sábado, 2 de marzo de 2024

Renovar ideas infantiles para un público inteligente con alma de niño (II)

 Acá termino, por fin, mi revisión personal de He-Man y los Amos del Universo...


4. Nuevas versiones.
 
    Entre 1990 y 1991 se emitió originalmente Las Nuevas Aventuras de He-Man, una continuación oficial del show ochentero.  Como para entonces Filmation ya había cerrado, otra empresa se encargó de la animación, una canadiense.  Esta secuela implicó nuevos diseños para el héroe y su némesis Skeletor, así como una ambientación más de ciencia ficción, ya que sus aventuras transcurrían en otro planeta, Primus.  El resto de los personajes que aparecen son nuevos, entre aliados de He-Man y los del propio Skeletor.  El programa tuvo en total 61 episodios, pero no logró trascender, al punto de que hoy en día poca gente lo recuerda, entre quienes éramos niños cuando lo estrenaron y las más recientes generaciones.  Igual tuvo su propia línea de juguetes, aunque estos apenas han sido vueltos a producirse (de hecho, nunca los he visto en tiendas especializadas).  Por mi parte, ni siquiera la vi en mi época, pues me chocaron entonces los rediseños y su estética en general, así que no me di el tiempo al respecto; tampoco fue del agrado dw ninguno de mis amigos, todos ya adolescentes en aquel entonces y adultos.  Así que ya no puedo emitir juicio al respecto.
    Y es cuando llegamos al reboot de 2002, para mí la primera vez en que He-Man y sus compañeros dejaron de lado el aspecto más infantil, para obtener por fin historias audiovisuales más elaboradas y lograr así contentar al público adulto, que gozó de la versión original, pero que ahora estaba dispuesto a aventuras y tramas más sofisticadas.  Aparte de lo recién mencionado, esta actualización del popular show ochentero supo también llegar a la audiencia infantil y/o juvenil, que no solo contaba con personajes de lo más atractivos en su aspecto, sino que reelaboró la imagen de héroes, villanos y máquinas, haciendo que volviera la fiebre por el coleccionismo de sus figuritas.  Dentro de los varios aspectos interesantes de este reinicio, encontramos el importante detalle de su "realismo", para diferenciar la identidad social del príncipe Adam, con la de su alter ego He-Man; y es que este nuevo programa, comienza cuando su protagonista cuenta con dieciséis años y claramente se "ve" de esa edad, si bien es un chico atlético y hasta con masa muscular algo desarrollada (aunque nunca llegando a la hipertrofia, que se observó en el material original); en cambio, cuando se transforma en el hombre más fuerte de Eternia, crece tanto de tamaño, como en musculatura (en la He-Man de antaño, lo único distinto en imagen de uno y del otro, es que el primero es de tes blanca y el segundo moreno, elemento que igual se mantiene acá).  Lo anterior bien recuerda a la dualidad de Billy Batson/Shazam, en la cual seguro se inspiraron para este título.  Destaco, también, su introducción que viene a ser un lindo homenaje al programa que quiso resucitar y la ausencia de la moraleja entregada como epílogo en, al menos, sus tres primeros episodios (en un genial documental, The Power of Grayskull, de 2017, acerca de la franquicia, se nos cuenta que una institución de la época los había obligado a entregar esos mensajes de forma tan explícita y si solo después usaron tal medio, fue para mantener su viejo espíritu).  Cabe mencionar que su primera temporada cuenta con 26 episodios y la segunda más corta, de solo 13.  Lamentable, es que tras lo anterior la cancelaran, justo cuando en su segundo año introdujeron a los Hombres Serpiente, un grupo de humanoides reptiloides liderados por un villano superior a Skeletor (en todo caso, aparecidos ya en la animación de los ochenta) y quienes habían conseguido hacer más interesante este espectáculo (que, para peor, en español latino nunca fue doblada).  Por último, para lamentar más la efímera vida de este reboot, cabe decir que fue lo suficientemente inteligente, como para explicar varios aspectos de la serie original, que antes se daban como "entendidos", tales como el origen de los poderes de He-Man y por qué razón solo cuatro de sus amigos saben su secreto.  Otro aspecto para destacar viene a ser que Kringer, el gato verde gigante del protagonista, ni siquiera en su faceta poderosa de Battlecat, no habla y en ese sentido parece más una mascota que un mejor amigo.
    Y es cuando llegamos a 2021, por orden y gracia de Netflix, empresa que por partida doble nos devolvió a He-Man y a los Amos del Universo.  Primero les mencionaré su propuesta en CGI, producción dirigida a un público infantil (que los diseños de personajes se notan muy acordes a lo que hoy en día se hace para los menores) y la que ya lleva 26 episodios, divididos en tres temporadas (bastante poco para tanto tiempo ¿No?).  Nada más les puedo decir al respecto, que no la he visto y poco me interesa esta versión.



5. He-Man hoy en día (un reencuentro inolvidable)
 
    Tal como me expresé más arriba, en 2021 Netflix estrenó dos actualizaciones de He-Man y los Amos del Universo: por un lado, la versión infantil, con efectos digitales, y por otra una dirigida al público mayor, en general los mismos niños de ayer, ahora convertidos en adultos, y que seguíamos añorando dicha obra.
    Creada por Kevin Smith, un afamado director de cine y guionista (quien, además, ha realizado varios cómics bastante respetables de Daredevil, Batman y Green Arrow, que también tiene una estupenda entrevista hecha a Stan Lee y que hasta en DVD salió, que me la regalaron para un cumple), corresponde a otra continuación directa de la serie ochentera.  Llamada Masters of the Universe: Revelation, le otorga la secuencia argumental de la que carecía el viejo show, creando una macrohistoria que se desarrolla a lo largo de toda su extensión y que permite otorgarles un trasfondo emocional mayor a sus personajes. A lo anterior, se le debe sumar la violencia que también faltó en su momento, con sangre incluida, muertes y hasta una pizca de erotismo.  Con buena parte de sus personajes emblemáticos incluidos (todos ellos con preciosas remodelaciones en su imagen, aunque siempre manteniendo rasgos clásicos en su vestuario y aspecto en general), su trama es todo un tributo al material original, pues aprovecha al máximo varios de los elementos claves de su mitología; por ende, si uno ha visto de manera previa el programa ochentero (y lo recuerda), se encontrará con emotivas sorpresas.
    Son solo 15 capítulos (5 por temporada), siendo que el año pasado fue retitulada como Masters of the Universe: Revolution.   Pese al "escaso" material nuevo, sobre tan queridos personajes, ver cada capítulo resulta no solo un emotivo viaje al pasado, sino que un reencuentro, ya a un nivel más maduro, con este material reciente y que será delicioso, en especial, para el espectador exigente.
     Asimismo, al ser un show para el cual se invirtió bastante tiempo y dinero, para sus voces originales en inglés se contó con actores de la talla de Mark Hamill (Luke Skywalker de la trilogía original de Star Wars) y Sarah Michelle Gellar (Buffy la Cazavampiros).
     ¿Y de qué va esta secuela oficial? Pues resulta que en su última batalla He-Man y Skeletor terminaron, supuestamente, quitándose la vida.  Lo recién mencionado, provoca que la magia en el universo se extinga casi por completo, lo que si no se revierte provocará un holocausto cósmico.  Le queda solo a Teela, acompañada de otras dos mujeres (una de ellas un potente nuevo personaje), enderezar las cosas, lo que implicará realizar un viaje muy peligroso.  En el camino se encontrarán con grandes peligros, entre ellos antiguos aliados de Skeletor, ahora adaptándose a su modo al no tener consigo a su líder.
    El programa rescata a un montón de personajes ya conocidos, algunos convertidos en verdaderos protagonistas y otros en secundarios con mayor peso, que el que tuvieron en su momento (como el Hombre Bestia, Orco y los padres de Adam). Por otro lado, incluso usaron a personajes creados en exclusiva para el filme de imagen real, dándole un rol muy destacado a cierto inventor.
     Dentro de lo destacado de esta verdadera joya de la animación para adultos (que menos mal fue de tipo tradicional), se encuentra el hecho de que aborda, con gran fuerza, el tema del empoderamiento personal, lo que implica llegar a aceptar el pasado (aunque sea doloroso), para así conseguir la verdadera autorrealización personal y, con ello y por fin, obtener la ansiada felicidad. Respecto a esto, la emancipación femenina toma un rol muy destacado, viéndose a las mujeres como verdaderas fuerzas de la naturaleza, que pueden ser tanto benignas, como malignas.
     En un principio He-Man y Skeletor no tienen mayor notoriedad, al menos de forma directa, en la trama y por eso al título de esta serie solo va el nombre de Amos del Universo; no obstante, ya a partir de la segunda temporada, estos cobrarán gran relevancia y, como no, el viejo Skeletor se robará la película en más de una ocasión (atentos al genial origen que le dieron, elementos igual sacados, en parte, de la versión de 2002).  Asimismo, el propio Hordak (el antiguo maestro de Skeletor y luego su rival, quizás más odiado que el propio He-Man) también tendrá algo que hacer en este espectáculo.

 
6. Recuerdos propios.
 
    He-Man y el resto de los personajes, me han acompañado la mayor parte de mi vida, desde mi infancia en los ochenta (época muy querida por mí, aunque bien sé que muchos compatriotas, sufrieron bastante debido a la dictadura de Pinochet).  Acá la serie llegó con atraso, más o menos entre 1984 y 1985, estrenada por el entonces llamado canal 13 de televisión, perteneciente a la Universidad Católica y que era uno de los dos más poderosos de la nación en aquellos años (el otro era el 7, del gobierno).  No recuerdo en qué día de la semana la daban en un principio, ni el horario; si bien tengo muy claro, que era un verdadero rito esperar un nuevo capítulo, que por esa media hora (con comerciales incluidos) era muy feliz.
    Mis primeras figuritas de He-Man se las pedí de regalo a mis papás para un cumple, que las fui a comprar con mi padre al local donde luego adquirí el resto de mi colección, que era el que tenía los mejores precios de su alrededor (el dueño o jefe de la tienda era un caballero con un ojo de cristal, que me daba algo de miedo, pero amable, y creo era vecino nuestro; conocía a mi papá y le hacía descuentos, pues mi "taita" tenía un negocio en casa y le compraba productos para luego venderlos acá en mi hogar).
    Ya no sé cuáles fueron los dos primeros "monitos" que tuve de niño, sin embargo, tengo presente varias cosas sobre mi coleccionismo, el primero que hice en mi vida: Una de mis figuras favoritas era uno de los primeros Hombres-Serpiente, Cobra Khan se llamaba, al que se le sacaba la cabeza y adentro llenaba con agua, para luego volver a ponérsela y al apretarla hacía abajo, dejar que este de su boca despidiera un rocío (una especie de narcótico en los dibujos animados).  A Kobra Khan lo compré en un viaje que hice con mi hermana Mabel (de como cinco años más que yo), una tarde lluviosa de invierno, en la que recorrimos el comercio con la plata justa para adquirir un nuevo "monito"; fue un tour que tengo en la memoria sellado a fuego, algo bello para mí, que muchas veces los dos salíamos con poco dinero, para solo gozar del vitrineo y soñando que cuando fuésemos grandes, nos daríamos todos los gustos que quisiéramos.  Una vez se lo presté a un sobrinito, con el cual nos llevábamos como cinco años de diferencia, me lo perdió y hasta el día de hoy mi hermana aún no me lo paga (sufrí harto esperando me lo repusiera).
    Todo el resto de mi colección, salvo las que recibí en posteriores celebraciones de mi "nombre", las conseguí ahorrando dinero y es que entonces sí sabía guardar lo poco que tenía.  Entre ellas, mi favorita era una máquina que se llamaba Slime Pit, una especie de trampa en la que ponías algún personaje, sentado en una garra huesuda y la que incluía un cráneo de un saurio arriba, que poseía un agujero para echarle un moco y que le caía encima a la "víctima", la que se suponía se convertía en una especie de zombie, debido al efecto de la sustancia sobre su cuerpo.
    Cuando salió el álbum de láminas no lo compré y, en cambio, a veces me gastaba algunas monedas para sobres, lo que hacía para ayudar a mi primo Pepito a completarlo (que vivía a la vuelta de mi casa, más o menos, y quien fue uno de mis grandes compañeros de juegos).  Quizás en agradecimiento, aparte de que nos queríamos mucho, por eso me regaló su Bachasaurus, un prototipo de tanque que llevaba un mazo, al que se le apretaba un botón para que este le pegara a los rivales, el cual se ganó al participar en un concurso infantil en la tele.
    Todo un plus a la hora de comprar las figuritas (no así los vehículos), es que estas venían (y todavía lo hacen) con preciosos minicómics.  El problema era que nunca estaban traducidos al español, asi que no entendía ni jota.  Pero igual alucinaba pasando las hojas y haciéndome una idea de qué iba todo.
     Los comerciales que pasaban en la tele para promocionar las nuevas figuras y vehículos eran una maravilla, que a uno lo dejaban alucinado.  Una vez avisaron de una promoción inolvidable: En tiendas seleccionadas pondrían un panel gigantesco, el cual llevaba en la parte inferior central una ranura, iluminada por una luz verdosa (espero no confundirme y ahora pienso que debía ser algo de tipo ultravioleta) y donde uno metía unas tarjetas con un mensaje oculto, que te daban apenas te comprabas alguna cosita de la colección.  La "iluminación mágica", permitía saber si eras ganador de alguna joyita, que en mi caso solo conseguí ese famoso póster con estilo Frank Frazetta y en el cual, por un lado, se veía el Castillo Grayskull y alineado He-Man junto a varios de sus compañeros; mientras que al lado contrario estaba la Montaña Tenebrosa, de donde salían Skeletor y sus vasallos, ambos bandos en posición de combatir entre sí.  Apenas conseguí el susodicho premio, lo pegué en una de las murallas que compartía con mis hermanas, que era tremendo y precioso.
    Debí tener cerca de veinte figuritas, sin embargo, al llegar a la adolescencia, cuando tenía 13 años en 1988, tuve la tonta ocurrencia de que ya no estaba para juguetes.  Dejé que mi mamá los vendiera (estaban a la exhibición, en una de las vitrinas del negocio que teníamos en casa) y quien, según ella, con el dinero obtenido pagó parte de los arreglos dentales que me hicieron. De este hecho me arrepentiré toda mi vida, que más encima hoy tendrían gran valor por su antigüedad.  Solo ya cuando estaba en la universidad, pasada la mitad de los noventa, me di cuenta de que no debía renunciar a mis sueños infantiles.
    Hoy en día los únicos "monitos" que poseo de los Amos del Universo, son dos muy bellos que compré bien baratos en la feria, más pequeños que la colección clásica y que creo son de la serie de 2002.  Los mantengo, con mucho orgullo junto a otras figuritas de mi colección privada en uno de los tantos muebles donde los pongo a la vista, para mi regocijo y así lucirme cuando tengo visitas.


                                      Algunos comerciales ochenteros de las figuritas de He-Man

4 comentarios:

  1. Este post me rebobino al pasado, llegando de la escuela, acostarme con una leche con Milo, viendo pipiripao

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  2. Deseo cumplido, lo único que falta es encontrar tiempo para revisar todo este nuevo material del que no tenía idea de su existencia. Gracias por los datazos.

    El otro día, en un programa de televisión de comidas caseras, un invitado mostraba su colección de figuritas de los 80 y tenía a He man con Ginger y Skeletor con su puma (?). Me acordé de esta publicación que tenía pendiente. Si lo viste asumo que o cambiaste de canal o le deseaste que perdiera la competencia, jajaja.

    Ahora caigo que He-man viene a ser Él hombre, ¿She-ra sería Ella-adoRA?

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    Respuestas
    1. ¡Pucha, no veo tele y menos nacional, así que lo que me cuentas es novedad pura! Que disfrutes con el resto de la franquicia (yo ahora volviéndome a ver "He-Man 2002" y la he pasado genial.

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