viernes, 31 de mayo de 2024

Lugares que nos hablan 2


Feria del Disco:
 
    Era una cadena de tiendas dedicada a la música, a su venta especialmente, que inició su trayecto de décadas en 1956. Forma parte de mi memoria desde que tengo uso de razón, o sea, desde finales de los setenta o, para ser más exacto, desde mi infancia en los años ochenta; luego, a medida que fuí creciendo y me convertí en todo un melómano, que para mí un buen regalo o compra también puede ser algún cassette o disco compacto de mi gusto, comencé a ir seguido a sus numerosos locales.
    Iba mayormente a su tienda más concurrida y mejor ubicada, en pleno Centro de Santiago, casi en la intersección de Huérfanos con Ahumada.  Me volvía loco de felicidad y de expectativas, vez que entraba a sus dependencias y apenas algo me llamaba poderosamente la atención, como para estar dispuesto a comprarlo, aprovechaba la oportunidad que te daban de escuchar algo de la música que pretendía llevarme; así que me ponía los sofisticados audífonos acolchados que te pasaban y disfrutaba por un minuto más o menos de esas melodías, con una calidad de sonido que solo mucho tiempo después pude conseguir por mi cuenta.
    La verdad es que en la práctica solo compraba ofertas, que siempre habían y estaban a la mano de uno, en especial cuando era estudiante (primero escolar y luego universitario); dichos títulos siempre los destacaban en sus vitrinas, que eran toda una tentación.  En todo caso, la mayor parte de la colección de discos compactos que conservo todavía, cientos en total, se los debo a la Feria del Disco; en cambio, me deshice de todas las cintas que llegué a tener.
    A principios de este siglo llegó a tener una revista, que un amigo que tuve (Paulo Adriazola) fue publicado en al menos uno de sus números. También poseían un sello discográfico.
    En los primeros años del presente siglo, diversificó sus ventas y cambió su nombre a Feria Mix, ofreciendo también libros, cómics y películas.... Entonces para gente como su servidor, llegar al local grande de Ahumada, que llegó a tener tres pisos en sus mejores momentos, era una sensación cuasi orgásmica encontrarse con tanto material del gusto de uno y con muy buenos precios.  Lo mejor de todo fue cuando por la compra de dos artículos del mismo tipo (por ejemplo, packs de pelis o series en DVD), te llevabas de regalo un tercero de regalo (que podías escoger entre varios títulos).  Por mi parte, estaba en mi salsa.
   A veces algún artista daba un pequeño concierto o firmaba autógrafos en el edificio mencionado más arriba; no obstante, nunca asistí a estas actividades.
    Este 2024 no más falleció Marta González Marnich, la fundadora de La Feria del Disco, a la edad de 96 años.  Su gran proyecto comercial y, como no, también cultural, cerró sus puertas mucho antes de su partida: en 2014.  Cuando supe que ya no habría más Feria del Disco, mucho lo sentí y es que, como ya se habrán dado cuenta, toda una vida de recuerdos intensos quedaba huérfana para el resto de mis días.
 
Leerte:


 
    No sé bien cómo descubrí este lugar, al que me fascinaba ir a tomar once acompañado de mis amistades y hasta en alguna cita más o menos romántica.  Cuando menciono lo anterior, les estoy hablando de un sitio al que asistí durante la década ya pasada, en plena "madurez", hasta que el local tuvo otro dueño y su particular estilo cambió.
   Ubicado en Miraflores, casi llegando a Parque Forestal (una hermosa zona turística con edificios antiguos, mucho verdor entregado a la cultura y a la dispersión), según pude averiguar en la Red, sus puertas abrieron en 2012.  Su idea era la de combinar en un grato ambiente y lugar, el placer de un buen té (que tenía de distintos tipos, todos de hoja y preparados ahí mismo), en medio de varios libros que estaban a la venta (repisa) o para leer a gusto en dicho momento (mini biblioteca) o para intercambiar por otro (otro mueble que ponían afuera, al lado de las mesitas y sillas que usábamos los clientes que deseábamos estar al aire libre); más encima, acompañados por una que otra delicia hecha a mano (algún pastelito o trozo de torta, un suculento sándwich...).
    Su carta ofrecía excelentes combinaciones de bebestibles y comestibles, habiendo promociones del uno y otro con nombres de escritores y ediciones de libros.  Cuando ibas a pagar, te llevaban la cuenta en una cajita de madera, que simulaba muy bien un viejo libro de tapa dura; luego te traían en el mismo la boleta y el sencillo.
    Hace años en un post dedicado a mis recuerdos de 2015, que subí en esta misma página, subí un par de fotos en esta tetería y alguien "anónimo" dejó un comentario muy gracioso:

    "Ya veo las preferencias: a tus amigos "g" (germánicos) los llevas al Leer-te, mientras a la fauna chilena solo al Tarragona".

   Me habría gustado haber llevado a mi "bebé" para allá.  Lo habría encontrado hermoso y todo muy rico.
 
TXT:


    Fue una cadena de tiendas dedicadas a la venta de música, libros, películas y series.  En un momento funcionaba a la par de la Feria del Disco, así que llegó a ser una digna competencia suya.  Tenía varias sucursales en pleno Centro de Santiago y supongo que también en uno que otro mall.  Visitaba seguido sus locales, pues encontraba muy buenas ofertas, que compré hartas cosas allí y siempre salía feliz de sus dependencias.
    Tenían una tienda en plena Alameda, entre Moneda y San Diego, más o menos (no soy muy bueno con las calles), que adentro tenía una linda cafetería.  Varias veces me tenté de servirme alguna cosita rica, pero tontamente nunca lo hice.
    De las tantas compras que realicé en esta cadena, las que más recuerdo con cariño son mi bella edición de Frankenstein Desencadenado de Brian Aldiss, que compré en formato pequeño, tapa dura y con sobrecubierta (para hacer un trabajo para un diplomado); fue justo para un día muy lluvioso en pleno octubre, luego de una celebración del Día del Profesor y como me gusta demasiado ese tipo de clima, por eso recuerdo todo tan bien (fue allá por el año 2006).  Mucho tiempo después cambié un libro que me habían regalado para mi cumple, ya repetido, y de ese modo me traje conmigo mi edición de lujo de Elantris, la novela de Brandon Sanderson que más me ha gustado hasta el momento (bueno, solo he leído cinco y tango casi una docena o más suyos en espera).
     El llamado Estallido Social TXT (que luego se olvidaron de su verdadera intención los chilenitos, ya es otra cosa y que me indigna bastante), el cual por largo tiempo convirtió en un lugar "complicado" al Centro de Santiago (muchos desmanes de vándalos, que solo iban a hacer destrozos y pillaje a esos lares), siendo que luego vino el encierro de la pandemia del Covid, provocaron la muerte de muchas tiendas y así fue el caso de
    Quisiera saber cuándo fue la última vez que pisé esos lugares, para atesorar con mayor razón los recuerdos de esos sitios que han sido tan queridos para mí.
 
 
Adentro de Leerte con mi amigo Miguel Acevedo, cuando le compré su libro Los Altares de la Locura.

6 comentarios:

  1. Siempre que leo estos posteos tuyos amigo mío, te imagino consumido por la nostalgia, como cuando mi tía Nana escuchaba con la luz apagada un programa de música, no sé en qué radio, que se llamaba los lobos de ayer. En lo personal, ni me acordaba de estas tiendas, no porque fueran malas, sino porque me recuerdan un poco a ese Santiago antiguo, de la micro amarilla y del caracol. Recuerdo haber pasado en muchas ocasiones sobre todo para comprar algún regalo. Recuerdo que poco tiempo antes de que cerraran comenzaron a vender muy barato, con muchas promociones de 2x1 o 2x3 incluso. Creo que las películas en DVD que le compré a mi hija son todas de ahí.
    Cuando era adolescente iba a puro sufrir, porque casi nunca podía llevarme nada a menos que estuviera en la caja de los saldos. Después, cuando crecí comencé a visitar otras tiendas que eran más de nicho o especializadas. La disquería Bilboard que estaba en calle Nueva York, al lado de la Unión chica o la Librería Prosa y Política que tenía puras joyas. Pero esos eran otros tiempos, donde había plata y no me iba a puro pasear. Grandes recuerdos amigo mío.

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    1. Probablemente en nuestra juventud fuimos más de una vez a la Feria del Disco; yo desde entonces (la verdad, desde que era escolar) compraba allá y en otras tiendas que también cerraron, pero tal como dije acá por lo general ofertas. Se echan de menos esos lugares y ahora que uno puede acceder a la tecnología digital, gratis incluso o solo pagando internet, ya ni me interesa comprar música ¿Así que comprando en la Bilboard? ¡Qué cuico te me pusiste!

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  2. Cuántos lugares han desaparecido... o están en vìas de eso. Acá en Argentina también estaban los locales de la cadena Musimundo, ideales para comprar packs de CDs y DVDs. Ahora venden electrodomésticos y teléfonos. Se ha ido perdiendo mucho, al igual que las librerías, que en un país como el nuestro todavía se sostienen pero son muchìsimas menos, van desapareciendo las de usados/saldos. Eso sì... los precios de los libros se han vueltos prohibitivos.

    Saludos,
    RICARDO

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    1. Musimundo también estuvo acá y allí compré muchos libros y cidís; mi próxima entrega de estos recuerdos tratará sobre esos locales.

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  3. Compraba CD, cassettes y entradas para recitales, que maravilloso lugar

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    1. Como no soy "Chico-Concierto" como tú, había olvidado esa faceta de la Feria del Disco.

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