El presente año que está por terminar, se ha llevado un montón de gente valiosa en lo que concierne al arte y aquellos ligados a mi propia historia personal. Personas con las que crecí y a las que les debo no solo diversión, sino que me educaron en las materias a las que se dedicaron. Creo que si uno es más sensible que otros a la dimensión estética y puede conmoverse tanto con un libro, una película, una serie o algún arreglo musical, es porque ha tenido, ha "conocido" grandes maestros y maestras, como las personas que a partir de ahora comenzaré a mencionar. Tengo una deuda pendiente con toda esta gente y hoy quiero comenzar a hablarles al respecto.
El 20 de junio a los 88 años nos dejó Donald Sutherland, un actor versátil como pocos, pues incursionó en diversos géneros (pantalla grande y chica) con facilidad, siempre convenciéndonos en sus numerosos papeles, todos ellos muy distintos entre sí. A mis 49 años me he visto un montón de esos títulos, aunque apenas los recuerdo; sin embargo, hay unos cuantos de ellos que me son significativos y de ellos les quiero hablar, que por algo los puedo rememorar sin problemas.
The Body Snatchers (1978), es conocida en español como La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos y corresponde a la segunda adaptación cinematográfica de la homónima novela de ciencia ficción terrorífica. Su argumento es una seria metáfora del miedo gringo hacia el comunismo (supuestamente todos sus ciudadanos iguales) y una defensa hacia el libre albedrío, como también de nuestras propias emociones. En ella, un todavía joven Donald es un hombre que descubre la suplantación de la gente por copias vegetales, puesto que una raza extraterrestre ha invadido nuestro planeta y realiza su plan de la manera más encubierta. La última escena, en la cual vemos sl héroe interpretado por Sutherland, es una de las más famosas del cine de horror, un verdadero golpe duro para los que esperan finales felices.
Sin dudas que mi papel favorito del histrión que hoy, por fin, despido, viene a ser el que hizo para la tetralogía de The Hunger Games (Los Juegos del Hambre). En ella interpreta al desalmado presidente Snow, el dictador de Panem, un país que surgió de lo que antiguamente era Estados Unidos. Donald hizo un trabajo de antología, dándonos al personaje más odioso de toda la serie (llena de sujetos retorcidos), elegante y manipulador. Cada aparición suya la disfruté bastante.
Donald en Invasion of the Body Snatchers
Mucho antes de la recién mencionada saga distópica, volvió a la tele con la segunda adaptación del famoso libro de Stephen King Salems' Lot, una novela fascinante sobre vampiros. Esta vez también le tocó hacer de uno de los villanos, de Richard Straker, el servidor humano del chupasangre Barlow. La producción corresponde, tal como la famosa versión setentera a cargo de Tobe Hooper, a una miniserie. Digna representación del texto literario original hizo inteligentemente sus propios aportes a la historia, sin ser un calco de la adaptación anterior. Este título bien puede ser un antecedente del Snow fílmico, ya que aca tenemos a otro sujeto retorcido, falto de empatía y a quien el artista personificó con finura, como hombre maduro de gran labia, que no duda en sacrificar niños para cumplir sus objetivos. Con grandes actores (muchos de ellos estrellas indudables como Rutger Hauer, James Cromwell y Rob Love) y una preciosa banda sonora, lamentablemente poca gente recuerda/conoce esta joyita y solo la versión de Hooper ha trascendido; bien se merece ser redescubierta y más si se trata de evidenciar el talento de quien hoy homenajeamos (así como de igual manera la película estrenada este año en Max, la tercera traslación a la pantalla de Salem's Lot, requiere una mirada desprejuiciada y que aprecie sus propios valores estéticos).
Y es cuando, de una vez, llegamos a El Teléfono del Señor Harrigan, una de esas grandes pelis originales que nos regala Netflix. Estrenada en 2022, dentro de la parrilla programática del poderoso streaming, corresponde a la versión cinematográfica de la novela corta homónima de Stephen King. Es así que, teniendo de coprotagonista al veterano actor, lo convirtió en otro de los artistas que se repitieron el plato, con una adaptación audiovisual de alguna otra obra del llamado Rey del Terror. Cabe mencionar que la historia germinal, corresponde a un texto reciente del Tío Steve, no con muchas dosis de horror, aunque sí potente y muy emotiva (si bien enmarcada dentro de terreno de temática sobrenatural). En dicha pieza, un ya bastante anciano Donald, aunque brillante como siempre, hace de un millonario que, en sus últimos días, deja una vida de soledad, haciéndose amigo de un muchacho; la fraternidad de ambos tomará un rumbo especial, cuando el primero fallezca.
A diferencia de los otros personajes que he mencionado, en especial los villanos, el señor Harrigan es alguien que evoluciona con el transcurso del argumento (y eso en pocos minutos, que la cinta tampoco es extensa), lo que Sutherland lo hace de manera más que convincente y dándonos una caracterización con una tremenda humanidad. Significativo resulta ser que este haya sido casi su último papel, si consideramos que el personaje muere en la película y deja a su coprotagonista recuerdos imborrables del tiempo juntos; lo mismo que ha sucedido con nosotros en la vida real.
Por cierto... Donald nos legó también a su hijo, Kiefer Sutherland, otra maravilla de actor (y muy guapo, por cierto), pero esa es otra historia.
Mix del presidente Snow
Un actor que logró reinventarse con el paso del tiempo (y que logró las oportunidades de demostrarlo en una industria de estereotipos).
ResponderEliminarEste año se nos fue Akira Toriyama (lagrimita ñoña)