25.1-
El Director.
Si bien posee una extensa filmografía trabajando tanto en cine como
televisión, Medak no es muy conocido fuera de su medio más cercano (o sea
Hollywood, USA). Comenzó a trabajar en
el mundo del séptimo arte desde finales de los 60, siendo además uno de los
directores de mayor edad dentro del grupo correspondiente a Maestros del Horror, ya que al
filmar su contribución para el programa pasaba ya de los sesenta años. A lo largo de su carrera se ha movido entre
distintos géneros, destacando además en las cinta de acción (siendo una de sus
mejores títulos la entretenidísima Romeo
is Bleeding, policial de 1993, la cual a su vez es una de las pocas
películas donde Gary Oldman hace de galán), de modo que considerarlo como
alguien que mereciera ponerse al nivel de gente como Dario Argento, John Carpenter o Mick Garris, suena algo aventurado.
No obstante, independientemente de que no tenga tantas producciones de
horror, su labor es impecable y al menos lo que hizo para esta serie bien puede
considerarse dentro de lo mejorcito de sus dos años de vida. En su experiencia para la televisión se
pueden mencionar con “orgullo”, además de la historia que ahora se comenta acá,
su paso por otras series de culto tal como la apocalíptica Carnivale (claramente de terror), The Wire, las muy exitosas y
recientemente canceladas House M. D y
Breaking Bad y la también del
género, pero esta vez de psicópatas, Hannibal.
En
lo que respecta a su cine de terror más destacado se pueden nombrar las dos
siguientes cintas:
- The Changeling (1980, conocida en español con el
ominoso nombre de Al Final de la
Escalera): Largometraje sobre fantasmas que sin duda le valió el
honor de estar considerado dentro de los llamados Maestros del
Horror. Contó nada menos que con el
protagonismo de un actor de primera en aquellos tiempos, George C. Scott,
quien aquí interpretó a un recientemente viudo profesor de música, que
además en el mismo trágico accidente que le costó la vida de su esposa,
también le quitó a su única hija.
El hombre intentando sanar sus cicatrices emocionales, decide irse
a trabajar a una vieja y gran casa en otra ciudad y allí su presencia
despierta a una entidad sobrenatural, que desea lo ayude a desvelar el
secreto de su muerte a manos de un asesino, quien nunca pagó sus
acciones. El filme es considerado
toda una obra maestra.
- Species II (1998): Secuela de la popular cinta de terror y ciencia ficción de unos años atrás a ésta, con diseños de nada menos que del recientemente fallecido H. R. Giger (el mismo de Alien). En esta segunda parte un trío de astronautas, compuestos por dos varones y una dama, durante un viaje al espacio entran en contacto con el mismo material genético alienígena que provocó estragos en la película anterior. Uno de los dos hombres queda a merced de los fieros instintos sexuales extraterrestres y comienza a copular con toda mujer que se le cruza, de modo de fecundarla y así dar vida a una serie de “monstruitos”. Los sobrevivientes del equipo de especialistas del filme original van en pos suyo, acompañados de una nueva, mejorada y humanizada Sil (la preciosa, pero también peligrosa híbrida de Species I). Esta cinta en su momento tuvo que recurrir a varios cortes de su metraje, debido a sus altos contenidos gore para la época y sólo tiempo después se pudo ver en una versión sin censura. Por cierto, la banda sonora de esta película la hizo nada menos que Edward Shearmur, el mismo responsable del espectacular tema de los créditos de Maestros del Horror.
25.2-
La película.
Existe un viejo y famoso dicho: “La
historia la escriben los vencedores”, tesis varias veces justificada al
alero de más de un caso y donde en numerosos pueblos, culturas y civilizaciones
la historia misma ha sido modificada a gusto de intereses de unos pocos para
manipular y manejar a las grandes masas.
Este fenómeno social recibe en parte el nombre de historia revisionista, ya que por
medio de él se cambian los hechos reales más crudos, de modo de dejar a sus
protagonistas como héroes(cuando muchas veces no lo son) y a sus contrincantes
demonizarlos; de este modo sólo unos pocos conocen la verdad, la que se guarda
con estricto rigor y pobre de aquellos que intentan escarbar bajo la superficie
de la apariencia y/o que llegan a saber lo que se esconde tras las apariencias
de lo que en realidad es ficción.
De
lo anterior trata este penúltimo episodio de un programa que todo fanático del
horror en cada una de sus expresiones debería ver (y coleccionar), siendo
además sin dudas uno de los mejores de su larga lista. Su guión cuenta cómo un hombre por accidente
descubre que los llamados padres de la “poderosa” nación de los Estados Unidos,
fue fundada en base a hechos aún más vergonzosos que los que luego el país del
norte pasaría: gente como George Washintong, su primer presidente, practicaban
con orgullo el canibalismo y sometían a sus víctimas a espantosos vejámenes
antes de comérselos. Es así como en la
actualidad un grupo hermético de sujetos guarda este conocimiento y les rinde
homenaje a sus fundadores, vistiendo en sus reuniones ropas a la usanza de la
época, como también dedicándose a la antropofagia. El pobre sujeto comienza a ser perseguido por
este grupo, el cual se muestra ora de forma bastante aterradora en la historia, ora a veces de manera caricaturesca.
Muy
sangrienta y siendo la segunda ocasión en el programa en que se aborda el tabú
social del canibalismo (cabe recordar esa otra joyita que viene a ser Incidente en la Montaña), en este
último capítulo el tema toma un cariz mucho más visceral, ya que quienes
practican esta costumbre son supuestamente hombre honrados, pilares de su
comunidad, en vez de sujetos subhumanos o salvajes; no obstante lo que presenta
en todo caso esta situación es que no importa que estemos en los albores del
siglo XXI, en nuestra naturaleza siguen latentes los instintos más primitivos y
violentos (a los que algunos de nosotros acceden sin tapujos). Por otro lado el mensaje que deja leer entre
líneas este recomendable mediometraje, es que sin dudas un gobierno como lo es
Estados Unidos, vive de alimentarse de los más débiles (esto es de los países
más pobres y tercermundistas), de modo que la política más que un campo de
batalla es una carnicería. Así es como
en parte también Los Washingtonianos resulta
ser tanto una mirada irónica como iconoclasta de las supuestas figuras de
respeto, las que acá se presentan en una faceta que pocos quisieran descubrir,
ya que como bien dice el dicho ojos
que no ven corazón que no siente. Otra idea que subyace en el guión de esta obra, es la de que no podemos estar seguros de nuestro propio pasado, si se considera que desconocemos por completo la verdadera identidad de los que nos antecedieron y nos dejaron nuestro legado; de este modo la historia personal y la historia que compartimos como comunidad es algo que al quedar en la duda, bien puede hacer temblar los cimientos de nuestras vidas una vez que los hechos reales salen a la luz.
Si bien el telefilme comienza de forma dramática, luego cae de lleno en la sátira política y ya hacia su clímax no se toma en serio, de modo que lo que llegó a ser verosímil antes, ahora se muestra de adrede con tintes ridículos. Pese a todo este tratamiento del argumento corresponde a una vieja tradición literaria, donde el horror y lo extraordinario se mezclan con el absurdo con la intención de reírse de los poderes fácticos.
Una de las tantas pavorosas escenas de esta perla de la televisión por cable. |
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