domingo, 10 de julio de 2016

¿Acaso la certeza de que existe el Diablo, puede probar que efectivamente Dios está por sobre todo lo demás?


     La película de 2005 El Exorcismo de Emily Rose, inspirada en uno de los pocos casos de posesión demoniaca documentados seriamente, dejó un mensaje que en mi caso particular me llegó bastante al corazón: El mal dentro de toda su villanía es una herramienta que nos permite darnos cuenta que existe un mundo más allá de lo tangible, pues si existe una fuerza maligna de corte sobrenatural, es porque obviamente posee su contrapartida, la del bien y bajo ella se encuentra la mismísima presencia de Dios, la que por supuesto es superior a la de cualquier manifestación espiritual negativa.  Por lo tanto es ante la certeza de que hay algo más allá de lo que nuestros pobres sentidos pueden apreciar, aún debido a la intervención de una fuerza maligna, que nuestra fe en el Creador puede reafirmarse más que nunca.
      No obstante llegar a tal certeza y/o revelación, aun cuando es una buena nueva abierta para quien quiera escuchar y ver, en el mundo actual no llega a ser atendida por todos y solo unos pocos logran (logramos) reconocer su verdad.  De este modo filmes como el arriba mencionado y el que ahora me inspira a escribir, solo por unos cuantos consiguen ser apreciados como obras de un marcado acento religioso (o al menos metafísico)…Mientras que para el resto solo se trata de una historia más de terror, hecha solamente para entretener y asustar.
      En el año 2013 se estrenó una nueva cinta por aquel entonces, que abordaba temas tan populares en el género de horror, como lo son las casas embrujadas, las posesiones demoniacas y la existencia de “detectives paranormales”, encargados de corregir los entuertos producidos por estas presencias incorpóreas malignas.   Basada en uno de los tantos casos estudiados del famoso matrimonio de investigadores de lo sobrenatural, de Lorraine y Ed Warrren, trató acerca de una familia que era acosada por la maldición de una bruja.  Titulada como El Conjuro, fue dirigida por el cineasta de origen malayo James Wan, quien desde su auspicioso debut en 2004 con el hoy del culto (y muy gore) título de Saw, que llegó a tener nada menos que seis secuelas (todas producidas por él mismo), ha llegado a hacerse una carrera respetable en el mundo del género fantástico; detrás además de otros largometrajes tan elogiados como Death Silence (2007) e Insidious (2010), ha logrado ser el seleccionado por DC para dirigir la esperada primera cinta sobre Acuaman, a debutar en 2018.
      Uno de los plus a la hora de apreciar esta película, viene a ser su reparto que tuvo entre sus  filas a todo un grupo de actores talentosos; es así que podemos hallar aquí a gente como Vera Farmiga y Patrick Wilson, haciendo de la pareja compuesta por los Warren, además de Lili Taylor (¡ìdola!) y Ron Livinston, como el otro matrimonio de la trama y a quienes junto a sus hijas les toca pasar por el acoso de un espíritu satánico.  Pues sin duda que la suma de todos estos, ayuda a que la atmósfera ominosa de una película “hecha a la antigua” se consiga con creces, ya que se afirma más en lo que sugiere y en el trabajo actoral de sus intérpretes, que en el abuso de efectos especiales y en la truculencia exagerada (estos últimos elementos tan sobrevalorados en el séptimo arte actual).  Por otro lado, incluso originó una precuela acerca de la siniestra muñeca Ananbelle (2014), aparecida al comienzo y que con solo unos minutos en pantalla, logró quedarse en la retina y la memoria del público, que pidió saber más sobre ella.
      Es así que considerando el éxito de la primera aventura para la pantalla grande de los Warren y que en el mundo real tuvieron varios casos más de interés, que este mismo año se realizó una secuela bajo el nombre de El Conjuro 2: El Poltergeist de Enfield.  Dirigida por el propio Wan, quien volvió a contar con la Farmiga y Wilson en los papeles estelares, trata sobre otra de las experiencias de esta pareja de exorcistas, demónologos y cazadores de fantasmas, quienes en esta ocasión se enfrentaron a un caso todavía mucho más tenebroso que el anterior.
     El largometraje parte con una declaración de la propia Lorraine Warren, bastante relevante para otorgarle su sentido a esta otra historia, ya que bajo sus palabras se pueden encontrar diversos aspectos significativos y que a lo largo de este texto se abordarán, aunque sin querer caer en el spoiler.   Las escenas de miedo, que incluyen un flashback sacado del filme anterior y otras que poseen connotaciones de premonición, sin duda que impactan por su intensidad dramática; es así que esta segunda parte llega a ser mucho más aterradora que su predecesora.
     Un detalle que bien puede llamar la atención para los conocedores del cine clásico del género, por cuanto además aquí se descubre el nexo real de los Warren con un célebre suceso tomado por Hollywood, viene a ser que el mismo comienzo del argumento parte en la casa conocida como Amitivylle y cuyas particulares ventanas pueden ser reconocidas por los espectadores más duchos al respecto.
     Luego de la introducción que de algún modo sigue los patrones de la primera película, nos enteramos de que para cumplir su rol como singulares “justicieros” del mundo sobrenatural, marido y mujer deben realizar un viaje hasta el otro lado del océano, a nada menos que Inglaterra (tierra de famosos entes sobrenaturales, según la tradición oral y literaria), para ayudar a otra familia que en este caso supuestamente sufre el yugo de la opresión de un fantasma.  El hecho de que la acción transcurra en un territorio que no sea el suyo, en una cultura hasta cierto punto diferente a la gringa, le otorga una arista aún más heroica a los protagonistas, por cuanto deben enfrentarse a otros inconvenientes que al parecer no habían tenido en el pasado.
      Si en la primera entrega de esta trilogía se nos mostraba a una familia “modelo”, compuesta por madre, padre e hijas como víctimas del mal, esta vez los oprimidos vienen a ser un grupo familiar que no solo ya no son estadounidenses típicos de “clase media”, sino que se trata de personas de recursos más humildes y que además ha pasado por la separación de sus progenitores, de modo que los pequeños viven solo junto a su esforzada madre; por otro lado, ahora los niños son de ambos sexos, a diferencia del matrimonio anterior que solo tenía hijas.  Considerando que en El Conjuro 1 y 2 son familias aquellos que deben recurrir al socorro de  los Warren (quienes forman otra comunidad con única hija incluida), se puede reconocer la relevancia que posee esta institución dentro de los filmes correspondientes.  Por otro lado, la amenaza bajo la cual se encuentran los Perron y los Hodson (las familias protagonistas de estas dos cintas), más los mismos Warren, al ser objetos de la atención de fuerzas siniestras, va muy de la mano con la creencia de que el mal busca minar toda manifestación de lo bueno que hay entre los seres humanos; de este modo, el guión de ambas obras deja clara la importancia de la familia unida para vencer todo tipo de inconvenientes, incluso aquellos de origen sobrenatural.
      Sumado a lo anterior, cabe destacar el papel que se le otorga a la fe misma, tanto en quienes confiamos, como en las convicciones religiosas.  Los propios Warren son sujetos de notoria religiosidad y además desde la película número uno, queda clara su relación con la Iglesia Católica, que los tiene como representantes laicos suyos oficiales ante fenómenos paranormales.  Lorraine tras sus visiones al comienzo de la cinta, se da cuenta que lo que quieren sus enemigos es socavar su propia fe en Dios, de tal modo a través de ella, así como de otros personajes, se representa la batalla espiritual en la cual están en juego las almas humanas, ya que se encuentran en medio de la eterna guerra entre el bien y el mal (si no basta con tener en cuenta el aspecto que toma aquí el demonio, para atentar contra la mujer y los suyos, burlándose de todo lo que es sagrado).  Al respecto, es que nuevamente queda declarado que el libre albedrío y la voluntad de permanecer firmes frente a la tentación, son algunas de las armas para derrotar a la oscuridad.
     Tal como ya se dijo en este texto, El Conjuro 2 supera a su antecesora, consiguiendo más de una vez atemorizar al público (y ello independientemente de si este es creyente o no).  Sin duda hay imágenes y escenas memorables, efectivas y donde el uso de una fotografía cuidada, más unos efectos sonoros aterradores, ayudan a crear la sensación de ser testigos de un episodio de la vida real en verdad sombrío.  A su vez posee una leve cuota de humor que no entorpece el lado más serio de su trama.  La dirección de arte vuelve a estar soberbia a la hora de transportarnos a los recordados años setenta, esforzándose más todavía por el hecho de que la mayor parte del metraje transcurre en los típicos barrios ingleses, tan conocidos gracias a tantas películas y seriales.  El único aspecto eso sí que podría haber mejorado, podría ser el de su poca inspirada banda sonora, que de nuevo corrió a cargo de Joseph Bishara, quien para nada consigue hacerle honor al resto de los profesionales, que trabajaron en esta más que recomendable película.

4 comentarios:

  1. Como ya te comenté por gmail, esta es una de las películas que quiero ver. La primera me gustó bastante y me pareció la película más terrorífica del 2013. Ojalá no decepcione esta nueva, pues muchos dicen que 2das partes, en películas de terror, no son tan buenas.

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    1. Pues recuerdo varias segundas partes del género que lejos superan a su predecesora o que por lo menos son geniales: Martes 13, Pesadilla en la Calle Elm, por supuesto Aliens, Puerta al Infierno, El Aro (la gringa, que la japonesa la encuentro aburrida), El Grito (el mismo caso que la anterior) y un largo etcétera.

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  2. La primera pelicula me quita bastante ganas ver esta película , el conjuro hablaban tantas cosas buenas de ellas que me anime a verla lo cual lo encontre un pelicula tan simple la cual esperaba mas pero no encontré nada que me satisfaga como consumidor , esperaba encontrar un buen titulo pero no fue para nada eso asi que lo veo difícil ver esto ademas la temática de el exorcismo me tiene bien aburrido así que en este caso paso .
    Saludos

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    1. Supongo que este tipo de filmes se hacen valiosas para uno en la medida que los temas que abordan son significativos para ti y para mí la verdad que desde que tengo uso de razón que el mundo sobrenatural (la existencia de Dios, los ángeles, santos y los demonios) es algo que ha estado conmigo toda la vida.

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