De 1992 data el filme Porco Rosso, que tal como
dice el nombre del protagonista en italiano, se trata de un muy particular
cerdo (puerco) rosado, quien en realidad es un ser humano que por fuerzas
desconocidas ha sido transformado en un antropomórfico porcino y quien sigue su
vida como si nada inaudito le hubiera pasado, pese a su aspecto; asimismo la
gente a su alrededor ha aceptado su rareza también como si nada, es más,
pareciera que su antiguo atractivo de galán hubiese seguido aún con esa nueva imagen
suya, que por un lado lo ayuda a destacar entre los demás los pilotos y lo
sigue manteniendo como una persona extraordinaria.
Ambientada entre ambas Guerras Mundiales en
plena Italia (si bien la falta de detalles más específicos sobre la época y el
lugar, hacen creer que en realidad se trata de un mundo alternativo), es aún
mucho más “europea” que su predecesora, Kiki. Es así que su argumento gira en torno a este
individuo, que tras el final de la Primera Guerra vive como mercenario,
sacándole provecho a su hidroavión como el resto de sus colegas, mientras que
mantiene una relación amorosa no consumada con una preciosa cantante y dueña de
un exclusivo club, quien espera que este de una vez por todas se la juegue por
ella. Su enemistad con un grupo de
piratas aéreos lo lleva a su supuesta última aventura, en la que se involucra
una muy especial jovencita técnica área y una apuesta en dinero que otorga
algunos de los mejores momentos de este filme.
Simbólicas resultan ser las
circunstancias en las que el personaje principal sufre su metamorfosis, pues
ello resulta ser justo cuando supuestamente le tocaba morir junto a varios de
sus compañeros (el flashback dedicado a este momento, es sin dudas una de las
escenas más bellas y líricas de toda la película); pues ante una experiencia
como esta, bien debería haber regresado espiritualmente más sabio, no obstante
al ser su cambio de tipo externo (y en un marrano más encima), podría
considerarse como una proyección de su temperamento materialista, de modo que
todo se trataría de una oportunidad para que luego de conseguir una verdadera
epifanía, por fin pudiese conseguir la templanza que le faltaba. Es así que al final de la historia, este
recupera su figura original; no obstante Miyasaki nos muestra todo esto de una
manera implícita, ya que tras adquirida la redención el protagonista, no es la
misma persona de antes y ello al parecer solo queda para el propio Porco.
Por
primera vez en lo que van las películas del estudio Ghibli dirigidas por Hayao
Miyasaki, se aborda el tema del romance y entre dos adultos más encima. La mujer que ama al aviador no solo es
hermosa y canta como los dioses, sino que también es inteligente y encantadora
(los hombres andan detrás de ellas como moscas)…Sin embargo el tipo al que ama
no sabe valorar en todo su conjunto a quien lo espera como Penólope, una fémina
independiente que podría tener a quien quisiera y que sin embargo le es fiel
como nadie. Pero el torpe Porco Rosso la
ama a su manera, como alguien inmaduro y al que todavía le falta mucho para
aprender a reconocer lo que tiene frente a sus ojos.
La amada
del protagonista no es la única mujer de fuerte carácter retratada en esta
cinta, pues aquí también nos encontramos con la preciosa muchacha que arregla
el vehículo de chancho, convirtiéndose luego en su principal aliada para
derrotar a sus contrincantes y conseguir el preciado premio. Se podría decir que ante la presencia de
estas dos damas, el poder femenino queda más que claro, no obstante no se puede
olvidar la aparición de un muy simpático grupo de niñitas casi al principio de
la película y luego el de toda una familia de puras mujeres, con lo cual el
autor deja más que en evidencia su aprecio por el otrora llamado sexo débil
(puesto que a la larga tal como queda consignado en la trama, los hombres nada
somos si no contamos con su importante colaboración e inspiración). Abuelas, madres, amigas, novias…destacan en
esta especie de oda a su existencia.
Por
otro lado, queda de manifiesto en este largometraje el amor del director y
guionista por los aviones, algo que en parte se pudo ver en Nausicaä
y Laputa, como también podrá ser apreciado en El
Castillo Andante (2008), si bien en estos tres casos a través de la
creación de artefactos de apariencia más cercana a la ciencia ficción, que a
los más realistas que aparecen en este otro trabajo. Al respecto, se puede mencionar la dedicación
con la que se hizo la memorable escena en la que se activa la hélice de la nave
de Porco, la que usó una técnicas de animación bastante sofisticada para la
época y que viene a ser otra muestra de la genialidad de las mentes detrás de
estas joyitas del anime.
Debe saberse que el humor toma un papel
bastante destacado en este filme, partiendo por la muy cómica aparición de las
mencionadas niñitas, quienes convierten un rapto masivo en uno de los momentos
más hilarantes y divertidos de todo su metraje.
No obstante esta situación que pese a todo resulta de lo más absurdo, se
debe a que sus propios captores son caracterizados como sujetos de pocas luces,
bien “machos”, pero unos trogloditas comparados con Porco Rosso (quien un cerdo
será, pero no una bestia); sin embargo tal y como queda detallado, su
corazoncito poseen estos criminales de pacotilla y se hacen simpáticos al
público. De igual modo resulta bastante
graciosa la batalla final del antihéroe con su gran rival, quien además anda
detrás de su amada.
Quizás no sea la mejor película de Hayao
Miyasaki para Ghibli, no esté entre las más divertidas y populares, no obstante
aun así viene a ser un ejemplo más de la perfección con la cual su responsable
(y compañeros de labor) hacen lo suyo y con un amor muy grande hacia el arte de
contar buenas historias. Por otro lado,
debe mencionarse que lejos Porco Rosso posee una de las mejores
bandas sonoras de entre las cintas de Miyasaki, una vez más de la mano del
maestro Jao Hisaishi, quien hizo para esta ocasión una serie de melodías
nostálgicas y que nos remiten a los tiempos y lugares en los que transcurre
esta obra.
Preciosa escultura basada en el personaje. |
Tremenda película de Ghibli, una de mis favoritas. Una bellísima banda musical, animación impecable y un personaje sólido, machote y no por eso menos divertido. Con una historia profunda y un amor oculto allá en algún rincón del corazón. Gran, gran película.
ResponderEliminarYa publiqué la segunda parte del cuento.
Grande el estudio Ghibli!!!!!
La película Porco Rosso es una fascinante historia, llena de elementos de recuperación de la cultura japonesa, a pesar de estar ambientada en Europa post Primera Guerra Mundial, nuevamente la maestría de Miyasaki logra hacer algo muy japonés un concepto universal. excelente ensayo
ResponderEliminarLo que más me llama la atención es que en esta se toca el tema romántico entre adultos, dándoles así mayor protagonismo, a diferencia de las otras películas de Miyasaki, donde mayormente se aprecia el punto de vista de los niños. Y claro, la banda sonora que, según cuentas, es bastante buena.
ResponderEliminar¡Waw, tres comentarios al hilo de tres amigos que bien saben apreciar un filme tan hermoso como este! Recuerdo haber compartido este peli en VHS grabada de HBO con Roberto y Mauricio (bueno y también con Cecilia), gracias a que el "Almirante" Adolfo se paleteó ¿Lo recuerdan?
ResponderEliminarFíjense que este verano la volví a ver ahora en blu-ray junto a mi sobrinito Amilcar y le encantó (de vez en cuando me pide se la vuelva a poner).
Por lo que dices Roger, me da la impresión de que aún no la ves ¿Qué esperas, hombre?
Querido Elwin nuevamente los recuerdos nostálgicos, tienes toda la razón sobre Adolfo, no me recordaba de él, así que fue el Almirante de la Federación quien nos presto la película, ¿qué habrá sido de él? y que lo llevo a salirse de las sagradas serie Star Trek
ResponderEliminarVaya, esta cinta en particular si la desconocia, gracias por darlo a conocer, tendre que buscarlo entonces
ResponderEliminar¡Pues no vaciles en hacerlo, mi charro!
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