I- Los
antecedentes.
Michael Crichton (1942-2008), mucho antes
de conseguir su mayor éxito como creador de historias con Jurasick Park (1990),
tuvo la ocurrencia de un parque de atracciones sofisticado, que tras írsele de
control a sus creadores, se convierte en un verdadero peligro mortal para sus
usuarios; idea que por supuesto luego recicló y perfeccionó, con la famosa
historia de los dinosaurios recreados por medio de la ingeniería genética (lo
que más encima originó cuatro exitosos filmes hollywoodenses). Esto es
reconocible en la película de 1973 que él mismo dirigió, Westworld, conocida en
español como Almas de Metal o con el nombre traducido casi literalmente del
inglés de Oestelandia.
Casi olvidada hoy en día, aunque para
muchos tal vez de culto, en su momento y por años fue toda una novedad esta
cinta que salió de un guión original del propio Crichton (pues no usó de base ninguna
de sus novelas ya publicadas o inéditas).
Pues estamos hablando de una película de ciencia ficción que tomó el
género del western, bastante popular en aquellos años, para llevarlo a un muy
especial contexto de ciencia ficción; a su vez armó una trama que no solo
mantiene la acostumbrada crítica social de las obras de “anticipación”, sino
que además se hizo pensando en un público adulto al incorporar ciertos
elementos eróticos, que por esos tiempos era casi impensable verlo en un
producto cinematográfico de ciencia ficción gringo. A todo esto debe sumársele la presencia de un
actor bastante cotizado en ese entonces, el “exótico” Yul Brynner, quien aquí
interpretó a un muy especial vaquero robótico.
El argumento de la película trata acerca
de DELOS, una empresa que posee la tecnología (y el dinero) suficiente como
para recrear tres ambientes diferentes, en un inmenso espacio físico y al que
solo pueden llegar aquellos clientes con el poder adquisitivo como para pagar
sus exclusividades. Es así que en sus
inmediaciones nos encontramos con la Antigua Roma, la Edad Media y el Lejano (y
salvaje) Oeste norteamericano. En cada
uno de estos lugares se ha reproducido hasta el más mínimo detalle de dichas
épocas y sociedades, lo que incluye avanzados androides que simulan gente de
tales periodos y que solo pueden ser reconocidos por las palmas de sus manos, que
no se parecen a las de los humanos. La
gente que visita estos lugares, participa en especie de “juegos de roles”,
vistiéndose según corresponda e interactuando con estas máquinas. Como el parque de atracciones se presta para
que sus visitantes puedan dar rienda suelta a buena parte de sus fantasías, por
supuesto es que muchos de estos aprovechan de tener sexo con los androides, los
que están acondicionados para ello.
Debido a las particularidades de la “oferta”
que entrega un lugar como este, los clientes no solo logran satisfacer sus
impulsos más lúbricos, si no que al encontrarse en medio de una instancia donde
ellos mandan y no hay otra ley que la de ellos mismos, en la práctica pueden
hacer de todo. El relajamiento moral,
debido a la oportunidad de cumplir cualquier antojo que uno haya reprimido, nos
lleva a reconocer una vez más la manera de cómo nuestros propios impulsos nos manejan
(de modo que la razón solo es una herramienta de la evolución o de la civilización
para ponernos freno). Por lo tanto… ¿Cuándo
somos auténticos realmente? ¿Cuándo damos rienda suelta a nuestra animal
interno o cuando aceptamos conducirnos por la moralidad? Aquí también nos encontramos con el viejo
tema de la búsqueda de la felicidad, pues como queda demostrado en este filme,
nada despreciable pese al relativo olvido en el que ha caído, muchos buscamos
tal preciado tesoro al olvidarnos de nuestras preocupaciones, de nuestra
miserias, algo que hacen muchos de los visitantes de DELOS.
Supuestamente todo está realizado bajo
estrictos sellos de seguridad, de modo que los clientes no deberían resultar
heridos mientras permanezcan en sus dependencias; por lo tanto, si bien ellos
pueden “matar” a estos simulacros a su antojo, los seres mecánicos no podrían
siquiera causarles la más mínima de las lesiones. No obstante durante la última visita a este
sitio, una especie de “infección” o desperfecto de origen desconocido comienza
a hacer que estas “almas de acero” actúen de manera aberrante y ello, por
supuesto, significa que las personas que se encuentran en las inmediaciones
peligran su vida. Es así que las visitas
y los mismos especialistas que trabajan en este sitio, no le queda otra que
hacerlo posible por salir ilesos de la catástrofe que se está gestando (en
verdad resulta impactante cuando aparece un grupo de trabajadores del lugar,
muertos y no por la intervención de los robots).
La dirección de Crichton es correcta,
pero adolece de realizar tomas más artísticas, quizás porque para cuando hizo
este trabajo aún le quedaba mucho por aprender.
Independientemente de que la sangre que aparece en el filme se ve
demasiado falsa, se nota un esfuerzo por innovar desde el punto de vista
técnico en la producción, de modo que gracias a este título vimos por primera
vez en una obra cinematográfica gráficos computacionales, lo que por supuesto ayuda
a dar la atmósfera futurística adecuada que se quiso dar a todo esto.
En 1976 se estrenó Futureworld, la
continuación directa de la película que le antecedió y que inteligentemente no
se hizo como algo en la línea de “más de lo mismo”, sino que sus responsables
nos contaron otra historia (y tal vez más compleja) en la que el parque de
atracciones de DELOS estaba involucrado.
Por temas de derechos ya vendidos, Michael Crichton no mantuvo relación
alguna con esta secuela, de modo que tanto la producción, como la dirección y
el guión corrió por cuenta de otros, lo que en todo caso no lo hicieron mal que
digamos. En esta ocasión tuvo entre sus
artistas a otro actor de renombre, Peter Fonda, en el papel protagónico
masculino. Asimismo el propio Yul
Brynner hizo una aparición especial, como el mismo personaje del primer filme,
aunque en un matiz por completo distinto y curioso respecto al original. Se le puede considerar dentro de sus
atributos, que si bien el mismo compositor de la cinta anterior, Fred Karlin,
se encargó acá también de la banda sonora; pues esta vez realizó un trabajo
superior y con un tema central que logró representar la atmósfera viciada de la
historia, a diferencia de las poco inspiradas composiciones de Westworld.
En el argumento de esta secuela (quizás
incluso menos conocida que su predecesora), dos periodistas, hombre y mujer,
llegan hasta las recientemente reabiertas dependencias del “parque de
entretenciones”. Según les han prometido
los responsables del lugar, ya han dado con la manera correcta para evitar
nuevas desgracias con los visitantes; es así que además en un afán de borrar
todo rastro de mala reputación, han invitado a líderes políticos de todo el
mundo, para que luego estos difundan por el planeta las maravillas de DELOS. Los androides en efecto funcionan bien, lo
que no está correcto corresponde a los mismos dueños del lugar, quienes tienen
un plan maquiavélico para sacar provecho de sus invitados. Por supuesto que los “divulgadores de la
verdad” (en Gringolandia de vez en cuando les da por ver como héroes a los
miembros del llamado “cuarto poder”), se dan cuenta de lo que se cuece tras las
bambalinas y aun cuando sus vidas corran peligro, harán lo posible por
desenmascarar a los culpables.
Se mantiene en esta segunda parte su dosis
de violencia y erotismo que encontramos
con anterioridad (incluso Fonda hace un desnudo inesperado), además de un
pequeño grado de romance que antes no estaba presente. Asimismo se vuelve a agregar un pequeño
elemento humorístico, el que también estaba en el primer filme. Debe destacarse, en todo caso, que en cuanto
al apartado técnico, en esta ocasión la película mostró todo un adelanto científico
real, por vez primera en el séptimo arte: animaciones computacionales en
tercera dimensión; este detalle demuestra el interés de los productores, por
hacer al menos una película que dentro de lo posible, creara la ilusión de una
ambientación futurística tal como ya pasó con la anterior y quizás en su
momento ello sí fue conseguido (quizás por esta misma razón, el parque de DELOS
ahora tiene un ambiente “espacial”, aunque claro, los efectos especiales hoy en
día resultan poco creíbles).
Si en la primera cinta los mismos
científicos y técnicos fueron otras víctimas de la soberbia humana, por querer
ser como los dioses y sobrepasar los límites de la naturaleza (viejo tema de la
culpa y el castigo presente, ya en los mitos e iniciado en el terreno de la
ciencia ficción a través de la célebre novela de Frankenstein), en esta
ocasión los hombres de ciencia aparecen como los villanos de la historia (he aquí
la clásica figura del mad doctor, de las historias de los pulps
y otros clásicos).
Por lo tanto los invito a ver y
disfrutar o revisar si ya antes lo hicieron, estas dos películas que en la
actualidad son las responsable de la exitosa serie que dentro de poco (bueno,
el próximo año) revisaré con ustedes.
¡Por fin pude conectarme! Me parece bien que hayas dividido el post, pues de otra forma te hubiera quedado muy largo. Respecto a la reseña de las películas están bastante buenas, aunque pensé que quizás harías más referencias a posteriores trabajos de ciencia ficción que según dicen se inspiraron en Westworld (Terminator, quizás algo de Robocop, entre otros)
ResponderEliminarEl tema de las máquinas que se revelan en contra de sus creadores, es mucho más antiguo que la primera de estas dos pelis, por lo tanto no veo su trama como algo que luego inspiró filmes como los otros que mencionas.
EliminarElwin estas dos películas las ví cuando era muy niño y poco recuerdo de ellas, por tanto lo primero que haré antes de darte un buen comentario es verlas nuevamente.
ResponderEliminarBueno, querido amigo, apenas haga mi visita de primeros días del año, te llevo ambos filmes para que los disfrutes.
EliminarVaya, no conocía estas películas, Crichton podúa hablar de muchos temas, dinosaurios, viajes en el tiempo, vikingos.
ResponderEliminarComo dato adicional, hoy descubrí el origen de la frase de los simpsons "donde nada puede malir sal", se me estuvo escapando esa referencia hasta hoy, gracias a ti.
¿Me equivoco o se te cambiaron las letras en el texto entre comillas? ¿O lo hiciste a propósito? Y, por cierto, recuerdo ese clásico capítulo que mencionas.
EliminarEs a propósito, así dicen en el capítulo de los simpsons ,https://youtu.be/PmxSBdRSOQE , en principio pensé que era una jalada de la traducción, pero ya con esta entrada vi que esa frase es un calco(así como todo el episodio) de la del poster de westworld que tienes como imagen, "where nothing can possibly go worng"
EliminarEse capítulo es una maravilla y todo un clásico. Lo he visto un montón de veces.
EliminarNo conocía la secuela de la película original, Elwin. Intentaré verla cuando tenga un hueco, porque "Almas de metal" -título que recibió en España, por la costumbre de rebautizar las películas que tienen las distribuidoras por aquí- fue una película que me gustó mucho en su día.
ResponderEliminarLa vi en la Televisión de Galicia, curiosamente antes de ver "Los siete magníficos", por lo que me perdí la referencia del personaje de Yul Brinner.
Lo que no he visto es la serie de la HBO, esperaré a leer tus comentarios sobre la misma.
Bueno, si puedes conseguírtela sería genial y hoy en día gracias a Internet ello es posible.
EliminarRespecto a la serie, quizás como bien te habrás dado cuenta, ya le dediqué su respectivo post.