interesar a las más jóvenes generaciones, al punto de que nos concedió la oportunidad de crear cuatro series más, siendo Picard la más emotiva de todas, al ser continuación directa del último programa creado por Gene Rodenberry; devolviéndonos a Jean-Luc y al resto de la tripulación del Enterprise-D (y E), interpretados por sus mismos actores originales, muchos de quienes no sabíamos desde al menos un par de décadas como mínimo.
Pero volviendo al espectáculo que hoy nos reúne y despedimos, también, Discovery siguió sus propios pasos y sembró bastante, en especial cuando en la tercera temporada transportó a sus protagonistas al futuro, hasta nada menos que al siglo XXXII y allí los hizo quedarse para siempre.
El intermedio entre una temporada y otra fue irregular y pasaron más de siete años entre el debut de esta serie y su finalización (epidemia de Covid entre medio); más encima, a partir de Discovery la cantidad de capítulos por tanda se redujo considerablemente, argumentando lo mismo que hoy en día enarbolan muchos productores: El actual alto costo de estos, que ya no hay "relleno" como antes (pues ahora está la tendencia de contarnos una sola historia por temporada y casi no hay tramas autoconclusivas), entre otras razones que nunca me han convencido; así fue cómo la quinta y última temporada de Discovery, solo llegó a tener diez episodios, lo que a más de alguno nos dejó con gusto a poco y con la sensación de que todo fue demasiado rápido (solo en total 65 capítulos y eso que Enterprise, que duró apenas contó con cuatro temporadas, tuvo casi el centenar de ellos).
¿Y de qué fue esta última temporada? Bueno, a la capitana Michael Burnham y a su tripulación les dan una misión tan secreta e importante, que se supone todo lo anterior que hicieron no es nada comparado con esto: La Federación, más bien sus altos mandos, se ha enterado de que un antiquísimo objeto se ha descubierto, el cual pertenece a una avanzadísima civilización hace eras extinguida, la cual creó a buena parte de las razas que hay en la galaxia. Pero no solo los "buenos" de la historia están interesados en obtener esta primicia, sino que también andan detrás de ella una pareja de mercenarios y un imperio xenófobo atroz; así que la mayor preocupación de parte de los federacionistas, es que un poder tan inconmensurable caiga en manos de inescrupulosos.
Esta última temporada tendrá de todo, desde un muy divertido capítulo de viajes en el tiempo (en el cual nos reencontraremos con un personaje al que no veíamos desde hace rato), hasta el peor y/o más aburrido de todo el programa (el encuentro con la típica especie alienígena idéntica a la humana, un recurso propio del Star Trek más clásico). No hay episodios autoconclusivos, pero se van desarrollando varias líneas argumentales secundarias paralelas, entre las que destaca la madurez de la relación amorosa interracial de Saru y su pareja vulcana (una de las mujeres de esta raza más simpáticas que hayamos conocido hasta ahora). También destaca que por fin profundizan en la cultura de los Brin, villanos a los que solo se les había abordado en la llamada Guerra del Dominio, durante las últimas temporadas de Star Trek: Deep Space Nine, aunque solo recién ahora pudimos conocer su verdadero aspecto, así como su cultura.
De igual manera, se unió a la tripulación de la Discovery un nuevo Número Uno, tras la partida de Saru, un interesante personaje que, lamentablemente al ser tan corta la temporada (y la última más encima), no tuvo la oportunidad de ser desarrollado como se merecía.
Hay bastante aventura, acción, intriga y hasta romance en esta despedida; asimismo, la relación de la trama central con un recordado capítulo de Star Trek: The Next Generation es significativa, así como cuando nos enteramos de la verdadera identidad de uno de los personajes recurrentes, en atención a Star Trek: Enterprise (gran serie que apenas ha sido tomada en cuenta en los títulos que le sucedieron).
Por último, como fue inesperada la noticia de que esta iba a ser la última temporada de Discovery y no pudieron desarrollar de manera más completa la idea que tenían pensada originalmente, para preparar los hechos que propiciarían fuese posible el bello cortometraje Calypso, tuvieron que ingeniárselas como pudieron para hacerlo todo a la rápida. Por todo esto, el último capítulo posee un extenso y emotivo epílogo, dentro de lo mejor de esta despedida, así que atención a ello.
En resumen, no me parece que esta fuese la mejor temporada, pero cumplió. Voy a echar de menos esta serie, aunque creo que se fue diluyendo en parte, por eso perdió tantos seguidores. No obstante, la recordaré con cariño y le estoy agradecido por permitirnos que Star Trek volviera en gloria y majestad a la pantalla chica. Para mí su mejor temporada fue la tercera y si la comparo con otros shows trekkers, es el menos logrado de todos (por decirlo de una manera bonita).
Créditos de apertura quinta temporada
Buena reseña de la última temporada de Discovery, que no ha sido la mejor, pero está buena. Mi favorita siempre ha sido la segunda, me encantó ese arco argumental, y más por la presencia de la Enterprise de Pike. Evidentemente, uno de los problemas, a mi criterio, es cuando insisten en contar "precuelas" en vez de avanzar con la saga. Está claro que en Discovery decidieron pegar un salto al futuro en la temporada 3 porque era imposible sostener la historia en la época de Kirk con tanta tecnología y algunas incongruencias de guion (como que Spock tuviera una hermana). Igualmente, ha sido una muy buena serie y que abrió las puertas a toda las nuevas series Trek. Eso si... como siempre en Trek, los personajes son geniales. No por nada, Pike y Spock tuvieron su "spin off", la emperadora Phillipa tendrá su peli Section 31 y tres de los personajes de Discovery volverán a decir presente en la nueva serie Starfleet Academy.
ResponderEliminarSaludos,
RICARDO
Bueno, hay razones de sobra para estar feliz con este programa y de ahí el título que le puse al post. No sabía que lo de la Sección 31 era un peli (¿Para la tele o el cine?) y que iban a volver tres personajes de "Discovery" (ojalá uno de ellos Saru, a mi parecer el mejor del programa y mi favorito). Mientras espero con ansias lo nuevo de "Strange New Worlds" y la última de "Lower Decks" (snif).
Eliminar"Seccion 31" es una peli para streaming. Ya hay trailer. Los personajes que vuelven son Tilly, el Almirante Vance y Jett Reno. Tambièn vuelve Robert Picardo como El Doctor. Y estarán también Holly Hunter y Paul Giamatti. Pinta bien!
Eliminar¡Hay que puro verlas!
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