El año pasado, el primero de esta
espantosa pandemia que pareciera que ya está por terminar o controlarse,
mientras que otras veces su panorama nos parece incierto, entre otras cosas no
tuvimos con nosotros nuevos episodios de uno de los mejores shows televisivos
actuales: El Cuento de la Criada.
Basada en la novela homónima de Margareth Atwood, un espantoso y a la
vez emotivo drama distópico ambientado en un futuro cercano, donde una
catástrofe mundial ha llevado a convertir buena parte del territorio
estadounidense en un totalitarismo religioso fundamentalista y donde las mujeres
son las que tienen menos derechos.
Llevada esta premisa con gran talento por parte de sus responsables, que
la misma autora oficia de consejera (estamos hablando de una de las artistas y
figuras públicas más notables de hoy en día), esta adaptación de inmediato acaparó
la atención, premios, elogios y seguidores por su fuerte discurso político, el
impacto de su guión y dramatización. Asimismo,
las actuaciones no dejan de conmovernos, comenzando por el de su actriz principal,
la talentosa Elizabeth Moss, quien encarna a su particular heroína; cabe
mencionar que a esta la acompañan otros artistas, que bien se merecen todos
nuestros elogios.
Cabe recordar que la tercera temporada acabó con un capítulo que no podía ser más emocionante (¡lágrimas corrieron por las mejillas de este servidor y, de seguro, en las de millones de espectadores a lo largo del mundo cuando lo vimos!), el que nos dejó a June en medio de un panorama incierto que prometía (tal como había pasado en las temporadas anteriores), expuesta una vez más a las injusticias de la sociedad de la cual desde hace rato es su víctima. Es así que, en su tan ansiado retorno a las pantallas, el cual igual fue solo con 10 episodios y no 13 como en el pasado, nos mostró a esta aguerrida mujer haciéndose más dura que nunca para conseguir sus objetivos: recuperar a la hija que le quitaron, escapar de Gilead para llegar a territorio libre y, de paso, derrocar la opresiva dictadura que tanto la ha hecho sufrir a ella y a los suyos.
En esta ocasión veremos a June más que nunca en el viaje para conseguir sus propósitos, camino que no es solo es físico, puesto que a partir de lo último que supimos de ella ya no hay vuelta atrás y de ahora en adelante todo lo que hará, dejará en claro que ya no es la misma mujer de antes; sino que se ha vuelto alguien que incluso ya no titubea, ni siente culpa cuando se trata de conseguir lo que quiere; que Gilead la ha transformado, sin dudas, y hemos sido testigos de la evolución por la que no solo ha pasado ella, sino que el resto de los coprotagonistas y/o secundarios que pululan por esta historia… Y es que el dolor te transforma, a veces sacando lo mejor de ti, otras veces lo peor y, en ocasiones, creando a una nueva persona que fusiona en sí misma ambos aspectos de uno.
La temporada comienza con June junto a otras ex Criadas, que han escapado de la opresión y se refugian en la apartada casa de campo de una muy joven Esposa, aún una niña, quien simpatiza con su causa y tiene razones de sobra para odiar a Gilead y a su particular sistema; de hecho, la anfitriona es lejos el mejor de los nuevos personajes de este cuarto año. Como nada es para siempre, luego el destino y los propios designios de June la llevan nada menos que a Chicago, ciudad del viejo Estados Unidos que aún resiste a las avanzadas del enemigo y de la cual desde hace rato que escuchábamos, pero de la que solo ahora recién podemos hacernos una imagen completa de sus condiciones; de este modo, por fin, entramos en los terrenos de la guerra que sabemos están lidiando los fanáticos con sus vecinos (lo poco que llegamos a ver al respecto, es impactante).
A mediados de esta corta, aunque intensa, cuarta temporada sucede lo que menos nos esperábamos pasara tan pronto: ¡La protagonista llega a Canadá! No lo hace en las condiciones que esta quisiera y ello es relevante para todo lo que ocurrirá después. Tal como no los deja claro June, la verdadera felicidad es difícil conseguirla y si hay que luchar por ella a como dé lugar, no queda otra.
Cabe recordar que la tercera temporada acabó con un capítulo que no podía ser más emocionante (¡lágrimas corrieron por las mejillas de este servidor y, de seguro, en las de millones de espectadores a lo largo del mundo cuando lo vimos!), el que nos dejó a June en medio de un panorama incierto que prometía (tal como había pasado en las temporadas anteriores), expuesta una vez más a las injusticias de la sociedad de la cual desde hace rato es su víctima. Es así que, en su tan ansiado retorno a las pantallas, el cual igual fue solo con 10 episodios y no 13 como en el pasado, nos mostró a esta aguerrida mujer haciéndose más dura que nunca para conseguir sus objetivos: recuperar a la hija que le quitaron, escapar de Gilead para llegar a territorio libre y, de paso, derrocar la opresiva dictadura que tanto la ha hecho sufrir a ella y a los suyos.
En esta ocasión veremos a June más que nunca en el viaje para conseguir sus propósitos, camino que no es solo es físico, puesto que a partir de lo último que supimos de ella ya no hay vuelta atrás y de ahora en adelante todo lo que hará, dejará en claro que ya no es la misma mujer de antes; sino que se ha vuelto alguien que incluso ya no titubea, ni siente culpa cuando se trata de conseguir lo que quiere; que Gilead la ha transformado, sin dudas, y hemos sido testigos de la evolución por la que no solo ha pasado ella, sino que el resto de los coprotagonistas y/o secundarios que pululan por esta historia… Y es que el dolor te transforma, a veces sacando lo mejor de ti, otras veces lo peor y, en ocasiones, creando a una nueva persona que fusiona en sí misma ambos aspectos de uno.
La temporada comienza con June junto a otras ex Criadas, que han escapado de la opresión y se refugian en la apartada casa de campo de una muy joven Esposa, aún una niña, quien simpatiza con su causa y tiene razones de sobra para odiar a Gilead y a su particular sistema; de hecho, la anfitriona es lejos el mejor de los nuevos personajes de este cuarto año. Como nada es para siempre, luego el destino y los propios designios de June la llevan nada menos que a Chicago, ciudad del viejo Estados Unidos que aún resiste a las avanzadas del enemigo y de la cual desde hace rato que escuchábamos, pero de la que solo ahora recién podemos hacernos una imagen completa de sus condiciones; de este modo, por fin, entramos en los terrenos de la guerra que sabemos están lidiando los fanáticos con sus vecinos (lo poco que llegamos a ver al respecto, es impactante).
A mediados de esta corta, aunque intensa, cuarta temporada sucede lo que menos nos esperábamos pasara tan pronto: ¡La protagonista llega a Canadá! No lo hace en las condiciones que esta quisiera y ello es relevante para todo lo que ocurrirá después. Tal como no los deja claro June, la verdadera felicidad es difícil conseguirla y si hay que luchar por ella a como dé lugar, no queda otra.
No podemos olvidar que, pese a la notoriedad de June como protagonista, tenemos a los personajes que ofician de coprotagonistas o de secundarios destacados. Dentro de estos, quienes más sobresalen y en especial por su carisma, son en el lado de “los buenos” la inolvidable Janine, su vieja compañera de andanzas tuerta y quien se ganó nuestros corazones desde un comienzo (y esta vez premian nuestra incondicionalidad por ella, permitiéndonos conocer por fin su pasado). Si bien igual el resto de las amigas de June siguen apareciendo, Emily, Moira y Rita, así como su esposo y en especial su amante durante su cautiverio con los Waterford, no dejan de estar presentes, son los del otro bando quienes se “roban la película”; de este modo, todo lo que pasa con el matrimonio “ideal” compuesto por Serena y Fred, no deja de tenernos atentos, que incluso sus destinos se vuelven a unir con el de June; no obstante, es la sin par Tía Lydia la que lejos consigue nuestra atención, que su periplo seguirá siendo tortuoso a su manera y es increíble cómo esta mujer de hierro, pese a sus manías, sigue haciendo que su propia humanidad no las haga tan entrañable.
De entre todo lo que nos depara esta cuarta temporada, llena de sorpresas y emociones, viene a ser cómo aborda el tema de la justicia y el castigo de una manera tan dura, que nos hace tomar partido por una forma u otra, cuando se trata de darle a los villanos su merecido, algo que nos golpeará con la fuerza de su crudeza... Y es aquí cuando llegamos a la noción de la venganza, donde tantas grandes historias como esta, en la ficción y en el mundo real ,justifican tomar la ley por nuestras propias manos, donde la defensa armada en contra del enemigo está más que excusada y los límites impuestos por una “sociedad civilizada y moderna” se infringen sin vacilación alguna ¿Estamos dispuestos a actuar con violencia y odio, cuando se trata de devolverles la mano a quienes nos oprimieron o les enseñamos que no nos rebajamos como ellos y los tratamos con misericordia? Un tema complejo que los gringos no dejan de ponerlo en el tapete, que, en todo caso, difícil resulta no comprender el resentimiento de June y otros como ella.
En una realidad donde peligra la vida de las mujeres o como “mínimo” su derecho a ser libres y autónomas, algo que hoy en día lo vemos en el caso del opresivo régimen Talibán, que ha vuelto a hacer de las suyas en Afganistán, queda claro que las atrocidades de Gilead no son mera ficción, sino que corresponden a una traslación “artística” de la cruda realidad. Todo esto nos lleva a la reflexión y a querer dar nuestro propio granito de arena para no hacernos partícipes de crímenes como estos y hacer que siempre mujeres y hombres seamos iguales ante todo. Sin embargo, pese a la buena voluntad de muchas y muchos, no faltan los extremistas, los cegados por el miedo y el odio, quienes prefieren vivir solo con quienes consideran sus iguales y es en este sentido cuando, ligado a lo dicho en el párrafo anterior, que nos encontramos con nociones como FEMINISMO y HEMBRISMO. El primer concepto, a estas alturas solo aquellos que recelan, porque consciente o inconscientemente lo ven como un atentado al estatus quo del Patriarcado, les complica; mientras que el resto ya lo acepta, como algo que es necesario para hacer de este mundo algo mejor y que ha logrado con creces progresos para las mujeres y sus derechos ciudadanos. En cambio, el segundo concepto que se puede igualar al surgido término “ofensivo” de FEMINAZI, se refiere a la idea de muchas mujeres, que tienden a ver a todo hombre como una amenaza, rechazando el trato con ellos y llegando a extremos propios de la intolerancia que los acerca a una actitud violenta… Es así que a lo largo de esta temporada, es posible evidenciar ambas posturas y ello a propósito, para demostrarnos cuán equivocadas están las partidarias de la segunda ideología. Desde que comenzó la serie, quedó claro su discurso feminista, puesto que encontramos mujeres de carácter fuerte y defendiendo su valor como sujetos individuales, así como su propia condición como miembros del género femenino. Por otro lado, el compañerismo al respecto, es algo que aparece destacado, entre las pares que se apoyan mutuamente; en el otro lado del espectro, vemos a mujeres que atentan contras sus pares apoyando aberraciones de todo tipo, algo que el programa no escatima en exponerlo. Pero las mujeres de bien no están solas, puesto que no faltan los buenos hombres para apoyarlas, que queda de manifiesto que el machismo y el patriarcado atentan en contra de la libertad, algo que vemos en una escena y otra que no dejan de conmovernos. Lo anterior, solo para recalcar la fuerza de los momentos de esta cuarta temporada, en el que las mujeres de la serie en más de una ocasión deben confiar en el otro género o se encuentran en la posición de devolverles la mano a los “machos” que las han tratado como a objetos; frente a esto, no es difícil caer en el mencionado Hembrismo y al respecto, resulta decisivo cuando June, una líder entre sus congéneres, afirma a las mujeres sedientas de venganza que en efecto hay hombres bueno (aunque les resulta difícil serlo en un lugar como Gilead).
Por último, hay que celebrar la incursión de Elizabeth Moss en la dirección, quien no solo se encargó de dirigir un episodio de esta temporada, sino que lo hizo con 3 en total; el resultado en verdad viene a ser maravilloso.
Un emotivo momento esperando que nos llegó antes de lo previsto. |
Yo apoyo totalmente el feminismo: Libertad e igualdad para las mujeres, así como seguridad. Lo que no apoyo para nada es el extremismo la MISANDRIA o MISOANDRIA o como tú mismo la has llamado, "hembrismo" (que nombre más horrible) o "Feminazismo". Justamente son esos movimientos extremistas de odio hacia el hombre los que han dado mala fama al feminismo, haciendo que la gente crea que es igual.
ResponderEliminarMuchas de las cosas que han logrado a través de años las esforzadas feministas, el movimiento "misandrico" las está echando por tierra. Feminismo: Reconocer a figuras femeninas importantes que han contribuido a los grandes eventos de la humanidad, como la llegada a la luna. Feminismo: Aceptar que las mujeres pueden ocupar puestos científicos y lograr avances iguales o mayores que los que han logrado sus colegas masculinos. Misandria: Organizar eventos donde se banee o prohíba la entrada a hombres con la excusa de tener "espacios seguros para las mujeres". Misandria: Decir que luchas por igualdad y tolerancia para la mujer cuando no respetas que alguien tenga una opinión diferente a la tuya y lo que quieres realmente es SUPERIORIDAD, no igualdad.
Me vino a la mente otro más. Feminismo: Una mujer pueda aspirar y conseguir el mismo puesto de trabajo que un hombre, basándose sólo en sus habilidades y talento. Misandria: Que una mujer pretenda conseguir un puesto de trabajo, con trato preferencial, POR EL HECHO DE SER MUJER solamente y no por sus habilidades.
EliminarJustamente esta serie tan llena de virtudes apela a lo mejor de todo esto y eso lo deja bien claro nuestra querida June.
ResponderEliminar