El famoso cuento de terror del gran Edgar Allan Poe fue adaptado de forma
magistral en Maestros del Horror. El director a cargo de esta versión fílmica
fue nada menos que Stuart Gordon, director de culto que ya en la primera
temporada de la serie, había homenajeado la obra literaria de otro genio del
género en su vertiente literaria, por medio de su obra Los
Sueños en la Casa de la Bruja.
No
fue la primera vez que este relato tuvo
una versión audiovisual, ya que en los comienzos del cine fue llevado a la
pantalla grande con nada menos que Bela Lugosi y Boris Karloff de protagonistas
en 1934 (siendo estos los clásicos Drácula y criatura de Frankenstein de las
cintas en blanco y negro de la Universal).
Luego en 1962 Roger Corman, quien sería considerado el mejor director a
la hora de adaptar audiovisualmente la obra de Poe, gracias a sus numerosas
cintas dedicadas al artista, realizó Historias
de Terror y en la cual a manera de la tradicional antología
cinematográfica, dedicó un segmento de su cinta a este título; éste compartió
metraje junto a otras 3 dramatizaciones de la obra del maestro romántico del
terror. A su vez Lucio Fulci,
recordado cineasta italiano de cintas de zombies bastante gores, hizo su propia adaptación de este relato en 1981. Y no podía faltar alguien como Dario Argento,
otro artesano latino del terror y del suspenso, también colaborador de Maestros del Horror, quien realizó
una igualmente recomendable adaptación en su cinta filmada a cuatro manos con
George Romero, Los Ojos del Diablo de
1990. Por supuesto que una obra clásica
como El Gato Negro posee otras
adaptaciones al celuloide, no obstante su calidad es dispar y no es la
intención de este texto dedicarle espacio a todas ellas.
¿Y
de qué trata una historia tan famosa como ésta? Pues bien, en ella se abordan algunos
de los temas predilectos de su autor: la locura y la culpa. Su protagonista es un hombre sensible (fiel
ejemplo de los rasgos caracterizadores del Romanticismo, periodo al que
pertenecía Poe), un sujeto con gran talento para la pintura y la labia de un
poeta. Desde pequeño una de sus mayores
pasiones han sido los animales, a los que ama y cuida con devoción. Ya mayor, una de sus mascotas resulta ser un
gato negro bastante avispado, no obstante en un arrebato de ira se ensaña con
él y lo deja horriblemente mutilado; es entonces que este acto se convierte en
uno de los momentos álgidos de su propia degradación espiritual, hasta que tiempo
después termina matando a la criatura. La
muerte del felino trae serias repercusiones para el protagonista y entre éstas
la manifestación de un nuevo horror, aunque esta vez de carácter
sobrenatural. Ante la eminencia de la
catástrofe, el hombre decide cambiar su actitud autodestructiva y cuando todo
comienza a ir bien de nuevo, aparece en su vida un nuevo felino, el cual le
recuerda demasiado a su anterior mascota.
Un día el patético hombre entra en seria discusión con su señora, lo que
lo lleva a otro arranque de bestialidad y lo sume más en la desgracia. Es entonces que decide encubrir sus nuevas
acciones, pero cuando ya se encuentra lo suficientemente tranquilo como para
creer que saldrá indemne de todo ello, su propia mente enferma lo traiciona. Sin dudas el desenlace de este cuento es
lejos uno de los más sorpresivos y espantosos de la literatura del género; ello
ha hecho que aún cuando han pasado casi dos siglos desde su escritura, El Gato Negro siga manteniéndose
como uno de los mejores cuentos de terror y aún siga impactando a las
generaciones de lectores de toda época.
Esta narración en primera persona, corresponde a la habitual confesión
del sujeto desquiciado, recurrente personaje del autor, quien resulta ser
además la proyección literaria del mismo Poe; éste como sus entes ficcionales
sufría de alucinaciones, debido a la vida disipada que llevaba (puesto que era
alcohólico). Por otro lado, tal como
gustaban crear a sus hijos literarios a los románticos, el protagonista no deja
de ser un individuo sentimental, claro
prisionero de sus pasiones y emociones a flor de piel; es así que en obras
fatalistas como ésta, el personaje principal llega a ser incapaz de controlarse
y termina perdiéndose en sus propias miserias.
Al respecto y para hacerle justicia al atormentado narrador de este
cuento, no puede olvidarse que pese a sus flaquezas dicho hombre no es un ser
malvado, ni alguien masoquista que se regocije en el dolor que acaba por
provocar, si no que su infortunio es el propio de alguien que en sí mismo
simboliza la fragilidad del corazón y la mente humana (expuestos a los vaivenes
del devenir).
“Desde la infancia me destaqué por la
docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan
grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me
gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran
variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más
feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter
creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis
principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño
hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la
naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el
generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de
aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre”.
Yendo de lleno al mediometraje que titula esta entrada, tal fue
estrenado el 19 de enero de 2007 en su país de origen. El comienzo de la obra ya está marcado de
forma sublime, a manera de todo un homenaje a Edgar Allan Poe, ya que luego de
la característica presentación del programa, se da inicio a los propios
créditos de este capítulo; es así que en ellos sobresalen nada menos que
hermosas y macabras ilustraciones de antaño, basadas en la obra de Poe y de
seguro propias de su época.
El
mayor aporte que realiza la adaptación de Stuart Gordon para su segundo autor
favorito (luego del mismísimo Lovecraft), radica en el hecho de que cuenta este
clásico relato de tal manera, que hace que sea el propio Poe quien viva los
acontecimientos de su cuento. Es así como
en esta versión televisiva (de una calidad cinematográfica tal como el resto de
los capítulos del show) se respeta bastante la biografía del escritor, de modo
que gran parte de su metraje logra ilustrar su particular circunstancia vital
(entre ello sus desdichas como escritor mal pagado, dependencia en el alcohol y
su vida matrimonial). Por supuesto que
paralelo a esto, se presentan al espectador los eventos propios del cuento,
logrando compatibilizar de la mejor manera ambas líneas argumentales. El aprecio hacia la figura de Poe y su
trabajo, no dejan de hacerse ver al otorgarle una humanidad tal a Poe y al
personaje de su joven y bella esposa, que especialmente el conocedor de su
literatura (por lo general admirador de ésta) llega a ser incapaz de estremecerse
ante este sentido tributo al maestro de Baltimore. A su vez el guión se encuentra lleno de
referencias al resto de la prosa y lírica del artista, de modo que un ojo
atento y culto logra regodearse aún más con el aprecio de esta perla televisiva
(entre ellas, inolvidable resulta la escena que muestra cómo el escritor llegó
a inspirarse para su célebre relato El Corazón Delator).
Otro punto destacado en esta adaptación viene a ser la labor histriónica
del actor encargado de interpretar a Edgar Allan Poe, siendo éste nada menos
que el actor fetiche del director: Jeffrey Combs, con quien ha llegado a
realizar Stuart Gordon al menos 5 cintas diferentes, todas ellas
formidables. Combs es un actor de carácter
con una filmografía envidiable, habiendo participado innumerables veces tanto
en la pantalla grande como en la pantalla chica y realizando un sinnúmero de
papeles diferentes gracias a su enorme capacidad camaleónica. En el caso de El Gato Negro, llegó a tener tal transformación gracias al
maquillaje de primera y a su talento, puesto que además su fisonomía cambió por
completo como para parecer un verdadero símil del escritor.
Como gusta al director, en las escenas que exhibe en este caso no vacila
en impactar a la audiencia con sus imágenes truculentas y sangrientas (las que
para nada llegan a ser tan explícitas en la pluma del cuentista), así como en
hacer uso del sofisticado erotismo de sus títulos anteriores; de este modo no
sólo el horror visual destaca en el capítulo, gracias a los aportes originales
de la trama y al uso de la materia prima original que lo inspira (llevado todo
ello a su máxima expresión, en especial hacia su impactante clímax), si no que
resaltando también la belleza del cuerpo
femenino, algo tan honrado en la filmografía de Gordon.
Por
último, teniendo en cuenta que esta “nueva” versión de la obra viene a ser sin
dudas un sentido homenaje a Edgar Allan Poe, luego del ya mencionado desenlace
memorable de esta historia, el guión regala al admirador de su persona un bello
epílogo: éste viene a representar el deseo de muchos de nosotros de que alguien
como Poe, pudiese en realidad haber conocido la dicha plena en vida y todo ello
antes de morir de forma tan triste, tal como bien le sucedió (tirado en la
calle y solo).
La increíble caracterización de Jeffrey Combs como el gran Edgar Allan Poe. |
Tiene muy buena pinta. Le guardo mucho cariño a la versión de Roger Corman, con Peter Lorre y Vincent Price si mal no recuerdo. Eran una serie de varios episodios, los emitieron en la Televisión de Galicia, en VO subtitulados en gallego. Era curioso, porque mezclaban varios relatos de Poe, como "El gato negro"; "El corazón delator" o "El barril de amontillado"; tomando elementos de uno y otro y haciendo una historia nueva, con un resultado muy curioso, y con el oficio de ese artesano del serie B digno que es Roger Corman, capaz de exprimir cada centavo al máximo.
ResponderEliminarQué grato tenerte de nuevo por acá, amigo Tomás. El filme del que hablas yo también lo vi....¡Hace muchos años cuando era un niño en los ochenta! (así que apenas tengo memoria de ello). Me encantaría tenerlo, porque Corman como director no defrauda (en cambio como productor sí). Ojalá pronto puedas disfrutar de esta increíble versión y le des tiempo también al resto de la serie, que por algo le he dedicado más de un año en criticar cada uno de sus episodio (ya sólo me faltan dos, je, je, je).
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