jueves, 22 de febrero de 2024

Viejos temas, nuevas historias


1. Niños mágicos.
 
    La prolífica y premiada carrera literaria de Stephen King alcanzó el estrellato con su novela Carrie, una novela de terror muy especial que tenía de protagonista a una adolescente con poderes extrasensoriales; específicamente su personaje tenía telekinesis, o sea, la capacidad de mover cosas con su mente.  Con posterioridad a esta obra, escribió otros textos sobre menores de edad con capacidades especiales, encontrándose entre estos títulos como El Resplandor (que, entre otras cosas, implicaba a un niño capaz de percibir a los fantasmas, además de ser telépata), Ojos de Fuego (piroquinesis, o sea, producir fuego de la nada), Cazador de Sueños (vincularse con otras personas a un nivel superior al normal... ¡Al menos así es como lo recuerdo!), Desesperación (un muchacho, también, con hipersensibilidad al mundo sobrenatural), Corazones en la Atlántida (otro chiquillo con algo parecido al "Resplandor"), Casa Negra (un niño capaz de desestabilizar los ejes de la Torre Oscura, algo bastante complejo como para explicar en pocas palabras) y la miniserie Rose Red (con guión original suyo, que nos muestra a una niña autista, que puede comunicarse con entidades extracorpóreas).  De seguro hay varios casos que se me escapan, pero la lista ya es lo suficientemente grande, como para demostrar la predilección u obsesión de King al respecto.
     No faltarán quiénes dirán que el Tío Steve se ha repetido a sí mismo más de una vez (una manera "linda" de hablar de autoplagio), pero no es así.  Y es que ese tipo de personajes es un tópico mucho más antiguo que Carrie misma; otra cosa, es que alguien como mi autor favorito se decante por este leiv motiv, que algo similar pasó con Gabriel García Márquez y sus historias de Macondo o con Conan Doyle, con tantas narraciones suyas sobre Sherlock Holmes... Claro que en los dos últimos casos, no importa lo repetitivo que le podían salir sus relatos, que cuando algo es bueno y nos gusta, queremos más y lo mismo podemos decir de los niños extraordinarios del señor Esteban Rey.  Más encima, en cualquiera de los ejemplos mencionados, aun cuando se retoman los mismos elementos, la historia es otra y he ahí la genialidad de sus creadores.


 
2. Solo "algo" parecido, pues no es lo mismo.
 
    Transcurría 2019 cuando salió publicado El Instituto, una novela de suspenso y de ciencia ficción de Stephen King (quizás con alguno que otro elemento de terror).  El libro, que bien recuerda en varios puntos a su clásico Ojos de Fuego, bien podría ser una especie de secuela indirecta del libro sobre la niña piroquinética.  Lo anterior, debido a que nos muestra una agencia ultrasecreta que rapta a niños con poderes psiónicos, para usarlos con un propósito muy particular; no obstante, este "lugar" no se llama como sucede con el título ochentero (que en ese caso recibía el nombre de La Tienda), así que bien puede tratarse de una pieza absolutamente independiente, si bien toma mucho de lo mejor del mentado texto anterior.
     Luke Ellis, un chico de tan solo doce años, es un verdadero superdotado intelectualmente hablando, así que tiene un futuro prometedor y todo parece ir bien en su corta vida (incluyendo un padre y una madre amorosos, un estupendo mejor amigo y que dos universidades prestigiosas lo han aceptado), hasta que los del Instituto se lo llevan una noche, sacado desde su propio hogar, para convertirlo en una de sus valiosas posesiones. Allí se encontrará con otros menores como él, que también poseen sus propias habilidades extraordinarias y están en contra de su voluntad en ese lugar "perdido" en medio de un bosque.  Adultos maquiavélicos los someten a sus procedimientos, que resultan dolorosos tanto para sus rehenes, como para el lector que se encuentra con esta espantosa forma de horror y de abuso infantil.  Sin embargo, el deseo de libertad y la fuerza de voluntad son demasiado fuertes, de modo que, pese a su corta edad" seremos testigos de una emancipación que nos tendrá muy enganchados en su proceso.
 
3. Virtudes propias.
 
   Cuando leemos, al menos en la edición española, la sinopsis de El Instituto, creemos que esta novela parte con el niño genio al que me referí más arriba y teniendo como ambientación tan infame institución; pero el llamado Rey del Terror nos sorprende desde el principio y pone como protagonista, de más o menos las primeras sesenta páginas, primero a un adulto de lo más común: Tim Jamieson, un ex policía buscando partir de cero, quien llega a un perdido pueblito del sur de Estados Unidos, para así lograr cumplir su deseo. Cabe mencionar que, el maestro, logra entusiasmarnos con esta partida tan inesperada, al punto que cuando acaba esta parte inicial, solo queremos volver a saber de este... ¿¡Que nos importa saber de más chicos con poderes, si el "mundo real" también puede ser interesante y divertido!? No obstante, el escritor, al cual ya lo conocemos bastante muchos de nosotros, sabe armar demasiado muy bien sus tramas y El Instituto no es la excepción.
    Si en la primera parte se nos narró el proceso de volver a empezar, el valor de la voluntad y de la esperanza, el resto del libro sigue estos caminos, aunque llevados a una historia que toma ribetes llenos de intriga, acción y, como no, bella sublimidad.  Los héroes de King son tan humanos, entre seres comunes y corrientes, como también aquellos que sobresalen en la hisoria debido a su especial condición; lo mismo sucede con sus antihéroes y villanos, todos ellos personajes magníficos.
     La gente del pueblo de DuPray consigue hacérsenos maravillosa, tan llena de vitalidad con su preciosa normalidad; y en cuanto a los chicos del Instituto, estos con facilidad se roban nuestro corazón, pues King sabe hacerlos creíbles (no como los demasiado perfectos niños de las obras de Orson Scott Card, que por mucho que se hacen entrañables, son poco realistas, debido justamente a su falta de conductas propias de su edad) y logran recordarnos a nosotros cuando teníamos esos años: con el gusto por lo juegos, apegados a sus adultos en los mejores casos, llenos de esperanza y hasta inocentes... Por lo mismo, el grupo humano que se forma en el Instituto nos presenta la otra cara de la moneda de la fraternidad, la que existe entre los pequeños, así como en DuPray se retrata la existente entre la gente mayor.  De igual manera, los numerosos villanos que aquí encontraremos, darán muestra de distintos niveles de maldad, muchos de ellos tal como lo podemos encontrar en la vida real entre quienes nos rodean: gente que cree que lo que hace es lo correcto y por ello no importa dañar a otros, si todo es por un bien mayor; por no mencionar a los sádicos, a quienes han perdido la capacidad de sintonizar con los demás y que gustan sometiendo a otros, porque en su pasado ellos mismos sufrieron el peso de la violencia.
    Nuestro escritor sabe cómo montar todo y ya acercándonos al poderoso clímax, es para aplaudirle la manera cómo va saltando, con pleno dominio de la narración, de un grupo a otro... Todo hasta atar, cual marinero. experto y con mano firme, en un gran nudo todas las cuerdas. Cuando por fin se unen las vidas de los dos protagonistas, luego de pasado hace rato la primera mitad del libro, es como para saltar de alegría y es que ello es la promesa de que todavía (pese a la diversión previa), lo mejor del volumen está por venir.
    Como muchos otros trabajos de su autor, un hombre con una visión bastante espiritual del mundo y una religiosidad cristiana laica, muy arraigada y que podemos percibir bien fuerte en buena parte de su obra, estos dos rasgos suyos bien se encuentran en El Instituto. Y es que sus dos héroes principales, antes de llegar al lugar donde por fin serán "libres' y se reúnan, conocen la amabilidad de los desconocidos, verdadero bálsamo para que ambos consigan su objetivo.  Asimismo, está presente la idea de que hay un destino que debemos cumplir, que nada es azar y que, por lo mismo, llegamos a formar parte de la vida de los demás no solo para hacer comunión, sino que para marcarlos y para que ellos mismos dejen su huella en nosotros.  En verdad, es muy hermoso cómo se desarrolla todo esto, en tan recomendable pieza literaria.
    Por último, el tema del autosacrificio volverá a estar presente en un libro del Tío Steve, que por mucho que queramos que todo cierre "bonito", tendremos que asumir la idea de despedirnos, de más de uno de esos admirables personajes suyos.
     Y a todo esto: Me queda claro que, a mi escritor favorito, le gusta lo que hace su colega George R. R. Martin y en especial su saga de Canción de Hielo y Fuego.
     Por cierto: Espero con ansias la peli, miniserie o serie.


4. Personajes.
 
    En la siguiente lista solo nombraré a los secundarios, que con lo que he dicho sobre Luke y Tim creo que ya basta.  Me saltaré algunos nombres, en todo caso, mencionando a los que más intervienen, poseen real importancia para la trama y lograron simpatizarme lo suficiente, como para recordarlos con nostalgia.
 
* Sheriff John Ashworth: La mayor autoridad de la ley en DuPray es un hombre negro y con sobrepeso, sencillo y amable, quien lleva tan bien su puesto, que la vida en el pueblito en general es bastante tranquila.  Conoce lo suficiente a las personas, como para darse cuenta que el nuevo visitante de su pueblo es alguien en quien confiar.
 
* Annie Ledoux, más conocida como Annie la Huérfana: Uno de mis personajes favoritos, es la única indigente de DuPray, aceptada sin problemas en este lugar.  Buena compañía, gran conversadora y de fiar, hace buenas migas con Tim y eso será beneficioso para ambos.  Su edad está entre los sesenta y los setenta.
 
* Ayudante Wendy Gullickson: Guapa agente de la ley, quien en un principio recela de Tim; con posterioridad la relación entre ambos mejorará considerablemente.
 
* Kalisha Benson: Una niña de color muy amistosa, también residente forzada del Instituto, la primera en recibir a Luke cuando este llega, quien rápidamente queda prendido de ella.  Su poder es la telepatía.  Tiene más o menos unos catorce años.
 
* Nicky Wilholm: De unos dieciséis (el máximo en el Instituto), es un atractivo chico que posee una fuerte determinación por no dejarse avasallar; por lo mismo entra en conflicto de manera fácil y sin dudarlo, con los adultos del Instituto.  Como la anterior, se hace gran amigo de Luke.
 
* Avery Dixon: De unos diez años, aparenta menos.  Su telepatía es a un nivel sorprendente y junto con los tres anteriores, sumado al ejemplo de Luke, será uno de los responsables en crear la rebelión merecida en contra de sus captores.
 
* Maureen Alvorson: Una mujer con un pasado muy doloroso, que trabaja en el Instituto, quien se dedica a limpiar y ordenar los cuertos de los niños.  Es la única persona adulta verdaderamente amable con los pequeños, si bien guarda varios secretos, aunque estos no escapan al cuarteto de chicos ya mencionados.  Su cercanía con Luke, será esencial para que se lleve a cabo la revuelta en tan desagradable sitio.
 
* Señora Sigsby: La mandamás del Instituto es una mujer madura y flaca, no asidua a relacionarse de forma estrecha con la gente. Dura y eficiente, considera a los niños meros instrumentos para cumplir lo que ella cree, como toda una fanática, un mal menor por un bien mayor.  Carece de toda simpatía y empatía.  Vive para lo que hace, al punto de renunciar a toda vida privada.  Su soberbia será su mayor debilidad.

 

Aquí su humilde servidor leyendo a King estas vacaciones,
que desde mi adolescencia es la lectura ideal en temporada estival.

4 comentarios:

  1. Excelente artículo Elwin, muy buen análisis del libro, dejando lugar a que el lector descubra todo lo que encierra. Como bien decís, la sinopsis de la novela puede parecer que estamos ante un King reciclado y repetitivo, pero todo lo contrario. Se trata de una novela adulta y reflexiva (muy en la línea de otros títulos de los últimos años). En una mezcla que contiene poderes paranormales, secretos mundiales, fanatismo y niños prodigio, la novela atrapa e invita a la reflexión, pero por sobre todo... inquieta. Un King soberbio. Es raro que todavía no se haya adaptado al cine o la TV.

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    1. Debo admitirte que no me entusiasmaba tanto este libro, tal como me pasó con "11/22/63" y "La Cúpula", que luego me fascinaron demasiado

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  2. Querido amigo, me encantó tu análisis de la novela. Me hizo recordar mi juventud, cuando leía al autor. Fascinante relato!

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    1. Recuerdo que estabas conmigo cuando en los noventa te compraste "Christine" y estabas muy feliz ¿Lo leíste?

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