Hace casi un año que comencé esta serie
de escritos, en la que recuerdo todos aquellos libros que en diferentes épocas
de mi vida no me compré, más que por falta de dinero, de puro tonto; que con
posterioridad me he arrepentido, pues luego no los he vuelto a encontrar, al
estar discontinuados en la actualidad.
Hoy en día retomo estas remembranzas, que forman parte de mi vida…y mis
vergüenzas de coleccionista (compulsivo), je.
Les voy a contar, eso sí, que desde que
realicé la última parte de las memorias que he compartido con ustedes, gracias
a Buscalibre he podido conseguirme algunos de los títulos que me pesaban sobre
la conciencia y es así que ya tengo y me leí Las Cuatro Después de la Medianoche de Stephen King y Huida al Sur, como también Baal,
ambos de Robert McCammon; así que como podrán darse cuenta, todo tiene solución
(salvo la muerte, como bien dicen por ahí).
1. La Flecha Negra de Robert Louise
Stevenson.
En primera de mis entregas sobre estas
compras culposas que nunca hice, me referí a la colección Biblioteca de Oro de
la Ciencia Ficción de Ediciones Orbis, que siendo muy “cabro” (joven) en mi
adolescencia y primeros años de adultez, desaproveché de adquirir a precio de huevo. Pues resulta que en una librería que hoy en
día no existe, no solo tenían varios de sus números, sino que también se
encontraban muchos ejemplares de una colección paralela de esta editorial, una
dedicada a la aventura y de tapas blancas, en vez de las azules que eran aquellas
sobre fantasía científica. Se trataba de
La
Flecha Negra, de Robert Louise Stevenson, autor que me gusta bastante y
al que ya a temprana edad había disfrutado con su clásico El Extraño Caso del Doctor Jeckyll y Mister Hyde, además de algunos cuentos suyos de terror como El
Diablo en la Botella.
Varias veces tuve el tomo en mis manos, que
el valor que cobraban era casi ridículo y como en ese tiempo no existía la
magia de Internet al menos para mí, así como tampoco tenía mucha gente con la
que hablar de literatura, digamos, me había hecho la idea de que se trataba de
una historia de indios, tipo Lejano Oeste.
Solo hace un par de años, conversando vía chat Gmail con mi amigo Roger
Senra (gran admirador de este autor inglés) me enteré de que se trata de una
novela histórica y que debido a sus acontecimientos puede recordarnos mucho a Juego de Tronos de George R. R. Martin.
Con el tiempo he llegado a valorar más que
nunca a este autor, un narrador que me ha dado muchas satisfacciones y que solo
ahora puedo entender por qué es tan respetado por la crítica y amado por los
lectores de las grandes narraciones de todo estilo.
A finales de enero de este año, me
encontraba en la Feria del Libro Usado de la Universidad Mayor y a la que acostumbro
a ir con mi amigo Miguel Acevedo. Fue la
primera vez desde que asisto a dicho evento, en que no me compro nada, que si
bien vi unas cuantas joyitas por ahí, nada me convenció lo suficiente como para
desembolsar dinero (y ojo, que allá se encuentran muchos títulos en la práctica
nuevos, que no todo allá está “usado”). Pues entre los volúmenes que me
llamaron la atención estaban las Obras Completas de Robert Louise
Stevenson, de esas encuadernadas en cuero negro y papel de biblia, tomos 1 y 3,
creo, que muy baratos estaban los dos si uno los compraba juntos… ¡Y no me los
llevé! Me merezco el desprecio de ustedes ¿No?
2. Asimov y sus Amigos en Torno a la Fundación.
El “Buen Doctor” como gustan llamarle a
Isaac Asimov es uno de mis autores favoritos, si bien en mi vida adulta no lo
leo hace años y tengo harto suyo guardado aún en mi biblioteca pendiente. Fue uno de los primeros escritores de ciencia
ficción que leí cuando comencé en el colegio a degustar ese tipo de literatura,
junto con H. G. Wells, Julio Verne, Ray Bradbury y Stanislaw Lem (¡Tremendo
grupito!) y con posterioridad hice mi memoria para titularme en la universidad
sobre su versión de los robots…Así que grande es mi deuda con ese señor.
Fue justo cuando recibí mi primera paga
como profesor, de un reemplazo de solo 6 horas a la semana en el mismo colegio
que estudié y a través del cual estuve cubriendo justamente a una maestra que
me hizo clases en la enseñanza básica (una persona no muy amable, por
cierto). No era mucho dinero, pero para
mí, aún bastante joven, se trataba de una suma muy valiosa desde el punto de
vista simbólico; me la gasté en una torta para celebrar y puros libros.
Como buen fanático de Stephen King me di
el gusto y me compré la edición integral de bolsillo de La Milla Verde y en tapa
dura Pesadillas
y Alucinaciones e Insomnia. Era el año 2000 si no me equivoco. Todas estas adquisiciones las hice en una
librería que es muy significativa para mí, la Mundilibros, siempre con grandes
ofertas. Los tomos de Asimov eran de la
Grijalbo, una empresa que desapareció hace años, pero creo que volvió o al
menos han vuelto a sacar títulos con su sello.
Se trataba de unos tomos inmensos y pesados y los habían otros de igual
volumen, aunque en tapa blanda, siempre con portadas bellísimas y a veces hasta
con relieve.
La plata que tenía en mi poder la estrujé
lo suficiente como para llevarme lo que más me entusiasmaba y tuve que dejar de
lado una antología única: Asimov y sus Amigos en Torno a la Fundación,
donde se tributaba a este maestro por medio de escritos de muchos de sus
colegas, por los cuarenta años del cierre de su mítica trilogía de Fundación
(también conocida como Trilogía de Trantor). El libro en cuestión es una joya
imprescindible para los amantes de la ciencia ficción clásica, que además
cuenta con un prefacio de Ray Bradbury, una verdadera consideración por parte
de este otro pilar de dicha literatura hacia su par. La verdad es que no sé cómo no fui al mes
siguiente a buscar esta selección, que ya desapareció de las estanterías.
Muchos años después, a mediados de 2014 y
gracias a la primera colección de cuentos y novelas cortas de Orson Scott Card,
Mapas en un Espejo, pude disfrutar de El Originista, una especie de
precuela del primer libro de Fundación.
3. Horror.
Así como Grijalbo dejó una imborrable
impronta con sus títulos entre los ñoños, Martínez Roca fue otra editorial
española que en especial en los noventa sacó tantas perlas de la ciencia
ficción, el terror y la fantasía, que es difícil que quien no fuese de mi
generación y gustara de tales tipos de historias, no tuviera al menos un par de
sus ejemplares. Entre sus colecciones
estaba la serie de Gran Super Terror, también de gran tamaño (aunque nunca en tapa
dura) y con unas portadas coloridas que incluían ilustraciones bastante
llamativas, además de información para que el lector enganchara con facilidad y
no dudara en comprarlos. Fue así que
muchas antologías salieron gracias a su iniciativa, las que pertenecían a
distintos compiladores, aunque los españoles les pusieron el nombre genérico de
Horror
y llegaron a sacar 7 en total bajo ese título; yo solo pude comprar una
de dichas selecciones, la número 5, aunque en la versión más modesta de
bolsillo.
Ya estaban casi desaparecidos los preciados
libros de Martínez Roca en todas sus colecciones, cuando un día me encontraba
haciendo compras en Estación Central (una zona de Santiago famosa por su
mercado variado y a la que voy seguido desde pequeño, debido a que me llevaba
mi papá por ser comerciante), cuando en un kiosco dedicado a libros y revistas
por lo general de segunda mano, me encontré con el primer número de Horror. Era el comienzo del siglo en que nos
encontramos y ya era muy difícil pillar algo de la mítica editorial, cuando me
detuve en dicho puestecito que estaba en un pasaje junto a otros locales de ese
tipo; recuerdo que pregunté por el precio, que era el único ejemplar existente
y bien podría haber desembolsado el dinero como para poder llevármelo
conmigo…Más no fue así, que en aquellos años todavía no había hecho de una ley
mía, la idea de no desaprovechar las oportunidades como esas.
El escritor de fantasías terroríficas
Charles L. Grant, se encargó de juntar un montón de narraciones de varios de
sus colegas, entre los que se encuentran el mismo Stephen King y Robert Bloch,
dos maestros indiscutidos.
4. Sacrilegio de Witley Strieber.
El autor de esa tremenda novela de
vampiros que es El Ansia, es uno de los artistas a los que feliz leería más,
aparte de aquellas dos novelas que he gozado suyas (bueno, además de su
aterrador libro de memorias Comunión y su extraño cuento La
Piscina); la verdad es que aún tengo impoluto 2012, de su autoría, que
me conseguí hace más o menos un par de años.
Cuando escribí sobre mi pecado de omisión
con Majestic
de tal señor, en la última entrega de esta serie de posts, había
olvidado que tenía otro libro suyo sobre mis culpas: la novela de terror
sobrenatural Sacrilegio. Se trata de
un texto que, a menos que me equivoque, fue uno de los últimos números de la
mencionada colección de Gran Super Terror. Poseedora de una de sus portadas más que llamativas,
la tuve en mis manos no recuerdo bien si a finales de los noventa o durante la
década pasada. Solo una vez la vi por
estos lares y fue en la Librería Antiyal, tienda de cómics en la que compraba
de forma regular, hasta que su agradable dueño (“El Tío Manga” le pusieron unos
amigos míos, ex alumnos) se puso muy carero.
Uno que otro libro venden allá, por lo general a muy buenos precios y
así pasaba con este volumen del que les hablo, que también desaproveché la
oportunidad de agregarlo a mi colección.
De puro gil no más, que quizás cuándo pille algo más de este escritor en
español.
Pues yo leí la flecha negra cuando era un adolescente y me gustó mucho, aun conservo la novela que también incluía la isla del tesoro ya que se trata de una novela que recopila obras de R.L. Stevenson.
ResponderEliminarLa imagen que aparece en la portada que has puesto es de la película el halcón y la flecha protagonizada por Burt Lancaster y Virginia Mayo pero esa película no tiene nada que ver con la flecha negra, en 1985 si se hizo una película de la flecha negra para televisión.
Tengo que comprarme esa novela, que me interesa harto...¡Y gracias por el dato de la portada del libro!
EliminarNo te compraste la antología Horror 1... si serás!
ResponderEliminar;)
¡Tengo muchos pecadillos que me van a arrastrar al Infierno de los literatos-coleccionistas-ñoños!
EliminarYo de esas Horror de formato grande tengo la 2 (uno de los primeros libros que me regaló mi ex-señora), la 3 y la 4. Y tuve la 6 en formato de bolsillo, pero perdí ese libro. Espero que los hados negros lo hayan salvado del basurero.
Eliminar¡No me cuentes y más y tortures con ello, que me da pura penita!
EliminarSoy un gran fan y coleccionista de todos los libros de terror de los años 80, y no conocía esa edición del libro de Strieber. Jamás la había visto. Hay muchos libros de esa época que no he comprado, y mas de uno los he tenido en su momento al alcance y, por una cosa u ora, no los compré. Con el tiempo... uno se arrepiente. Son pecados de omisión, amigo Elwin.
ResponderEliminarSaludos
RICARDO
Bueno, amigo, está la posibilidad de leérselos en digital...Pero bien sé que para gente como tú y yo, no hay como un buen libro entre las manos (y si es una bella edición, mejor).
EliminarMuy buen día, Elwin. Muchas gracias por la mención. Sobre La Flecha Negra, si es cierto que tiene muchas similitudes, en su prosa con Juego de Tronos y quizás en alguna que otra cosas, menos en su extensión. En efecto, G.R.R. Martin ha comentado en diversas ocasiones que su mayor fuente de inspiración para sus novelas de Canción de Hielo y Fuego fue ese conflicto, esa guerra civil que tuvo lugar en Inglaterra y que se conoce como La "Guerra de las Dos Rosas", escenario en el cual tuvo lugar La Flecha Negra. En dicha pugna histórica, dos casas nobles lucharon por el trono de Inglaterra: La casa Lancaster (cuyo equivalente sería Lannister) y la casa York (equivalente de la casa Stark).
ResponderEliminarNo recuerdo bien si te había contado mi historia con el libro de Stevenson, sobre el cual te debo el interés por él y que me haya interesado de mayor manera en leer más obras de este gran autor. Gracias por compartir conmigo este post tan íntimo y, por ello, valioso para mí.
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