La película de 2005 El Exorcismo de Emily Rose,
inspirada en uno de los pocos casos de posesión demoniaca documentados
seriamente, dejó un mensaje que en mi caso particular me llegó bastante al
corazón: El mal dentro de toda su villanía es una herramienta que nos permite
darnos cuenta que existe un mundo más allá de lo tangible, pues si existe una
fuerza maligna de corte sobrenatural, es porque obviamente posee su
contrapartida, la del bien y bajo ella se encuentra la mismísima presencia de
Dios, la que por supuesto es superior a la de cualquier manifestación espiritual
negativa. Por lo tanto es ante la
certeza de que hay algo más allá de lo que nuestros pobres sentidos pueden
apreciar, aún debido a la intervención de una fuerza maligna, que nuestra fe en
el Creador puede reafirmarse más que nunca.
No obstante llegar a tal certeza y/o
revelación, aun cuando es una buena nueva abierta para quien quiera escuchar y
ver, en el mundo actual no llega a ser atendida por todos y solo unos pocos
logran (logramos) reconocer su verdad.
De este modo filmes como el arriba mencionado y el que ahora me inspira
a escribir, solo por unos cuantos consiguen ser apreciados como obras de un
marcado acento religioso (o al menos metafísico)…Mientras que para el resto
solo se trata de una historia más de terror, hecha solamente para entretener y
asustar.
En
el año 2013 se estrenó una nueva cinta por aquel entonces, que abordaba temas
tan populares en el género de horror, como lo son las casas embrujadas, las
posesiones demoniacas y la existencia de “detectives paranormales”, encargados
de corregir los entuertos producidos por estas presencias incorpóreas
malignas. Basada en uno de los tantos
casos estudiados del famoso matrimonio de investigadores de lo sobrenatural, de
Lorraine y Ed Warrren, trató acerca de una familia que era acosada por la
maldición de una bruja. Titulada como El
Conjuro, fue dirigida por el cineasta de origen malayo James Wan, quien
desde su auspicioso debut en 2004 con el hoy del culto (y muy gore) título de Saw, que llegó a tener
nada menos que seis secuelas (todas producidas por él mismo), ha llegado a
hacerse una carrera respetable en el mundo del género fantástico; detrás además
de otros largometrajes tan elogiados como Death Silence (2007) e Insidious
(2010), ha logrado ser el seleccionado por DC para dirigir la esperada
primera cinta sobre Acuaman, a debutar en 2018.
Uno de los plus a la hora de apreciar
esta película, viene a ser su reparto que tuvo entre sus filas a todo un grupo de actores talentosos;
es así que podemos hallar aquí a gente como Vera Farmiga y Patrick Wilson,
haciendo de la pareja compuesta por los Warren, además de Lili Taylor (¡ìdola!)
y Ron Livinston, como el otro matrimonio de la trama y a quienes junto a sus
hijas les toca pasar por el acoso de un espíritu satánico. Pues sin duda que la suma de todos estos,
ayuda a que la atmósfera ominosa de una película “hecha a la antigua” se
consiga con creces, ya que se afirma más en lo que sugiere y en el trabajo
actoral de sus intérpretes, que en el abuso de efectos especiales y en la
truculencia exagerada (estos últimos elementos tan sobrevalorados en el séptimo
arte actual). Por otro lado, incluso
originó una precuela acerca de la siniestra muñeca Ananbelle (2014), aparecida
al comienzo y que con solo unos minutos en pantalla, logró quedarse en la retina
y la memoria del público, que pidió saber más sobre ella.
Es
así que considerando el éxito de la primera aventura para la pantalla grande de
los Warren y que en el mundo real tuvieron varios casos más de interés, que este
mismo año se realizó una secuela bajo el nombre de El Conjuro 2: El Poltergeist de
Enfield. Dirigida por el propio
Wan, quien volvió a contar con la Farmiga y Wilson en los papeles estelares,
trata sobre otra de las experiencias de esta pareja de exorcistas, demónologos
y cazadores de fantasmas, quienes en esta ocasión se enfrentaron a un caso
todavía mucho más tenebroso que el anterior.
El largometraje parte con una declaración de
la propia Lorraine Warren, bastante relevante para otorgarle su sentido a esta
otra historia, ya que bajo sus palabras se pueden encontrar diversos aspectos
significativos y que a lo largo de este texto se abordarán, aunque sin querer
caer en el spoiler. Las escenas de miedo, que incluyen un flashback sacado del filme anterior y
otras que poseen connotaciones de premonición, sin duda que impactan por su
intensidad dramática; es así que esta segunda parte llega a ser mucho más aterradora
que su predecesora.
Un detalle que bien puede llamar la
atención para los conocedores del cine clásico del género, por cuanto además
aquí se descubre el nexo real de los Warren con un célebre suceso tomado por
Hollywood, viene a ser que el mismo comienzo del argumento parte en la casa
conocida como Amitivylle y cuyas particulares ventanas pueden ser reconocidas
por los espectadores más duchos al respecto.
Luego de la introducción que de algún modo
sigue los patrones de la primera película, nos enteramos de que para cumplir su
rol como singulares “justicieros” del mundo sobrenatural, marido y mujer deben
realizar un viaje hasta el otro lado del océano, a nada menos que Inglaterra
(tierra de famosos entes sobrenaturales, según la tradición oral y literaria),
para ayudar a otra familia que en este caso supuestamente sufre el yugo de la
opresión de un fantasma. El hecho de que
la acción transcurra en un territorio que no sea el suyo, en una cultura hasta
cierto punto diferente a la gringa, le otorga una arista aún más heroica a los
protagonistas, por cuanto deben enfrentarse a otros inconvenientes que al
parecer no habían tenido en el pasado.
Si
en la primera entrega de esta trilogía se nos mostraba a una familia “modelo”,
compuesta por madre, padre e hijas como víctimas del mal, esta vez los
oprimidos vienen a ser un grupo familiar que no solo ya no son estadounidenses
típicos de “clase media”, sino que se trata de personas de recursos más
humildes y que además ha pasado por la separación de sus progenitores, de modo
que los pequeños viven solo junto a su esforzada madre; por otro lado, ahora
los niños son de ambos sexos, a diferencia del matrimonio anterior que solo tenía
hijas. Considerando que en El
Conjuro 1 y 2 son familias aquellos que deben recurrir al socorro de los Warren (quienes forman otra comunidad con
única hija incluida), se puede reconocer la relevancia que posee esta
institución dentro de los filmes correspondientes. Por otro lado, la amenaza bajo la cual se
encuentran los Perron y los Hodson (las familias protagonistas de estas dos
cintas), más los mismos Warren, al ser objetos de la atención de fuerzas
siniestras, va muy de la mano con la creencia de que el mal busca minar toda
manifestación de lo bueno que hay entre los seres humanos; de este modo, el
guión de ambas obras deja clara la importancia de la familia unida para vencer
todo tipo de inconvenientes, incluso aquellos de origen sobrenatural.
Sumado
a lo anterior, cabe destacar el papel que se le otorga a la fe misma, tanto en
quienes confiamos, como en las convicciones religiosas. Los propios Warren son sujetos de notoria
religiosidad y además desde la película número uno, queda clara su relación con
la Iglesia Católica, que los tiene como representantes laicos suyos oficiales
ante fenómenos paranormales. Lorraine
tras sus visiones al comienzo de la cinta, se da cuenta que lo que quieren sus
enemigos es socavar su propia fe en Dios, de tal modo a través de ella, así
como de otros personajes, se representa la batalla espiritual en la cual están
en juego las almas humanas, ya que se encuentran en medio de la eterna guerra
entre el bien y el mal (si no basta con tener en cuenta el aspecto que toma aquí
el demonio, para atentar contra la mujer y los suyos, burlándose de todo lo que
es sagrado). Al respecto, es que
nuevamente queda declarado que el libre albedrío y la voluntad de permanecer
firmes frente a la tentación, son algunas de las armas para derrotar a la
oscuridad.
Tal como ya se dijo en este texto, El
Conjuro 2 supera a su antecesora, consiguiendo más de una vez
atemorizar al público (y ello independientemente de si este es creyente o
no). Sin duda hay imágenes y escenas memorables,
efectivas y donde el uso de una fotografía cuidada, más unos efectos sonoros
aterradores, ayudan a crear la sensación de ser testigos de un episodio de la
vida real en verdad sombrío. A su vez
posee una leve cuota de humor que no entorpece el lado más serio de su
trama. La dirección de arte vuelve a
estar soberbia a la hora de transportarnos a los recordados años setenta,
esforzándose más todavía por el hecho de que la mayor parte del metraje
transcurre en los típicos barrios ingleses, tan conocidos gracias a tantas
películas y seriales. El único aspecto
eso sí que podría haber mejorado, podría ser el de su poca inspirada banda
sonora, que de nuevo corrió a cargo de Joseph Bishara, quien para nada consigue
hacerle honor al resto de los profesionales, que trabajaron en esta más que
recomendable película.
Como ya te comenté por gmail, esta es una de las películas que quiero ver. La primera me gustó bastante y me pareció la película más terrorífica del 2013. Ojalá no decepcione esta nueva, pues muchos dicen que 2das partes, en películas de terror, no son tan buenas.
ResponderEliminarPues recuerdo varias segundas partes del género que lejos superan a su predecesora o que por lo menos son geniales: Martes 13, Pesadilla en la Calle Elm, por supuesto Aliens, Puerta al Infierno, El Aro (la gringa, que la japonesa la encuentro aburrida), El Grito (el mismo caso que la anterior) y un largo etcétera.
EliminarLa primera pelicula me quita bastante ganas ver esta película , el conjuro hablaban tantas cosas buenas de ellas que me anime a verla lo cual lo encontre un pelicula tan simple la cual esperaba mas pero no encontré nada que me satisfaga como consumidor , esperaba encontrar un buen titulo pero no fue para nada eso asi que lo veo difícil ver esto ademas la temática de el exorcismo me tiene bien aburrido así que en este caso paso .
ResponderEliminarSaludos
Supongo que este tipo de filmes se hacen valiosas para uno en la medida que los temas que abordan son significativos para ti y para mí la verdad que desde que tengo uso de razón que el mundo sobrenatural (la existencia de Dios, los ángeles, santos y los demonios) es algo que ha estado conmigo toda la vida.
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