1. Las Setas no sangran.
Supe del mentado escritor gracias a mi querida revista Fangoria, a principios de los noventa, cuando su humilde servidor era solo un muchacho; recuerdo que la publicación especializada, o, mejor dicho, sus traductores y editores españoles, no hablaban muy bien de este artista y al que encontraban irregular. Pese a lo anterior, me atrajo su narrativa y me prometí en algún momento adquirir algo suyo. Tuve de él Las Crónicas Necrománticas, en preciosas ediciones empastadas con sobrecubierta y no las adquirí cuando estuvieron a buen precio. Muchos años después, en la mismísima Librería Chilena (uno de los lugares del cual les he hablado harto, en esta serie de recuerdos y que, luego de un par de años, más o menos, rescato) llegó el volumen del cual ahora les cuento.
Se trata de una colección de relatos, cuyo ominoso título me fascinó altiro. Lo tuve en mis manos al menos un par de veces, muy barato y, sin embargo, pese a todo, nunca me lo llevé conmigo. Craso error, porque Lumley no es alguien muy traducido en nuestra lengua; así que es difícil conseguirse algo suyo.
Ignoro o, mejor dicho, no recuerdo si alguna vez habré leído algún texto suyo, en una que otra antología. En cambio, mi amigo Miguel Acevedo, quien lo adora desde joven, apenas vio el libro lo compró y me avisó: "¡Cómpratelo!" me lo repitió varias veces y cuando lo leyó quedó muy a gusto... Y aquí me tienen confesándoles este atroz Pecado de Omisión.
En más de una ocasión se le ha comparado con Stephen King, aunque de forma odiosa y menospreciándolo. En mis años mozos, vi muchos de sus títulos en librerías, llamándome la atención los nombres de sus trabajos, así como las portadas. Pero fue más gracias a la mentada Fangoria, que supe mayormente de él; si bien en ella los mismos que ninguneaban a Lumley, lo hacían con Koontz. Pese a lo anterior, me compré varios de sus escritos y también algunas de las antologías que adquirí en dicha época, traían relatos suyos. A lo recién mencionado, se debe agregar que había al menos un par de filmes basados en sus novelas, lo que me entusiasmaba más. Disfruté mucho su narrativa breve y en especial sus novelas El Lugar Maldito y Servidores del Crepúsculo.
Era ya la segunda mitad de los noventa, cuando Fangoria volvió a nuestra lengua en una nueva etapa, esta vez incluyendo CD-ROM con variado material audiovisual (por aquel entonces esa tecnología, en la actualidad obsoleta, era el último grito de la modernidad). La verdad es que no fueron muy de mi agrado dichos números, que no fueron tantos, así que tontamente no compré todos (otra tontera e ignorancia mía, otro pecado de omisión). Y entonces me enteré de una nueva producción basada en un libro de Koontz, llamado Intensidad; a menos que me equivoque, correspondía a un telefilme (que no los desprecio, pues hace rato que la tele hace grandes títulos y un ejemplo de ello es El Diario de Ellen Rimbauer). No he visto esa obra y, como ya lo deben tener claro, nunca me compré el libro; estuvo por un buen tiempo en la Librería Chilena, el sitio del que ya les he hablado harto por acá y donde compro desde mi adolescencia. Lo tuve muchas veces a mano y llegué a comprar un ejemplar por allá entre 2001 y 2002, aunque no para mí ¿Por qué no me quedé con esa adquisición? Pues resulta que entonces, en el comienzo de mi labor docente, trabajaba en un humilde colegio y en el cual era costumbre que
los profesores le diéramos un regalo, salido de nuestro propio bolsillo, al alumno o alumna más destacado o destacada de nuestra asignatura, cuando dicha persona estuviera en la ceremonia de su finalización del periodo escolar; yo tenía una alumna muy buena, a la que le hice clases sus dos últimos años y como le gustaba leer, no dudé en comprarle ese volumen que estaba barato más encima.
3. La Parábola del Sembrador.
Era 2018 ó 2019 y con una amiga a la que quiero mucho, si bien tristemente nuestra relación se diluyó a partir del año pasado (ella ignoró mi invitación a mi último cumple y nunca se volvió a comunicar conmigo, pese a que yo sí estuve en el suyo), asistí a una feria del libro en el que la pasamos estupendo. Era un evento dedicado a las editoriales chilenas independientes; algunas de estas pequeñas empresas, habían hecho sus propias traducciones y ediciones de autores y títulos no considerados por las grandes compañías; y así fue cómo me encontré con esa pieza, que tengo entendido es maravillosa. Recuerdo que me la pensé mucho, que su valor era aceptable, sin embargo, no me acuerdo de cómo en esos mismos momentos me enteré de que la traducción no era muy buena y entonces tuve una razón de peso para no desembolsar el dinero.
Fue en la misma feria del libro de la cual les hablé más arriba. Tuve el dichoso volumen a mi disposición y la tentación fue grande, pero como el "formato" de la filosofía no es algo que me atrae mucho, al final desistí... ¡Y las vueltas de la vida! Años después, luego de una pandemia mundial, me leería y disfrutaría otro libro de filosofía, aunque no friki, este de mi amigo Jorge Lorca.
El escritor Brian Lumley se carteó con el mismísimo August Derleth, y la primera editorial que lo publicó fue nada menos que Arkham House. "Las Setas no sangran" es, en mi opinión, una colección de cuentos imprescindible para cualquier devoto del género de terror.
ResponderEliminarDos veces he atentado en contra de Lumley y mi error es grande... ¡Prometo que para la próxima me llevar un libro suyo apenas lo tenga en mis manos!
EliminarYo también me arrepentí de no haber comprado ningún volumen de las Crónicas necrománticas en la Chilena, pero años después las adquirí gracias al casero del GAM 🙂
EliminarGracias por la mención querido amigo. Bueno, yo como profesor de filosofía y escritor de temas relacionados con estética y teoría del arte, te puedo asegurar que la relación entre literatura y filosofía es mucho más estrecha de lo que imaginas. Me encanta la literatura de terror, así que me encantaron tus sugerencias. Un abrazo!!
ResponderEliminarClaramente hay relación entre ambas disciplinas, mucho filósofo que ha escrito literatura y muchas obras de la literatura que son filosofía pura.
EliminarUn muestrario de títulos que recuerdo haber visto la mayoría, pero que nunca compré. La magia de lo digital hace que algunos de estos títulos estén accesibles, como el de Koontz. Con respecto a Lumley, siempre quise leer las Crónicas, pero nunca lo hice. Lumley murió en enero de este año. De Koontz si leí algunos hace años, y me gustaron, pero suele haber cierta repetición en su obra, está un escalón abajo en mi criterio de autores como King, Straub, McCammon o Barker. ¡Saludos!
ResponderEliminarRICARDO
Yo me resisto a leer en digital y eso que sale más barato y que así podría leer libros que no están a manos ahora como "El Canto del Cisne" de Mc Cammon y "Sortilegio" de Barker. Deudas grandes tengo con Lumley.
EliminarYo me resistía hasta que me compré un ebook y empecé a hacerlo. Es el mismo proceso que nos ha llevado a miar películas y series en digital, y a escuchar música en digital. Hoy en día lee tanto en digital como en papel, pero lo digital ha permitido a acceder a libros que de otra manera hubiese sido imposible.
EliminarSaludos,
RICARDO
Claramente es una buena alternativa, pero opto por lo clásico en esta ocasión (con la música, pelis y series no, que ahí sí tengo mucho en digital).
EliminarLamentablemente, no he leído a ninguno de los autores que nombras, ya que tengo una especie de "trauma" con la literatura de terror y fantástica, con respecto a la primera, nunca la he querido leer (hace muy poco leí mi primer libro de Stephen King, pirateado más encima, y no me impresionó mucho), y en cuanto a la segunda, mi primer contacto con ella fue catastrófico: me apareció en una selección de ciencia ficción, y no me esperaba encontrar algo que fuera sólo fantasía, además era un texto de Zelazny (del cual he escuchado que es a lo menos, irregular, y debió tocarme uno de sus textos malos), así que ni siquiera pude terminarlo. Hace unos pocos años me animé a leer "Esperanza del Venado", de Orson Scott Card, y lo encontré entre aceptable y bueno, aunque en esta ocasión sabía con qué me iba a encontrar, que es lo único que he leído de literatura fantástica. Mentira, ahora me acuerdo que leí "Los mosaicos de Sarantium" (Guy Gavriel Kay), pero engañado, porque de la reseña creí que era una novela histórica - género que me encanta - y me encontré con esta otra cosa, que podríamos llamar, "fantasía histórica". Aunque igual lo terminé.
ResponderEliminarPD: podré darles una oportunidad a estos autores, ya que tengo obras de todos ellos en mi biblioteca kindle, aunque casi ninguno de los textos reseñados.
¡Otro que lee en digital! Me dejaste intrigado con cuál habrá sido el libro de King que leíste... ¡A estas alturas ya debes saber que es mi autor favorito! Justamente mi segundo escritor predilecto es Orson Scott Card y "Esperanza del Venado" me pareció maravilloso.
EliminarNo leo sólo en digital, pero me abrió mucho las posibilidades, permitiéndome leer textos que no están a mi alcance físico (como los de Alejandro de Mary Renault). Generalmente voy con dos libros, uno físico y otro digital, de forma simultánea. Pero a veces uno de los dos formatos se me "atraganta", ya sea por lo extenso ("Las Vidas Paralelas" de Plutarco, nunca pensé que tuviera tantas páginas, lo leí en digital como en medio año) o por lo complicado (ahora me pasa con "Mercaderes, Empresarios y Capitalistas", de Gabriel Salazar, en marzo lo empecé y todavía está en mi velador). Pero me estoy quedando corto con el espacio para guardar mis libros...
EliminarEn cuanto al libro de King, es una colección de relatos, donde está el de la cosa de la laguna que devora a los imprudentes que se bañan en ella (lo había visto en película, por la televisión), y uno sobre viajes extraordinariamente rápidos, pero en los cuales había que mantener los ojos cerrados, y, lógico, no falta el que los abre... No tengo el libro ahora - mi hermano lo prestó - pero a lo mejor lo identificas con esas mini reseñas.
Esa historia que mencionas es "La Balsa", es magnífica y forma parte de su segunda colección de cuentos y novelas cortas llamada "Skeleton Crew"; los españoles estúpidamente la dividieron en tres tomos, con distintos nombres y hasta editoriales (primero Grijalbo sacó dos libros y luego Plaza & Janés otro), pero "La Balsa" y "Nona" no iba en ninguno de ellos. Solo años después en un tomito pequeño editaron estas dos historias juntas. Hoy en día sigue sin existir el libro como corresponde en un solo volumen e ignoro en cuál de todos los anteriores va.
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