viernes, 19 de abril de 2024

Es un placer leer (te).


1. Vamos, vamos, que se puede.
 
    Tras la finalización de Abarat, la primera entrega de fantasía, supuestamente juvenil, de Clive Barker, el lector queda con unas ganas tremendas de leer la continuación. Es así que el escritor complació a sus seguidores en 2004, publicando su secuela y titulándola de un modo muy sugerente: Días de Magia, Noches de Guerra. De ese modo, bien podemos saber cómo sigue el viaje de su protagonista, Candy Quackenbush, a través del maravilloso archipiélago que le da nombre a la saga; continuación que lejos no solo complacerá a su público, sino que superará todas las expectativas que podamos llegar a tener al respecto.
    La admirable chica sigue en compañía de su nuevo amigo Malingo, hasta que la intervención de uno de los tantos enemigos que ha hecho también (sin proponérselo, claro), los separa; a partir de entonces, cada uno de ellos tendrá que seguir a solas (aunque no "en solitario", si se entiende) hasta que sus caminos se vuelvan a cruzar.
    Por otro lado, el también bueno de Fechorías junto a sus inseparables hermanos, (quienes solo aparecen luego de cerca de doscientas páginas, sin saber de ellos) realizan su propio periplo, en busca del único hombre que podría ayudar a mejorar el equilibro de poderes.
    Y, por otro lado, tenemos a Carroña, supuestamente el principal villano de esta serie (estemos atentos a su desalmada pariente), se dedica a seguir armando un pavoroso plan para que llegue la noche eterna a Abarat.
     Todos estos destinos deben unirse de una vez por todas, porque héroes y villanos poseen un papel significativo en el futuro de la isla. Algo grandioso, plagado de sorpresas y horrores, se está cociendo y nada menos que el llamado Más Allá, por igual tomará una inesperada participación.
 
2. Apreciaciones personales.
 
    Esta segunda parte no solo es algo más extensa que la anterior (sobre las 400 páginas), sino que, como ya dije más arriba, es considerablemente superior a su predecesora.
   Los personajes que ya conocimos logran crecer bastante, al punto de que se van volviendo individuos más complejos y admirables (en muchos casos) o retorcidos; los últimos, al punto de que, pese a todo, nos regodeamos con sus villanías tan "bakerianas", que no deben faltar en las obras de nuestro escritor.  Hay felicidad absoluta, para quienes esperaban volver a saber más de ellos, adentrándose a través de estos seres de ficción, que encarnan con gran humanidad lo mejor y peor de nuestra propia naturaleza.
    Por otro lado, los nuevos participantes que se han agregado nos siguen mostrando lo vasto que es ese mundo (y el nuestro), tan colorido y al punto de que en la práctica pareciera que nadie hay igual a otra persona, ni siquiera parecida (espiritual y físicamente hablando).  A algunos se les dedica más tiempo en estas páginas, que se pasan volando, con mucho divertimento y emociones varias, que todo depende del rol que cumplirán en la guerra que se avecina.
    Conoceremos otros paisajes de Abarat, los que son un precioso ejemplo de la mente prodigiosa que hay detrás de estos libros.  Al respecto, mucho hay de la añeja tradición de los diarios de viaje, de los colonizadores de la Antigüedad y de la época dorada de la exploración, con reminiscencias a las maravillas contadas por gente como Marco Polo, Cristóbal Colón y demases.  Y es que no solo para Candy el mundo se despliega, como todo un abanico de extraordinaria belleza, plagado de una naturaleza exuberante y de gentes tan diversas, como costumbres, todo de lo más inesperado.  Por lo tanto, cada nuevo destino, cada nueva ruta que se describe en esta obra, resulta ser un deleite para nuestros sentidos (incluso los lugares más espantosos).  Así que sabremos de lugares impresionantes, algunos bellos como una isla donde nace y muere una flora exótica, distinta cada cierto tiempo; otros espantosos, donde habitan monstruos de pesadilla (al aire libre o encerrados dentro de una pirámide) y otro donde la fiesta es eterna, a costa de las pobres rarezas que exhiben como espectáculo en sus dependencias.  Hemos apreciado innumerables sitios así, en la literatura de muchos otros escritores, pero no hay cómo Clive Barker para darles su propio carácter (si no bien recuerden su particular infierno de El Corazón Condenado, que algunos solo reconocerán bajo el nombre de Hellraiser, la película que escribió y dirigió el propio Barker sobre su novelette).


    Hay mucho que gozar en esta novela, llena de verdadera belleza (incluso cuando las monstruosidades están más cerca de lo que quisiéramos): Se nos relatan dos historias de amor preciosas, el heroísmo de distintos personajes es sobrecogedor (por eso sus muertes nos duelen como si fuese algo real) y las confrontaciones con el mal, en sus distintas manifestaciones, están descritas con tanta fuerza, que su efecto dramático y gráfico se nos engancha en la cabeza, como si estuviéramos viendo la mejor de las películas de este tipo.
   Se supone que esta serie de libros está destinada a un público juvenil o "adulto joven", como leí por ahí; no obstante, en Días de Magia, Noches de Guerra la mano de su autor está más evidenciada, que la primera vez que llegamos a Abarat: Esta vez los esperpentos, tan propios de su narrativa, sí que abundan y son pavorosos, no aptos para una mente demasiado sensible.  Puede ser que la violencia esté algo dosificada, pero de que la hay, la hay y solo se trata de la elección adecuada de palabras, por parte del autor, para no convertir las numerosas masacres y batallas en algo tan explícito (y las muertes abundan acá, que ocurren frente a 'los ojos" de los lectores, quienes quedamos impactados con las pérdidas en ambos bandos y cada muerte ocurre de forma intensa).
    Teniendo en cuenta lo anterior, me niego a la idea de que sean los de Disney quienes adapten estas obras; que lejos prefiero unas buenas miniseries, ojalá hechas por Netflix, Amazon o Max.  Clive Barker y Abarat se merecen sus buenas adaptaciones hoy en día y hasta donde leí la poderosa (y monopólica) empresa, quería tener los derechos de la saga; algo impensable, a menos que queramos suavizar esta tremenda historia.
    Por último, quiero destacar dos valiosos detalles que ocurren en las páginas de tan poderosa secuela:
 
Primero: Candy y Carroña por fin se conocerán, encontrándose en más de una ocasión. El primer encuentro es digno de antología, permite tanto encumbrar más aún a la joven heroína, como darnos una descripción más detallada de la monstruosidad del segundo; además, comprobaremos, con mayor fuerza, cuán complejo resulta el retorcido corazón de este hombre, alguien que en efecto es capaz de sentir otras pasiones, además de la ira y el odio.
 
Segundo: Si bien tuvimos atisbos, acerca de la verdad sobre la llegada de Candy a Abarat, ahora se nos revelarán por completo su identidad y las razones de por qué es tan especial.
 
3. Más personajes con los que encantarse.
 
Diamanda:  La conocimos en el tomo anterior, aunque esta vez su participación es mayor y al punto de que ahora es inequívoco su papel de heroína.  Una hermosa anciana, posee una magia muy llamativa, que le permite volar y realizar proezas.  Tiene mucha labia y resulta rescatable tener a un personaje tan potente como ella, mujer, más encima, de la tercera edad y que sea valiente, inteligente y con su sabiduría.
 
Munkee:  Una ser "típico" del archipiélago, con aspecto simiesco y antropomorfo.  Aparece solo una vez, si bien espero volvamos a verlo en siguientes entregas.  Fue bufón en la corte de un queridísimo rey, aunque posee al menos otra interesante habilidad, que le será de ayuda a Candy cuando se encuentren.
 
Finnegan Hobb: El héroe perdido al que Fechorías y sus hermanos salieron a buscar, junto a los tripulantes de un barco.  Un hombre de tremenda nobleza y gallardo, guapo, que fue parte de una de las historias de amor trágico, que se recuerdan con dolor en Abarat.  Su destino logra juntarse con el de la muchachita del Mas Allá, porque fuerzas poderosas lo requieren.
 
Melissa: La madre de Candy apareció poco en el libro anterior, pero esta vez su labor será mayor.  Justo cuando creíamos que era una mujer demasiado pasiva, sometida a un marido borracho y cruel, descubrimos que mucho de lo que admiramos de su hija viene de ella.


 
Bill Quackenbush: Esposo de la anterior y padre de Candy, otro secundario del primer tomo que podrá ser más desarrollado en este; ahora comprobamos cuán detestable es, incluyendo su misoginia (lo peor para mí).  Pese a todos sus defectos, Melissa aún lo ama y eso conecta a estos dos con Cristopher Carroña, para ejemplificar de nuevo los matices que hay en los sentimientos de las personas.
 
Henry Murkitt:  También supimos de él en el inicio de la serie.  Un hombre que se suicidó, producto de la pena por perder a la mujer que amaba.  De Chickentown, también, se ha vuelto un fantasma inofensivo que tendrá una nueva oportunidad para ser feliz.
 
Mather Mootley:  Sobre la abuela de Carroña, su única pariente viva, se habló en el primer libro, aunque recién hizo su debut de forma directa en esta continuación. Es una mujer que solo pretende el poder, muy poderosa, incapaz de tener algún tipo de nobleza; manipula a su nieto a su gusto, a quien para nada ama y el cual la odia más que a nadie.  Ella, junto a su séquito de brujas, es la responsable de los llamados cosidos, monstruos hechos con género (trapos mejor dicho), barro y otros materiales de desecho, con los que pretende conseguir el control de Abarat.  Es lejos el personaje más malvado de todo el libro (y, seguro, de la saga).
 
El Hombre Entrecruzado:  Lo conocimos en un impactante momento de la entrega anterior, aunque acá interviene al menos en tres acontecimientos.  Su apodo lo debe a los tatuajes que lleva en la cara.  Trabaja, como muchos de los villanos, para Carroña, siendo enviado a capturar a Candy.  Es un gran rastreador y un tipo detestable, como el resto de los villanos que conocemos en estas páginas.
 
Leeman Vol: El más monstruoso de los servidores del Señor de la Medianoche, es un humanoide con tres bocas y la capacidad de comunicarse con los insectos, las únicas criaturas a las que considera sus iguales. En su cuerpo viven a gusto parásitos y todo tipo de bichos asquerosos, a los que adora y protege como si fuesen sus hijos.
 
Letheo:  Un chico más o menos de la edad de Candy (esta cuenta con 16 años), quien trabaja obligatoriamente para Carroña ¿Por qué razón? Pues resulta que el muchacho posee "una maldición en la sangre", que lo hace volverse alguien bestial; el proceso cuando ocurre lo anterior es doloroso y solo Carroña posee el antídoto que logra revertirlo, aunque se lo da en pequeñas dosis y con ello consigue que el muchacho le obedezca, además de humillarlo.  Pese a todo, el joven no es malvado, por eso cuando es enviado detrás de su presa, las cosas no resultan como su amo lo esperaba.

2 comentarios:

  1. No puedo comentar ni aportar mucho en esta ocasión porque no leí esta saga, asi que si no leí el Tomo 1 menos aún el Tomo 2. De todos modos, es muy interesante todo el análisis, situando esta obra en ese Barker más fantástico y no tan terrorífico, pero con su "toque", algo que que, por lo que leo, Elwin agradece.

    Habrá que hacerse de tiempo en esta vida, en lo posible, para completa la obra de Barker (al menos la editada en nuestro idioma), siempre tan rica.

    Saludos,

    RICARDO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, esa es la idea de este blog: Mostrarle a otras personas lo grande que pueden ser aquellas obras que no han conocido aún por su cuenta. Por cierto: Valdemar sacó una nueva edición de "Cabal" y ojalá lo haga con otros libros de Barker; por otro lado, "Los Manuscritos Escarlata" al menos desde el año pasado están en español, claro que bien caritos.

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...