Millones de fanáticos deceistas esperamos con ganas el estreno del filme live action de la Liga de la Justicia, más sabiendo que su responsable era nada menos que Zack Snyder, el mismo artífice del inicio del llamado DCU (Universo Extendido DC Cinematográfico) con El Hombre de Acero y Batman versus Superman. Las expectativas eran altas, pero el sueño de millones se derrumbó apenas se pudo ver el resultado de años de espera (en la práctica, desde la infancia de muchos que crecimos con estos cómics y sus personajes), puesto que el producto final dejó mucho que desear.
Estrenada en 2017, la cinta tuvo varios problemas para ser terminada y entre ellos debido a que el cineasta abandonó el proyecto antes de realizar la postproducción y el montaje final, puesto que su hija Autumn se suicidó y como era de esperar no estaba en condiciones de dedicarse a dichas labores. Fue así que se contrató a un artista incluso mucho más virtuoso que el propio Snyder: Josh Whedon.
Whedon, escritor/guionista, productor y director dio el salto a la fama cuando en los noventa tomó su guión de una pésima película juvenil, Buffy la Cazavampiros y la convirtió en una exitosa serie de televisión del mismo nombre, la que sin dudas hizo historia y hasta tuvo un quizás aún mejor spin-off en Angel. Luego nos dio la series de ciencia ficción también de culto Firefly y Dollhouse, que lamentablemente no fueron tan longevas, si bien aún así se ganaron el corazón de millones y el aprecio de la crítica. Entre medio vino su trabajo en una de las más celebradas etapas de los cómics de los X- Men (¡Si hasta el divo de Grant Morrison lo alabó en su libro Supergods por esta labor, considerándolo el único libretista que saltó de la pantalla chica a las viñetas de manera destacable! Sitial que compartía junto a nada menos que Michael Straczynski). El momento más alto de su carrera estaría al dirigir y escribir la primera aventura hollywoodense de Los Vengadores de Marvel... Pero luego llegó La Era de Ultron, su segunda y última incursión en el universo marvelita, la cual no fue tan rentable como se esperaba y de ese modo se fue a la Distinguida Competencia.
Con un curriculum como el de arriba (que ni siquiera mencioné todo), varios celebramos la llegada de Whedon, quien además le podía aportar el humor que al universo tan demasiado oscuro de la visión de Znyder le faltaba. Y claro que hizo esta labor de aligerar el tono del filme, sin embargo se le pasó la mano, como luego pudimos comprobar y al final la cinta resultó ser un verdadero bodrio infumable, que buena parte del público (en especial los más ñoños) y la prensa detestaron. Lo que sucedió es que Whedon, presionado por los productores como el mismísimo Geoff Jhons (importante guionista de DC y hace rato peso pesado al mando de la empresa y de sus productos derivados como películas y series), recortó un montón de material filmado por su predecesor y grabó nuevas escenas, dándole giros argumentales distintos a la trama e incluso a las caracterizaciones de los personajes y las relaciones entre estos. La película en sí se hizo aburrida y poco heroica, algo que no podíamos creer de la fusión Snyder/Whedon. Más encima, luego nos enteramos del maltrato que tuvo Whedon con las estrellas, conducta que venía desde su época en Buffy, ya que comenzaron a salir las denuncias en contra de él y de ese modo pasó a formar parte de la lista negra de Hollywood (si bien como dice mi amigo Ricardo Ruiz, es raro se hayan demorado tanto en denunciar todo esto y de manera conjunta más encima).
Pasó el tiempo y algunas heridas sanaron, con ello llegó la posibilidad de que Snyder estrenara su versión de la Liga de la Justicia, de modo que comenzó todo un movimiento en redes sociales por parte de los frikis para que se concretara esta posibilidad. Así fue como a principios del año pasado, se concretó el proyecto, concediéndosele al director varios millones para pulir su edición y que en una primera instancia, se iba a estrenar como miniserie de 4 episodios de una hora cada uno; ante esta noticia, quedaba más claro que nunca que la versión de Zack Snyder, difería mucho de lo que llegó a los cines en su momento.
El gran cambio de Steppenwolf entre una versión y otra. |
En el transcurso de este mes que ya termina, pudimos apreciar por fin la adaptación de la Liga de la Justicia, tal y como siempre la quiso su primer director. Más encima, al final fue montada como filme, pese a su larga duración de 4 horas y como desde los inicios se prometió. En la práctica todos quedaron fascinados, puesto que mejoró tanto la puesta en escena, que se trataba de una película aparte y lejos superior al "monstruo de Frankenstein", perpetrado por el otrora niño favorito de Hollywood.
Muchas razones tenemos para querer ver y amar lo realizado por Snyder, pero antes de nombrar estos motivos es necesario hacer una aclaración: Sus superhéroes no corresponden a la imagen luminosa que tenemos de estos populares justicieros y solo Flash (en una versión que más nos recuerda al alegre Wally West, que al sobrio Barry Allen) aparece como alguien que mantiene cierta alegría inocente en su proceder; el resto, hasta la misma Wonder Woman y en un acto de dureza que no esperaríamos de ella en el clímax de la película, son demasiado graves y se nota cargan con mucho peso sobre sus hombros (Ciborg es un claro resentido y Aquaman solo gracias a su propio filme, recién se gana nuestros corazoncitos)... Y, sin embargo, no podemos dejar de aplaudir este verdadero espectáculo que se nos ha concedido.
A ver, repasemos algunos de los aspectos positivos de este "Corte del Director", que en todo caso debo confesarles que me vi solo una vez la versión cinematográfica y me desagradó tanto que en la práctica la olvidé toda (salvo una graciosa escena relacionada con Aquaman y el lazo mágico de Wondy, que sin dudas era uno de los pocos ingeniosos aportes de Whedon).
"Papi" Darkeseid acompañado por Desaad y la Abuelita Buena. |
El potente tráiler subitulado (y este no es puras promesas)