I- Sobre quién lo
imaginó:
Jorge Baradit es un autor chileno en la cuarentena de su vida (11 de
junio de 1969), cuya carrera literaria se ha orientado hacia los caminos de la
ciencia ficción, la fantasía y el terror (muchas veces mezclando estos tres
subgéneros). Siendo que en Chile solo
ahora recién está surgiendo una horneada de escritores dedicados en exclusiva a
estos temas, por años Baradit y los suyos estuvieron relegados a los talleres
literarios y la publicación casera en fanzines (revistas autopublicadas, por lo
general en papel fotocopiado o impreso desde las casas de sus colaboradores, si
bien también existen ahora las versiones en digital). Cuando antes el único artista nacional del
área que fue capaz de salir de nuestras fronteras y conseguir cierto
reconocimiento internacional fue Hugo Correa (creador de esa fabulosa novela
que es Los Altísimos y las recomendables colecciones de cuentos Cuando
Pilatos se opuso y Los Títeres, lo que le consiguió
elogios de nada menos que del gran Ray Bradbury; como también conseguir un
número dedicado en exclusiva a sus escritos, en la ya mítica revista
especializada española Nueva Dimensión), Baradit ha logrado hacerse conocido en
otras partes del mundo; ganar premios de prestigio como el especializado UPC de
la Universidad Politécnica de Cataluña en España y ser editado por el maestro
Miguel Barceló en la colección que dirige para ediciones B llamada Nova, cuyo
listado incluye a solo consagrados como Isaac Asimov, Orson Scott Card y
Brandon Sanderson. Cabe decir que
Baradit forma parte de una generación que se crió en Chile con el impacto de
las animaciones japonesas, los videojuegos y la cultura de masas mediática, lo cual se refleja
claramente en su literatura heredera de todo esto; tampoco se puede dejar lado
el hecho de que como muchos de sus pares, este miembro del Freak Power (grupo
intelectual de escritores al que pertenece Baradit, con quienes comparte los
mismos intereses como ñoño o nerd), se han nutrido de un buen número
de escritos, novelas, cómics, películas y series de estos géneros, lo que se
evidencia en su literatura que mezcla todos sus elementos para crear un
producto híbrido o mestizo.
Lamentablemente el propio Baradit en parte reniega de ser un lector y un
escritor de género, siendo que sin duda su literatura es parte de todo esto; es
así como algunos (y entre ellos quienes lo han conocido), lo acusan de divo y
posero, pues incluso en la breve biografía suya que aparece en la contratapa de
Synco
(editada por Ediciones B) para nada hay mención a sus lecturas de
ciencia ficción y como haciéndose el intelectual nombra entre sus escritores
predilectos a Borges, Blake, Swedenboerg (¿Quién diablos es este tipo?) y
Artaud. No obstante independientemente
de si Jorge Baradit es un apóstata postmodernista de las lecturas que lo
llevaron a escribir lo que hoy en día lo ha hecho famoso, negar su talento
resulta ser tanto o más absurdo que esta imagen suya de “estrella de rock
literaria” y/o autor que nada le debe a sus precursores en la ciencia ficción,
respecto a la fuente de inspiración de sus más delirantes narraciones.
Desde que Baradit acaparó la atención del citado Miguel Barceló, ha llegado
a publicar unas cuantas novelas (la mayoría en la colección Nova), varios
cuentos junto a su grupo de amigos del Freak Power en Norma, como en otras
editoriales, y la versión en novela gráfica de uno de sus primeros cuentos, Policía
del Karma. Respecto a las características
de buena parte de su ficción, como ya se dijo arriba, su obra posee un
interesante corte mestizo, al incluir en sus historias elementos de tecnología
al más puros estilo ciberpunk (con referencia
a la realidad virtual y tecnología computacional de punta), elementos del
llamado steampunk (ciencia ficción retro, en la cual se ven avances
científicos de un supuesto pasado, de modo que pese a ser adelantados para nuestra
realidad se describen como algo “antiguo” a nuestros ojos) y una fuerte dosis
de conceptos metafísicos de varias culturas indígenas, orientales y
occidentales (uso de drogas alucinógenas para provocar estados alterados de la
conciencia, presencia de curanderos aborígenes con poderes, esoterismo nazi,
reencarnación, cábala, etc.). Al fruto
de todo esto Miguel Barceló lo llamó en su momento ciberchamanismo, término
que curiosamente no le gustó al propio autor, pero que sin duda calza muy bien
con lo que hace.
El
primer libro de Baradit en aparecer en la colección Nova, corresponde a Ygdrasil
(2005). Su lanzamiento fue
avalado en Chile por la visita del mismísimo Miguel Barceló, quien asistió como
conferencista a la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), quien
alabó sin complicaciones a Baradit durante la charla que dio para promover esta
publicación; en 2009 apareció una versión corregida y de lujo de su debut en
formato profesional. Para el año 2007,
Jorge consiguió el Premio a la Novela Corta de los UPC, con Trinidad,
una precuela a su ópera prima y que es posible leerla en Premio UPC 2007, en la
misma colección Nova, junto a otros autores y a una más que interesante
conferencia que dio el afamado escritor de fantasía Brandon Sanderson. En 2008 aparece Synco nuevamente al alero
de Ediciones B y de su longeva colección de ciencia ficción y fantasía, libro
al cual se le dedicará un espacio mayor dentro de este texto, por ser el motivo
por el cual hoy día me encuentro escribiendo; esta novela tuvo hasta su propio tráiler y banda sonora, como si de una película
se tratara, así como también se ha hablado de hacer una serie de televisión
sobre ella (lo que al menos en el caso de Chile resulta ser toda una utopía, si
se considera que en nuestro país la ciencia ficción nacional no tiene cabida en
la pantalla grande y menos en la chica). En 2009 aparece su novela de corte
juvenil Kalkufura y a la que le sigue el cómic ya referido acá, Policía
del Karma, con dibujos de Martín Cáceres. En el transcurso del año de 2012 en un
importante diario santiaguino, Baradit se avocó a la publicación por entregas
de una nueva novela suya, titulada Lluscuma, en la cual volvió a contar
con la colaboración de Cáceres en la parte gráfica; un año después, de nuevo
bajo ediciones B, lo sacó en formato de libro y con una que otra revisión por
parte de su autor. Este año, tan solo
hace unas pocas semanas, apareció el más reciente de sus títulos, Historia
Secreta de Chile, esta vez al alero de Editorial Sudamericana y el cual
ha sido todo un éxito en el país (a tal punto que es la primera obra de este
tipo nacional en ser “pirateada” y vendida en las calles en el comercio
informal de nuestro país); a ver cómo le va con ella en el resto del mundo.
II- De lo que se
imaginó:
Synco parte tan engañosa para el
lector como para su protagonista, pues poco a poco va descubriendo que el Chile
alternativo de sus páginas es mucho más que la supuesta utopía tecnológica que
aparenta ser…Pues esta novela corresponde al atractivo subgénero de la ucronía,
consistente en la elaboración de una ficción donde los grandes sucesos de la
historia, ocurrieron de manera distinta a la realidad (tal como la típica idea
de que la Segunda Guerra Mundial la ganó el EJE y no los Aliados, lo que bien
aborda la celebrada novela El Hombre en el Castillo de Phillip
K. Dick y que tiene su propio homenaje en esta obra).
Jorge
Baradit con valentía y creatividad, “recrea” el Chile de principios de los
setenta, cuando en aquel entonces la nación estaba en los primeros años de la
dictadura militar derechista de Augusto Pinochet; tema que por su cercanía
cronológica, aún crea bastantes conflictos en el pueblo chileno, ya que todavía
varios de los personajes de ambos bandos relacionados con este gobierno, siguen
vivos y aún en la mirada pública, sin olvidarse de todos aquellos inocentes que
sufrieron el yugo de las atrocidades fascistas.
Para quienes no conocen nuestra historia, el 11 de septiembre de 1973 el
gobierno socialista del Presidente Salvador Allende (primer gobierno de este
tipo elegido democráticamente en todo el mundo), terminó de manera abrupta
cuando grupos de derecha, alentados por el respaldo de Estados Unidos, se
unieron a las fuerzas militares y llevaron a cabo el llamado “Golpe Militar”;
en el cual se bombardeó la sede del gobierno, la colonial Casa de la Moneda y
Allende murió heroicamente defendiendo sus ideales a mano armada. Hay que ser sinceros para descubrir a los
amigos extranjeros y a las nuevas generaciones de compatriotas este triste
episodio de Chile, pues en realidad no fue la peor de las dictaduras latinoamericanas
que por aquellos años abundaron; no obstante los miles de detenidos
desaparecidos, torturados y sus demás víctimas, han quedado como huellas
imborrables de la inhumanidad de sus responsables (muchos de ellos menores de
edad, mujeres embarazadas e incluso que ni siquiera eran miembros de los
partidos socialista y comunista, siendo sus integrantes los más perseguidos por
los seguidores de Pinochet). Pues bien,
en Synco
el proyecto de instaurar la dictadura es frustrado desde sus propias
filas, puesto que en este otro lado del espejo Pinochet terminó por apoyar a
Allende, ayudándolo a acabar con la amenaza que se les venía encima. O al menos esa resulta ser la versión oficial
en este Chile ficticio, hasta que se revela la verdad de todo.
Uno de los diarios "intervenidos" en esta ficción. |
Tras
una impresionante introducción, centrada en una figura histórica muy
relacionada con los eventos reales de Chile y con la de su reflejo distorsionado,
el libro pate con la llegada al país de su personaje principal. Este primer capítulo resulta además el encuentro
entre Martina Aguablanca, con el que fuera su país de origen, por años
nacionalizada venezolana, como también con el lector (idealmente chileno),
quiénes se ven frente a la maravilla de un país glorioso y que supuestamente ha
superado con creces la prueba tras estar a punto de verse sumergido en lo más
cercano a una guerra civil; de este modo tanto protagonista, como uno mismo,
apenas pueden reconocer a esta patria metamorfoseada en un nación avanzada tecnológicamente
a tal punto, que se ha convertido en toda una potencia mundial. Solo seis años han pasado desde que el Golpe
Militar fue abortado y en Chile sigue gobernando Allende, quien ha sido
reelegido en su puesto. Es en la víspera
de las celebraciones del nuevo triunfo del gobernante, que llega Martina, quien
siendo muy niña se fue con su padre militar derechista al exilio, para escapar
de las “garras bolcheviques” y es así como ahora regresa a estas tierras en
calidad de representante diplomática venezolana, ´puesto que su país de acogida
desea conocer los métodos de Chile para conseguir su mismo éxito. Resulta significativo que esta mujer siempre
se haya sentido extrajera en las dos naciones en las que ha vivido, puesto que
cuando salió del país con su padre apenas había llegado tener identidad con su
patria, mientras que en Venezuela por mucho que haya conseguido la nacionalidad,
siempre se sintió como la “chilena”; esta ambigüedad de no pertenecer por
completo a parte alguna, llega a hacer que desde un principio comience a sentir
recelo ante este Chile magnificente.
Poco a poco Martina se va
involucrando en una serie de eventos, en los que se encuentran con algunos de
los personajes más curiosos (muchos de ellos “reales”) y que le demuestran la
verdad detrás de la faz amistosa de todo, pues en realidad lo que ha conseguido
Chile ha sido a costa de demasiado sudor y lágrimas. Así es como la supuesta utopía de izquierda
se convierte en realidad en una antiutopía, en la cual la libertad de los
chilenos se haya oprimida por un peor tirano de lo que incluso fuera Pinochet.
En un principio se muestra a Chile como un
paraíso tecnológico y social, que al parecer resultaría ser la única nación de
su época en contar con una especie de Internet, que regula, maneja, ordena y
controla todo en sus dominios. El
sistema que permite todo esto se llama Synco, un proyecto preparado por Allende
y un equipo de especialistas, anterior a los eventos del 11 de septiembre de
1973; el cual una vez consagrado el poder del gobierno socialista, de manera
rápida fue instaurado al punto que para la fecha en que llega Martina, ya nada
funciona en el país sin que Synco esté presente. Baradit describe de forma bastante verosímil
una sofisticada tecnología retrofuturista, en la que se ocupan artefactos
intervenidos a propósito para hacer uso de la maraña de cables y botones que
significa todo esto. Asimismo el sueño
socialista ha llegado a tal punto, que en una especie de parodia, el narrador
describe (en especial en el lenguaje de los personajes chilenos) una caricatura
en la cual todos se llaman compañeros, en las radios se toca
casi pura música folclórica latinoamericana y los gringos son mirados con
recelo por la gente, aparte de que un gran número de países extranjeros (en
especial europeos) ha donado algunos de sus propios avances para la
completación de este sueño político de izquierda.
A
medida que Martina va escarbando en los vericuetos de la verdad oculta,
descubre (descubrimos) lo que tanto se sugirió con respecto al peso de la conciencia
de su propio padre y que lo llevó al suicidio, como al del Pinochet de esta
versión y que muchos individuos (tanto de la izquierda como de la derecha) no quieren
que se sepa. De este modo la
protagonista se ve convertida en la enemiga pública número 1, por lo que su
vida peligra y lo único que le toca ahora es escapar, una vez que se entera de
qué pasó (y pasa) en realidad. Por otro
lado, llega a conocer la existencia de un caudillo que lleva años preparando un
atentado contra el gobierno de Allende, siendo este quizás el personaje más
extraño y mejor acabado de toda esta alucinante novela; de este modo la dama
también se cruza en su camino y de ahora en adelante se convierte en el centro
de atención de más de uno de los poderes que subyacen en las tierras chilenas. Cuando el grado de las revelaciones ha
llegado a su cenit, es posible identificar para el lector culto la referencia
directa a nada menos que los propios mitos de Cthulhu, la existencia de
universos paralelos y la convivencia de lo claramente sobrenatural y mágico, en
una especie de enfermiza simbiosis con la tecnología de punta.
Uno
de los mayores aciertos del escritor con esta novela suya, resulta ser sin duda
la incorporación de personajes reales en sus páginas, muchos de ellos aún entre
nosotros en la actualidad. Aparte del
mencionado Pinochet (la entrevista que tiene Martina con él resulta ser uno de
sus mejores momentos, así como la antesala a todo el misterio y/o complot de
las sombras), por supuesto que aparece Allende, si bien para darle mayores
aires de suspenso, Baradit hace que este salga solo mencionado por boca del
resto de los personajes y cuando ya es posible que surja su figura, lo hace de
la manera más curiosa. También son
ficcionados Ricardo Lagos (quien fuera el tercer Presidente de la República,
tras el regreso a la democracia), el escritor nazi chileno Miguel Serrano, el
senador derechista Sergio Onofre Jarpa y el agente de la CIA Michael Townley,
el cual en esta versión posee una personalidad mucho más benevolente que la de
su referente real…Entre muchos otros más, que en algunos casos son apenas
mencionados. Por lo tanto este juego con
la realidad, convierte a Synco en todo un rompecabezas
multireferencial y que a más de una persona lo llega a cautivar.
“Ricardo
Lagos se paró en el centro de la sala y exclamó melodramáticamanente.
-El corazón de SYNCO
Martina miró en derredor sin alcanzar a
distinguir nada extraordinario ¿Este montón de cachureos era SYNCO? Lagos pareció darse cuenta y sonrió.
-El crecimiento de SYNCO ha sido
exponencial. La verdad es que además de ésto que has visto, nos hemos tomado
casi 300 kilómetros cuadrados de terrenos subterráneos en bunkers y túneles en
el centro de la capital, blindados por capas y capas de concreto y aleaciones
de metal especiales. Expropiamos edificios privados para demolerlos por dentro
y convertirlos en enfriadores, bodegas de acopio de materiales, contenedores de
cintas magnéticas en archivo, etc. Los edificios fiscales contienen terraplenes
con miles y miles de bombillas al vacío en cientos de pequeños pisos donde
operarios con trajes térmicos se deben arrastrar durante días por laberintos
candentes, para hacer mantención y vigilancia básica. Usted sabe, matar las
hordas de ratones que se comen los cables, por ejemplo. Antiguos edificios administrativos
contienen miles de transistores del tamaño de automóviles. Hay embajadas
convertidas en gigantescos radiotransmisores. El antiguo edificio del Banco del
Estado, por ejemplo, hoy es un gran acumulador de energía eléctrica, con pisos
y pisos de dínamos movidos por animales. Convertimos el casco antiguo de
Santiago de Chile en una inmensa placa madre de computador, gigantesca,
destilando gases y vapores condensados por tuberías que silban cada minuto,
evacuando la respiración de un monstruo dormido bajo tierra, nuestro propio
dragón protector, Martina. Un computador a escala de una ciudad, con personas
moviéndose entre sus resistencias y transistores sin saberlo.
Martina lo observa en silencio. Y además
se sentían orgullosos.
-Por cierto, Martina. El funcionamiento de
SYNCO es en tiempo real. Todo el país está conectado a través de teletipos y
mensajes telefónicos que ingresan información a los ejércitos de operarios que
las reciben y las convierten en tarjetas perforadas en estas instalaciones.
Luego se ingresan a través de las cientos de ranuras que tiene a lo largo de su
vástago y los procesadores de la base. El “hipotálamo” como a Salvador le gusta
llamarlo, reordena y distribuye los datos que salen en la forma de mensajes en
lenguaje de programación para ser leídos, interpretados y aplicados en
empresas, plantas e industrias a lo largo de todo el país. Pero ésta es sólo
una de las muchas funciones de SYNCO, no te engañes, coordinar la producción es
sólo un aspecto de muchos más que irás conociendo de a poco en esta visita,
Martina.
La
mujer titubeó, miraba de reojo la sala, que parecía un garage abandonado y no
el corazón del constructo tecnológico descrito por Lagos”.
Siguiendo
con esta creación artificiosa de un Chile alternativo, Baradit incorpora a su
texto fragmentos de diarios de la época y documentos oficiales que avalan la
existencia de lo narrado en sus páginas, con fotos trucadas que, por ejemplo,
muestran a un Pinochet con cicatrices en el rostro y junto a Allende.
También
se suman a la novela pequeños episodios correspondientes a diálogos de
misteriosos personajes, que queda de manifiesto saben mucho más que el resto
acerca de lo que ha pasado en Chile y el mundo.
Estos agregados dejan constancia de la existencia de algo así como una
suprarealidad, en la cual gran parte de lo mencionado más arriba (en atención
al nivel espiritual y psíquico del universo) se evidencia, hasta que todo llega
a su pesadillezco clímax.
Volviendo
al personaje de Martina, destaca en su nombre y apellido (Aguablanca) el
simbolismo detrás de todo ello, gracias al cual Baradit se suma a una larga
tradición literaria, de otorgar a los personajes nombres de fuerte carga
semántica. Así es como esta mujer que en
realidad en el libro no demuestra mucha femineidad que digamos, pese a su
belleza, lleva consigo esta versión femenina del nombre Martín, derivado del
dios romano Marte y que, por ende, significa “Guerrero”. He ahí la esencia de la protagonista, quien a
lo largo de todo el libro lucha por descubrir la verdad detrás de la apariencia
y donde su apellido Aguablanca, hace referencia a la pureza del necesario
líquido que permite limpiar la suciedad (en este caso de la mentira). No obstante el autor convierte a su
protagonista más en una antiheroína, que en una heroína, puesto que le entrega
una personalidad errática hasta cierto punto, en especial por su complejo de
Electra hacia su padre y al hacerla en cierta medida una persona infeliz, cuya
mayor pasión llegará una vez que se decida a descubrir la verdad detrás de
Synco.
Tras
su apocalíptico desenlace, se agrega un
anexo que se presenta en una primera instancia, como un glosario de varios de
los conceptos más significativos del libro.
No obstante en estas últimas páginas el demiurgo Baradit, vuelve a
trastocar la realidad y convierte otra vez lo que fue en lo que bien pudo ser.
Portada del más reciente libro de Baradit. |
Excelente reseña tio, me llamó bastante la atención lo relativo al simbolismo del nombre la protagonista, quizás hasta fue utilizado en Ygdrasil.
ResponderEliminarPor otro lado, creo que no se le hace mucho honor a Baradit con la lista de influencias. Hace un par de años leí que señalaba a Frank Hubert y Bradbury, no obstante comparto que el escritor sufre de un divismo insalvable que debe estar en alza en el ultimo tiempo.
Saludos y felicitaciones por tan maravilloso blog!
Gracias, sobrino, por darme la alegría de leerme y comentarme, siendo que además gracias a ti pude terminar este libro luego de que lo perdí (¡y que a las semanas después recuperé!). Respecto a las influencias que dices no les hacen honor a Baradit, él mismo las mencionó para la edición de "Synco", de modo que ello bien atiende a su postura intelectualoide...En fin, se lo perdono, pues nadie es perfecto.
EliminarNo es Swedenboerg, se escribe Swedenborg, y era un filósofo y místico sueco...
ResponderEliminarMuchas gracias por la corrección, sr (a) anónimo (a). Los datos que datos que das, me dejan claro lo posero que es Baradit (¡Igual aprecio su obra, je!).
EliminarEstimado amigo, más que hablar de Baradit, autor de moda a quien no he leído aún,me sorprendieron mucho tus afirmaciones del tipo "Siendo que en Chile solo ahora recién está surgiendo una horneada de escritores dedicados en exclusiva a estos temas, por años Baradit y los suyos estuvieron relegados a los talleres literarios y la publicación casera en fanzines"... Recién ahora? a qué te refieres con esto? hace decadas que hay escritores de ciencia ficción chilenos, como tu muy bien sabes, algunos publicando fanzines como el casi mítico Fobos, y otros autoeditándose, como mi amigo Teobaldo Mercado, autor realmente prolífico, o escritores como Sergio Meier, autor por ejemplo de la novela La Segunda Enciclopedia de Tlon, y entrevistado para Una Belleza nueva, de Cristian Warnken... antologías de ciencia ficción de Andres Rojas Murphy, una de ellas de escritores chilenos, antologías como Años Luz, grupo Poliedro y sus antologías,etc etc, y tú mismo has hablado varias veces de algunos de estos temas... y por qué ahora hablas de la CF chilensis como algo reciente?? y para ilustrar mi punto de vista, te dejo un enlace http://bibliotecajuntoalmar.blogspot.cl/2011/11/premios-nova-santiago-de-chile-1987.html
ResponderEliminarPD: por favor, no hagas tanto spoiler cuando comentes un libro
Corrección: si he leído a Baradit, pero sólo artículos, su necrológica tras la muerte de Hugo Correa, algunos artículos en el desaparecido diario La Nación (hoy sólo en edición digital)... eso no más.
EliminarAmigo Miguel: Es cierto lo que dices respecto a que desde antes de Baradit, ya habían en Chile autores dedicados a la ciencia ficción y publicaciones al respecto, por algo le dediqué unas cuantas lineas a nuestro amado Hugo Correa; no obstante todos estos casos en sus determinados momentos fueron aislados. Quizás se malentendieron mis palabras, pero considero humildemente que solo gracias a que Ediciones B se fijó en este escritor, que el género en nuestro país se ha internacionalizado como nunca antes había pasado entre nuestros autores de ciencia ficción, fantasía y terror (no en vano "Historia Secreta de Chile" ya va en su segunda edición).
EliminarExcelente tu reseña como sueles hacerlas, dan ganas de leer esta novela, espero poder verla por estos rumbos, y aunque a mi en lo personal no me afectan, creo que mfkarlos tiene un punto, si expones demasiados puntos (spoilers) que a lo mejor pueden desalentar a mas de alguno.
ResponderEliminarSaludos
Hola de nuevo, amigo Cidroq. Qué rico te haya gustado este texto que tan inspirado escribí. Respecto a los spoilers, se me olvidó responderle al respecto a Miguel, así que como también abordas ese tema, aprovecho de decir en mi defensa que creo los evito al máximo; por eso trato de ir a los puntos generales de la obra que abordo, no obstante me sería imposible realizar un trabajo medianamente serio, si no me refiriera a algunos de sus acontecimientos más importantes de modo de contar de qué trata.
EliminarUna perspectiva interesante. Me han dado ganas de leer el libro, pero no se si pueda conseguirlo disponible en epub. Aunque no conozco mucho de Chile, si puedo conseguir el libro para leerlo, quizás aprenda mucho más, aunque como dices, de lo que "pudo ser y no fue". Por lo que cuentas, el desenlace del libro es apocalíptico y quizás nada convencional. Otra razón más para intentar ubicarlo.
ResponderEliminarBueno, amigo Roger, ojalá puedas encontrar este libro al menos en papel allá, pues en digital no lo pillé y el fragmento que aquí agregué fue lo único que había en la red, junto a otros dos. Yo hace poco me compré una novela corta del autor, que viene junto a otras del Premio UPC, así que a ver si me la leo este mismo año. Gracias una vez más por dedicarle tiempo a mi blog.
EliminarLo más curioso de todo, Elwinillo es que Baradit no se considera escritor de Ciencia ficción. De hecho ni siquiera le gusta el género.
ResponderEliminarCariños
Esa no se la cree ni su abuelita a Baradit...¡Pura postura suya de iconoclasta al peo! No obstante como autor me ha gustado harto, pero me carga su pose de intelectualoide cuando se trata de (re)negar (de) sus orígenes literarios...Si no escribe ciencia ficción...¿Entonces qué huevada escribe? Tú y yo somos lectores "viejos" del género, así que no nos engaña con tanta negación.
EliminarElwin
ResponderEliminarHe leído este texto con la intención de obtener mayor información acerca del escritor Baradit, pero no puedo reparar en un punto, tu haces una reseña sobre la novela Synco, en la cual esta presente según tu juicio el genero ucronia, pero solo tomando tu escrito como base puedo ver que no es una ucronia propiamente tal, las ucronia se sostienen en el concepto de "si hubiese pasado esto" entonces sucedería "esto", pero en este caso como es posible que Allende hubiese existido siquiera si gano el Tercer Reich la guerra, lo lógico sería una derrota del totalitarismo soviético y por tanto mundial, un avance del totalitarismo fascista, sobre todo en Chile tan asiduo a copiar todo de Europa. La política Chilena se hubiese vuelto más hacia el fascismo germano y por tanto gobiernos autoritarios - democráticos - fascistas se habría impuesto quizás con un tinte hacia un falangismo español y conservadurismo de derecha, pero Allende vencedor, de una ideología derrotada. Pinochet un militarista con muy pocas cualidades intelectuales no siendo el títere de un poder más fuerte y cuadrándose con la izquierda eso seria otro error de argumento, volviéndose un fascista ese si seria un buen punto. El sistema Synco es irrelevante, ya que es un elemento de control de una dictadura o democracia, ya que era un plan de mejora de las comuniciones sostenido en la Corfo.Creo que tildar la obra de Baradit de ucronia es incorrecto ya que el autor tomo elementos y personajes de la historia de Chile y como coctelera los mezclo a diestra y siniestra y salió esto. Probamente escritores españoles solo les suene de nombre Salvador Allende, o Agusto Pinochet y les sea sabroso leer sobre ellos, pero nosotros somos chilenos y conocemos nuestra historia bien para darnos cuenta que esa línea argumentativa era imposible, creo que Allende ganando con una unión Soviética victoriosa es era mas creíble.
Querido amigo Sardaukar, me alegra sobremanera que me vuelvas a honrar con tu visita por acá y además me dejes tus inteligentes comentarios, si bien una vez más debo diferir contigo.
EliminarComo "historiador" que eres, considero que el curso de los acontecimientos ante lo que para ti es una ucronia, resulta muy atractivo y verosímil; no obstante recuerda que Baradit no pretende hacer historia en el sentido científico de la palabra, sino más bien una fantasía literaria sobre la idea del "¿Qué habría pasado sí?" y ello puede tomar las variaciones más inesperadas según la imaginación del propio autor.
Por otro lado, si tomamos en cuenta la definición de nada menos que la RAE, que dice sobre la acronía que es "Reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos", lo que ha hecho Baradit bien se enmarca en ello, pues sus hipótesis son hartas: Si Pinochet apoyara a Allende, si continua el gobierno de la UP y se hace efecto su proyecto Synco, si existe un submundo sobrenatural más o menos lovecrafniano, etc.
Ahora bien, creo que tu desacuerdo con la obra de este autor, es más bien debido a sus supuestos libros de historia secreta...¡Pero si el tipo claramente la ficciona! Para historia "real" mejor te pregunto a ti, que eres un experto. No le pidas peras al olmo.
Querido Elwin
ResponderEliminarCreo que mal interpretaste mis comentarios, para hacer más trasparente el tema, te diré que en primer lugar mis observaciones nada tienen que ver con las obras: "Historia Secreta de Chile", ya que recién me las he puesto a leer (tengo una idea general de ellas, que en nada han nublado mi juicio). Mi comentario parte del principio que tu me des una opinión como lector de Ciencia Ficción y del genero ucronia. Por lo que dices, es claro que la obra de Baradit no es una ucronia, sino que él autor mezcla diversos estilos para realizar su novela, desde un posible futuro (que no se rige por las mecánicas de la historia) que seria imposible en la practica, pasando por una fantasía que le da un sostén más fuerte a la obra. Ya que observa la lógica: los fascistas ganaron, su victoria permitió la victoria de Japón y la caida de la URSS, el socialismo se expandió como un fascismo poderoso y un totalitarismo en el mundo, la clase obrera chilena y media se pasa al fascismo de corte nacionalista aen Chile y maravilloso Allende no existe como socialista leninista, sino como un protofascista, esa sería la ucronia perfecta. Pero como Baradit no desea hacer una ucronia, inventa la más inverosimil de las posibilidades. Gracias por despejar mi duda.
Voy a tener que digerirlo con más cuidado, pero así, de entrada, veo un error en tu texto:
EliminarEl gobierno socialista del presidente Salvador Allende (primer gobierno de este tipo elegido democráticamente en todo el mundo) Eso esta mal. Hubo muchos gobiernos socialistas elegidos en todo el mundo (Como el de Willy Brandt o el de Ramsay MacDonald) elgidos democráticamente. Ahora, si suponemos que quieres usar el término Socialista como sinónimo de Comunista, entonces sí que Allende fué un caso único. Pero...se supone que era "socialista pero no comunista". Así que entonces o estas errado al darle la calificación de Comunista (se supone, según sus seguidores que no lo era, pero yo siempre tuve y tengo mis dudas) o estás errado al decir que fué el primero en ser elegido democráticamente en todo el mundo. Gobiernos "socialitas pero no comunistas" hubo muchos en muchos países antes del suyo. Sólo se le puede considerar "el primero en todo el mundo" si se le considera Comunista. Claro, en los 70 los dos términos eran sinónimos, pero hoy día muchos se enfadan si llamamos Comunista a Allende, el problema es que si NO lo llamamos comunista, entonces no se le puede considerar "el primero en ser elegido democráticamente". Creo que tienes que revisar algo alli.
Sobre el sistema ese, creo haber escuchado algo de él en un video del economista español Jesús Huerta de Soto que aludía efectivamente al sistema proyectado por los allendistas para dirigir la economía. Creo que realmente existió, o mejor dicho, se proyectaba ponerlo en práctica, pero nunca se llego a aplicar.
No soy un experto en el tema, que no conozco a ninguno de los personajes que mencionas...Pero lo que he investigado, tus ejemplos corresponden a sistemas políticos diferentes, parlamentarios y no presidenciales. Más allá no me manejo.
EliminarEs lo mismo; los políticos que mencioné llegaron al poder por sufragio universal de todos los votantes de su país. (El parlamentarismo europeo se caracteriza porque el votante elige al mismo tiempo al mandatario nacional y a su partido, de tal modo que este siempre tiene mayoría en el poder legislativo, a diferencia del sistema norteamericano, donde el presidente puede ser Republicano o Demócrata y sin embargo tener minoría de republicanos o demócratas en su propio congreso, pero en ambos casos las elecciones son universales para todos los ciudadanos). De todos modos, en varios sistemas presidenciales ya había muchos presidentes socialistas antes de Allende. Sólo se le puede considerar el primer socialista elegido por votos si consideramos la palabra socialista como sinónimo de comunista. Personalmente no veo ningún problema histórico con eso, pero como ya dije, muchos Allendistas se enfadan si se hace eso.
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