Tuve
la dicha de poder verme la segunda temporada de Star Trek: Strange New Worlds solo
con unas pocas semanas de distancia entre la una y la otra (y en una calidad de imagen formidable); así que tenía
frescos los recuerdos de sus eventos y en especial lo concerniente a la
relación entre sus personajes (esto último, uno de los elementos que más me
gusta del show). Por lo mismo, y mucho
más, me fue un enorme placer contemplar la más reciente tanda de capítulos,
cada uno un verdadero placer para los sentidos, que convirtieron la segunda
temporada en un producto lejos superior a su predecesora.
El programa parte resolviendo el conflicto que estaba pendiente del año anterior, para el cual los guionistas se dieron el tiempo de contarnos una historia en dos partes. Bajo el nombre de Broken Circle, significó ambientar la trama en distintos escenarios, de modo que la primera parte nos concedió el anhelado regreso- por fin- de nada menos que los Klingon (y para placer de los trekkies de la vieja escuela, con el aspecto que los hizo más famosos y queridos); por otro lado, Ad astra per aspera, la segunda parte, significó tener algunos de los mejores monólogos y diálogos de la serie, dejándonos claro por qué el amor a primera vista con Una (bueno, reconozco que adoro desde el principio a casi todos estos personajes). Cabe mencionar que la última parte de este díptico, bien nos ayuda a entender mejor cómo funciona la Federación, que ya no es la sociedad por completo idílica que pensábamos en un principio (no voy a dejar de confesarles, que el desenlace de este argumento me sacó mis primeras lagrimitas).
Al comienzo del mentado comienzo de temporada, conocemos a la más reciente integrante del Enterprise, la nueva Jefe de Ingeniería y quién se une a la tripulación en circunstancias muy singulares. Se trata de una mujer con un pasado bien interesante y de personalidad extravagante, que podría darnos a futuro muchas atractivas historias, pero que en esta temporada no está aprovechada al máximo. Admito que me agrada y encuentro genial que sea tan distinta al especialista que le toca reemplazar, puesto que Pellia en sí misma es bastante sui generis.
El tercer episodio, Tomorrow and Tomorrow and Tomorrow. trata uno de mis temas favoritos y el cual le ha otorgado a Star Trek muchos de sus más sobresalientes piezas: el viaje en el tiempo. Esto incluye una inesperada historia de amor, que con posterioridad tendrá atractivas ramificaciones. Por otro lado, implica la igualmente ansiada reaparición de uno de los más recordados villanos de la franquicia, aunque de una manera inesperada y, por otro, la consolidación de un recurrente que ahora sí conseguirá mis bendiciones (aunque todavía creo le faltan sus buenas cazuelas... ¡Solo mis compatriotas me entenderán!). Asimismo, las actuaciones de los protagonistas de esta preciosa historia, en especial de la heroína, no pueden dejar de conmovernos y dejarnos claro los grandes talentos que hay involucrados en este espectáculo.
El programa parte resolviendo el conflicto que estaba pendiente del año anterior, para el cual los guionistas se dieron el tiempo de contarnos una historia en dos partes. Bajo el nombre de Broken Circle, significó ambientar la trama en distintos escenarios, de modo que la primera parte nos concedió el anhelado regreso- por fin- de nada menos que los Klingon (y para placer de los trekkies de la vieja escuela, con el aspecto que los hizo más famosos y queridos); por otro lado, Ad astra per aspera, la segunda parte, significó tener algunos de los mejores monólogos y diálogos de la serie, dejándonos claro por qué el amor a primera vista con Una (bueno, reconozco que adoro desde el principio a casi todos estos personajes). Cabe mencionar que la última parte de este díptico, bien nos ayuda a entender mejor cómo funciona la Federación, que ya no es la sociedad por completo idílica que pensábamos en un principio (no voy a dejar de confesarles, que el desenlace de este argumento me sacó mis primeras lagrimitas).
Al comienzo del mentado comienzo de temporada, conocemos a la más reciente integrante del Enterprise, la nueva Jefe de Ingeniería y quién se une a la tripulación en circunstancias muy singulares. Se trata de una mujer con un pasado bien interesante y de personalidad extravagante, que podría darnos a futuro muchas atractivas historias, pero que en esta temporada no está aprovechada al máximo. Admito que me agrada y encuentro genial que sea tan distinta al especialista que le toca reemplazar, puesto que Pellia en sí misma es bastante sui generis.
El tercer episodio, Tomorrow and Tomorrow and Tomorrow. trata uno de mis temas favoritos y el cual le ha otorgado a Star Trek muchos de sus más sobresalientes piezas: el viaje en el tiempo. Esto incluye una inesperada historia de amor, que con posterioridad tendrá atractivas ramificaciones. Por otro lado, implica la igualmente ansiada reaparición de uno de los más recordados villanos de la franquicia, aunque de una manera inesperada y, por otro, la consolidación de un recurrente que ahora sí conseguirá mis bendiciones (aunque todavía creo le faltan sus buenas cazuelas... ¡Solo mis compatriotas me entenderán!). Asimismo, las actuaciones de los protagonistas de esta preciosa historia, en especial de la heroína, no pueden dejar de conmovernos y dejarnos claro los grandes talentos que hay involucrados en este espectáculo.
El cuarto episodio, Among de Lotus Eathers, tiene mucho de los elementos de la serie clásica, partiendo por el importante detalle de mostrarnos a una sociedad alienígena físicamente similar a la de la Tierra (¡Ni un detalle físico que los haga verse extraterrestres!). Luego tenemos un fuerte dilema ético, en el cual queda de manifiesto- una vez más- la nobleza de sus corazones y la fuerza de sus principios morales; varias moralejas encontramos en este capítulo, que bien podría ser el menos sobresaliente en lo que va de la serie, aunque no por ello carece de sus propias virtudes. Además, el capítulo permite que alguien como Érica Ortegas logre destacar y, de ese modo, tomemos conciencia de lo estupendo que están caracterizados todos estos personajes.
En cuanto a la muy simpática Christine Chapel, nos mostró en el primer episodio de la temporada una faceta aguerrida, que no conocíamos de su persona y, por otro lado, ya antes había tenido grandes momentos de gloria... Sin embargo, el quinto episodio, Charade, le permite volverse alguien mucho más admirable; esto, porque no solo interviene de forma directa en "primer contacto" y con una especie alienígena muy singular, sino que por todo lo que hace en este solo episodio. Sus acciones tendrán un importante impacto en su relación con el hombre al que ama, la que es uno de los puntos determinantes de este segundo año. Por otro lado, tenemos de coprotagonista al mismísimo Spock, ya que la trama del capítulo se centra en buena parte en su noviazgo; por lo mismo, la enamorada vulcana del mestizo reaparece y resulta imposible que la noble T' Pal no nos caiga bien. A su vez, a estos eventos se agrega la dulce madre del oficial científico, en su misma versión de Discovery; la llegada de Amanda, que así se llama, ayuda a que la personalidad de este Spock, más cercano a su humanidad, nos sea tan entrañable.
El siguiente episodio, Lost in Traslation, también tiene mucho que ofrecernos (¡Y vaya que es harto!). No contaré mucho al respecto, para no quitarle las sorpresas a quién aún no goza de esta entrega. Solo diré que es un capítulo dedicado a nuestra amada Uhura (¡Ídola!), que la une a quién luego será tan vital en su existencia y la escena final que nos entregan ambos, unidos a un tercero, es un momento que difícilmente no sobrecogerá el corazoncito de muchos trekkies. De igual manera, la emoción también va de la mano con el especial reencuentro con otro personaje, cuya pérdida nos fue muy triste en el pasado. Y, por último, el capítulo ayuda a que un secundario recurrente, al que conocimos en la temporada anterior, hermano de un muy famoso personaje de Star Trek, nos caiga mucho mejor (¡Que bien guapo está más encima!).
El siguiente capítulo, Those Old Scientist (dirigido nada menos que por Jonathan Frakes, Riker de TNG y Picard) es uno de los más divertidos. Si bien hemos tenido risas en abundancia durante la temporada, en la cual tampoco han faltado las lágrimas, este debido a su originalidad y a todos sus momentos de antología, merece estar entre los puntos claves de la franquicia. El argumento nos muestra a un viajero del futuro bastante irreverente, quien llega al Enterprise para causarle unos cuantos quebraderos de cabeza; lo gracioso es que este tipo, sabe detalles importantes sobre el devenir de nuestros héroes, lo que provoca acontecimientos muy jocosos. Cuando parece que todo se va a arreglar, se une a la fiesta una amiga del anterior, así que hay que buscar una nueva manera de evitar el llamado efecto mariposa. Los créditos de apertura poseen una animación diferente, más del tipo "caricatura"; puesto que esta historia resulta ser nada menos que un inesperado crossover, con la serie animada para adultos de la saga, Lower Decks; de este modo, quienes aparecen al principio son sus protagonistas, así como luego vemos a los actores, que les ponen sus voces originales en inglés, interpretándolos en carne y hueso por primera vez. Y en cuanto a la escena final, no puede ser más cómica.
Mi capítulo favorito, en lo que va de la serie y el que creo es lejos el más duro que hemos visto de Star Trek en décadas viene a ser, es Under the Cloak of War. Centrado en la dupla del doctor M' Benga y la enfermera Chapel, nos muestra cómo estos dos se conocen desde años atrás, durante la guerra contra los Klingon. Impactantes datos se nos dan sobre ambos y es que nunca antes habíamos tenido profesionales de la salud en Star Trek, que manejaran conocimientos y habilidades como los que aquí vemos. La vida de ambos se complica, cuando alguien de su pasado más trágico, que compartieron junto a otros más de los tripulantes, es enviado al Enterprise para una misión diplomática. Cómo la violencia y el dolor nos marcan, es algo que aborda este potente episodio, que nos muestra que las buenas personas también se equivocan y actúan de forma ciega, cometiendo actos de gran violencia (incluso para defender sus propios principios y a sus seres queridos). Por ende, no siempre es fácil enjuiciar moralmente a los demás, porque la verdad no es por completo en blanco y negro.
A lo anterior le sigue nada menos que... ¡Un musical! Bajo el título de Subspace Rhapsody, posee una fuerte carga romántica, puesto que buena parte de su trama y canciones tienen que ver con nada menos que tres historias, que implican romance y/o enamoramientos (hay alguien dentro de la nave que no es correspondido). Que suceda esto en un título de Star Trek, que procura ser creíble científicamente y considera la verosimilitud rigurosa hasta donde es posible (aunque nunca sin dejar de lado el sentido de maravilla), se explica debido a un raro fenómeno cósmico; luego, lo que parece cómico, podría provocar grandes desastres, de modo que entre cantos y bailes nuestros héroes deben buscar una solución al peligro que puede significar algo como esto. Atentos a la canción y coreografía de los viejos enemigo de la serie, muy divertido todo.
Luego de una temporada tan potente como esta, el final no podía ser menos y de ese modo el último capítulo, por fin, nos lleva a que la gran amenaza que se nos prometió se concrete. El nuevo frente bélico, tomado de un capítulo famoso de la serie original, ya tiene una imagen actualizada para el otro bando... ¡Y vaya que resulta ser efectivo, el tratamiento adulto y aterrador de su amenaza! Lástima tener que esperar varios meses, para saber qué pasará, tras un cierre en suspenso como el que aquí se nos otorga.
Por cierto: ojo con el personaje clásico remozado, que hace su debut en Hegemony, el final de temporada que nos mantendrá atentos todo el rato.
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