lunes, 1 de septiembre de 2014

Maestros del Horror 25: "The Washingtonians" (Los Washingtonianos) de Peter Medak


25.1- El Director.

     Si bien posee una extensa filmografía trabajando tanto en cine como televisión, Medak no es muy conocido fuera de su medio más cercano (o sea Hollywood, USA).  Comenzó a trabajar en el mundo del séptimo arte desde finales de los 60, siendo además uno de los directores de mayor edad dentro del grupo correspondiente a Maestros del Horror, ya que al filmar su contribución para el programa pasaba ya de los sesenta años.  A lo largo de su carrera se ha movido entre distintos géneros, destacando además en las cinta de acción (siendo una de sus mejores títulos la entretenidísima Romeo is Bleeding, policial de 1993, la cual a su vez es una de las pocas películas donde Gary Oldman hace de galán), de modo que considerarlo como alguien que mereciera ponerse al nivel de gente como Dario Argento, John Carpenter o Mick Garris, suena algo aventurado.  No obstante, independientemente de que no tenga tantas producciones de horror, su labor es impecable y al menos lo que hizo para esta serie bien puede considerarse dentro de lo mejorcito de sus dos años de vida.  En su experiencia para la televisión se pueden mencionar con “orgullo”, además de la historia que ahora se comenta acá, su paso por otras series de culto tal como la apocalíptica Carnivale (claramente de terror), The Wire, las muy exitosas y recientemente canceladas House M. D y Breaking Bad y la también del género, pero esta vez de psicópatas, Hannibal.
    En lo que respecta a su cine de terror más destacado se pueden nombrar las dos siguientes cintas:

  • The Changeling (1980, conocida en español con el ominoso nombre de Al Final de la Escalera): Largometraje sobre fantasmas que sin duda le valió el honor de estar considerado dentro de los llamados Maestros del Horror.  Contó nada menos que con el protagonismo de un actor de primera en aquellos tiempos, George C. Scott, quien aquí interpretó a un recientemente viudo profesor de música, que además en el mismo trágico accidente que le costó la vida de su esposa, también le quitó a su única hija.  El hombre intentando sanar sus cicatrices emocionales, decide irse a trabajar a una vieja y gran casa en otra ciudad y allí su presencia despierta a una entidad sobrenatural, que desea lo ayude a desvelar el secreto de su muerte a manos de un asesino, quien nunca pagó sus acciones.  El filme es considerado toda una obra maestra.
  • Species II (1998): Secuela de la popular cinta de terror y ciencia ficción de unos años atrás a ésta, con diseños de nada menos que del recientemente fallecido H. R. Giger (el mismo de Alien).  En esta segunda parte un trío de astronautas, compuestos por dos varones y una dama, durante un viaje al espacio entran en contacto con el mismo material genético alienígena que provocó estragos en la película anterior.  Uno de los dos hombres queda a merced de los fieros instintos sexuales extraterrestres y comienza a copular con toda mujer que se le cruza, de modo de fecundarla y así dar vida a una serie de “monstruitos”.  Los sobrevivientes del equipo de especialistas del filme original van en pos suyo, acompañados de una nueva, mejorada y humanizada Sil (la preciosa, pero también peligrosa híbrida de Species I).  Esta cinta en su momento tuvo que recurrir a varios cortes de su metraje, debido a sus altos contenidos gore para la época y sólo tiempo después se pudo ver en una versión sin censura.  Por cierto, la banda sonora de esta película la hizo nada menos que Edward Shearmur, el mismo responsable del espectacular tema de los créditos de Maestros del Horror.
Peter Medak

25.2- La película.

     Existe un viejo y famoso dicho: “La historia la escriben los vencedores”, tesis varias veces justificada al alero de más de un caso y donde en numerosos pueblos, culturas y civilizaciones la historia misma ha sido modificada a gusto de intereses de unos pocos para manipular y manejar a las grandes masas.  Este fenómeno social recibe en parte el nombre de historia revisionista, ya que por medio de él se cambian los hechos reales más crudos, de modo de dejar a sus protagonistas como héroes(cuando muchas veces no lo son) y a sus contrincantes demonizarlos; de este modo sólo unos pocos conocen la verdad, la que se guarda con estricto rigor y pobre de aquellos que intentan escarbar bajo la superficie de la apariencia y/o que llegan a saber lo que se esconde tras las apariencias de lo que en realidad es ficción. 
    De lo anterior trata este penúltimo episodio de un programa que todo fanático del horror en cada una de sus expresiones debería ver (y coleccionar), siendo además sin dudas uno de los mejores de su larga lista.  Su guión cuenta cómo un hombre por accidente descubre que los llamados padres de la “poderosa” nación de los Estados Unidos, fue fundada en base a hechos aún más vergonzosos que los que luego el país del norte pasaría: gente como George Washintong, su primer presidente, practicaban con orgullo el canibalismo y sometían a sus víctimas a espantosos vejámenes antes de comérselos.  Es así como en la actualidad un grupo hermético de sujetos guarda este conocimiento y les rinde homenaje a sus fundadores, vistiendo en sus reuniones ropas a la usanza de la época, como también dedicándose a la antropofagia.  El pobre sujeto comienza a ser perseguido por este grupo, el cual se muestra ora de forma bastante aterradora en la historia, ora a veces de manera caricaturesca.
    Muy sangrienta y siendo la segunda ocasión en el programa en que se aborda el tabú social del canibalismo (cabe recordar esa otra joyita que viene a ser Incidente en la Montaña), en este último capítulo el tema toma un cariz mucho más visceral, ya que quienes practican esta costumbre son supuestamente hombre honrados, pilares de su comunidad, en vez de sujetos subhumanos o salvajes; no obstante lo que presenta en todo caso esta situación es que no importa que estemos en los albores del siglo XXI, en nuestra naturaleza siguen latentes los instintos más primitivos y violentos (a los que algunos de nosotros acceden sin tapujos).  Por otro lado el mensaje que deja leer entre líneas este recomendable mediometraje, es que sin dudas un gobierno como lo es Estados Unidos, vive de alimentarse de los más débiles (esto es de los países más pobres y tercermundistas), de modo que la política más que un campo de batalla es una carnicería.  Así es como en parte también Los Washingtonianos resulta ser tanto una mirada irónica como iconoclasta de las supuestas figuras de respeto, las que acá se presentan en una faceta que pocos quisieran descubrir, ya que como bien dice el dicho ojos que no ven corazón que no siente.  Otra idea que subyace en el guión de esta obra, es la de que no podemos estar seguros de nuestro propio pasado, si se considera que desconocemos por completo la verdadera identidad de los que nos antecedieron y nos dejaron nuestro legado; de este modo la historia personal y la historia que compartimos como comunidad es algo que al quedar en la duda, bien puede hacer temblar los cimientos de nuestras vidas una vez que los hechos reales salen a la luz.
    Si bien el telefilme comienza de forma dramática, luego cae de lleno en la sátira política y ya hacia su clímax no se toma en serio, de modo que lo que llegó a ser verosímil antes, ahora se muestra de adrede con tintes ridículos.  Pese a todo este tratamiento del argumento corresponde a una vieja tradición literaria, donde el horror y lo extraordinario se mezclan con el absurdo con la intención de reírse de los poderes fácticos. 

Una de las tantas pavorosas escenas de esta perla de la televisión por cable.

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